Capitulo 5


I = Gracia Irresistible

¿Qué nos dice la Biblia acerca de la gracia irresistible? ¿Es un hecho que el hombre NO PUEDE resistir la voluntad de Dios? O, por otro lado, es un hecho que el hombre PUEDE resistir la voluntad de Dios? Si Dios realmente quiere que alguno sea salvo, ¿existe alguien suficientemente poderoso para resistir Su voluntad?
Por supuesto sabemos que nunca podemos oponer al hombre contra Dios. Dios es infinito, omnipotente, y todopoderoso; El habló y el universo vino a la existencia. El hombre es una criatura finita. Ningún hombre puede frustrar la voluntad de Dios. Todo lo que sabemos acerca de Dios nos dice que El está en control absoluto de todas las situaciones. ¿Es posible, como algunos enseñan, que Dios es un "caballero" que no forzaría a ninguno contra su voluntad a ser salvo?

Si fuera cierto que podemos resistir la voluntad de Dios, entonces ni tan sólo una persona sería salva. ¿Por qué es esto así? Recuerde, aprendimos antes en nuestro estudio que: "No hay quien entienda, no hay quien busque a Dios" (Romanos 3:11). Estudiamos el principio de "Total Depravación" y descubrimos que el hombre está muerto en sus pecados y nunca de su propia voluntad vendrá a Dios. Incluso si el Evangelio fuera predicado por mil años o más, nadie vendría a la salvación por su propia elección. Así que la idea de que Dios es un "caballero" que no impondría Su voluntad sobre la voluntad del hombre es contraria a la Biblia.

Es un hecho que miles, aún millones, de gentes a través de la historia han llegado a ser salvas. Dios habla de los salvos como siendo tan numerosos como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar (Génesis 22:17), ¡lo cual indica que Dios ciertamente ha impuesto Su voluntad sobre la humanidad en alguna manera!

Aquellos a quienes Dios planea Salvar tienen que Ser Atraídos hacia El
En Juan 6:37-39 leemos:
"Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí;
y el que a mí viene, no le echo fuera.
Porque he descendido del cielo,
no para hacer mi voluntad,
más la voluntad del que me envió.
Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre:
Que todo lo que me diere, no pierda de ello,
sino que lo resucite en el día postrero".

En estos versículos, Dios nos enseña que, primero, el Padre ha dado ciertas personas al Señor Jesús; y segundo, esas personas vendrán a El. Nada puede frustrar el plan de Dios; Su voluntad será hecha. No hay sugerencia de que quienes fueron dados a Cristo puedan evitar el ser salvos.

Por cierto, Juan 6:39 declara explícitamente: "Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero". En este versículo, Cristo declara con absoluta certeza que no habrá defectos en el programa de salvación de Dios. Todo individuo a quien Dios planea salvar será salvo. Dios nos da una solemne promesa y declaración de que Su programa de salvación, en el cual El en su soberana voluntad, desde antes de la fundación del mundo, decidió a quiénes salvaría, será consumado. ¡Nada frustrará o puede frustrar la voluntad de Dios! El nos atraerá irresistiblemente hacia El.

Filipenses 1:6 declara: "Estando confiado de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo". Otra vez Dios promete y se compromete a completar lo que El ha comenzado. ¿Puede usted darse cuenta que la obra de Cristo comenzó antes de la fundación del mundo? ¡Fué ejecutada en la cruz, donde Cristo se hizo PECADO por nosotros, los creyentes! Nuestros nombres fueron identificados con El en la cruz. ¡Por lo tanto, aun antes que naciéramos, El ya había comenzado Su obra de gracia! En tanto que somos presentados con el Evangelio, y a medida que Dios abre nuestros oídos y corazones espirituales para responder al Evangelio, Dios continúa Su plan de salvación para nosotros.

Filipenses 1:6 declara que El completará lo que ha comenzado; El lo perfeccionará hasta el día de Jesucristo. El plan de Dios no será frustrado. Es un plan irresistible bajo la voluntad irresistible de Dios.

En Mateo 16:18, Cristo declara: "Yo edificaré mi iglesia; y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella". ¿Cuál es la condición de una persona antes de ser salva? Es esclava de Satanás; está bajo el dominio de las tinieblas. Es esclava atada a su propio pecado, pero Cristo dice que El edificaría su iglesia y las puertas del infierno no prevalecerían contra ella, que equivale a decir que el infierno no puede retener a la gente que Dios planea salvar; nadie puede detener a Dios de lo que El se propone hacer. La razón de que hombres y mujeres estén siendo salvos es porque Dios los está atrayendo irresistiblemente.

Recuerde que Jesús dijo que ningún hombre puede venir a El si el Padre no le trajere (Juan 6:44). Es un requisito que Dios nos atraiga hacia El porque estamos muertos espiritualmente. Como gente muerta, no tenemos nada qué ofrecer a favor o en contra de nuestra salvación.

Es verdad que cuando muchas personas son primeramente enfrentadas cara a cara con el Evangelio, se sienten ofendidas. Sin embargo, muy de vez en cuando, una de ellas cederá y admitirá que es un pecador que necesita salvación. ¿Qué le ha sucedido a esa persona? Dios lo atrajo. ¿Quién puede resistir la voluntad de Dios? Cuando Dios quiere salvar a una persona, El comienza a hacer su trabajo de salvación dentro de esa persona, cuyo corazón llega a inclinarse a la obediencia del mandato del Evangelio para creer en El.

¿Se da cuenta? Usted tiene tanto qué decir acerca de su nuevo nacimiento en Cristo como de su primer nacimiento del vientre de su madre. (Piense en eso por un momento). ¿Recuerda usted cuando nació la primera vez? ¿Qué tuvo usted que ver con ello? ¿Pudo usted escoger a sus padres? ¿Pudo decidir cuándo iba a nacer? ¿Pudo decidir nacer o no nacer? Las respuestas a estas preguntas son obvia y absolutamente: ¡Desde luego que no! ¡Usted absolutamente no tuvo nada que ver con su nacimiento! Usted simplemente vino al mundo completamente ajeno a su voluntad.

¿Recuerda lo que Jesús dijo a Nicodemo en Juan 3:6? El dijo: "Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es". El está hablando acerca del NUEVO NACIMIENTO, del Espíritu, e indica que éste es tan real como el primer nacimiento. Dios inclina nuestros corazones; abandonados a nosotros mismos, jamás le buscaríamos. Nos iríamos por nuestro propio camino hasta morir.

No queremos volvernos hacia Dios. Nuestras vidas están en total rebelión contra El, pero Dios decidió salvar a algunos de nosotros, dentro de Su propio horario. Quizá sea cuando alcancemos la edad mediana o quizá sea cuando seamos ancianos y cercanos a la muerte, pero si está en el plan de Dios el salvarnos, usted puede estar seguro que El nos atraerá en el tiempo apropiado. El nos dará la voluntad para creer y un deseo de alejarnos de nuestros pecados. Nadie puede frustrar la voluntad de Dios. Cristo dijo que El edificaría su iglesia.

Hemos leído en Romanos 9:16, donde Dios dice: "Así que no es del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia". Finalmente, nuestra voluntad no tiene nada que ver con la salvación. Cuando respondemos al Evangelio, lo que podemos pensar que es una acción de nuestra voluntad, es simplemente el hecho de que Dios ha impuesto Su voluntad sobre nosotros y está atrayéndonos irresistiblemente hacia El.

Hemos leído en Juan 1:13, donde Dios dice acerca de quienes han llegado a ser hijos de Dios: "Los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, mas de Dios". ¿Podría haberlo puesto más claro Dios? ¡Si Dios esperase por nosotros y por nuestras voluntades a que respondiéramos al Evangelio, jamás seríamos salvos! Trataríamos todo lo posible para frustrar el Evangelio porque nosotros, de nosotros mismos, no queremos ser salvos; ¡mas cuando Dios dice que El va a salvarnos, usted puede estar completamente seguro de que El nos salvará! El nos atraerá irresistiblemente hacia El.

La Resurrección de Lázaro muestra cómo nuestra Voluntad participa en nuestra Salvación.
Una vez más consideremos a Lázaro: El estaba muerto y en la tumba, y Cristo decidió resucitarlo. Cristo se paró fuera de la tumba y exclamó: "Lázaro, ven fuera" (Juan 11:43). Consideremos una noción irrazonable por un momento. Imagine a Jesús contando con que Lázaro decidiría salir, siendo la idea de que si Lázaro no decidiera así, él no saldría.

¡NO! ¡No es así como sucedió en manera alguna! Jesús acercándose al sepulcro dijo, "Lázaro, ven fuera", y Lázaro salió. Lázaro salió porque Cristo le dio la voluntad y la inclinó con un deseo de responder a esa orden. Fue la intención de Cristo resucitar a Lázaro, y ni Lázaro ni nadie más era capaz de frustrar el plan de Cristo para resucitarle.

La resurrección de Lázaro es un cuadro dramático de nuestra salvación. Cuando Cristo se acerca con el Evangelio, El viene a buscar y a salvar lo que se había perdido, ¡y usted puede estar seguro de que todo aquél a quien El viene a salvar será salvo! ¡No hay manera como podamos frustrar la voluntad de Dios! ¿No es esta una doctrina maravillosa?

Piense en esto: Suponga que usted tiene un familiar inconverso muy querido, quien particularmente está en rebelión contra Dios. Se encuentra hundido en la maldad y endurecido en el pecado, ¡pero usted abriga la esperanza de salvación para esta persona porque usted la ama muchísimo! Usted trata de testificarle, pero él ama su pecado y no quiere oír el Evangelio.

Y no obstante usted sabe que Dios no será frustrado por la voluntad impía del hombre. Si Dios decidiera salvar a ese familiar tan querido, El impondría Su voluntad sobre la del ser amado a fin de que al tiempo debido esa persona venga al Señor Jesucristo. ¡El tendría un deseo de venir!

¿Acaso no es una bendición maravillosa el saber esto? De otro modo, usted miraría a sus amigos y amados que están endurecidos en sus pecados y diría: "¿Por qué orar por ellos? ¡Nunca van a reaccionar! ¡Son extremadamente impíos! ¡Sus conciencias se han endurecido! ¿Cómo es posible que ellos puedan algún día venir al Evangelio?".

¡Mas alabado sea el Señor! ¡Dios nos ha dado la senda de la oración! Dios ha prometido que "la oración del justo, obrando eficazmente, puede mucho" (Santiago 5:16). Dios espera que nosotros oremos por los inconversos, y tenemos que orar sin cesar. Dios obra a través de nuestras oraciones. No sabemos si este inconverso a quien amamos es un elegido o no; ese conocimiento es sólo de Dios. Nosotros no sabemos si tal persona es elegida de Dios, Dios obrará por medio de nuestras oraciones, y Dios impondrá Su voluntad sobre la voluntad impía, endurecida y rebelde de la persona amada, y sus ojos espirituales serán abiertos y ella comenzará a reaccionar al Evangelio. ¡Oh, es tan maravilloso! Es tan alentador saber que Dios está a cargo completamente del programa de salvación, y finalmente no hay nada que el hombre pueda hacer para frustrar a Dios en manera alguna.

El hermoso principio de la cuarta parte del acrónimo, TULIP, gracia irresistible, es consolador para nosotros. Nos proporciona gran certeza el saber que Satanás no puede retener a alguien en cautividad de tal manera que no pueda venir al Señor Jesucristo si Dios atrae a esa persona. Nadie puede resistir la voluntad de Dios; si Dios quiere salvar a alguien, esa persona será salva. Dios nos da la fe y el arrepentimiento. ¡Satanás es absolutamente impotente cuando se opone a las poderosas intenciones de nuestro benevolente y soberano Todopoderoso Dios! ¡Bendita seguridad la que tenemos! ¡La alabanza sea para nuestro Dios!

Una vez más la advertencia: Si creemos que el hombre puede resistir la voluntad de Dios para salvar a aquellos a quienes El planea salvar, entonces nosotros tenemos un evangelio de gracia más obras. Estamos declarando que Dios ha hecho lo que El tiene que hacer y ahora depende de nosotros tomar acción, es decir, hacer obra. La obra que completará el plan de salvación para nosotros es creer o aceptar lo que Dios ha ofrecido porque, presumiblemente, Dios no impondrá su voluntad sobre nosotros. Podemos recibir crédito por esta acción nuestra. Así, Dios ha hecho su parte y nosotros hemos hecho la nuestra. Juntos hemos logrado la salvación. Cristo ha hecho la obra mayor porque El pagó por nuestros pecados, pero sólo porque hemos aceptado a Cristo de nuestra propia voluntad, el programa de Dios para salvación se hace efectivo para nosotros. El hecho de que podemos frustrar el plan de Dios para salvarnos indica la importancia de la obra que hemos realizado al aceptar a Cristo.

Esta línea de razonamiento nos llevará al infierno. Nuestra obra no tiene nada que ver en nuestra salvación. Somos salvos por gracia solamente. Como hemos visto repetidamente en este estudio, cualquier plan de salvación que incluya aun la más mínima obra de nuestra parte no es el plan de salvación de la Biblia. La única razón por la que nos tornamos a Cristo es porque el Padre nos atrae. Dios nos da el oído espiritual para oír y el corazón regenerado para creer. Es de importancia eterna que comprendamos que Dios nos atrae irresistiblemente hacia El.

La última letra del acrónimo, TULIP, significa Perseverancia de los Santos. Este concepto también es referido como Una vez salvos, Siempre salvos. ¿Es esta doctrina bíblica? Enseguida enfocaremos nuestra atención en este asunto, el cual es también llamado la Seguridad Eterna.

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