Capitulo 4

L = Expiación Limitada

En este capítulo examinaremos cuidadosamente la cuestión de la expiación limitada o expiación particular, para ver si es un principio Bíblico. En hermoso lenguaje Dios declara la expiación particular por medio del ángel que le habló a José en Mateo 1:21, "...Y llamarás su nombre JESUS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados". Note la frase "Su pueblo". ¿Quiénes son SU pueblo". Vimos antes en Juan 6:37 que Su pueblo son aquellas personas que le fueron dadas a Cristo por el Padre. Así, sabemos que Cristo es el Salvador solamente de aquellos que fueron dados a El por el Padre. Desde luego para salvarlos, fue necesario que El pagara por sus pecados, lo cual hizo yendo a la cruz. No hay sugerencia aquí de que El diera Su vida por todos.

En Juan 10 Cristo habla acerca de las ovejas que El vino a buscar y a salvar. En el versículo 15 El declara: "...pongo mi vida por las ovejas". ¿Quiénes son las ovejas? El dice en el versículo 14: "Yo soy el buen pastor, y conozco mis ovejas, y las mías me conocen". Las ovejas son la gente que pertenece a El; ellas son de El. El dió su vida por ellas. El no puso su vida por toda la gente. El puso su vida por sus ovejas; ellas lo conocerán, tal como leemos en Juan 10:14, y ellas vendrán a El, como leemos en Juan 6:37.

Cristo ora solamente por aquellos que han de creer en El
En Juan 17:9-10, Cristo ora al Padre:
"Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo,
sino por los que me diste; porque tuyos son:
Y todas mis cosas son tus cosas,
y tus cosas son mis cosas: y he sido glorificado
en ellas"

En tanto que en el versículo 9 Cristo está hablando particularmente de los apóstoles a quienes El escogió, en Juan 17:20-21, El tiene a más que sus apóstoles en consideración. En estos versículos Cristo dice:

"Mas no ruego solamente por éstos, sino también
por los que han de creer en mí por la palabra de ellos.
Para que todos sean una cosa; como tú, oh Padre, en mí,
y yo en tí, que también ellos sean en nosotros una cosa:
para que el mundo crea que tú me enviaste"

Esa es una oración muy significativa, ¿verdad? Si Cristo puso su vida por cada individuo, ciertamente esperaríamos que El hubiera orado por ellos. Uno pensaría, si sus pecados han sido pagados, que Cristo haría los arreglos con el Padre para que ellos viniesen a El. Sin embargo, en este versículo, Dios abre el velo concerniente a la relación con la Deidad, y Cristo claramente indica que El no ora por el mundo entero. El ora por aquellos que le pertenecen y por quienes "han de creer en mí por la palabra de ellos". Cristo intercede solamente por aquellos que le han sido dados a El por el Padre. El ora por Sus ovejas. En Hebreos 7:25-26,

Cristo es presentado como nuestro Sumo Sacerdote eterno:

"Por lo cual puede también salvar eternamente
a los que por él se allegan a Dios,
Viviendo siempre para interceder por ellos.
Porque tal pontífice nos convenía:
santo, inocente, limpio, apartado de los pecadores,
Y hecho más sublime que los cielos".

En estos versículos la Biblia declara específicamente que Cristo hace intercesión por los que vienen a Dios por Cristo; es decir, Cristo hace intercesión por quienes El está salvando. Eso es precisamente lo que Cristo está haciendo en Su oración que está registrada en Juan 17.

En Juan 17:2, Cristo ora al Padre:

"Como le has dado [Jesús se refiere a sí mismo]
la potestad de toda carne, para que dé vida eterna
a todos los que le diste."
En el contexto inmediato, Cristo otra vez estaba hablando de sus apóstoles, pero El enuncia un principio fundamental del programa de salvación de Dios. En esta declaración, nuestro Señor Jesús se refiere a aquellos que le fueron dados a El por el Padre (Juan 6:37), y enfatiza el hecho de que El ha provisto vida eterna para ellos. La vida eterna es un regalo que es provisto por la expiación y es dada al creyente. (¿Debemos creer que algunas personas han experimentado la expiación sin recibir vida eterna? Debemos llegar a esta conclusión no bíblica si creemos que Cristo pagó por los pecados de todos y cada uno de los humanos).

Solamente los Salvos son Justificados
Cuando estudiamos la naturaleza de la salvación desde la perspectiva de la palabra Bíblica justificación, encontramos otra vez que la expiación particular o limitada es un principio Bíblico. En Romanos 5:18 leemos: "... Así por una justicia vino la gracia a todos los hombres para justificación de vida". En Romanos 4:25 leemos: "El cual fué entregado por nuestros delitos, y resucitado para nuestra justificación".

Note que en esos pasajes, Dios enseña claramente que a quienes El salva, justifica. También, leemos en Romanos 5:9, "Luego mucho más ahora, justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira". De esta manera, Dios ha establecido el principio que aquellos por quienes El murió son justificados, y justificados para vida. Si Cristo pagó por los pecados de todos los seres humanos, entonces habríamos de concluir que toda la humanidad está justificada delante de Dios. Debemos reconocer que ser justificado significa ser hechos justos. Si los pecados de alguno han sido pagados, no puede haber condenación.

En Hechos 24:15 leemos, "...ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos ..." En II de Pedro 2:9 leemos, "Sabe el Señor librar de tentación a los píos, y reservar a los injustos para ser atormentados en el día del juicio". Estos pasajes claramente indican que no tan sólo los justificados serán resucitados, sino también los injustos, quienes permanecerán injustos y serán juzgados en el Día del Juicio.

Romanos 5:18 y Romanos 4:25 nos dicen que cuando somos salvos, somos justificados por la sangre de Cristo; su sangre fué derramada a fin de que podamos ser justos delante de Dios. Por lo tanto, si Cristo derramó su sangre (lo cual trae justificación) por todos los seres humanos, ¿cómo puede alguno ser injusto en lo que concierne a la santidad de Dios? El problema desaparece cuando reconocemos el hecho de que Cristo pagó solamente por los pecados de aquellos que se salvan.

Aquellos cuyos Pecados no han sido Pagados tienen que ser Juzgados por sus Pecados
Si Cristo pagó por los pecados de todos (o como dicen algunos, "Sí, por todos sus pecados excepto el pecado de no creer en el Señor Jesucristo"), entonces tenemos que preguntar: "¿Cómo puede ser juzgada la gente cuyos pecados han sido pagados?" Leemos en Apocalipsis 20:13 que quienes estarán ante el trono del juicio serán "juzgados cada uno según sus obras". Las obras del hombre serán juzgadas y éste descubrirá que no fueron hechas sin pecado, es decir, en perfecta obediencia a la Palabra de Dios. Y por supuesto, ya que toda obra del hombre está manchada por el pecado, aquellos que estarán ante el juicio serán encontrados culpables de multitud de pecados.

Leemos en Mateo 12:36-37, "...Toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado". Desde luego que los hombres no salvos no tienen nada bueno dentro de ellos, no hay justo, ni siquiera uno; por consiguiente, toda cuenta que rindan traerá condenación sobre ellos.

En Romanos 2:5-6 leemos: "Mas por tu dureza, y por tu corazón no arrepentido, atesoras para tí mismo ira para el día de la ira y de la manifestación del justo juicio de Dios; el cual pagará a cada uno conforme a sus obras". En este versículo Dios insiste que en el trono del Juicio la humanidad tendrá que responder por todos los pecados y cada pecado será castigado con destierro en el infierno.

No hay ninguna implicación en la Biblia de que el único pecado por el que tendrán que responder en el Día del Juicio sea el pecado de rechazar a Cristo. Tendrán que responder por todos los pecados. Si Cristo pagó esos pecados yendo a la cruz (algunos sostienen el punto de vista de que El pagó los pecados de cada individuo en la raza humana), entonces sería doble riesgo para esos mismos individuos, cuyos pecados han sido pagados, a ser lanzados en el infierno a efecto de pagar por los mismos pecados. Eso no tiene ningún sentido, ¿verdad?

En Colosenses 3:25, Dios establece este principio: "Mas el que hace injuria, recibirá la injuria que hiciere; que no hay acepción de personas". Es sólo porque Cristo ha venido a ser el substituto para aquellos que han de ser salvos que se llena este requisito de Dios. La Biblia dice en Juan 5:24 que los creyentes no vendrán a condenación.

En Efesios 5:25 leemos, "Cristo...amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella". El se dió a sí mismo por la iglesia, no por el mundo entero, no hasta por el último individuo. Mas adelante en este estudio veremos que sólo los creyentes verdaderos en la iglesia han tenido sus pecados cubiertos por la sangre de Cristo, aunque la cruz conlleva alguna relación con la iglesia como cuerpo.

Vemos, por lo tanto, que la Biblia no respalda la doctrina de que Cristo fué a la cruz a pagar por todos los pecados de la raza humana entera y de que el único pecado que envía a alguien al infierno es el pecado de no creer en el Señor Jesucristo. El pecado de no creer en Jesús como Salvador está incluido entre todos los demás pecados y simplemente se agrega al castigo. Todo nuestro accionar es pecaminoso, y cualquiera de estos pecados nos va a enviar al infierno; por supuesto, todos estos pecados traerán la ira de Dios sobre nosotros. ¡Cuán importante es que confiemos en Cristo como nuestro sustituto por el pecado! Solamente por medio de El podemos escapar del infierno.

¿Pero acaso la Biblia no enseña que Dios habría de salvar a todos los Hombres?
¿Algunos versículos de la Biblia dicen algo diferente de lo que hemos aprendido? Leemos en II de Pedro 3:9, "El Señor no tarda su promesa, como algunos la tienen por tardanza; sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento". ¿Implica este versículo que Cristo pagó los pecados de todos y cada uno? ¿Qué acerca de I de Timoteo 2:3-4, donde leemos que Cristo quiere que todos los hombres sean salvos? ¿Cómo puede El desear esto si El mismo no ha pagado aún por los pecados de ellos? ¿Acaso no declara el Señor en I Timoteo 2:6 que El dió su vida en rescate por todos? ¿No declara Dios en I de Timoteo 4:10 que El es Salvador de todos?

Estos versículos ciertamente parecen indicar que Cristo pagó los pecados de cada individuo, pero si eso es así, entonces estamos en problemas con los versículos que ya hemos estudiado, los cuales claramente enseñan la expiación particular. ¿Cómo podemos reconciliar estos pasajes?

Cuando examinamos estos versículos, vemos el uso consistente de la palabra "todos". II de Pedro 3:9, "...no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento". I de Timoteo 2:6, "...Dios, ... el cual es Salvador de todos los hombres". Debemos entender el uso Bíblico de esta palabra y dejar que la Biblia sea su propio diccionario. Normalmente cuando usamos la palabra "todos", pensamos en ella como una palabra de inclusión total. Si hubieran diez personas en un cuarto, y decimos, "Todas ellas tienen sombreros puestos", entonces inmediatamente nos hacemos la imagen de que esas diez personas sin excepción, están usando sombreros. Sin embargo, en la Biblia, cuando Dios usa la palabra "todos", está condicionada por el contenido.

Por ejemplo, en Lucas 2:1 Dios declara: "Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto César, que toda la tierra fuera empadronada". Podríamos concluir que "toda la tierra" incluía los indios de Norteamérica y la gente de Africa, etcétera, pero el contexto nos muestra que el "todo el mundo" que tenía que ser empadronado era la parte del mundo que estaba sujeto a impuestos, es decir, el Imperio Romano. En otras palabras, la palabra "toda" fué condicionada por el contexto en el cual se hallaba.

Leemos en Hechos 2:17, "Y será en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne..." Sabemos por la Biblia que Dios no derramó el Espíritu Santo sobre cada uno de los individuos en el mundo a fin de que ellos se convirtieran en profetas o que ellos profetizaran; El derramó su Espíritu sobre los que creyeron. El "toda" aquí está condicionado por el resto de la Biblia, que declara que solamente quienes son elegidos creerán, así que la palabra "toda" es mucho menos que de inclusión total.

Leemos en I de Corintios 15:22, "Porque como en Adán todos mueren..." Sabemos, por el resto de la Biblia, que este "todos" sí es un "todos" de inclusión total e incluye a cada individuo en la raza humana. Romanos 3:10, "Como está escrito: No hay justo, ni aun uno..."

La frase siguiente en I de Corintios 15:22 nos dice: "...Así también en Cristo todos serán vivificados". Si este "todos" incluyera a todos los individuos, el versículo enseñaría expiación universal, y sabemos que eso no es posible. El infierno estará fuertemente habitado por gente que no ha sido vivificada. Gente espiritualmente muerta. Por consiguiente, debemos leer la segunda frase, "así también en Cristo todos [los que han de ser vivificados] serán vivificados". Dios está enseñando que todos los individuos que son salvos, conforme a Su plan, son salvos por la obra de Cristo. Otros pasajes de la Biblia nos muestran que la gente que El planea salvar son aquellas que El ha predestinado.

Del mismo modo, cuando Dios usa la expresión, "El cual se dió a sí mismo en precio del rescate por todos" (I Timoteo 2:6), "Dios, el cual es Salvador de todos los hombres..." (I Timoteo 4:10), o "El cual quiere que todos los hombres sean salvos, y que vengan al conocimiento de la verdad" (I Timoteo 2:4), sabemos que el "todos" de estos versículos está condicionado por el programa electivo de Dios. El es el Salvador de sólo aquellos a quienes El ha predestinado, elegido, y rescatado por precio; y Dios tiene en mente sólo a esas personas cuando usa la palabra "todos". El dió Su vida como precio de rescate por todos sus elegidos. El desea que todos sus elegidos vengan a El.

¿Enseña la Biblia que Cristo pagó los pecados de todo el Mundo?
Hay una segunda clase de pasaje en la Biblia que se ofrece frecuentemente como prueba de que Cristo pagó por los pecados de cada individuo en el mundo. Leemos en I de Juan 4:14 "...que el Padre ha enviado al Hijo para ser Salvador del mundo". En Juan 4:42 vemos la misma frase, que El es "el Salvador del mundo".

En I de Juan 2:2 la declaración aparece aún más fuerte.: "Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo". ¿En realidad enfatizan estos versículos la idea de que Cristo ha pagado por los pecados de todos los individuos en el mundo entero? Hallamos la misma clase de idea en Juan 3:16-17:

"Porque de tal manera amó Dios al mundo,
que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda,
mas tenga vida eterna.
Porque no envió Dios a su Hijo al mundo
para que condene al mundo,
mas para que el mundo sea salvo por él".
Debemos también considerar las dramáticas palabras de Juan el Bautista, cuando dió la bienvenida a Jesús y dijo: "...He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29).

Si aislamos estos versículos del resto de la Biblia, podríamos concluir que Cristo pagó por los pecados del mundo entero. Estos versículos, tal como aparecen, ciertamente dan esa impresión. Sin embargo, cuando leemos estos versículos a la luz de todo lo demás en la Biblia, sabemos que esa conclusión no es posible. Si Cristo pagó por los pecados del mundo entero, es decir, de cada individuo en el mundo, entonces como ya hemos visto, no podría haber Día del Juicio ni infierno. Los pecados de cada uno habrían sido pagados y por tanto no podría haber cosa tal como una persona injusta que deba ser lanzada al infierno. Puesto que Cristo hubiera muerto por toda persona, El, por tanto, las habría justificado por Su sangre.
 
Debemos examinar estos versículos más cuidadosamente. Debemos recordar que hay solamente un sustituto portador del pecado y ese es el Señor Jesucristo. Solamente hay una manera como el perdón de pecados puede ser obtenido, y eso es a través de la sangre derramada de Cristo. En I de Juan 2:2 leemos: "Y él es la propiciación por nuestros pecados: y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo".

Si asumimos que ciertamente El ha pagado por los pecados del mundo entero, entramos en conflicto con pasajes como Apocalipsis 20:13, Mateo 12:36, Romanos 2:5-6, y Colosenses 3:25, los cuales claramente indican que los no salvos deben dar cuentas y pagar por todos sus pecados. Ninguno de estos pasajes tendría sentido si Cristo verdaderamente hubiera pagado por todos los pecados de cada persona en el mundo, así que sabemos que esto no puede ser la clase de pago del cual Dios está hablando.

Cristo es el Unico Camino de Salvación
¿Cómo debemos entender I de Juan 2:2? Podemos entenderlo si notamos que en la primera parte del versículo Dios simplemente declara que Cristo es el único que ha provisto para la salvación de los que creen. El es la propiciación por nuestros pecados; ninguno más podría proveer el camino hacia el Padre. Cristo se proveyó como nuestro substituto; Cristo es el único CAMINO.

En la segunda frase, "y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo", vemos que Dios está simplemente ampliando el hecho de que en el mundo entero no hay método o camino de salvación excepto a través del Señor Jesucristo. Todos los pecados en el mundo entero que han de ser perdonados son perdonados por la sangre de Cristo. Este pasaje no está detallando el alcance del programa de salvación de Dios en el mundo; está simplemente indicando que para aquellos que han de ser salvos, Cristo es la única propiciación.

Otros pasajes declaran quiénes de este mundo serán salvos: Los elegidos. En I de Juan 2:2 Dios declara cómo ellos serán salvos: Por medio de Cristo como la propiciación por sus pecados. Por razón de que sabemos que los no salvos del mundo que permanecen injustos deben comparecer en juicio, y responder y pagar por cada uno de sus pecados, sabemos que este versículo no puede estar enseñando que Cristo ha pagado por los pecados de ellos.

Cuando Juan el Bautista declaró: "He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo" (Juan 1:29), él estaba diciendo: Este es el Cordero por medio de quien la salvación es posible. Juan el Bautista no dio los detalles de esa salvación; él no indicó que los elegidos de Dios son salvos; él no indicó que tenemos que creer en El, etcétera. El simplemente hizo la declaración que Cristo es el Salvador quien vino al mundo, y que Cristo es el único medio a través del cual los pecados del mundo que tienen que cubrirse serán cubiertos.

Esta verdad es vista en Juan 3:16: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna". El amó al mundo, creación suya; por lo tanto, El dió a su Hijo unigénito a fin de que aquellos del mundo que creen en El no perezcan. La declaración, "para que todo aquel que cree en él no se pierda", automáticamente excluye el resto, ¿no es cierto? Dios establece la condición de que a menos que ellos crean en El, ellos perecerán.

¿Por qué perecen? Perecen por causa de sus pecados. Dios dice en Romanos 6:23, "La paga del pecado es muerte". Dios habla de Cristo como el Salvador del mundo, pero si fuéramos a concluir que Cristo pagó por los pecados de cada uno no estaríamos de acuerdo con la doctrina bíblica de que una enorme compañía de gente pagará eternamente por sus pecados en el infierno.

¿Pagó Cristo por Todos nuestros pecados Excepto el de Rechazar a Cristo?
Como mencionamos antes en este estudio, algunos creen que Cristo pagó por todos nuestros pecados excepto el pecado de no creer en el Señor Jesucristo. Esta doctrina está sugerida en Juan 3:18, que declara: "El que en él cree, no es condenado; mas el que no cree, ya es condenado, porque no creyó en el nombre del unigénito Hijo de Dios". Este versículo parece indicar que la razón que las personas son condenadas es que ellas no creen en el Señor Jesucristo. Sin embargo, el versículo siguiente declara: "Y esta es la condenación: porque la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz; porque sus obras eran malas" (Juan 3:19). Su pecado es el amor a las tinieblas; y el amor a las tinieblas los involucra en toda clase de pecado y en el reino de las tinieblas.

El versículo 19 está completamente de acuerdo con las otras declaraciones en la Biblia que indican que los hombres irán al infierno no porque no creen en el Señor Jesucristo sino porque son pecadores. Ellos permanecen culpables delante de Dios, y su falla en creer en el Señor Jesucristo simplemente indica que ellos no tienen cobertura para sus pecados. La Biblia declara en el Salmo 85:2, "Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; todos los pecados de ellos cubriste". La sangre de Cristo provee la cobertura mediante la cual nuestra culpa es quitada.  Además, cuando concluimos que Cristo pagó por los pecados de todo el mundo con excepción del pecado de no creer en el Señor Jesucristo, entonces tenemos un evangelio que bordea en gracia más obras. Realmente estamos diciendo que Cristo fué a la cruz a pagar por nuestros pecados y que El cubrió todos los pecados excepto uno: el pecado de rechazar al Señor Jesucristo.

Eso implica, entonces, que si el pecado de rechazar a Cristo no ha sido cubierto por la sangre de Cristo, entonces el hecho de que nosotros creemos en el Señor se convierte en buenas obras nuestras que son meritorias en salvarnos. Así, estamos declarando que la gracia de Dios cubrió todos los demás pecados pero a causa de que hemos hecho la buena obra de creer en Cristo, ameritamos salvación y la gracia que Dios da en nuestras vidas. Esto nos coloca en la terrible condición de desarrollar un evangelio de gracia más obras, ¡y eso nos enviará con toda seguridad al infierno!

Debemos mantener en mente que cuando estudiamos los versículos bíblicos que se refieren a la salvación, ¡esa salvación es toda de gracia! Aún la fe con la cual creemos es un regalo de Dios (Efesios 2:8). En realidad, no es nuestra fe la que nos salva, sino la fe del Señor Jesucristo (Gálatas 2:16, 3:22). Sólo porque El fué fiel en ir a la cruz por nuestros pecados es que podemos ser salvos. La fe que experimentamos en nuestra vida es un reflejo de la fe que Cristo demostró al pagar por nuestros pecados. Tanto la fe que vemos en nuestra vida cuando somos salvos como las obras que hacemos cuando somos salvos son dones de Dios. ¡Ellas no son meritorias en manera alguna!

¿Acaso la Biblia no habla de Aquellos que son Santificados y no obstante Permanecen en Incredulidad?
Estudiaremos un grupo de versículos que parecen indicar, o al menos pueden ser mal interpretados como si enseñasen, que alguien que no es salvo parece estar en una condición en la cual Cristo ha pagado sus pecados. El primero de estos versículos es I de Corintios 7:14, donde Dios declara: "Porque el marido infiel es santificado en la mujer, y la mujer infiel en el marido: pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; empero ahora son santos". Del mismo modo, en Hebreos 10 Dios habla de un hombre que conoció el camino de salvación y nunca llegó a ser un hijo de Dios, sino que deliberadamente se retiró del Evangelio. Dios dice de él en Hebreos 10:29:
"¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo,
el que hollare al Hijo de Dios,
Y tuviere por inmunda la sangre del testamento,
en la cual fué santificado, e hiciere afrenta
al Espíritu de gracia?"

Estos dos pasajes hablan de gente no salva que están santificadas. La palabra "santificada" indica que de alguna manera una obra de gracia ha sido hecha a favor del no salvo que permanece no salvo.

La palabra "santificación" significa ser puesto aparte para el servicio de Dios. Ciertamente los creyentes nacidos de nuevo son separados para el servicio de Dios, ¿pero qué de aquellos dentro de la congregación, quienes constituyendo el cuerpo de Cristo, no son verdaderos hijos de Dios? ¿Qué de los miembros no salvos de una familia que tiene individuos salvos y por medio de los creyentes la familia es identificada corporativamente con el reino de Dios? ¿Pagó Cristo los pecados de ellos?

Otro pasaje similar es II de Pedro 2:1, donde Dios habla acerca de falsos profetas entre el pueblo, es decir, miembros de la congregación que traen herejías condenables. II de Pedro 2:1:

"Pero hubo también falsos profetas en el pueblo,
como habrá entre vosotros falsos doctores,
que introducirán encubiertamente herejías de perdición,
y negarán al Señor que los rescató,
atrayendo sobre sí mismos perdición acelerada".

La frase "que los rescató" parecería indicar que Cristo fué a la cruz a pagar por los pecados de ellos.
Debemos examinar estos versículos a la luz de lo que hemos aprendido antes, lo cual es que aquellos que enfrenten el Día del Juicio deberán de dar cuenta de todo pecado. Y debido a que deben dar cuenta de todo pecado, sabemos que ellos no pertenecen eternamente a Cristo. No son sus ovejas.

Si aislamos estos versículos del resto de la Biblia, podríamos concluír que Cristo pagó por los pecados de ellos, como lo hizo por los creyentes, y de este modo esas personas no irán al infierno. Sin embargo, el contexto de Hebreos 10:29 indica que ellos deben soportar el infierno y la condenación a pesar del hecho de que esos versículos hablan de ellos como habiendo sido santificados; II de Pedro 2 expone claramente que los falsos profetas están sujetos a la condenación eterna.

Así, vemos que en tanto que Dios habla de ciertos individuos como estando "santificados" o habiendo sido "rescatados" por el Señor, aún así ellos continúan sujetos a la condenación eterna. ¿Cómo puede ser esto así? ¿Cómo reconcilia la Biblia estas contradicciones aparentes?

Debemos recordar que Dios se preocupa por la iglesia en el sentido corporativo así como en el sentido eterno. Los creyentes nacidos de nuevo son miembros eternos del cuerpo de Cristo; ellos le pertenecen, y sus pecados son cubiertos por la sangre de Cristo. Ellos son miembros eternos de la iglesia que Cristo vino a edificar. Los creyentes nacidos de lo alto se hallan en las congregaciones de una u otra denominación. Estas congregaciones son la expresión corporal del reino de Dios; ellas son el cuerpo visible y organizado de quienes profesan a Cristo.

Aunque todos aquellos dentro de la congregación profesan a Cristo, no necesariamente son creyentes. Esto se muestra en los versículos que estamos estudiando; los falsos profetas de II de Pedro 2 eran miembros de una congregación de creyentes, pero ellos no eran salvos.

Un ejemplo de una congregación que tuvo muchos incrédulos dentro de ella es la antigua nación de Israel. Había un remanente escogido por gracia dentro de esa congregación, pero la mayor parte permaneció en incredulidad. Ellos estaban bajo condenación aunque como cuerpo entero eran la representación corporal del reino de Dios sobre la tierra durante los 2.000 años que precedieron al nacimiento de Cristo.
Del mismo modo, en el Nuevo Testamento, Dios estaba representado organizacionalmente o colectivamente en el mundo por las iglesias y denominaciones que comenzaron a brotar después de Pentecostés. Cada una de estas denominaciones está oficialmente identificada con Cristo y sin embargo cada una está compuesta tanto de creyentes como de incrédulos.

Vemos esto claramente en los primeros tres capítulos de Apocalipsis, donde Dios habla de las siete iglesias de Asia Menor. Cada iglesia está representada en el Cielo por un candelero porque cada uno representa la iglesia de Cristo. No obstante Dios advierte que en una iglesia está una Jezabel, y en otra iglesia siguen a los Nicolaítas, que son herejes de cierta clase. Esta mezcla de creyentes e incrédulos puede esperarse en toda congregación aunque colectivamente la congregación se identifique con Cristo.

Ya que cada congregación fue establecida y separada para servir a Cristo todo miembro de la iglesia es visto como santificado; es decir, es puesto aparte para el servicio de Dios. Incluso un falso profeta que sea miembro de la iglesia es tenido como habiendo sido comprado por Cristo. Dios indica con estas palabras que El fué a la cruz no tan sólo a pagar los pecados de los creyentes nacidos de nuevo, que son sus elegidos, sino también a establecer Su cuerpo colectivo, Sus iglesias, Sus congregaciones. En ese sentido, quienes son miembros de las congregaciones han sido comprados. Individualmente sus pecados han sido pagados solamente si personalmente ellos han venido a ser creyentes. Esto lo aprendimos cuando examinamos las enseñanzas bíblicas concernientes al día del Juicio. Colectivamente ellos son parte del cuerpo que fué comprado como una organización por Dios (II de Pedro 2:1). Por tanto, Dios puede decir que El rescató a esos falsos profetas.

En la misma manera, el esposo infiel de una esposa salva es tenido como siendo santificado (I de Corintios 7:14). Por el hecho de que uno de los padres es miembro eterno del reino de Dios, la familia entera es corporativamente parte del reino de Dios aunque los otros miembros de la familia sean infieles.
Así, los versículos que hablan de personas no salvas siendo santificadas o habiendo sido rescatadas no están enseñando en manera alguna que Cristo ha pagado por los pecados de ellas por Su sangre derramada. Ellas han sido rescatadas o santificadas sólo en el sentido de que son miembros del cuerpo colectivo, es decir, la iglesia organizada; y la iglesia organizada fué establecida y existe porque Cristo derramó su sangre por los creyentes dentro de las congregaciones.

Cuando examinamos todo lo que ofrece la Biblia, debemos concluír que la expiación limitada o la expiación particular es la única respuesta que corresponde con toda la Escritura. Dios tiene un bien detallado y bien definido plan de salvación. Antes de la fundación del mundo, El nominó a quienes habrían de ser salvos y puso sus nombres en el Libro de la Vida. El vino a buscar y a salvar a quienes son Sus ovejas. Es todo un designio completo. El Evangelio sale al mundo, y tal como aprendimos antes, si alguno responde a este Evangelio, SERÁ salvo; pero ninguna persona responderá excepto si el Padre lo atrae. Dios atraerá a todos aquellos que El ha elegido, porque el programa de salvación de Dios mantendrá una integridad total.
Ahora iremos a la cuarta letra del acrónimo TULIP. "I" corresponde a "Gracia Irresistible".

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