1 Corintios 1-8


 
1 Corintios 1
 
  1   Pablo, llamado a ser apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y nuestro hermano Sóstenes,
  2   a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Cristo Jesús, llamados a ser santos, con todos los que en todo lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro.
  3   Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.
  4   Doy gracias a mi Dios siempre por vosotros, por la gracia de Dios que os es dada en Cristo Jesús;
  5   porque en todas las cosas sois enriquecidos en Él, en toda palabra y en toda ciencia;
  6   así como el testimonio de Cristo ha sido confirmado en vosotros:
  7   De manera que nada os falta en ningún don; esperando la venida de nuestro Señor Jesucristo;
  8   el cual también os confirmará hasta el fin, para que seáis irreprensibles en el día de nuestro Señor Jesucristo.
  9   Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión de su Hijo Jesucristo nuestro Señor.
  10   Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos habléis una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que seáis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.
  11   Porque me ha sido dicho de vosotros, hermanos míos, por los que son de la casa de Cloé, que hay entre vosotros contiendas.
  12   Digo esto ahora, porque cada uno de vosotros dice: Yo soy de Pablo; y yo de Apolos; y yo de Cefas; y yo de Cristo.
  13   ¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿O habéis sido bautizados en el nombre de Pablo?
  14   Doy gracias a Dios que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo,
  15   para que ninguno diga que yo he bautizado en mi nombre.
  16   Y también bauticé a la familia de Estéfanas; mas no sé si he bautizado algún otro.
  17   Porque no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio; no con sabiduría de palabras, para que no se haga vana la cruz de Cristo.
  18   Porque la predicación de la cruz es locura a los que se pierden; pero a nosotros los salvos, es poder de Dios.
  19   Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé la inteligencia de los entendidos.
  20   ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde está el escriba? ¿Dónde está el disputador de este mundo? ¿No ha enloquecido Dios la sabiduría del mundo?
  21   Y ya que en la sabiduría de Dios, el mundo por sabiduría no conoció a Dios; agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación.
  22   Porque los judíos piden señal, y los griegos buscan sabiduría;
  23   pero nosotros predicamos a Cristo crucificado, para los judíos ciertamente tropezadero, y para los griegos locura;
  24   mas para los llamados, así judíos como griegos, Cristo poder de Dios, y sabiduría de Dios.
  25   Porque lo insensato de Dios es más sabio que los hombres; y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres.
  26   Pues mirad, hermanos, vuestro llamamiento, que no muchos sabios según la carne, no muchos poderosos, no muchos nobles son llamados.
  27   Antes lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte;
  28   y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es;
  29   para que ninguna carne se jacte en su presencia.
  30   Mas de Él sois vosotros en Cristo Jesús, el cual de Dios nos es hecho sabiduría, justificación, santificación, y redención;
  31   para que, como está escrito: El que se gloría, gloríese en el Señor.

 
1 Corintios 2
 
  1   Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para predicaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
  2   Pues me propuse no saber otra cosa entre vosotros, sino a Jesucristo, y a Éste crucificado.
  3   Y estuve con vosotros en flaqueza, y mucho temor y temblor;
  4   y mi palabra y mi predicación no fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder;
  5   para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.
  6   Pero hablamos sabiduría entre perfectos; y sabiduría, no de este mundo, ni de los príncipes de este mundo, que perecen.
  7   Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría encubierta, la cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria;
  8   la que ninguno de los príncipes de este mundo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de gloria.
  9   Antes, como está escrito: Ojo no ha visto, ni oído ha escuchado, ni han subido en corazón de hombre, las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.
  10   Pero Dios nos las reveló a nosotros por su Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.
  11   Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoce las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios.
  12   Y nosotros hemos recibido, no el espíritu del mundo, sino el Espíritu que es de Dios, para que conozcamos lo que Dios nos ha dado;
  13   lo cual también hablamos, no con palabras que enseña la humana sabiduría, sino con las que enseña el Espíritu Santo, acomodando lo espiritual a lo espiritual.
  14   Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
  15   Mas el espiritual juzga todas las cosas; y él de nadie es juzgado.
  16   Porque ¿quién conoció la mente del Señor, para que le instruyese? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo.

 
1 Corintios 3
 
  1   De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo.
  2   Os di a beber leche, y no carne; porque aún no podíais digerirla, ni ahora podéis todavía;
  3   porque aún sois carnales; pues habiendo entre vosotros celos, y contiendas, y divisiones, ¿no sois carnales, y andáis como hombres?
  4   Porque diciendo el uno: Yo soy de Pablo; y el otro: Yo de Apolos; ¿no sois carnales?
  5   ¿Qué, pues, es Pablo, y qué es Apolos? Sino ministros por los cuales habéis creído, y eso según lo que a cada uno ha concedido el Señor.
  6   Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios.
  7   Así que, ni el que planta es algo, ni el que riega; sino Dios, que da el crecimiento.
  8   Y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor.
  9   Porque nosotros, colaboradores somos de Dios; y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios.
  10   Conforme a la gracia de Dios que me es dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica.
  11   Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo.
  12   Y si alguno edificare sobre este fundamento oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, hojarasca;
  13   la obra de cada uno se hará manifiesta; porque el día la declarará; porque por el fuego será revelada; y la obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará.
  14   Si permaneciere la obra de alguno que sobreedificó, recibirá recompensa.
  15   Si la obra de alguno fuere quemada, sufrirá pérdida; si bien él mismo será salvo, aunque así como por fuego.
  16   ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?
  17   Si alguno violare el templo de Dios, Dios destruirá al tal; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
  18   Nadie se engañe a sí mismo; si alguno entre vosotros se cree ser sabio en este mundo, hágase ignorante, para que llegue a ser sabio.
  19   Porque la sabiduría de este mundo insensatez es para con Dios; pues escrito está: Él prende a los sabios en la astucia de ellos.
  20   Y otra vez: El Señor conoce los pensamientos de los sabios, que son vanos.
  21   Así que, ninguno se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro,
  22   sea Pablo, sea Apolos, sea Cefas, sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo por venir; todo es vuestro,
  23   y vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

 
1 Corintios 4
 
  1   Téngannos los hombres por ministros de Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
  2   Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.
  3   Yo en muy poco tengo el ser juzgado de vosotros, o de juicio humano; y ni aun yo mismo me juzgo.
  4   Porque de nada tengo mala conciencia, mas no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
  5   Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que venga el Señor, el cual también traerá a luz lo encubierto de las tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones; y entonces cada uno tendrá de Dios la alabanza.
  6   Pero esto, hermanos, lo he transferido por ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros; para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito, para que ninguno de vosotros se envanezca, por causa de uno contra otro.
  7   Porque ¿quién te distingue? ¿O qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
  8   Ya estáis saciados, ya estáis ricos, sin nosotros reináis: Y quisiera Dios que reinaseis, para que nosotros reinásemos también con vosotros.
  9   Porque pienso que Dios nos ha puesto a nosotros los apóstoles como postreros, como a sentenciados a muerte; porque somos hechos espectáculo al mundo, y a los ángeles, y a los hombres.
  10   Nosotros somos insensatos por amor de Cristo, mas vosotros sois sabios en Cristo; nosotros débiles, mas vosotros fuertes; vosotros honorables, mas nosotros despreciados.
  11   Hasta esta hora padecemos hambre, y tenemos sed, y estamos desnudos, y somos abofeteados, y no tenemos morada fija.
  12   Y nos fatigamos trabajando con nuestras manos; siendo maldecidos, bendecimos; siendo perseguidos, lo soportamos;
  13   siendo difamados, rogamos; hemos venido a ser como la escoria del mundo, el desecho de todos hasta ahora.
  14   No escribo esto para avergonzaros, sino que os amonesto como a hijos míos amados.
  15   Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tenéis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio.
  16   Por tanto, os ruego que sigáis mi ejemplo.
  17   Por lo cual os envié a Timoteo, que es mi hijo amado, y fiel en el Señor, el cual os recordará de mis caminos cuáles sean en Cristo, de la manera que enseño en todas partes en todas las iglesias.
  18   Pero algunos están envanecidos, como si nunca hubiese yo de ir a vosotros.
  19   Pero iré pronto a vosotros, si el Señor quisiere; y entenderé, no las palabras de los que andan envanecidos, sino el poder.
  20   Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder.
  21   ¿Qué queréis? ¿Iré a vosotros con vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?

 
1 Corintios 5
 
  1   Se oye por todas partes que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tenga la esposa de su padre.
  2   Y vosotros estáis envanecidos, y no más bien tuvisteis tristeza, para que el que cometió tal acción fuese quitado de entre vosotros.
  3   Porque yo ciertamente, como ausente en cuerpo, mas presente en espíritu, ya he juzgado como presente al que tal acción ha cometido.
  4   En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, congregados vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo,
  5   el tal sea entregado a Satanás para la destrucción de la carne, para que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.
  6   No es buena vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?
  7   Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura; porque Cristo, nuestra pascua, ya fue sacrificado por nosotros.
  8   Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad.
  9   Os he escrito por carta, que no os asociéis con los fornicarios;
  10   mas no del todo con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues entonces os sería necesario salir del mundo.
  11   Mas ahora os he escrito, que no os asociéis con ninguno que, llamándose hermano, fuere fornicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón, con el tal ni aun comáis.
  12   Porque ¿qué me va a mí en juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro?
  13   Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros.

 
1 Corintios 6
 
  1   ¿Osa alguno de vosotros, teniendo algo contra otro, ir a juicio delante de los injustos, y no delante de los santos?
  2   ¿O no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si el mundo ha de ser juzgado por vosotros, ¿sois indignos de juzgar las cosas más pequeñas?
  3   ¿O no sabéis que hemos de juzgar ángeles? ¿Cuánto más las cosas de esta vida?
  4   Por tanto, si tuviereis juicios de cosas de esta vida, poned para juzgar a los que son de menor estima en la iglesia.
  5   Para vuestra vergüenza lo digo. ¿Será así, que no haya entre vosotros sabio, ni siquiera uno que pueda juzgar entre sus hermanos?
  6   Sino que el hermano con el hermano pleitea en juicio, y esto ante los incrédulos.
  7   Así que, por cierto es ya una falta en vosotros que tengáis pleitos entre vosotros mismos. ¿Por qué no sufrís más bien el agravio? ¿Por qué no sufrís más bien el ser defraudados?
  8   Mas vosotros hacéis la injuria, y defraudáis, y esto a vuestros hermanos.
  9   ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No os engañéis: Ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones,
  10   ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.
  11   Y esto erais algunos de vosotros; mas ya sois lavados, ya sois santificados, ya sois justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.
  12   Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna.
  13   Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Mas el cuerpo no es para fornicación, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo.
  14   Y Dios, que resucitó al Señor, también a nosotros nos resucitará con su poder.
  15   ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Tomaré, pues, los miembros de Cristo, y los haré miembros de una ramera? ¡Dios me libre!
  16   ¿O no sabéis que el que se une con una ramera, es hecho un cuerpo con ella? Porque dice: Los dos serán una sola carne.
  17   Pero el que se une al Señor, un espíritu es.
  18   Huid de la fornicación. Todo pecado que el hombre cometiere, fuera del cuerpo está; mas el que fornica, contra su propio cuerpo peca.
  19   ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y no sois vuestros?
  20   Porque comprados sois por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios.

 
1 Corintios 7
 
  1   En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno es al hombre no tocar mujer.
  2   Mas para evitar fornicaciones, cada varón tenga su propia esposa, y cada mujer tenga su propio marido.
  3   El marido pague a su esposa la debida benevolencia; y asimismo la esposa a su marido.
  4   La esposa no tiene potestad de su propio cuerpo, sino el marido; e igualmente tampoco el marido tiene potestad de su propio cuerpo, sino la esposa.
  5   No os defraudéis el uno al otro, a no ser por algún tiempo de mutuo consentimiento, para ocuparos en ayuno y oración; y volved a juntaros en uno, para que no os tiente Satanás a causa de vuestra incontinencia.
  6   Mas esto digo por permisión, no por mandamiento.
  7   Quisiera más bien que todos los hombres fuesen como yo; pero cada uno tiene su propio don de Dios; uno de una manera, y otro de otra.
  8   Digo, pues, a los solteros y a las viudas, que les sería bueno si se quedasen como yo,
  9   pero si no pueden contenerse, cásense; que mejor es casarse que estarse quemando.
  10   Mas a los casados mando, no yo, sino el Señor: Que la esposa no se separe de su marido;
  11   y si se separa, que se quede sin casar, o reconcíliese con su marido; y que el marido no abandone a su esposa.
  12   Y a los demás yo digo, no el Señor: Si algún hermano tiene esposa no creyente, y ella consiente en habitar con él, no la despida.
  13   Y la mujer que tiene marido no creyente, y él consiente en habitar con ella, no lo deje.
  14   Porque el marido no creyente es santificado en la esposa, y la esposa no creyente en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos; mas ahora son santos.
  15   Pero si el no creyente se separa, sepárese. En tales casos el hermano o la hermana no están sujetos a servidumbre; antes a paz nos llamó Dios.
  16   Porque ¿de dónde sabes, oh esposa, si harás salvo a tu marido? ¿O de dónde sabes, oh marido, si quizá harás salva a tu esposa?
  17   Pero cada uno como Dios le repartió, y como el Señor llamó a cada uno, así ande. Y así ordeno en todas las iglesias.
  18   ¿Es llamado alguno siendo circunciso? Quédese circunciso. ¿Es llamado alguno incircunciso? Que no se circuncide.
  19   La circuncisión nada es, y la incircuncisión nada es; sino el guardar los mandamientos de Dios.
  20   Cada uno quédese en la vocación en que fue llamado.
  21   ¿Eres llamado siendo siervo? Que no te dé cuidado; pero si puedes hacerte libre, procúralo más.
  22   Porque el que en el Señor es llamado siendo siervo, liberto es del Señor; asimismo también el que es llamado siendo libre, siervo es de Cristo.
  23   Por precio sois comprados; no os hagáis siervos de los hombres.
  24   Cada uno, hermanos, en lo que es llamado, en ello permanezca con Dios.
  25   En cuanto a las vírgenes no tengo mandamiento del Señor; mas doy mi parecer, como quien ha alcanzado misericordia del Señor para ser fiel.
  26   Tengo, pues, esto por bueno a causa de la necesidad que apremia; que bueno es al hombre quedarse así.
  27   ¿Estás ligado a esposa? No procures soltarte. ¿Estás libre de esposa? No procures esposa.
  28   Mas también si te casares, no pecaste; y si la virgen se casare, no pecó; pero aflicción de carne tendrán los tales; mas yo os dejo.
  29   Pero esto digo, hermanos, que el tiempo es corto; resta, pues, que los que tienen esposa sean como si no la tuviesen,
  30   y los que lloran, como si no llorasen; y los que se regocijan, como si no se regocijasen; y los que compran, como si no poseyesen;
  31   y los que disfrutan de este mundo, como no abusando de ello; porque la apariencia de este mundo se pasa.
  32   Quisiera, pues, que estuvieseis sin afán. El soltero tiene cuidado de las cosas que son del Señor, de cómo ha de agradar al Señor;
  33   pero el casado tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo ha de agradar a su esposa.
  34   También hay diferencia entre la casada y la virgen. La soltera tiene cuidado de las cosas del Señor, para ser santa así en el cuerpo como en el espíritu; mas la casada tiene cuidado de las cosas del mundo, de cómo ha de agradar a su marido.
  35   Y esto digo para vuestro provecho; no para tenderos lazo, sino para lo honesto y decente, y para que sin impedimento os acerquéis al Señor.
  36   Mas si a alguno considera que se comporta indecorosamente hacia su virgen y si está en la flor de la edad, y necesita así hacerlo, haga lo que quiera, no peca. Cásese.
  37   Pero el que está firme en su corazón, y no tiene necesidad, sino que tiene potestad sobre su voluntad, y determinó en su corazón el conservarla virgen, bien hace.
  38   Así que el que la da en casamiento, bien hace; y el que no la da en casamiento hace mejor.
  39   La esposa está atada a la ley mientras vive su marido; mas si su marido muriere, libre es; cásese con quien quiera, con tal que sea en el Señor.
  40   Pero a mi parecer, será más dichosa si se quedare así; y pienso que también yo tengo el Espíritu de Dios.

 
1 Corintios 8
 
  1   Y en cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, mas el amor edifica.
  2   Y si alguno piensa que sabe algo, aún no sabe nada como debe saber.
  3   Mas si alguno ama a Dios, el tal es conocido de Él.
  4   Y en cuanto a comer de aquello que es sacrificado a los ídolos, sabemos que el ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un solo Dios.
  5   Porque aunque haya algunos que se llamen dioses, o en el cielo, o en la tierra ( como hay muchos dioses y muchos señores ),
  6   mas para nosotros sólo hay un Dios, el Padre, de quien son todas las cosas, y nosotros en Él; y un Señor, Jesucristo, por el cual son todas las cosas, y nosotros por Él.
  7   Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos con conciencia del ídolo hasta ahora, comen como sacrificado a ídolos; y su conciencia, siendo débil, se contamina.
  8   Si bien la vianda no nos hace más aceptos a Dios; pues ni porque comamos, seremos más; ni porque no comamos, seremos menos.
  9   Mas mirad que esta vuestra libertad de ninguna manera venga a ser tropezadero a los que son débiles.
  10   Porque si te ve alguno a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en el templo de los ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será incitada a comer de lo sacrificado a los ídolos?
  11   Y por tu conocimiento se perderá el hermano débil por el cual Cristo murió.
  12   De esta manera, pues, pecando contra los hermanos, e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis.
  13   Por lo cual, si la comida hace tropezar a mi hermano, jamás comeré carne para no ser tropiezo a mi hermano.

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