1 Corintios 9-16


 
1 Corintios 9
 
  1   ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesucristo nuestro Señor? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?
  2   Si para otros no soy apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor.
  3   Ésta es mi respuesta a los que me preguntan.
  4   ¿Acaso no tenemos derecho de comer y de beber?
  5   ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana, una esposa, como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas?
  6   ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar?
  7   ¿Quién jamás fue a la guerra a sus propias expensas? ¿Quién planta viña, y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño, y no se alimenta de la leche del rebaño?
  8   ¿Digo esto como hombre? ¿No dice esto también la ley?
  9   Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?
  10   ¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues, ciertamente por nosotros está escrito; porque con esperanza ha de arar el que ara; y el que trilla, con esperanza de participar de lo que espera.
  11   Si nosotros sembramos en vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material?
  12   Si otros participan de este derecho sobre vosotros, ¿por qué no nosotros? Pero no hemos usado de este derecho; antes todo lo sufrimos, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo.
  13   ¿No sabéis que los que ministran en las cosas santas, comen del templo; y que los que sirven al altar, del altar participan?
  14   Así también ordenó el Señor que los que predican el evangelio, vivan del evangelio.
  15   Pero yo de nada de esto me he aprovechado; ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque preferiría morir, antes que nadie haga vana esta mi gloria.
  16   Porque aunque predico el evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no predicare el evangelio!
  17   Por lo cual, si lo hago de voluntad, recompensa tendré; mas si por fuerza, la dispensación del evangelio me ha sido encomendada.
  18   ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi potestad en el evangelio.
  19   Por lo cual, siendo libre para con todos, me he hecho siervo de todos para ganar a más.
  20   Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos; a los que están bajo la ley, como bajo la ley, para ganar a los que están bajo la ley;
  21   a los que están sin ley, como si yo estuviera sin ley ( no estando yo sin ley a Dios, mas bajo la ley a Cristo ), para ganar a los que están sin ley.
  22   A los débiles, me he hecho como débil, para ganar a los débiles: A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos.
  23   Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él.
  24   ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, mas sólo uno se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis.
  25   Y todo aquel que lucha, de todo se abstiene; y ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible; pero nosotros, una incorruptible.
  26   Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
  27   sino que sujeto mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre; no sea que habiendo predicado a otros, yo mismo venga a ser reprobado.

 
1 Corintios 10
 
  1   Mas no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron a través del mar;
  2   y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar;
  3   y todos comieron la misma vianda espiritual;
  4   y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la Roca espiritual que los seguía, y la Roca era Cristo.
  5   Pero Dios no se agradó de muchos de ellos; por lo cual quedaron postrados en el desierto.
  6   Pero estas cosas fueron ejemplo para nosotros, a fin de que no codiciemos cosas malas, como ellos codiciaron.
  7   Ni seáis idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantaron a jugar.
  8   Ni forniquemos, como algunos de ellos fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil.
  9   Ni tentemos a Cristo, como también algunos de ellos le tentaron, y perecieron por las serpientes.
  10   Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por el destructor.
  11   Y todas estas cosas les acontecieron como ejemplo; y son escritas para amonestarnos a nosotros, sobre quienes los fines de los siglos han venido.
  12   Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
  13   No os ha tomado tentación, sino humana; mas fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis soportar; antes dará también con la tentación la salida, para que podáis resistir.
  14   Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
  15   Como a sabios hablo; juzgad vosotros lo que digo.
  16   La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
  17   Porque nosotros, siendo muchos somos un solo pan, y un solo cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan.
  18   Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?
  19   ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo? ¿O que sea algo lo que es sacrificado a los ídolos?
  20   Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.
  21   No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
  22   ¿Provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que Él?
  23   Todo me es lícito, mas no todo conviene; todo me es lícito, mas no todo edifica.
  24   Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
  25   De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia;
  26   porque del Señor es la tierra y su plenitud.
  27   Y si algún no creyente os convida, y queréis ir, de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por causa de la conciencia.
  28   Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis, por causa de aquel que lo declaró, y por causa de la conciencia; porque del Señor es la tierra y su plenitud.
  29   La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de juzgar mi libertad por la conciencia de otro?
  30   Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser difamado por lo que doy gracias?
  31   Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.
  32   No seáis ofensa, ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
  33   Como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.

 
1 Corintios 11
 
  1   Sed seguidores de mí, así como yo de Cristo.
  2   Y os alabo, hermanos, que en todo os acordáis de mí, y retenéis las ordenanzas tal como os las entregué.
  3   Mas quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón; y el varón es la cabeza de la mujer; y Dios la cabeza de Cristo.
  4   Todo varón que ora o profetiza cubierta la cabeza, afrenta su cabeza.
  5   Mas toda mujer que ora o profetiza no cubierta su cabeza, afrenta su cabeza; porque lo mismo es que si se rapase.
  6   Porque si la mujer no se cubre, que se corte también el cabello; y si le es vergonzoso a la mujer trasquilarse o raparse, cúbrase.
  7   Porque el varón no ha de cubrir su cabeza, porque es imagen y gloria de Dios; pero la mujer es gloria del varón.
  8   Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón.
  9   Porque tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón.
  10   Por lo cual, la mujer debe tener señal de autoridad sobre su cabeza, por causa de los ángeles.
  11   Mas en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón.
  12   Porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace por causa de la mujer; pero todo procede de Dios.
  13   Juzgad vosotros mismos: ¿Es apropiado a la mujer orar a Dios sin cubrirse?
  14   La naturaleza misma ¿no os enseña que es deshonroso al varón traer el cabello largo?
  15   Pero si una mujer tiene cabello largo, le es honroso; porque en lugar de velo le es dado el cabello.
  16   Con todo, si alguno quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni las iglesias de Dios.
  17   Y en esto que os denuncio, no os alabo; porque os reunís no para lo mejor, sino para lo peor.
  18   Porque en primer lugar, cuando os reunís en la iglesia, oigo que hay entre vosotros divisiones; y en parte lo creo.
  19   Porque también es preciso que entre vosotros haya herejías, para que los que son aprobados se manifiesten entre vosotros.
  20   Así que cuando vosotros os reunís en un lugar, esto no es comer la cena del Señor.
  21   Porque cada uno se adelanta a comer su propia cena; y uno tiene hambre, y otro está embriagado.
  22   ¿Acaso no tenéis casas en que comáis y bebáis? ¿O menospreciáis la iglesia de Dios y avergonzáis a los que no tienen? ¿Qué os diré? ¿Os alabaré en esto? No os alabo.
  23   Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan;
  24   y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.
  25   Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo testamento en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí.
  26   Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que Él venga.
  27   De manera que cualquiera que comiere este pan, o bebiere la copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor.
  28   Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa.
  29   Porque el que come y bebe indignamente, come y bebe juicio para sí, no discerniendo el cuerpo del Señor.
  30   Por lo cual hay muchos debilitados y enfermos entre vosotros; y muchos duermen.
  31   Que si nos juzgásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados.
  32   Mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.
  33   Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros.
  34   Y si alguno tuviere hambre, coma en su casa; para que no os reunáis para condenación. Y las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

 
1 Corintios 12
 
  1   Y en cuanto a los dones espirituales, no quiero hermanos, que ignoréis.
  2   Sabéis que vosotros erais gentiles, llevados, como se os llevaba, a los ídolos mudos.
  3   Por tanto, os hago saber que nadie que hable por el Espíritu de Dios, llama anatema a Jesús; y nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo.
  4   Ahora bien, hay diversidad de dones; pero el mismo Espíritu es.
  5   Y hay diversidad de ministerios; pero el mismo Señor es.
  6   Y hay diversidad de operaciones; pero es el mismo Dios el que hace todas las cosas en todos.
  7   Pero a cada uno le es dada manifestación del Espíritu para provecho.
  8   Porque a la verdad, a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia por el mismo Espíritu;
  9   a otro, fe por el mismo Espíritu, y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu;
  10   a otro, operaciones de milagros, y a otro, profecía; y a otro, discernimiento de espíritus; y a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas.
  11   Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo en particular a cada uno como Él quiere.
  12   Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo.
  13   Porque por un solo Espíritu somos todos bautizados en un cuerpo, ya ­sean judíos o gentiles, ya sean siervos o libres; y todos hemos bebido de un mismo Espíritu.
  14   Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
  15   Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo; ¿por eso no será del cuerpo?
  16   Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo; ¿por eso no será del cuerpo?
  17   Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?
  18   Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso.
  19   Que si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
  20   Mas ahora ciertamente son muchos los miembros, pero un solo cuerpo.
  21   Y el ojo no puede decir a la mano: No te necesito: Ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros.
  22   Antes bien, los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son mucho más necesarios;
  23   y los miembros del cuerpo que estimamos menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, son tratados con mucho más decoro.
  24   Porque los miembros que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba;
  25   para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros.
  26   Y si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él; o si un miembro es honrado, todos los miembros con él se regocijan.
  27   Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros en particular.
  28   Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, lo segundo profetas, lo tercero maestros; luego milagros; después dones de sanidades, ayudas, gobernaciones, diversidad de lenguas.
  29   ¿Son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Todos maestros? ¿Hacen todos milagros?
  30   ¿Tienen todos dones de sanidad? ¿Todos hablan lenguas? ¿Interpretan todos?
  31   Procurad, pues, los dones mejores; mas yo os muestro un camino aun más excelente.

 
1 Corintios 13
 
  1   Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo caridad, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.
  2   Y si tuviese el don de profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia; y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo caridad, nada soy.
  3   Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo caridad, de nada me sirve.
  4   La caridad es sufrida, es benigna; La caridad no tiene envidia, la caridad no es jactanciosa, no se envanece;
  5   no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal;
  6   no se goza en la injusticia, mas se goza en la verdad;
  7   todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
  8   La caridad nunca deja de ser; mas las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.
  9   Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;
  10   mas cuando venga lo que es perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.
  11   Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño, mas cuando ya fui hombre hecho, dejé lo que era de niño.
  12   Y ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara; ahora conozco en parte; mas entonces conoceré como soy conocido.
  13   Y ahora permanecen la fe, la esperanza, y la caridad, estas tres; pero la mayor de ellas es la caridad.

 
1 Corintios 14
 
  1   Seguid la caridad; y desead los dones espirituales, mas sobre todo que profeticéis.
  2   Porque el que habla en lenguas, no habla a los hombres, sino a Dios; porque nadie le entiende, aunque en espíritu hable misterios.
  3   Mas el que profetiza, habla a los hombres para edificación, y exhortación, y consolación.
  4   El que habla en lengua desconocida, a sí mismo se edifica; mas el que profetiza, edifica a la iglesia.
  5   Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación.
  6   Ahora pues, hermanos, si yo viniere a vosotros hablando en lenguas, ¿qué os aprovechará, si no os hablare, o con revelación, o con ciencia, o con profecía, o con doctrina?
  7   Y aun las cosas inanimadas que hacen sonidos, ya sea la flauta, o el arpa; si no dieren distinción de sonidos, ¿cómo se sabrá lo que se tañe con la flauta, o con el arpa?
  8   Y si la trompeta diere sonido incierto, ¿quién se apercibirá para la batalla?
  9   Así también vosotros, si por la lengua no hablareis palabra bien entendible, ¿cómo se sabrá lo que se dice? Porque hablaréis al aire.
  10   Hay tantas clases de idiomas en el mundo, y ninguno de ellos carece de significado;
  11   mas si yo ignorare el significado de lo que se dice, seré extranjero al que habla, y el que habla será extranjero para mí.
  12   Así también vosotros; pues que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edificación de la iglesia.
  13   Por lo cual, el que habla en lengua desconocida, pida que la interprete.
  14   Porque si yo oro en lengua desconocida, mi espíritu ora; pero mi entendimiento queda sin fruto.
  15   ¿Qué hay entonces? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento.
  16   Porque si bendijeres sólo con el espíritu, el que ocupa el lugar de un simple oyente, ¿cómo dirá amén a tu acción de gracias? pues no sabe lo que has dicho.
  17   Porque tú, a la verdad, bien das gracias; mas el otro no es edificado.
  18   Doy gracias a mi Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros;
  19   pero en la iglesia prefiero hablar cinco palabras con mi entendimiento, para enseñar también a otros, que diez mil palabras en lengua desconocida.
  20   Hermanos, no seáis niños en el sentir; sino sed niños en la malicia, pero hombres en el sentir.
  21   En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor.
  22   Así que, las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos; mas la profecía, no a los incrédulos, sino a los creyentes.
  23   De manera que, si toda la iglesia se reúne en un lugar, y todos hablan en lenguas, y entran indoctos o incrédulos, ¿no dirán que estáis locos?
  24   Pero si todos profetizan, y entra algún incrédulo o indocto, de todos es convencido, de todos es juzgado;
  25   y de esta manera los secretos de su corazón se hacen manifiestos; y así, postrándose sobre el rostro, adorará a Dios, declarando que en verdad Dios está en vosotros.
  26   ¿Qué hay, pues, hermanos? Cuando os reunís, cada uno de vosotros tiene salmo, tiene doctrina, tiene lengua, tiene revelación, tiene interpretación: Hágase todo para edificación.
  27   Si hablare alguno en lengua desconocida, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete.
  28   Y si no hubiere intérprete, calle en la iglesia, y hable a sí mismo y a Dios.
  29   Asimismo, los profetas hablen dos o tres, y los demás juzguen.
  30   Y si algo fuere revelado a otro que estuviere sentado, calle el primero.
  31   Porque podéis profetizar todos uno por uno, para que todos aprendan, y todos sean exhortados.
  32   Y los espíritus de los profetas, están sujetos a los profetas;
  33   porque Dios no es autor de confusión, sino de paz; como en todas las iglesias de los santos.
  34   Vuestras mujeres callen en las iglesias; porque no les es permitido hablar, sino que estén sujetas, como también la ley lo dice.
  35   Y si quieren aprender alguna cosa, pregunten en casa a sus maridos; porque vergonzoso es que una mujer hable en la iglesia.
  36   ¿Acaso ha salido de vosotros la palabra de Dios? ¿O solamente a vosotros ha llegado?
  37   Si alguno se cree profeta, o espiritual, reconozca que lo que os escribo, son mandamientos del Señor.
  38   Mas si alguno es ignorante, sea ignorante.
  39   Así que, hermanos, procurad profetizar; y no impidáis el hablar lenguas.
  40   Pero hágase todo decentemente y con orden.

 
1 Corintios 15
 
  1   Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual estáis firmes;
  2   por el cual asimismo sois salvos, si retenéis la palabra que os he predicado; si no habéis creído en vano.
  3   Porque primeramente os he entregado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras;
  4   y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
  5   y que fue visto por Cefas, y después por los doce.
  6   Y después, fue visto por más de quinientos hermanos a la vez; de los cuales muchos viven aún, y otros ya duermen.
  7   Después fue visto por Jacobo; luego por todos los apóstoles.
  8   Y al último de todos, como un nacido a destiempo, Él fue visto también por mí.
  9   Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí la iglesia de Dios.
  10   Mas por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo; antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios que ha sido conmigo.
  11   Así que, ya sea yo o ellos, así predicamos, y así habéis creído.
  12   Y si se predica que Cristo resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos?
  13   Porque si no hay resurrección de muertos, Cristo tampoco resucitó.
  14   Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe.
  15   Y además somos hallados falsos testigos de Dios; porque hemos testificado de Dios, que Él resucitó a Cristo; al cual no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.
  16   Porque si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó.
  17   Y si Cristo no resucitó, vana es vuestra fe; aún estáis en vuestros pecados.
  18   Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron.
  19   Si sólo en esta vida esperamos en Cristo, somos los más miserables de todos los hombres.
  20   Mas ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho.
  21   Y por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos.
  22   Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados.
  23   Mas cada uno en su debido orden: Cristo las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida.
  24   Luego vendrá el fin; cuando haya entregado el reino al Dios y Padre, cuando hubiere abatido todo imperio, y toda potencia y potestad.
  25   Porque es menester que Él reine, hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies.
  26   Y el postrer enemigo que será destruido, es la muerte.
  27   Porque todas las cosas sujetó debajo de sus pies. Pero cuando dice: Todas las cosas son sujetadas a Él, claramente se exceptúa al que sujetó a Él todas las cosas.
  28   Y cuando todas las cosas le fueren sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a Él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos.
  29   De otro modo, ¿qué harán los que se bautizan por los muertos, si en ninguna manera los muertos resucitan? ¿Por qué, pues, se bautizan por los muertos?
  30   ¿Y por qué nosotros peligramos a toda hora?
  31   Os aseguro por la gloria que de vosotros tengo en Cristo Jesús Señor nuestro, que cada día muero.
  32   Si como hombre batallé en Éfeso contra las bestias, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, que mañana moriremos.
  33   No os engañéis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres.
  34   Despertad a justicia, y no pequéis; porque algunos no conocen a Dios; para vergüenza vuestra lo digo.
  35   Pero dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán?
  36   Necio, lo que tú siembras no revive, si no muriere antes.
  37   Y lo que siembras, no siembras el cuerpo que ha de ser, sino el grano desnudo, ya sea de trigo, o de otro grano;
  38   mas Dios le da el cuerpo como Él quiere, y a cada simiente su propio cuerpo.
  39   No toda carne es la misma carne; pues una carne es la de los hombres, y otra carne la de los animales, y otra la de los peces, y otra la de las aves.
  40   También hay cuerpos celestiales, y cuerpos terrenales; mas ciertamente una es la gloria de los celestiales, y otra la de los terrenales.
  41   Una es la gloria del sol, y otra la gloria de la luna, y otra la gloria de las estrellas; porque una estrella es diferente de otra estrella en gloria.
  42   Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción, se levantará en incorrupción;
  43   se siembra en deshonra, se levantará en gloria; se siembra en flaqueza, se levantará en poder;
  44   se siembra cuerpo natural, resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo natural, y hay cuerpo espiritual.
  45   Y así está escrito: El primer hombre Adán fue hecho un alma viviente; el postrer Adán un espíritu vivificante.
  46   Mas lo espiritual no es primero, sino lo natural; luego lo espiritual.
  47   El primer hombre, es de la tierra, terrenal; el segundo hombre que es el Señor, es del cielo.
  48   Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales.
  49   Y así como hemos llevado la imagen del terrenal, llevaremos también la imagen del celestial.
  50   Mas esto digo, hermanos; que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios; ni la corrupción hereda la incorrupción.
  51   He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos, pero todos seremos transformados.
  52   En un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados sin corrupción, y nosotros seremos transformados.
  53   Porque es necesario que esto corruptible sea vestido de incorrupción, y esto mortal sea vestido de inmortalidad.
  54   Y cuando esto corruptible haya sido vestido de incorrupción, y esto mortal haya sido vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
  55   ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?
  56   El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley.
  57   Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo.
  58   Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.

 
1 Corintios 16
 
  1   En cuanto a la ofrenda para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia.
  2   Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, atesorándolo, conforme Dios le haya prosperado; para que cuando yo viniere, no se recojan entonces ofrendas.
  3   Y cuando yo viniere, los que aprobareis por cartas, a éstos enviaré para que lleven vuestra liberalidad a Jerusalén.
  4   Y si amerita que yo también vaya, irán conmigo.
  5   Y vendré a vosotros, cuando hubiere pasado por Macedonia, porque por Macedonia tengo que pasar.
  6   Y podrá ser que me quede y pase el invierno con vosotros, para que vosotros me encaminéis a donde haya de ir.
  7   Porque no quiero ahora veros de paso; pues espero estar con vosotros algún tiempo, si el Señor lo permite.
  8   Pero me quedaré en Éfeso hasta Pentecostés;
  9   porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios.
  10   Y si llegare Timoteo, mirad que esté con vosotros sin temor; porque como yo, también él hace la obra del Señor.
  11   Por tanto, nadie le tenga en poco; sino encaminadle en paz, para que venga a mí; porque le espero con los hermanos.
  12   En cuanto a nuestro hermano Apolos; mucho le he rogado que vaya a vosotros con los hermanos; mas en ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tuviere oportunidad.
  13   Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, esforzaos.
  14   Todas vuestras cosas sean hechas con amor.
  15   Hermanos, ya conocéis a la familia de Estéfanas, que son las primicias de Acaya, y que se han hecho adictos al ministerio de los santos,
  16   os ruego que os sujetéis a los tales, y a todos los que con nosotros ayudan y trabajan.
  17   Me gozo de la venida de Estéfanas y de Fortunato y de Acaico; porque lo que de vosotros faltaba, ellos lo suplieron.
  18   Porque recrearon mi espíritu y el vuestro; reconoced, pues, a los tales.
  19   Las iglesias de Asia os saludan. Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor.
  20   Os saludan todos los hermanos. Saludaos los unos a los otros con ósculo santo.
  21   La salutación de Pablo, de mi propia mano.
  22   El que no amare al Señor Jesucristo, sea anatema. Maranata.
  23   La gracia del Señor Jesucristo sea con vosotros.
  24   Mi amor en Cristo Jesús sea con todos vosotros. Amén.

Retorno