Job 8-14


 
Job 8
 
  1   Y respondió Bildad suhita, y dijo:
  2   ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas, y las palabras de tu boca serán como un viento impetuoso?
  3   ¿Acaso pervertirá Dios el derecho, o el Todopoderoso pervertirá la justicia?
  4   Si tus hijos pecaron contra Él, Él los echó en el lugar de su pecado.
  5   Si tú de mañana buscares a Dios, y suplicares al Todopoderoso;
  6   Si fueres limpio y recto, ciertamente luego se despertará por ti, y hará próspera la morada de tu justicia.
  7   Aunque tu principio haya sido pequeño, tu postrimería será muy grande.
  8   Porque pregunta ahora a la edad pasada, y disponte a inquirir de los padres de ellos;
  9   porque nosotros somos de ayer y nada sabemos, pues nuestros días sobre la tierra son como una sombra.
  10   ¿No te enseñarán ellos, te hablarán, y de su corazón sacarán palabras?
  11   ¿Crece el junco sin lodo? ¿Crece el prado sin agua?
  12   Aun en su verdor, y sin ser cortado, se seca antes que toda hierba.
  13   Tales son los caminos de todos los que se olvidan de Dios; y la esperanza del impío perecerá:
  14   Porque su esperanza será cortada, y aquello en que confía será tela de araña.
  15   Se apoyará él sobre su casa, mas no permanecerá; se asirá de ella, mas no resistirá.
  16   A manera de un árbol, está verde delante del sol, y sus renuevos salen sobre su huerto;
  17   Sus raíces se entretejen junto a una fuente, y se enlazan hasta un lugar pedregoso.
  18   Si le arrancaren de su lugar, éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
  19   He aquí éste es el gozo de su camino; y de la tierra brotarán otros.
  20   He aquí, Dios no desechará al perfecto, ni tampoco ayudará a los malhechores.
  21   Aún llenará tu boca de risa, y tus labios de júbilo.
  22   Los que te aborrecen, serán vestidos de vergüenza; y la habitación de los impíos perecerá.

 
Job 9
 
  1   Y respondió Job, y dijo:
  2   Ciertamente yo conozco que es así: ¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?
  3   Si quisiere contender con Él, no le podrá responder a una cosa de mil.
  4   Él es sabio de corazón, y poderoso en fortaleza, ¿Quién se endureció contra Él, y le fue bien?
  5   Él remueve las montañas con su furor, y ellas no saben quién las trastornó.
  6   Él sacude la tierra de su lugar, y hace temblar sus columnas:
  7   Él manda al sol, y no sale; y pone sello a las estrellas:
  8   Él solo extiende los cielos, y anda sobre las olas del mar:
  9   Él hizo la Osa Mayor, el Orión y las Pléyades; y los lugares secretos del sur.
  10   Él hace cosas grandes e inescrutables; y maravillas, sin número.
  11   He aquí que Él pasará delante de mí, y yo no lo veré; y pasará, y no lo percibiré.
  12   He aquí, arrebatará; ¿quién se lo impedirá? ¿Quién le dirá: Qué haces?
  13   Si Dios no retira su ira, los ayudadores soberbios serán abatidos debajo de Él.
  14   ¿Cuánto menos le responderé yo, y hablaré con Él palabras escogidas?
  15   Aunque fuese yo justo, no respondería; antes habría de rogar a mi Juez.
  16   Que si yo le invocara, y Él me respondiese, aún no creeré que haya escuchado mi voz.
  17   Porque me ha quebrantado con tempestad, y sin causa ha aumentado mis heridas.
  18   No me ha concedido que tome aliento, sino que me ha llenado de amarguras.
  19   Si yo hablare de poder, he aquí Él es poderoso; si de juicio, ¿quién me emplazará?
  20   Si yo me justificare, me condenaría mi boca; si me dijere perfecto, esto me haría inicuo.
  21   Bien que yo fuese íntegro, no conocería mi alma: Despreciaría mi vida.
  22   Una cosa resta que yo diga: Al perfecto y al impío Él los consume.
  23   Si el azote mata de repente, se ríe del sufrimiento de los inocentes.
  24   La tierra es entregada en manos de los impíos, y Él cubre el rostro de sus jueces. Si no es Él, ¿quién es? ¿Dónde está?
  25   Mis días son más ligeros que un correo; Huyen, y no ven el bien.
  26   Pasan cual naves veloces: Como el águila que se lanza sobre su presa.
  27   Si digo: Olvidaré mi queja, dejaré mi triste semblante y me esforzaré;
  28   entonces me turban todos mis dolores; sé que no me tendrás por inocente.
  29   Si soy impío, ¿Para qué, pues, trabajaré en vano?
  30   Aunque me lave con aguas de nieve, y limpie mis manos con la limpieza misma,
  31   aún me hundirás en el hoyo, y mis propias vestiduras me abominarán.
  32   Porque Él no es hombre igual que yo, para que yo le responda, y vengamos juntamente a juicio.
  33   Ni hay entre nosotros árbitro, que ponga su mano sobre ambos.
  34   Quite de sobre mí su vara, y su terror no me espante.
  35   Entonces yo hablaría, y no le temería; mas no es así conmigo.

 
Job 10
 
  1   Mi alma está hastiada de mi vida: Daré yo rienda suelta a mi queja sobre mí, hablaré en la amargura de mi alma.
  2   Diré a Dios: No me condenes; hazme entender por qué contiendes conmigo.
  3   ¿Te parece bien que oprimas, que deseches la obra de tus manos, y que resplandezcas sobre el consejo de los impíos?
  4   ¿Acaso tienes tú ojos de carne? ¿Ves tú como ve el hombre?
  5   ¿Son tus días como los días del hombre, o tus años como los tiempos humanos,
  6   para que inquieras mi iniquidad, y busques mi pecado?
  7   Tú sabes que no soy impío, y que no hay quien libre de tu mano.
  8   Tus manos me hicieron y me formaron, ¿y luego te vuelves y me deshaces?
  9   Acuérdate ahora que como a barro me diste forma: ¿Y en polvo me has de tornar?
  10   ¿No me vaciaste como leche, y como queso me cuajaste?
  11   Me vestiste de piel y carne, y me rodeaste de huesos y nervios.
  12   Vida y misericordia me concediste, y tu cuidado guardó mi espíritu.
  13   Estas cosas has guardado en tu corazón; yo sé que están cerca de ti.
  14   Si peco, tú me observas, y no me tienes por limpio de mi iniquidad.
  15   Si fuere malo, ¡ay de mí! Y si fuere justo, no levantaré mi cabeza. Estoy hastiado de afrenta, por tanto, mira tú mi aflicción.
  16   Si levanto mi cabeza, me cazas como a león, y vuelves a mostrarte maravilloso sobre mí.
  17   Renuevas contra mí tus pruebas, y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.
  18   ¿Por qué me sacaste de la matriz? Hubiera yo entregado el espíritu, y ningún ojo me habría visto.
  19   Fuera como si nunca hubiera existido, llevado del vientre a la sepultura.
  20   ¿No son pocos mis días? Cesa, pues, y déjame, para que me conforte un poco.
  21   Antes que vaya para no volver, a la tierra de tinieblas y de sombra de muerte;
  22   Tierra de oscuridad, lóbrega como sombra de muerte, sin orden, donde la luz es como la oscuridad misma.

 
Job 11
 
  1   Y respondió Zofar naamatita, y dijo:
  2   ¿Las muchas palabras no han de tener respuesta? ¿Y el hombre que habla mucho será justificado?
  3   ¿Harán tus falacias callar a los hombres? ¿Y harás escarnio, y no habrá quien te avergüence?
  4   Tú dices: Mi doctrina es pura, y yo soy limpio delante de tus ojos.
  5   Mas ¡oh quién diera que Dios hablara, y abriera sus labios contra ti,
  6   y que te declarara los secretos de la sabiduría, que son de doble valor que las riquezas! Conocerías entonces que Dios te ha castigado menos de lo que tu iniquidad merece.
  7   Si escudriñas, ¿podrás entender a Dios? ¿Llegarás tú a la perfección del Todopoderoso?
  8   Es más alta que los cielos: ¿qué harás? Es más profunda que el infierno: ¿cómo la conocerás?
  9   Su dimensión es más extensa que la tierra, y más ancha que el mar.
  10   Si Él corta, o aprisiona, o si congrega, ¿quién podrá contrarrestarle?
  11   Porque Él conoce a los hombres vanos: Ve asimismo la iniquidad, ¿y no hará caso?
  12   El hombre vano se hará entendido, aunque nazca como el pollino del asno montés.
  13   Si tú apercibieres tu corazón, y extendieres a Él tus manos;
  14   si alguna iniquidad hubiere en tu mano, y la echares de ti, y no consintieres que more maldad en tus habitaciones;
  15   entonces levantarás tu rostro limpio de mancha, y serás fuerte, y no temerás;
  16   y olvidarás tu miseria, o te acordarás de ella como de aguas que pasaron;
  17   y tu existencia será más clara que el mediodía; Resplandecerás, y serás como la mañana;
  18   estarás confiado, porque hay esperanza; mirarás alrededor, y dormirás seguro.
  19   Te acostarás, y no habrá quien te espante; y muchos implorarán tu favor.
  20   Pero los ojos de los malos se consumirán, y no tendrán refugio; y su esperanza será como el dar el último suspiro.

 
Job 12
 
  1   Y respondió Job, y dijo:
  2   Ciertamente vosotros sois el pueblo; y con vosotros morirá la sabiduría.
  3   También tengo yo entendimiento como vosotros; no soy yo menos que vosotros: ¿Y quién habrá que no pueda decir otro tanto?
  4   Yo soy uno de quien su amigo se mofa, que invoca a Dios, y Él le responde; con todo, el justo y perfecto es escarnecido.
  5   Aquel cuyos pies van a resbalar, es como una lámpara despreciada de aquel que está a sus anchas.
  6   Prosperan las tiendas de los ladrones, y los que provocan a Dios viven seguros; en cuyas manos Él ha puesto cuanto tienen.
  7   Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; y a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán;
  8   o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar también te lo declararán.
  9   ¿Qué cosa de todas éstas no entiende que la mano de Jehová la hizo?
  10   En su mano está el alma de todo viviente, y el hálito de todo ser humano.
  11   ¿No distingue el oído las palabras, y el paladar prueba la comida?
  12   En los ancianos está la sabiduría, y en la largura de días la inteligencia.
  13   Con Dios está la sabiduría y la fortaleza; suyo es el consejo y la inteligencia.
  14   He aquí, Él derriba, y no será reedificado; Encierra al hombre, y no habrá quien le abra.
  15   He aquí, Él detiene las aguas, y todo se seca; Las envía, y destruyen la tierra.
  16   Con Él está la fortaleza y la sabiduría; Suyo es el que yerra, y el que hace errar.
  17   Él hace andar despojados de consejo a los consejeros, y entontece a los jueces.
  18   Él suelta las ataduras de los reyes, y les ata un cinto a sus lomos.
  19   Él lleva despojados a los príncipes, y trastorna a los poderosos.
  20   Él priva del habla al que dice verdad, y quita a los ancianos el consejo.
  21   Él derrama menosprecio sobre los príncipes, y debilita la fuerza de los poderosos.
  22   Él descubre las profundidades de las tinieblas, y saca a luz la sombra de muerte.
  23   Él multiplica las naciones, y Él las destruye: Él esparce a las naciones, y las vuelve a reunir.
  24   Él quita el entendimiento de los jefes del pueblo de la tierra, y les hace vagar por desierto donde no hay camino:
  25   Van a tientas, como en tinieblas y sin luz, y los hace errar como borrachos.

 
Job 13
 
  1   He aquí que todas estas cosas han visto mis ojos, y oído y entendido mis oídos.
  2   Como vosotros lo sabéis, lo sé yo; no soy menos que vosotros.
  3   Mas yo hablaría con el Todopoderoso, y querría razonar con Dios.
  4   Porque ciertamente vosotros sois fraguadores de mentira; todos vosotros sois médicos nulos.
  5   ¡Oh que callarais del todo! Y os sería sabiduría.
  6   Oíd ahora mi razonamiento, y estad atentos a los argumentos de mis labios.
  7   ¿Habéis de hablar iniquidad por Dios? ¿Habéis de hablar por Él engaño?
  8   ¿Haréis acepción de su persona? ¿Contenderéis vosotros por Dios?
  9   ¿Sería bueno que Él os escudriñase? ¿Os burlaréis de Él como quien se burla de algún hombre?
  10   Él os reprochará de seguro, si solapadamente hacéis acepción de personas.
  11   ¿No debiera espantaros su majestad, y caer su pavor sobre vosotros?
  12   Vuestras memorias serán comparadas a la ceniza, y vuestros cuerpos como cuerpos de barro.
  13   Callaos, dejadme, y hablaré yo, y que venga sobre mí lo que viniere.
  14   ¿Por qué quitaré yo mi carne con mis dientes, y pondré mi alma en mi mano?
  15   He aquí, aunque Él me matare, en Él esperaré; pero defenderé delante de Él mis caminos.
  16   Y Él mismo será mi salvación, porque no entrará en su presencia el hipócrita.
  17   Oíd con atención mi razonamiento, y mi declaración con vuestros oídos.
  18   He aquí ahora, yo he preparado mi causa, y sé que seré justificado.
  19   ¿Quién es el que contenderá conmigo? Porque si ahora yo callara, moriría.
  20   A lo menos dos cosas no hagas conmigo; entonces no me esconderé de tu rostro.
  21   Aparta de mí tu mano, y no me asombre tu terror.
  22   Llama luego, y yo responderé; o yo hablaré, y respóndeme tú.
  23   ¿Cuántas iniquidades y pecados tengo yo? Hazme entender mi transgresión y mi pecado.
  24   ¿Por qué escondes tu rostro, y me cuentas por tu enemigo?
  25   ¿A la hoja arrebatada has de quebrantar? ¿Y a una paja seca has de perseguir?
  26   ¿Por qué escribes contra mí amarguras, y me haces cargo de los pecados de mi juventud?
  27   Pones además mis pies en el cepo, y vigilas todos mis caminos, imprimes marcas en las plantas de mis pies.
  28   Y el cuerpo mío se va gastando como de carcoma, como vestido que es comido de polilla.

 
Job 14
 
  1   El hombre nacido de mujer, corto de días, y harto de sinsabores.
  2   Que sale como una flor y es cortado; y huye como la sombra, y no permanece.
  3   ¿Y sobre éste abres tus ojos, y me traes a juicio contigo?
  4   ¿Quién podrá sacar algo limpio de lo inmundo? Nadie.
  5   Ciertamente sus días están determinados, y el número de sus meses está cerca de ti: Tú le pusiste límites, los cuales no pasará.
  6   Apártate de él, y que descanse hasta que, cual jornalero, haya cumplido su día.
  7   Porque si el árbol fuere cortado, aún queda de él esperanza; retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.
  8   Si se envejeciere en la tierra su raíz, y su tronco fuere muerto en el polvo,
  9   al percibir el agua reverdecerá, y echará renuevos como planta nueva.
  10   Pero el hombre muere, y es cortado; Perece el hombre, ¿y dónde está él?
  11   Como las aguas se van del mar, y el río se agota y se seca.
  12   Así el hombre yace, y no vuelve a levantarse; hasta que no haya cielo no despertarán, ni se levantarán de su sueño.
  13   ¡Oh quién me diera que me escondieses en el sepulcro, que me encubrieras hasta apaciguarse tu ira, que me pusieses plazo, y de mí te acordaras!
  14   Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi edad esperaré, hasta que venga mi transformación.
  15   Tú llamarás, y te responderé yo; tendrás placer en la obra de tus manos.
  16   Pero ahora me cuentas los pasos, y no das tregua a mi pecado.
  17   Sellada está en saco mi transgresión, y tienes cosida mi iniquidad.
  18   Y ciertamente el monte que cae se deshace, y las peñas son traspasadas de su lugar;
  19   Las piedras son desgastadas con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra; de igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
  20   Para siempre serás más fuerte que él, y él se va; demudarás su rostro, y lo despedirás.
  21   Sus hijos alcanzan honor, y él no lo sabe; o son humillados, y no entiende de ellos.
  22   Mas su carne sobre él se dolerá, y se entristecerá en él su alma.

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