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1 Samuel 23 |
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1 |
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Y dieron aviso a David, diciendo: He
aquí que los filisteos combaten a Keila, y roban las eras. |
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2 |
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Y David consultó a Jehová, diciendo: ¿Iré
a herir a estos filisteos? Y Jehová respondió a David: Ve, hiere a los
filisteos, y libra a Keila. |
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3 |
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Mas los que estaban con David le dijeron:
He aquí que nosotros aquí en Judá estamos con miedo; ¿cuánto más si
fuéremos a Keila contra el ejército de los filisteos? |
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4 |
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Entonces David volvió a consultar a
Jehová. Y Jehová le respondió, y dijo: Levántate, desciende a Keila, que
yo entregaré en tus manos a los filisteos. |
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5 |
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Partió, pues, David con sus hombres a
Keila, y peleó contra los filisteos, se llevó sus ganados y los hirió
con grande estrago: Así libró David a los de Keila. |
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6 |
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Y aconteció que cuando Abiatar hijo de
Ahimelec huyó siguiendo a David a Keila, descendió con el efod en su
mano. |
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7 |
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Y fue dicho a Saúl que David había
venido a Keila. Entonces dijo Saúl: Dios lo ha traído a mis manos; pues
él se ha encerrado, entrando en ciudad con puertas y cerraduras. |
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8 |
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Y convocó Saúl a todo el pueblo a la
batalla, para descender a Keila, y poner cerco a David y a los suyos. |
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9 |
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Mas entendiendo David que Saúl ideaba el
mal contra él, dijo a Abiatar sacerdote: Trae el efod. |
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10 |
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Y dijo David: Jehová Dios de Israel, tu
siervo tiene entendido que Saúl trata de venir contra Keila, a destruir
la ciudad por causa mía. |
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11 |
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¿Me entregarán los hombres de Keila en
sus manos? ¿Descenderá Saúl, como tu siervo ha oído? Jehová Dios de
Israel, te ruego que lo declares a tu siervo. Y Jehová dijo: Sí,
descenderá. |
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12 |
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Dijo luego David: ¿Me entregarán los
hombres de Keila a mí y a mis hombres en manos de Saúl? Y Jehová
respondió: Te entregarán. |
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13 |
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David entonces se levantó con sus
hombres, que eran como seiscientos, y salieron de Keila, y anduvieron de
un lugar a otro. Y vino la nueva a Saúl de como David se había escapado
de Keila; y desistió de perseguirlo. |
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14 |
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Y David se quedó en el desierto en
lugares fuertes, y habitaba en un monte en el desierto de Zif; y lo
buscaba Saúl todos los días, pero Dios no lo entregó en sus manos. |
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15 |
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Y viendo David que Saúl había salido en
busca de su vida, David se estaba en el bosque, en el desierto de Zif. |
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16 |
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Entonces se levantó Jonatán hijo de Saúl,
y vino a David en el bosque, y fortaleció su mano en Dios. |
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17 |
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Y le dijo: No temas, que no te hallará
la mano de Saúl mi padre, y tú reinarás sobre Israel, y yo seré segundo
después de ti; y aun Saúl mi padre así lo sabe. |
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18 |
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Y ambos hicieron pacto delante de Jehová:
y David se quedó en el bosque, y Jonatán se volvió a su casa. |
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19 |
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Entonces subieron los zifeos a Gabaa
para decirle a Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra, en las
peñas del bosque, en el collado de Haquila que está al sur de Jesimón? |
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20 |
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Por tanto, rey, desciende pronto ahora,
según todo el deseo de tu alma, y nosotros lo entregaremos en la mano
del rey. |
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21 |
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Y Saúl dijo: Benditos seáis vosotros de
Jehová, que habéis tenido compasión de mí. |
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22 |
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Id, pues, ahora, preparaos aún,
considerad y ved su lugar donde tiene el pie, y quién lo haya visto allí;
porque se me ha dicho que él es en gran manera astuto. |
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23 |
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Observad, pues, y ved todos los
escondrijos donde se oculta, y volved a mí con la certidumbre, y yo iré
con vosotros: y será que si él estuviere en la tierra, yo le buscaré
entre todos los millares de Judá. |
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24 |
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Y ellos se levantaron, y se fueron a Zif
delante de Saúl. Mas David y su gente estaban en el desierto de Maón, en
la llanura al sur de Jesimón. |
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25 |
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Y partió Saúl con su gente a buscarlo;
pero fue dado aviso a David, y descendió a la peña, y se quedó en el
desierto de Maón. Lo cual como Saúl oyó, siguió a David al desierto de
Maón. |
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26 |
|
Y Saúl iba por un lado del monte, y
David con los suyos por el otro lado del monte: y David se daba prisa
para ir delante de Saúl; mas Saúl y los suyos habían encerrado a David y
a su gente para tomarlos. |
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27 |
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Entonces vino un mensajero a Saúl,
diciendo: Ven luego, porque los filisteos han invadido el país. |
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28 |
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Volvió, por tanto, Saúl de perseguir a
David, y partió contra los filisteos. Por eso llamaron a aquel lugar
Sela-hama-lecot. |
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29 |
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Entonces David subió de allí, y habitó
en los parajes fuertes en Engadi. |
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1 Samuel 24 |
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1 |
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Y sucedió que cuando Saúl volvió de
perseguir a los filisteos, le dieron aviso diciendo: He aquí que David
está en el desierto de Engadi. |
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2 |
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Y tomando Saúl tres mil hombres
escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de los suyos, por las
cumbres de los peñascos de las cabras monteses. |
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3 |
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Y llegó a un redil de ovejas en el
camino, donde había una cueva, y entró Saúl en ella para cubrir sus
pies; y David y sus hombres estaban en los rincones de la cueva. |
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4 |
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Entonces los de David le dijeron: He
aquí el día que te ha dicho Jehová: He aquí que entregó tu enemigo en
tus manos, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y
calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. |
|
5 |
|
Sucedió después de esto que el corazón
de David le golpeaba, por haber cortado la orilla del manto de Saúl. |
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6 |
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Y dijo a los suyos: Jehová me guarde de
hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi
mano contra él; porque es el ungido de Jehová. |
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7 |
|
Así reprimió David a sus siervos con
estas palabras, y no les permitió que se levantasen contra Saúl. Y Saúl,
saliendo de la cueva, siguió su camino. |
|
8 |
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También David se levantó después, y
saliendo de la cueva dio voces a las espaldas de Saúl, diciendo: ¡Mi
señor el rey! Y como Saúl miró atrás, David inclinó su rostro a tierra,
e hizo reverencia. |
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9 |
|
Y dijo David a Saúl: ¿Por qué oyes las
palabras de los que dicen: Mira que David procura tu mal? |
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10 |
|
He aquí han visto hoy tus ojos como
Jehová te ha puesto hoy en mis manos en la cueva; y dijeron que te
matase, mas te perdoné, porque dije: No extenderé mi mano contra mi
señor, porque es el ungido de Jehová. |
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11 |
|
Y mira, padre mío, mira el borde de tu
manto en mi mano; porque yo corté el borde de tu manto, y no te maté.
Conoce, pues, y ve que no hay mal ni traición en mi mano, ni he pecado
contra ti; con todo, tú andas a caza de mi vida para quitármela. |
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12 |
|
Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme
de ti Jehová; pero mi mano no será contra ti. |
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13 |
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Como dice el proverbio de los antiguos:
De los impíos saldrá la impiedad: así que mi mano no será contra ti. |
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14 |
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¿Tras quién ha salido el rey de Israel?
¿A quién persigues? ¿A un perro muerto? ¿A una pulga? |
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15 |
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Jehová, pues, será Juez, y Él juzgará
entre tú y yo. Él vea, y sustente mi causa, y me defienda de tu mano. |
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16 |
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Y aconteció que, cuando David acabó de
decir estas palabras a Saúl, Saúl dijo: ¿No es ésta la voz tuya, hijo
mío David? Y alzando Saúl su voz lloró. |
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17 |
|
Y dijo a David: Más justo eres tú que yo,
pues me has pagado con bien, habiéndote yo pagado con mal. |
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18 |
|
Tú has mostrado hoy que has hecho
conmigo bien; pues no me has dado muerte, habiéndome entregado Jehová en
tus manos. |
|
19 |
|
Porque ¿quién hallará a su enemigo, y lo
dejará ir sano y salvo? Jehová te pague con bien por lo que en este día
has hecho conmigo. |
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20 |
|
Y ahora, como yo entiendo que tú has de
reinar, y que el reino de Israel ha de ser en tu mano firme y estable, |
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21 |
|
júrame, pues, ahora por Jehová, que no
cortarás mi simiente después de mí, ni raerás mi nombre de la casa de mi
padre. |
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22 |
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Entonces David juró a Saúl. Y se fue
Saúl a su casa, y David y sus hombres se subieron a la fortaleza. |
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1 Samuel 25 |
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1 |
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Y murió Samuel, y se reunió todo Israel,
y lo lloraron, y lo sepultaron en su casa en Ramá. Y se levantó David, y
se fue al desierto de Parán. |
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2 |
|
Y había un hombre en Maón que tenía su
hacienda en el Carmelo, el cual era muy rico, y tenía tres mil ovejas y
mil cabras. Y esquilaba sus ovejas en el Carmelo. |
|
3 |
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El nombre de aquel varón era Nabal, y el
nombre de su esposa, Abigail. Y era aquella mujer de buen entendimiento
y de hermosa apariencia; mas el hombre era duro y de malas obras; y era
del linaje de Caleb. |
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4 |
|
Y oyó David en el desierto que Nabal
esquilaba sus ovejas. |
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5 |
|
Entonces David envió diez criados, y les
dijo: Subid al Carmelo, e id a Nabal, y saludadle en mi nombre. |
|
6 |
|
Y decid a aquél que vive en prosperidad:
Paz sea a ti, y paz a tu familia, y paz a todo cuanto tienes. |
|
7 |
|
He sabido que tienes esquiladores.
Ahora, a tus pastores que han estado con nosotros, nunca les hicimos
daño, ni les faltó algo en todo el tiempo que han estado en el Carmelo. |
|
8 |
|
Pregunta a tus criados, que ellos te lo
dirán. Hallen por tanto estos criados gracia en tus ojos, pues que
venimos en buen día; te ruego que des lo que tuvieres a mano a tus
siervos, y a tu hijo David. |
|
9 |
|
Y como llegaron los criados de David,
dijeron a Nabal todas estas palabras en nombre de David, y callaron. |
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10 |
|
Y Nabal respondió a los criados de
David, y dijo: ¿Quién es David? ¿Y quién es el hijo de Isaí? Muchos
siervos hay hoy que huyen de sus señores. |
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11 |
|
¿He de tomar yo ahora mi pan, mi agua, y
mi carne que he matado y preparado para mis esquiladores, y la daré a
hombres que no sé de dónde son? |
|
12 |
|
Y tornándose los criados de David, se
volvieron por su camino, y vinieron y dijeron a David todas estas
palabras. |
|
13 |
|
Entonces David dijo a sus hombres:
Cíñase cada uno su espada. Y se ciñó cada uno su espada: también David
ciñó su espada; y subieron tras David como cuatrocientos hombres, y
dejaron doscientos con el bagaje. |
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14 |
|
Y uno de los criados dio aviso a Abigail
esposa de Nabal, diciendo: He aquí David envió mensajeros del desierto
que saludasen a nuestro amo, y él los ha zaherido. |
|
15 |
|
Mas aquellos hombres han sido muy buenos
con nosotros, y nunca nos han hecho daño, ni ninguna cosa nos ha faltado
en todo el tiempo que hemos convivido con ellos, mientras estábamos en
los campos. |
|
16 |
|
Nos han sido por muro de día y de noche,
todos los días que hemos estado con ellos apacentando las ovejas. |
|
17 |
|
Ahora, pues, entiende y mira lo que has
de hacer, porque el mal está del todo resuelto contra nuestro amo y
contra toda su casa; pues él es tan hijo de Belial, que no hay quien
pueda hablarle. |
|
18 |
|
Entonces Abigail tomó luego doscientos
panes, y dos odres de vino, y cinco ovejas guisadas, y cinco medidas de
grano tostado, y cien tortas de pasas, y doscientos panes de higos
secos, y los cargó en asnos. |
|
19 |
|
Y dijo a sus criados: Id delante de mí,
que yo os seguiré luego. Y nada declaró a su marido Nabal. |
|
20 |
|
Y sentándose sobre un asno descendió por
una parte secreta del monte, y he aquí David y sus hombres que venían
frente a ella, y ella fue a encontrarles. |
|
21 |
|
Y David había dicho: Ciertamente en vano
he guardado todo lo que éste tiene en el desierto, sin que nada le haya
faltado de todo cuanto es suyo; y él me ha vuelto mal por bien. |
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22 |
|
Así haga Dios, y así añada a los
enemigos de David, que de aquí al amanecer no he de dejar ni a un meante
a la pared, de todos los que le pertenecen. |
|
23 |
|
Y como Abigail vio a David, se apeó
prestamente del asno, y postrándose delante de David sobre su rostro, se
inclinó a tierra. |
|
24 |
|
Y se echó a sus pies, y dijo: Señor mío,
sobre mí sea el pecado; mas te ruego que permitas que tu sierva hable a
tus oídos, y oye las palabras de tu sierva. |
|
25 |
|
No haga caso mi señor de este hombre de
Belial, Nabal; porque conforme a su nombre, así es él. Se llama Nabal, y
la insensatez está con él; mas yo tu sierva no vi los criados de mi
señor, los cuales tú enviaste. |
|
26 |
|
Ahora pues, señor mío, vive Jehová y
vive tu alma, que Jehová te ha estorbado que vinieses a derramar sangre,
y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y
todos los que procuran mal contra mi señor. |
|
27 |
|
Y ahora esta bendición que tu sierva ha
traído a mi señor, se dé a los criados que siguen a mi señor. |
|
28 |
|
Y yo te ruego que perdones a tu sierva
esta ofensa; pues Jehová de cierto hará casa firme a mi señor, por
cuanto mi señor pelea las batallas de Jehová, y mal no se ha hallado en
ti en tus días. |
|
29 |
|
Bien que alguien se haya levantado a
perseguirte y atentar contra tu vida, con todo, el alma de mi señor será
ligada en el fajo de los que viven con Jehová tu Dios, y Él arrojará el
alma de tus enemigos como de en medio de la palma de una honda. |
|
30 |
|
Y acontecerá que cuando Jehová hiciere
con mi señor conforme a todo el bien que ha hablado de ti, y te mandare
que seas por príncipe sobre Israel, |
|
31 |
|
entonces, señor mío, no te será esto en
tropiezo y turbación de corazón, el que hayas derramado sangre sin causa,
o que mi señor se haya vengado por sí mismo. Guárdese, pues, mi señor, y
cuando Jehová hiciere bien a mi señor, acuérdate de tu sierva. |
|
32 |
|
Y dijo David a Abigail: Bendito sea
Jehová Dios de Israel, que te envió para que hoy me encontrases. |
|
33 |
|
Y bendito sea tu razonamiento, y bendita
tú, que me has estorbado hoy el ir a derramar sangre, y a vengarme por
mi propia mano. |
|
34 |
|
Porque, vive Jehová Dios de Israel que
me ha detenido de hacerte mal, que si no te hubieras dado prisa en venir
a mi encuentro, de aquí al amanecer no le habría quedado a Nabal meante
a la pared. |
|
35 |
|
Y recibió David de su mano lo que le
había traído, y le dijo: Sube en paz a tu casa, y mira que he oído tu
voz, y te he tenido respeto. |
|
36 |
|
Y Abigail regresó a Nabal, y he aquí que
él tenía banquete en su casa como banquete de rey; y el corazón de Nabal
estaba alegre en él, y estaba muy borracho; por lo que ella no le
declaró poco ni mucho, hasta que vino el día siguiente. |
|
37 |
|
Pero a la mañana, cuando el vino había
salido de Nabal, su esposa le refirió estas cosas; y se le amorteció el
corazón, y se quedó como piedra. |
|
38 |
|
Y pasados diez días Jehová hirió a Nabal,
y murió. |
|
39 |
|
Y luego que David oyó que Nabal era
muerto, dijo: Bendito sea Jehová que juzgó la causa de mi afrenta
recibida de la mano de Nabal, y ha preservado del mal a su siervo; y
Jehová ha tornado la malicia de Nabal sobre su propia cabeza. Después
envió David a hablar a Abigail, para tomarla por su esposa. |
|
40 |
|
Y los criados de David vinieron a
Abigail en el Carmelo, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha
enviado a ti, para tomarte por su esposa. |
|
41 |
|
Y ella se levantó, e inclinó su rostro a
tierra, diciendo: He aquí tu sierva, para que sea sierva que lave los
pies de los siervos de mi señor. |
|
42 |
|
Y levantándose luego Abigail con cinco
mozas que la seguían, se montó en un asno, y siguió los mensajeros de
David, y fue su esposa. |
|
43 |
|
También tomó David a Ahinoam de Jezreel,
y ambas dos fueron sus esposas. |
|
44 |
|
Porque Saúl había dado su hija Mical
esposa de David, a Palti hijo de Lais, que era de Galim. |
|
1 Samuel 26 |
|
|
1 |
|
Y vinieron los zifeos a Saúl en Gabaa,
diciendo: ¿No está David escondido en el collado de Haquila, que está
frente a Jesimón? |
|
2 |
|
Saúl entonces se levantó, y descendió al
desierto de Zif, llevando consigo tres mil hombres escogidos de Israel,
para buscar a David en el desierto de Zif. |
|
3 |
|
Y acampó Saúl en el collado de Haquila,
que está delante del desierto junto al camino. Y estaba David en el
desierto, y entendió que Saúl le seguía en el desierto. |
|
4 |
|
David por tanto envió espías, y entendió
por cierto que Saúl había venido. |
|
5 |
|
Y se levantó David, y vino al sitio
donde Saúl había acampado; y miró David el lugar donde dormía Saúl, y
Abner hijo de Ner, general de su ejército. Y estaba Saúl durmiendo en la
trinchera, y el pueblo estaba acampado en derredor de él. |
|
6 |
|
Entonces habló David, y requirió a
Ahimelec heteo, y a Abisai hijo de Sarvia, hermano de Joab, diciendo:
¿Quién descenderá conmigo a Saúl al campamento: Y dijo Abisai: Yo
descenderé contigo. |
|
7 |
|
David, pues, y Abisai vinieron de noche
al pueblo; y he aquí Saúl que estaba tendido durmiendo en la trinchera,
y su lanza clavada en tierra a su cabecera; y Abner y el pueblo estaban
tendidos alrededor de él. |
|
8 |
|
Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha
entregado Dios a tu enemigo en tu mano; ahora pues, déjame que lo hiera
con la lanza, cosiéndole en la tierra de un golpe, y no segundaré. |
|
9 |
|
Y David respondió a Abisai: No le mates;
porque ¿quién extenderá su mano contra el ungido de Jehová, y será
inocente? |
|
10 |
|
Dijo además David: Vive Jehová, que si
Jehová no lo hiriere, o que su día llegue para que muera, o que
descendiendo en batalla perezca, |
|
11 |
|
guárdeme Jehová de extender mi mano
contra el ungido de Jehová. Pero toma ahora la lanza que está a su
cabecera, y la botija del agua, y vámonos. |
|
12 |
|
Se llevó, pues, David la lanza y la
botija de agua de la cabecera de Saúl, y se fueron; y no hubo nadie que
viese, ni entendiese, ni velase, pues todos dormían; porque un profundo
sueño enviado de Jehová había caído sobre ellos. |
|
13 |
|
Entonces David pasó al otro lado, y se
puso en la cumbre del monte, a lo lejos, habiendo gran distancia entre
ellos; |
|
14 |
|
Y dio voces David al pueblo, y a Abner
hijo de Ner, diciendo: ¿No respondes, Abner? Entonces Abner respondió y
dijo: ¿Quién eres tú que gritas al rey? |
|
15 |
|
Y dijo David a Abner: ¿No eres tú un
hombre valiente? ¿Y quién hay como tú en Israel? ¿Por qué, pues, no has
guardado al rey tu señor? Porque uno del pueblo ha entrado a matar a tu
señor el rey. |
|
16 |
|
Esto que has hecho no está bien. Vive
Jehová, que sois dignos de muerte, que no habéis guardado a vuestro
señor, al ungido de Jehová. Mira ahora dónde está la lanza del rey, y la
botija del agua que estaba a su cabecera. |
|
17 |
|
Y conociendo Saúl la voz de David, dijo:
¿No es ésta tu voz, hijo mío David? Y David respondió: Mi voz es, rey
señor mío. |
|
18 |
|
Y dijo: ¿Por qué persigue así mi señor a
su siervo? ¿Qué he hecho? ¿Qué mal hay en mi mano? |
|
19 |
|
Ruego, pues, que el rey mi señor oiga
ahora las palabras de su siervo. Si Jehová te incita contra mí, acepte
Él una ofrenda; mas si fueren hijos de hombres, malditos sean ellos en
presencia de Jehová, que me han echado hoy para que no tenga parte en la
heredad de Jehová, diciendo: Ve, sirve a dioses ajenos. |
|
20 |
|
No caiga, pues, ahora mi sangre en
tierra delante de Jehová, porque ha salido el rey de Israel a buscar una
pulga, así como quien persigue una perdiz por los montes. |
|
21 |
|
Entonces dijo Saúl: He pecado: vuélvete,
hijo mío David, que ningún mal te haré más, pues que mi vida ha sido
estimada hoy en tus ojos. He aquí, yo he hecho neciamente, y he errado
en gran manera. |
|
22 |
|
Y David respondió, y dijo: He aquí la
lanza del rey; pase acá uno de los criados, y tómela. |
|
23 |
|
Y Jehová pague a cada uno su justicia y
su lealtad; pues Jehová te había entregado hoy en mi mano, mas yo no
quise extender mi mano sobre el ungido de Jehová. |
|
24 |
|
Y he aquí, como tu vida ha sido estimada
hoy en mis ojos, así sea mi vida estimada en los ojos de Jehová, y me
libre de toda aflicción. |
|
25 |
|
Y Saúl dijo a David: Bendito eres tú,
hijo mío David; sin duda ejecutarás tú grandes empresas, y prevalecerás.
Entonces David se fue su camino, y Saúl se volvió a su lugar. |
|
1 Samuel 27 |
|
|
1 |
|
Y dijo David en su corazón: Al fin seré
muerto algún día por la mano de Saúl; por tanto, nada me será mejor que
fugarme a la tierra de los filisteos, para que Saúl se deje de mí, y no
me ande buscando más por todos los términos de Israel, y así me escaparé
de sus manos. |
|
2 |
|
Se levantó, pues, David, y con los
seiscientos hombres que tenía consigo se pasó a Aquís hijo de Maoc, rey
de Gat. |
|
3 |
|
Y moró David con Aquís en Gat, él y sus
hombres, cada uno con su familia: David con sus dos esposas, Ahinoam
jezreelita, y Abigail, la que fue esposa de Nabal el del Carmelo. |
|
4 |
|
Y vino la nueva a Saúl que David había
huido a Gat, y no lo buscó más. |
|
5 |
|
Y David dijo a Aquís: Si he hallado
ahora gracia en tus ojos, séame dado lugar en algunas de las ciudades de
la tierra, donde habite; porque ¿ha de morar tu siervo contigo en la
ciudad real? |
|
6 |
|
Y Aquís le dio aquel día a Siclag. De
aquí fue Siclag de los reyes de Judá hasta hoy. |
|
7 |
|
Y fue el número de los días que David
habitó en la tierra de los filisteos, un año y cuatro meses. |
|
8 |
|
Y subía David con sus hombres, y hacían
incursiones contra los gesuritas, y gezritas, y los amalecitas; porque
éstos habitaban la tierra desde tiempos antiguos, desde como quien va a
Shur hasta la tierra de Egipto |
|
9 |
|
Y hería David el país, y no dejaba con
vida hombre ni mujer: y se llevaba las ovejas y las vacas y los asnos y
los camellos y las ropas; y venía y regresaba a Aquís. |
|
10 |
|
Y decía Aquís: ¿Contra quién habéis
invadido hoy? Y David decía: Contra el sur de Judá, y contra el sur de
los jerameelitas, y contra el sur de los cineos. |
|
11 |
|
Ni hombre ni mujer dejaba David con vida,
que viniese a Gat, diciendo: Porque no den aviso de nosotros, diciendo:
Esto hizo David. Y ésta era su costumbre todo el tiempo que moró en
tierra de los filisteos. |
|
12 |
|
Y Aquís creía a David, diciendo así: Él
ha hecho que su pueblo de Israel le aborrezca; por tanto será mi siervo
para siempre. |
|
1 Samuel 28 |
|
|
1 |
|
Y aconteció que en aquellos días los
filisteos reunieron sus tropas para pelear contra Israel. Y dijo Aquís a
David: Sabe de cierto que has de salir conmigo a campaña, tú y tus
hombres. |
|
2 |
|
Y David respondió a Aquís: Ciertamente
tú sabrás lo que tu siervo puede hacer. Y Aquís dijo a David: Por tanto
te haré guarda de mi cabeza para siempre. |
|
3 |
|
Ya Samuel había muerto, y todo Israel lo
había lamentado, y le habían sepultado en Ramá, en su ciudad. Y Saúl
había echado de la tierra los encantadores y adivinos. |
|
4 |
|
Y los filisteos se juntaron, y vinieron
y acamparon en Sunem; y Saúl juntó a todo Israel, y acamparon en Gilboa. |
|
5 |
|
Y cuando Saúl vio el campamento de los
filisteos, temió, y se turbó su corazón en gran manera. |
|
6 |
|
Y consultó Saúl a Jehová; pero Jehová no
le respondió, ni por sueños, ni por Urim, ni por profetas. |
|
7 |
|
Entonces Saúl dijo a sus criados:
Buscadme una mujer pitonisa, para que yo vaya a ella, y por medio de
ella pregunte. Y sus criados le respondieron: He aquí hay una mujer en
Endor que tiene espíritu de pitonisa. |
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8 |
|
Y Saúl se disfrazó poniéndose otra ropa,
y se fue con dos hombres, y vinieron de noche a aquella mujer; y él
dijo: Yo te ruego que me adivines por el espíritu de pitón, y me hagas
subir a quien yo te dijere. |
|
9 |
|
Y la mujer le dijo: He aquí tú sabes lo
que Saúl ha hecho, cómo ha quitado de la tierra a los que tienen
espíritu de pitonisa y a los adivinos: ¿Por qué, pues, pones tropiezo a
mi vida, para hacerme morir? |
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10 |
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Entonces Saúl le juró por Jehová,
diciendo: Vive Jehová, que ningún mal te vendrá por esto. |
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11 |
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La mujer entonces dijo: ¿A quién te haré
venir? Y él respondió: Hazme venir a Samuel. |
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12 |
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Y viendo la mujer a Samuel, clamó en
alta voz, y habló aquella mujer a Saúl, diciendo: ¿Por qué me has
engañado? pues tú eres Saúl. |
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13 |
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Y el rey le dijo: No temas: ¿Qué has
visto? Y la mujer respondió a Saúl: He visto dioses que suben de la
tierra. |
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14 |
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Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella
respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces
entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran
reverencia. |
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15 |
|
Y Samuel dijo a Saúl: ¿Por qué me has
inquietado haciéndome venir? Y Saúl respondió: Estoy muy congojado; pues
los filisteos pelean contra mí, y Dios se ha apartado de mí, y no me
responde más, ni por mano de profetas, ni por sueños: por esto te he
llamado, para que me declares qué tengo que hacer. |
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16 |
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Entonces Samuel dijo: ¿Y para qué me
preguntas a mí, habiéndose apartado de ti Jehová, y es tu enemigo? |
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17 |
|
Jehová, pues, ha hecho como habló por
medio de mí; pues Jehová ha cortado el reino de tu mano, y lo ha dado a
tu compañero David. |
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18 |
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Como tú no obedeciste a la voz de Jehová,
ni cumpliste el furor de su ira sobre Amalec, por eso Jehová te ha hecho
esto hoy. |
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19 |
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Y Jehová entregará a Israel también
contigo en manos de los filisteos; y mañana estaréis conmigo, tú y tus
hijos; y aun el campamento de Israel entregará Jehová en manos de los
filisteos. |
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20 |
|
En aquel punto cayó Saúl en tierra cuan
grande era, y tuvo gran temor por las palabras de Samuel; y estaba sin
fuerzas, porque en todo aquel día y aquella noche no había comido pan. |
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21 |
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Entonces la mujer vino a Saúl, y
viéndole en grande manera turbado, le dijo: He aquí que tu sierva ha
obedecido a tu voz, y he puesto mi vida en mi mano, y he oído las
palabras que tú me has dicho. |
|
22 |
|
Te ruego, pues, que tú también oigas la
voz de tu sierva. Pondré yo delante de ti un bocado de pan para que
comas, y cobres fuerzas, y sigas tu camino. |
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23 |
|
Y él lo rehusó, diciendo: No comeré. Mas
sus criados juntamente con la mujer le constriñeron, y él los obedeció.
Se levantó, pues, del suelo, y se sentó sobre una cama. |
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24 |
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Y aquella mujer tenía en su casa un
ternero grueso, el cual mató luego; y tomó harina y la amasó, y coció de
ella panes sin levadura. |
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25 |
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Y lo trajo delante de Saúl y de sus
criados; y luego que hubieron comido, se levantaron, y partieron aquella
noche. |
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1 Samuel 29 |
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1 |
|
Y los filisteos reunieron todas sus
tropas en Afec; e Israel acampó junto a la fuente que está en Jezreel. |
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2 |
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Y cuando los príncipes de los filisteos
pasaban revista a sus compañías de a ciento y de a mil hombres, David y
sus hombres iban en la retaguardia con Aquís. |
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3 |
|
Y dijeron los príncipes de los filisteos:
¿Qué hacen aquí estos hebreos? Y Aquís respondió a los príncipes de los
filisteos: ¿No es éste David, el siervo de Saúl rey de Israel, que ha
estado conmigo algunos días o algunos años, y no he hallado falta en él
desde el día que se pasó a mí hasta hoy? |
|
4 |
|
Entonces los príncipes de los filisteos
se enojaron contra él, y le dijeron: Envía a este hombre, que se vuelva
al lugar que le señalaste, y no venga con nosotros a la batalla, no sea
que en la batalla se nos vuelva enemigo; porque ¿con qué cosa volvería
mejor a la gracia de su señor que con las cabezas de estos hombres? |
|
5 |
|
¿No es éste David de quien cantaban con
danzas, diciendo: Saúl hirió sus miles, y David sus diez miles? |
|
6 |
|
Y Aquís llamó a David, y le dijo: Vive
Jehová, que tú has sido recto, y que me ha parecido bien tu salida y
entrada en el campamento conmigo, y que ninguna cosa mala he hallado en
ti desde el día que viniste a mí hasta hoy; pero en los ojos de los
príncipes no agradas. |
|
7 |
|
Vuélvete, pues, y vete en paz; y no
hagas lo malo en los ojos de los príncipes de los filisteos. |
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8 |
|
Y David respondió a Aquís: ¿Qué he hecho?
¿Qué has hallado en tu siervo desde el día que estoy contigo hasta hoy,
para que yo no vaya y pelee contra los enemigos de mi señor el rey? |
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9 |
|
Y Aquís respondió a David, y dijo: Yo sé
que tú eres bueno ante mis ojos, como un ángel de Dios; mas los
príncipes de los filisteos han dicho: No venga con nosotros a la batalla. |
|
10 |
|
Levántate, pues, muy de mañana, tú y los
siervos de tu señor que han venido contigo; y temprano en la mañana,
cuando os levantéis, al amanecer, partid. |
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11 |
|
Y David se levantó muy de mañana, él y
los suyos, para irse, y regresar a la tierra de los filisteos; y los
filisteos subieron a Jezreel. |
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1 Samuel 30 |
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|
1 |
|
Y cuando David y sus hombres vinieron a
Siclag el tercer día, los de Amalec habían invadido el sur, y a Siclag,
y habían desolado a Siclag, y la habían puesto a fuego. |
|
2 |
|
Y se habían llevado cautivas a las
mujeres que estaban en ella. Pero no mataron a nadie, ni pequeño ni
grande, sino se los habían llevado, y siguieron su camino. |
|
3 |
|
Vino, pues, David con sus hombres a la
ciudad, y he aquí que estaba quemada a fuego, y sus esposas, y sus hijos
e hijas, habían sido llevados cautivos. |
|
4 |
|
Entonces David y la gente que con él
estaba, alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas
para llorar. |
|
5 |
|
Las dos esposas de David, Ahinoam
jezreelita y Abigail la que fue esposa de Nabal del Carmelo, también
eran cautivas. |
|
6 |
|
Y David fue muy angustiado, porque el
pueblo hablaba de apedrearlo; porque todo el pueblo estaba con ánimo
amargo, cada uno por sus hijos y por sus hijas. Pero David se fortaleció
en Jehová su Dios. |
|
7 |
|
Y dijo David al sacerdote Abiatar hijo
de Ahimelec: Yo te ruego que me acerques el efod. Y Abiatar acercó el
efod a David. |
|
8 |
|
Y David consultó a Jehová, diciendo:
¿Seguiré esta tropa? ¿La podré alcanzar? Y Él le dijo: Síguela que de
cierto la alcanzarás, y sin duda recobrarás todo. |
|
9 |
|
Partió, pues, David, él y los
seiscientos hombres que con él estaban, y vinieron hasta el torrente de
Besor, donde se quedaron algunos. |
|
10 |
|
Y David siguió el alcance con
cuatrocientos hombres; porque se quedaron atrás doscientos, que cansados
no pudieron pasar el torrente de Besor. |
|
11 |
|
Y hallaron en el campo un hombre
egipcio, el cual trajeron a David, y le dieron pan, y comió, y le dieron
a beber agua; |
|
12 |
|
Le dieron también un pedazo de masa de
higos secos, y dos tortas de pasas. Y luego que comió, volvió en él su
espíritu; porque no había comido pan ni bebido agua en tres días y tres
noches. |
|
13 |
|
Y le dijo David: ¿De quién eres tú? ¿Y
de dónde eres? Y respondió el joven egipcio: Yo soy siervo de un
amalecita, y me abandonó mi amo hoy hace tres días, porque estaba
enfermo; |
|
14 |
|
pues hicimos una incursión a la parte
del sur de los cereteos, y a Judá, y al sur de Caleb; y pusimos fuego a
Siclag. |
|
15 |
|
Y David le dijo: ¿Me llevarás tú a esa
tropa? Y él dijo: Hazme juramento por Dios que no me matarás, ni me
entregarás en las manos de mi amo, y yo te llevaré a esa gente. |
|
16 |
|
Lo llevó, pues, y he aquí que estaban
desparramados sobre la faz de toda aquella tierra, comiendo y bebiendo y
danzando, por todo aquel gran botín que habían tomado de la tierra de
los filisteos y de la tierra de Judá. |
|
17 |
|
Y los hirió David desde aquella mañana
hasta la tarde del día siguiente; y no escapó de ellos ninguno, sino
cuatrocientos jóvenes, que habían subido en camellos y huyeron. |
|
18 |
|
Y David recobró todo lo que los
amalecitas habían tomado, y también rescató David a sus dos esposas. |
|
19 |
|
Y no les faltó cosa chica ni grande, así
de hijos como de hijas, del robo, y de todas las cosas que les habían
tomado. Todo lo recobró David. |
|
20 |
|
Tomó también David todas las ovejas y
ganados mayores; y trayéndolo todo delante, decían: Éste es el botín de
David. |
|
21 |
|
Y vino David a los doscientos hombres
que habían quedado cansados y no habían podido seguir a David, a los
cuales habían hecho quedar en el torrente de Besor; y ellos salieron a
recibir a David, y al pueblo que con él estaba. Y como David llegó a la
gente, les saludó con paz. |
|
22 |
|
Entonces todos los hombres perversos, de
Belial, de entre los que habían ido con David, respondieron y dijeron:
Porque no fueron con nosotros, no les daremos del despojo que hemos
quitado, sino a cada uno su esposa y sus hijos; para que se los lleven y
se vayan. |
|
23 |
|
Y David dijo: No hagáis eso, hermanos
míos, de lo que nos ha dado Jehová; el cual nos ha guardado, y ha
entregado en nuestras manos la caterva que vino sobre nosotros. |
|
24 |
|
¿Y quién os escuchará en este caso?
porque igual parte ha de ser la del que desciende a la batalla, y la del
que queda con el bagaje; que repartan por igual. |
|
25 |
|
Y desde aquel día en adelante fue esto
puesto por ley y ordenanza en Israel, hasta hoy. |
|
26 |
|
Y como David llegó a Siclag, envió el
despojo a los ancianos de Judá, sus amigos, diciendo: He aquí un
presente para vosotros, del despojo de los enemigos de Jehová. |
|
27 |
|
También envió a los que estaban en
Betel, y en Ramot al sur, y a los que estaban en Jatir; |
|
28 |
|
y a los que estaban en Aroer, y en
Sifmot, y a los que estaban en Estemoa; |
|
29 |
|
y a los que estaban en Racal, y a los
que estaban en las ciudades de los jerameelitas, y a los que estaban en
las ciudades del cineo; |
|
30 |
|
y a los que estaban en Horma, y a los
que estaban en Corasán, y a los que estaban en Atac; |
|
31 |
|
y a los que estaban en Hebrón, y en
todos los lugares donde David había estado con los suyos. |
|
1 Samuel 31 |
|
|
1 |
|
Los filisteos, pues, pelearon contra
Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron
muertos en el monte de Gilboa. |
|
2 |
|
Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus
hijos, mataron a Jonatán, y a Abinadab, y a Malquisúa, hijos de Saúl. |
|
3 |
|
Y se agravó la batalla sobre Saúl, y le
alcanzaron los arqueros; y tuvo gran temor de los arqueros. |
|
4 |
|
Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca
tu espada, y traspásame con ella, no sea que vengan estos incircuncisos
y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque
tenía gran temor. Entonces Saúl tomó la espada, y se echó sobre ella. |
|
5 |
|
Y viendo su escudero que Saúl estaba
muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. |
|
6 |
|
Así murió Saúl en aquel día, juntamente
con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus varones. |
|
7 |
|
Y los de Israel que estaban al otro lado
del valle, y al otro lado del Jordán, viendo que Israel había huido, y
que Saúl y sus hijos estaban muertos, dejaron las ciudades y huyeron; y
los filisteos vinieron y habitaron en ellas. |
|
8 |
|
Y aconteció el siguiente día, que
viniendo los filisteos a despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus
tres hijos tendidos en el monte de Gilboa; |
|
9 |
|
Y le cortaron la cabeza, y le despojaron
de sus armas; y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos,
para que lo publicaran en el templo de sus ídolos, y en el pueblo. |
|
10 |
|
Y pusieron sus armas en el templo de
Astarot, y colgaron su cuerpo en el muro de Bet-seán. |
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11 |
|
Mas oyendo los de Jabes de Galaad esto
que los filisteos hicieron a Saúl, |
|
12 |
|
todos los hombres valientes se
levantaron, y anduvieron toda aquella noche, y quitaron el cuerpo de
Saúl y los cuerpos de sus hijos del muro de Bet-seán; y viniendo a Jabes,
los quemaron allí. |
|
13 |
|
Y tomando sus huesos, los sepultaron
debajo de un árbol en Jabes, y ayunaron siete días. |