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Apocalipsis 1 |
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1 |
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La revelación de Jesucristo, que Dios le
dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben acontecer presto;
y la declaró, enviándola por su ángel a Juan su siervo, |
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2 |
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el cual ha dado testimonio de la palabra
de Dios, y del testimonio de Jesucristo, y de todas las cosas que él vio. |
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3 |
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Bienaventurado el que lee, y los que
oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas;
porque el tiempo está cerca. |
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4 |
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Juan, a las siete iglesias que están en
Asia: Gracia sea a vosotros, y paz del que es y que era y que ha de
venir, y de los siete Espíritus que están delante de su trono; |
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5 |
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y de Jesucristo, el testigo fiel, el
primogénito de los muertos, y príncipe de los reyes de la tierra. Al que
nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, |
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6 |
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y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios
y su Padre; a Él sea la gloria y el poder por siempre jamás. Amén. |
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7 |
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He aquí que viene con las nubes, y todo
ojo le verá, y los que le traspasaron, y todos los linajes de la tierra
harán lamentación a causa de Él. Así sea. Amén. |
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8 |
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Yo soy el Alfa y la Omega, el principio
y el fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso. |
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9 |
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Yo Juan, que también soy vuestro hermano,
y participante en la tribulación y en el reino, y en la paciencia de
Jesucristo, estaba en la isla que es llamada Patmos, por la palabra de
Dios y por el testimonio de Jesucristo. |
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10 |
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Yo fui en el Espíritu en el día del
Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de trompeta, |
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11 |
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que decía: Yo soy el Alfa y la Omega, el
primero y el último. Escribe en un libro lo que ves, y envíalo a las
siete iglesias que están en Asia; a Éfeso, y a Smirna, y a Pérgamo, y a
Tiatira, y a Sardis, y a Filadelfia, y a Laodicea. |
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12 |
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Y me volví para ver la voz que hablaba
conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro; |
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13 |
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y en medio de los siete candeleros, uno
semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa que llegaba hasta los
pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro. |
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14 |
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Y su cabeza y sus cabellos eran blancos
como la lana, tan blancos como la nieve; y sus ojos como llama de fuego; |
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15 |
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y sus pies semejantes al latón fino,
ardientes como en un horno; y su voz como el ruido de muchas aguas. |
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16 |
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Y tenía en su diestra siete estrellas; y
de su boca salía una espada aguda de dos filos, y su rostro era como el
sol cuando resplandece en su fuerza. |
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17 |
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Y cuando le vi, caí como muerto a sus
pies. Y Él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No temas; yo soy el
primero y el último; |
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18 |
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y el que vivo, y estuve muerto; y he
aquí que vivo para siempre, amén. Y tengo las llaves de la muerte y del
infierno. |
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19 |
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Escribe las cosas que has visto, y las
que son, y las que han de ser después de éstas. |
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20 |
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El misterio de las siete estrellas que
has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de oro. Las siete
estrellas son los ángeles de las siete iglesias; y los siete candeleros
que has visto, son las siete iglesias. |
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Apocalipsis 2 |
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1 |
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Escribe al ángel de la iglesia de ÉFESO:
El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de
los siete candeleros de oro, dice estas cosas: |
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2 |
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Yo conozco tus obras, y tu trabajo, y tu
paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que
se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos; |
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3 |
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y has sufrido, y tienes paciencia, y has
trabajado por mi nombre, y no has desfallecido. |
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4 |
|
Pero tengo contra ti, que has dejado tu
primer amor. |
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5 |
|
Recuerda, por tanto, de dónde has caído,
y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré presto a ti,
y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido. |
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6 |
|
Pero tienes esto, que aborreces las
obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco. |
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7 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, le daré a comer del árbol
de la vida, el cual está en medio del paraíso de Dios. |
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8 |
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Y escribe al ángel de la iglesia en
SMIRNA: El primero y el postrero, que estuvo muerto y vive, dice estas
cosas: |
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9 |
|
Yo conozco tus obras, y tu tribulación,
y tu pobreza ( pero tú eres rico ), y la blasfemia de los que se dicen
ser judíos, y no lo son, mas son sinagoga de Satanás. |
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10 |
|
No tengas ningún temor de las cosas que
has de padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros a la
cárcel, para que seáis probados; y tendréis tribulación de diez días. Sé
fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida. |
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11 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. El que venciere no recibirá daño de la
muerte segunda. |
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12 |
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Y escribe al ángel de la iglesia en
PÉRGAMO: El que tiene la espada aguda de dos filos, dice estas cosas: |
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13 |
|
Yo conozco tus obras, y dónde moras,
donde está la silla de Satanás; y retienes mi nombre, y no has negado mi
fe, ni aun en los días en que Antipas fue mi fiel mártir, el cual fue
muerto entre vosotros, donde Satanás mora. |
|
14 |
|
Pero tengo unas pocas cosas contra ti;
que tú tienes ahí a los que retienen la doctrina de Balaam, el cual
enseñaba a Balac a poner tropiezo delante de los hijos de Israel, a
comer de cosas sacrificadas a los ídolos, y a cometer fornicación. |
|
15 |
|
Así también tú tienes a los que retienen
la doctrina de los nicolaítas, la cual yo aborrezco. |
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16 |
|
Arrepiéntete, porque si no, vendré
presto a ti, y pelearé contra ellos con la espada de mi boca. |
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17 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. Al que venciere, daré a comer del maná
escondido, y le daré una piedrecita blanca, y en la piedrecita un nombre
nuevo escrito, el cual ninguno conoce sino aquel que lo recibe. |
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18 |
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Y escribe al ángel de la iglesia en
TIATIRA: El Hijo de Dios, que tiene sus ojos como llama de fuego, y sus
pies semejantes al latón fino, dice estas cosas: |
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19 |
|
Yo conozco tus obras, y caridad, y
servicio, y fe, y tu paciencia, y que tus obras postreras son más que
las primeras. |
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20 |
|
Pero tengo unas pocas cosas contra ti;
porque permites a esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñar y
seducir a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los
ídolos. |
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21 |
|
Y le he dado tiempo para que se
arrepienta de su fornicación; y no se ha arrepentido. |
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22 |
|
He aquí, yo la arrojaré en cama, y a los
que adulteran con ella, en muy grande tribulación, si no se arrepienten
de sus obras. |
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23 |
|
Y heriré a sus hijos con muerte; y todas
las iglesias sabrán que yo soy el que escudriño los riñones y los
corazones; y daré a cada uno de vosotros según sus obras. |
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24 |
|
Pero a vosotros digo, y a los demás en
Tiatira, a cuantos no tienen esta doctrina, y no han conocido lo que
ellos llaman las profundidades de Satanás. No pondré sobre vosotros otra
carga. |
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25 |
|
Pero lo que tenéis, retenedlo hasta que
yo venga. |
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26 |
|
Y al que venciere y guardare mis obras
hasta el fin, yo le daré potestad sobre las naciones; |
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27 |
|
y las regirá con vara de hierro, y serán
quebradas como vaso de alfarero; como también yo he recibido de mi
Padre; |
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28 |
|
y le daré la estrella de la mañana. |
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29 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. |
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Apocalipsis 3 |
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1 |
|
Y escribe al ángel de la iglesia en
SARDIS: El que tiene los siete Espíritus de Dios, y las siete estrellas,
dice estas cosas: Yo conozco tus obras, que tienes nombre de que vives,
y estás muerto. |
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2 |
|
Sé vigilante, y afirma las otras cosas
que están para morir; porque no he hallado tus obras perfectas delante
de Dios. |
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3 |
|
Acuérdate, pues, de lo que has recibido
y oído, y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velares, vendré sobre ti
como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. |
|
4 |
|
Pero aun tienes unas pocas personas en
Sardis que no han contaminado sus vestiduras; y andarán conmigo en
vestiduras blancas; porque son dignas. |
|
5 |
|
El que venciere será vestido de
vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y
confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles. |
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6 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. |
|
7 |
|
Y escribe al ángel de la iglesia en
FILADELFIA: El Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el
que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre, dice estas cosas: |
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8 |
|
Yo conozco tus obras: he aquí, he dado
una puerta abierta delante de ti, la cual ninguno puede cerrar; porque
aún tienes un poco de fuerza, y has guardado mi palabra, y no has negado
mi nombre. |
|
9 |
|
He aquí, yo entrego de la sinagoga de
Satanás a los que se dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten; he
aquí, yo haré que vengan y adoren delante de tus pies, y que reconozcan
que yo te he amado. |
|
10 |
|
Por cuanto has guardado la palabra de mi
paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de
venir sobre todo el mundo, para probar a los que moran en la tierra. |
|
11 |
|
He aquí, yo vengo pronto; retén lo que
tienes, para que ninguno tome tu corona. |
|
12 |
|
Al que venciere, yo lo haré columna en
el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él
el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva
Jerusalén, la cual desciende del cielo de mi Dios, y mi nombre nuevo. |
|
13 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. |
|
14 |
|
Y escribe al ángel de la iglesia de los
LAODICENSES: Estas cosas dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el
principio de la creación de Dios: |
|
15 |
|
Yo conozco tus obras, que ni eres frío,
ni caliente. ¡Quisiera fueses frío o caliente! |
|
16 |
|
mas porque eres tibio, y no frío ni
caliente, te vomitaré de mi boca. |
|
17 |
|
Porque tú dices: Yo soy rico, y estoy
enriquecido, y no tengo necesidad de nada; y no conoces que tú eres un
desventurado, y miserable, y pobre, y ciego, y desnudo. |
|
18 |
|
Yo te aconsejo que de mí compres oro
refinado en fuego, para que seas rico, y vestiduras blancas para que
seas cubierto, y no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus
ojos con colirio, para que veas. |
|
19 |
|
Yo reprendo y castigo a todos los que
amo; sé, pues, celoso, y arrepiéntete. |
|
20 |
|
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo;
si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y
él conmigo. |
|
21 |
|
Al que venciere, yo le daré que se
siente conmigo en mi trono; así como también yo he vencido, y me he
sentado con mi Padre en su trono. |
|
22 |
|
El que tiene oído, oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias. |
|
Apocalipsis 4 |
|
|
1 |
|
Después de estas cosas miré, y he aquí
una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, era como de
trompeta que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá, y yo te mostraré las
cosas que han de ser después de éstas. |
|
2 |
|
Y luego yo fui en el Espíritu; y he aquí,
un trono que estaba puesto en el cielo, y uno sentado sobre el trono. |
|
3 |
|
Y el que estaba sentado, era al parecer
semejante al jaspe y a la piedra de sardonia; y había un arco iris
alrededor del trono, semejante en aspecto a la esmeralda. |
|
4 |
|
Y alrededor del trono había veinticuatro
sillas; y vi sobre las sillas veinticuatro ancianos sentados, vestidos
de ropas blancas; y tenían sobre sus cabezas coronas de oro. |
|
5 |
|
Y del trono salían relámpagos y truenos
y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales
son los siete Espíritus de Dios. |
|
6 |
|
Y delante del trono había un mar de
vidrio semejante al cristal; y en medio del trono, y alrededor del trono,
cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. |
|
7 |
|
Y el primer ser viviente era semejante a
un león; y el segundo ser viviente era semejante a un becerro; y el
tercer ser viviente tenía la cara como de hombre; y el cuarto ser
viviente era semejante a un águila volando. |
|
8 |
|
Y los cuatro seres vivientes tenían cada
uno seis alas alrededor, y por dentro estaban llenos de ojos; y no
reposaban día y noche, diciendo: Santo, santo, santo, Señor Dios
Todopoderoso, que era, y que es, y que ha de venir. |
|
9 |
|
Y cuando aquellos seres vivientes dan
gloria y honra y gracias al que está sentado en el trono, al que vive
para siempre jamás, |
|
10 |
|
los veinticuatro ancianos se postran
delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive para
siempre jamás, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: |
|
11 |
|
Señor, digno eres de recibir gloria y
honra y poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu placer
existen y fueron creadas. |
|
Apocalipsis 5 |
|
|
1 |
|
Y vi en la mano derecha del que estaba
sentado sobre el trono un libro escrito por dentro y por atrás, sellado
con siete sellos. |
|
2 |
|
Y vi a un ángel fuerte proclamando en
alta voz: ¿Quién es digno de abrir el libro, y de desatar sus sellos? |
|
3 |
|
Y ninguno, ni en el cielo ni en la
tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo. |
|
4 |
|
Y yo lloraba mucho, porque ninguno fue
hallado digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo. |
|
5 |
|
Y uno de los ancianos me dijo: No llores;
he aquí el León de la tribu de Judá, la raíz de David, que ha vencido
para abrir el libro, y desatar sus siete sellos. |
|
6 |
|
Y miré; y, he aquí, en medio del trono y
de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie
un Cordero como inmolado, que tenía siete cuernos, y siete ojos, que son
los siete Espíritus de Dios enviados a toda la tierra. |
|
7 |
|
Y Él vino, y tomó el libro de la mano
derecha de Aquél que estaba sentado en el trono. |
|
8 |
|
Y cuando hubo tomado el libro, los
cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante
del Cordero, teniendo cada uno arpas, y tazones de oro llenos de
perfumes, que son las oraciones de los santos. |
|
9 |
|
Y cantaban un cántico nuevo, diciendo:
Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste
inmolado, y nos has redimido para Dios con tu sangre, de todo linaje y
lengua y pueblo y nación; |
|
10 |
|
y nos has hecho para nuestro Dios reyes
y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. |
|
11 |
|
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles
alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y el
número de ellos era millones de millones, |
|
12 |
|
que decían en alta voz: El Cordero que
fue inmolado es digno de recibir el poder, las riquezas, la sabiduría,
la fortaleza, el honor, la gloria y la alabanza. |
|
13 |
|
Y oí a toda criatura que está en el
cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y que está en el mar, y
todas las cosas que en ellos hay, diciendo: Al que está sentado en el
trono, y al Cordero, sea la alabanza, y la honra, y la gloria y el poder,
por siempre jamás. |
|
14 |
|
Y los cuatro seres vivientes decían:
Amén. Y los veinticuatro ancianos se postraron, y adoraron al que vive
por siempre jamás. |
|
Apocalipsis 6 |
|
|
1 |
|
Y vi cuando el Cordero abrió uno de los
sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes, como con voz de trueno,
diciendo: Ven y mira. |
|
2 |
|
Y miré, y he aquí un caballo blanco; y
el que estaba sentado sobre él tenía un arco; y le fue dada una corona,
y salió venciendo, y para vencer. |
|
3 |
|
Y cuando Él abrió el segundo sello, oí
al segundo ser viviente decir: Ven y mira. |
|
4 |
|
Y salió otro caballo, bermejo; y al que
estaba sentado sobre él le fue dado poder de quitar la paz de la tierra,
y que se matasen unos a otros; y le fue dada una grande espada. |
|
5 |
|
Y cuando abrió el tercer sello, oí al
tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo
negro; y el que estaba sentado sobre él tenía una balanza en su mano. |
|
6 |
|
Y oí una voz en medio de los cuatro
seres vivientes, que decía: Una medida de trigo por un denario, y tres
medidas de cebada por un denario; y no hagas daño al vino ni al aceite. |
|
7 |
|
Y cuando abrió el cuarto sello, oí la
voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. |
|
8 |
|
Y miré, y he aquí un caballo pálido; y
el que estaba sentado sobre él tenía por nombre Muerte; y el infierno le
seguía. Y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para
matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la
tierra. |
|
9 |
|
Y cuando abrió el quinto sello, vi
debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de
la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían. |
|
10 |
|
Y clamaban en alta voz diciendo: ¿Hasta
cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de
los que moran en la tierra? |
|
11 |
|
Y les fueron dadas vestiduras blancas a
cada uno de ellos, y les fue dicho que reposasen todavía un poco de
tiempo, hasta que se completaran sus consiervos y sus hermanos, que
también habían de ser muertos como ellos. |
|
12 |
|
Y miré cuando Él abrió el sexto sello, y
he aquí fue hecho un gran terremoto; y el sol se hizo negro como un saco
de cilicio, y la luna se volvió como sangre; |
|
13 |
|
y las estrellas del cielo cayeron sobre
la tierra, como caen los higos verdes de la higuera cuando es sacudida
por un fuerte viento. |
|
14 |
|
Y el cielo se apartó como un pergamino
que es enrollado; y toda montaña y toda isla fue movida de su lugar. |
|
15 |
|
Y los reyes de la tierra, y los
magistrados, y los ricos, y los capitanes, y los poderosos, y todo
siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de
las montañas; |
|
16 |
|
y decían a las montañas y a las peñas:
Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de Aquél que está sentado
sobre el trono, y de la ira del Cordero; |
|
17 |
|
porque el gran día de su ira ha llegado;
¿y quién podrá sostenerse en pie? |
|
Apocalipsis 7 |
|
|
1 |
|
Y después de estas cosas vi cuatro
ángeles en pie sobre los cuatro ángulos de la tierra, deteniendo los
cuatro vientos de la tierra, para que no soplase viento sobre la tierra,
ni sobre el mar, ni sobre ningún árbol. |
|
2 |
|
Y vi otro ángel que subía de donde nace
el sol, teniendo el sello del Dios viviente. Y clamó con gran voz a los
cuatro ángeles, a los cuales era dado hacer daño a la tierra y al mar, |
|
3 |
|
diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni
al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos sellado a los siervos de
nuestro Dios en sus frentes. |
|
4 |
|
Y oí el número de los sellados; ciento
cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de
Israel. |
|
5 |
|
De la tribu de Judá, doce mil sellados.
De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil
sellados. |
|
6 |
|
De la tribu de Aser, doce mil sellados.
De la tribu de Neftalí, doce mil sellados. De la tribu de Manasés, doce
mil sellados. |
|
7 |
|
De la tribu de Simeón, doce mil sellados.
De la tribu de Leví, doce mil sellados. De la tribu de Isacar, doce mil
sellados. |
|
8 |
|
De la tribu de Zabulón, doce mil
sellados. De la tribu de José, doce mil sellados. De la tribu de
Benjamín, doce mil sellados. |
|
9 |
|
Después de estas cosas miré, y he aquí
una gran multitud, la cual ninguno podía contar, de todas las naciones y
tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la
presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas y con palmas en sus
manos; |
|
10 |
|
y aclamaban en alta voz, diciendo:
Salvación a nuestro Dios que está sentado sobre el trono, y al Cordero. |
|
11 |
|
Y todos los ángeles estaban en pie
alrededor del trono, y de los ancianos y de los cuatro seres vivientes;
y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios, |
|
12 |
|
diciendo: Amén: La alabanza y la gloria
y la sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la
fortaleza, sean a nuestro Dios por siempre jamás. Amén. |
|
13 |
|
Y respondió uno de los ancianos,
diciéndome: Estos que están vestidos de ropas blancas, ¿quiénes son, y
de dónde han venido? |
|
14 |
|
Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él
me dijo: Éstos son los que han salido de gran tribulación, y han lavado
sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. |
|
15 |
|
Por esto están delante del trono de
Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado sobre
el trono extenderá su tabernáculo sobre ellos. |
|
16 |
|
No tendrán más hambre, ni sed; y el sol
no caerá más sobre ellos, ni ningún calor; |
|
17 |
|
porque el Cordero que está en medio del
trono los pastoreará, y los guiará a fuentes vivas de aguas: Y Dios
enjugará toda lágrima de los ojos de ellos. |
|
Apocalipsis 8 |
|
|
1 |
|
Y cuando abrió el séptimo sello, fue
hecho silencio en el cielo como por media hora. |
|
2 |
|
Y vi los siete ángeles que estaban en
pie delante de Dios; y les fueron dadas siete trompetas. |
|
3 |
|
Y otro ángel vino, y se puso en pie
delante del altar, teniendo un incensario de oro; y le fue dado mucho
incienso para que lo ofreciese con las oraciones de todos los santos
sobre el altar de oro que estaba delante del trono. |
|
4 |
|
Y el humo del incienso subió de la mano
del ángel delante de Dios con las oraciones de los santos. |
|
5 |
|
Y el ángel tomó el incensario, y lo
llenó del fuego del altar, y lo arrojó a la tierra; y hubo voces, y
truenos, y relámpagos, y terremotos. |
|
6 |
|
Y los siete ángeles que tenían las siete
trompetas se aprestaron para tocarlas. |
|
7 |
|
Y el primer ángel tocó la trompeta, y
hubo granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados sobre la
tierra; y la tercera parte de los árboles fue quemada, y toda la hierba
verde fue quemada. |
|
8 |
|
Y el segundo ángel tocó la trompeta, y
como una gran montaña ardiendo con fuego fue lanzada en el mar; y la
tercera parte del mar se convirtió en sangre. |
|
9 |
|
Y murió la tercera parte de las
criaturas que estaban en el mar, las cuales tenían vida; y la tercera
parte de los navíos fue destruida. |
|
10 |
|
Y el tercer ángel tocó la trompeta, y
cayó del cielo una grande estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó
sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas. |
|
11 |
|
Y el nombre de la estrella se dice
Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas fue tornada en ajenjo; y muchos
hombres murieron por las aguas, porque fueron hechas amargas. |
|
12 |
|
Y el cuarto ángel tocó la trompeta, y
fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la
tercera parte de las estrellas; de tal manera que se oscureció la
tercera parte de ellos, y no alumbraba la tercera parte del día, y lo
mismo de la noche. |
|
13 |
|
Y miré, y oí un ángel volar por medio
del cielo, diciendo en alta voz: ¡Ay, ay, ay de los que moran en la
tierra! A causa de los otros sonidos de trompeta de los tres ángeles que
están por tocar. |