Éxodo 13-25


 
Éxodo 13
 
  1   Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
  2   Santifícame todo primogénito, cualquiera que abre la matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales; mío es.
  3   Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre; pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado.
  4   Vosotros salís hoy en el mes de Abib.
  5   Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, y del heteo, y del amorreo, y del heveo, y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás este servicio en este mes.
  6   Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta a Jehová.
  7   Por los siete días se comerán los panes sin levadura; y no se verá contigo leudado, ni levadura en todo tu término.
  8   Y contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto.
  9   Y te será como una señal sobre tu mano, y como una memoria delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto.
  10   Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año.
  11   Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado,
  12   harás pasar a Jehová todo lo que abriere la matriz, asimismo todo primerizo que abriere la matriz de tus animales: los machos serán de Jehová.
  13   Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, entonces le quebrarás su cerviz. Asimismo redimirás todo humano primogénito de tus hijos.
  14   Y cuando mañana te preguntare tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto? Le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre;
  15   Y endureciéndose Faraón en no dejarnos ir, Jehová mató en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia: y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo todo primogénito de mis hijos.
  16   Y te será como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos; ya que Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.
  17   Y sucedió que cuando Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: No sea que cuando el pueblo viere la guerra, se arrepienta y se vuelva a Egipto:
  18   Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados.
  19   Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual había hecho jurar a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros.
  20   Y salieron de Sucot, y acamparon en Etam, a la entrada del desierto.
  21   Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube, para guiarlos por el camino; y de noche en una columna de fuego para alumbrarles; a fin de que anduviesen de día y de noche.
  22   Él nunca quitó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego.

 
Éxodo 14
 
  1   Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
  2   Habla a los hijos de Israel que den la vuelta, y acampen delante de Pihahirot, entre Migdol y el mar hacia Baal-zefón; delante de él acamparéis, junto al mar.
  3   Porque Faraón dirá de los hijos de Israel: Encerrados están en la tierra, el desierto los ha encerrado.
  4   Y yo endureceré el corazón de Faraón para que los siga; y seré glorificado en Faraón y en todo su ejército; y sabrán los egipcios que yo soy Jehová. Y ellos lo hicieron así.
  5   Y fue dado aviso al rey de Egipto que el pueblo huía: y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?
  6   Y unció su carro, y tomó consigo a su pueblo;
  7   y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos.
  8   Y Jehová endureció el corazón de Faraón rey de Egipto, y siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa.
  9   Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampando junto al mar, al lado de Pihahirot, delante de Baal-zefón.
  10   Y cuando Faraón se hubo acercado, los hijos de Israel alzaron sus ojos, y he aquí los egipcios que venían tras ellos; por lo que los hijos de Israel temieron en gran manera, y clamaron a Jehová.
  11   Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto, que nos has sacado para que muramos en el desierto? ¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has sacado de Egipto?
  12   ¿No es esto lo que te hablamos en Egipto, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Que mejor nos fuera servir a los egipcios, que morir en el desierto.
  13   Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; quedaos quietos, y ved la salvación de Jehová, que Él hará hoy con vosotros; porque a los egipcios que hoy habéis visto, ya nunca más los veréis.
  14   Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis quietos.
  15   Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen.
  16   Y tú alza tu vara, y extiende tu mano sobre el mar, y divídelo; y entren los hijos de Israel por medio del mar en seco.
  17   Y yo, he aquí yo endureceré el corazón de los egipcios, para que los sigan; y yo me glorificaré en Faraón, y en todo su ejército, y en sus carros, y en su caballería;
  18   Y sabrán los egipcios que yo soy Jehová, cuando me glorifique en Faraón, en sus carros, y en su gente de a caballo.
  19   Y el Ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó, e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos, se apartó, y se puso a sus espaldas,
  20   e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquéllos, y alumbraba a Israel de noche; y en toda aquella noche no se acercaron los unos a los otros.
  21   Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y cambió el mar en tierra seca, y las aguas quedaron divididas.
  22   Entonces los hijos de Israel entraron por medio del mar en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda:
  23   Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta el medio del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros, y su gente de a caballo.
  24   Y aconteció a la vela de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y perturbó el campamento de los egipcios.
  25   Y les quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios.
  26   Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería.
  27   Y Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en su fuerza, y los egipcios dieron contra él; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar.
  28   Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno.
  29   Y los hijos de Israel caminaron por medio del mar en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda.
  30   Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar.
  31   Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo.

 
Éxodo 15
 
  1   Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente, echando en el mar al caballo y al jinete.
  2   Jehová es mi fortaleza, y mi canción, y Él ha sido mi salvación: Éste es mi Dios, y le prepararé morada; Dios de mi padre, le exaltaré.
  3   Jehová, varón de guerra; Jehová es su nombre.
  4   Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus príncipes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo.
  5   Los abismos los cubrieron; Como piedra descendieron a los profundos.
  6   Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en fortaleza; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo.
  7   Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti: Enviaste tu furor; los consumió como a hojarasca.
  8   Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar.
  9   El enemigo dijo: Perseguiré, prenderé, repartiré despojos; mi alma se saciará de ellos; sacaré mi espada, los destruirá mi mano.
  10   Soplaste con tu viento, los cubrió el mar: Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas.
  11   ¿Quién como tú, Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, terrible en loores, hacedor de maravillas?
  12   Extendiste tu diestra; la tierra los tragó.
  13   Condujiste en tu misericordia a este pueblo, al cual salvaste; lo llevaste con tu fortaleza a la habitación de tu santuario.
  14   Lo oirán los pueblos, y temblarán; se apoderará dolor de los moradores de Filistea.
  15   Entonces los príncipes de Edom se turbarán; temor sobrecogerá a los valientes de Moab: Se abatirán todos los moradores de Canaán.
  16   Caiga sobre ellos temblor y espanto; a la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste.
  17   Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, en el lugar de tu morada, que tú has aparejado, oh Jehová; en el santuario del Señor, que han afirmado tus manos.
  18   Jehová reinará eternamente y para siempre.
  19   Porque Faraón entró cabalgando con sus carros y su gente de a caballo en el mar, y Jehová hizo volver las aguas del mar sobre ellos; mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar.
  20   Y Miriam la profetisa, hermana de Aarón, tomó un pandero en su mano, y todas las mujeres salieron en pos de ella con panderos y danzas.
  21   Y Miriam les respondía: Cantad a Jehová; porque en extremo se ha engrandecido, echando en el mar al caballo, y al que en él subía.
  22   E hizo Moisés que partiese Israel del Mar Rojo, y salieron al desierto de Shur; y anduvieron tres días por el desierto sin hallar agua.
  23   Y llegaron a Mara, y no pudieron beber las aguas de Mara, porque eran amargas; por eso le pusieron el nombre de Mara.
  24   Entonces el pueblo murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Qué hemos de beber?
  25   Y Moisés clamó a Jehová; y Jehová le mostró un árbol, el cual cuando lo metió dentro de las aguas, las aguas se endulzaron. Allí les dio estatutos y ordenanzas, y allí los probó;
  26   y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu Sanador.
  27   Y llegaron a Elim, donde había doce fuentes de aguas, y setenta palmas; y acamparon allí junto a las aguas.

 
Éxodo 16
 
  1   Y partiendo de Elim toda la congregación de los hijos de Israel, vino al desierto de Sin, que está entre Elim y Sinaí, a los quince días del mes segundo después que salieron de la tierra de Egipto.
  2   Y toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto.
  3   Y les decían los hijos de Israel: Mejor hubiéramos muerto por mano de Jehová en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos a las ollas de las carnes, cuando comíamos pan hasta saciarnos; pues nos habéis sacado a este desierto, para matar de hambre a toda esta multitud.
  4   Y Jehová dijo a Moisés: He aquí yo os haré llover pan del cielo; y el pueblo saldrá, y recogerá una porción para cada un día, para que yo le pruebe si anda en mi ley, o no.
  5   Mas al sexto día aparejarán lo que han de recoger, que será el doble de lo que solían recoger cada día.
  6   Entonces dijo Moisés y Aarón a todos los hijos de Israel: A la tarde sabréis que Jehová os ha sacado de la tierra de Egipto:
  7   Y a la mañana veréis la gloria de Jehová; porque Él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; porque nosotros, ¿qué somos, para que vosotros murmuréis contra nosotros?
  8   Y dijo Moisés: Jehová os dará a la tarde carne para comer, y a la mañana pan en abundancia; por cuanto Jehová ha oído vuestras murmuraciones con que habéis murmurado contra Él: y, ¿qué somos nosotros? Vuestras murmuraciones no son contra nosotros, sino contra Jehová.
  9   Y dijo Moisés a Aarón: Di a toda la congregación de los hijos de Israel: Acercaos a la presencia de Jehová; que Él ha oído vuestras murmuraciones.
  10   Y hablando Aarón a toda la congregación de los hijos de Israel, miraron hacia el desierto, y he aquí la gloria de Jehová, que apareció en la nube.
  11   Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
  12   Yo he oído las murmuraciones de los hijos de Israel; háblales, diciendo: Entre las dos tardes comeréis carne, y por la mañana os saciaréis de pan, y sabréis que yo soy Jehová vuestro Dios.
  13   Y venida la tarde subieron codornices que cubrieron el campamento; y a la mañana descendió rocío en derredor del campamento.
  14   Y como el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la tierra.
  15   Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿Qué es esto? porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan que Jehová os da para comer.
  16   Esto es lo que Jehová ha mandado: Recogeréis de él cada uno según pudiere comer; un gomer por cabeza, conforme al número de vuestras personas, tomaréis cada uno para los que están en su tienda.
  17   Y los hijos de Israel lo hicieron así; y recogieron unos más, otros menos:
  18   Y lo medían por gomer, y no sobraba al que había recogido mucho, ni faltaba al que había recogido poco: cada uno recogió conforme a lo que había de comer.
  19   Y les dijo Moisés: Ninguno deje nada de ello para mañana.
  20   Mas ellos no obedecieron a Moisés, sino que algunos dejaron de ello para otro día, y crió gusanos, y se pudrió; y se enojó contra ellos Moisés.
  21   Y lo recogían cada mañana, cada uno según lo que había de comer: y luego que el sol calentaba, se derretía.
  22   En el sexto día recogieron doble porción de comida, dos gomeres para cada uno; y todos los príncipes de la congregación vinieron a Moisés, y se lo hicieron saber.
  23   Y él les dijo: Esto es lo que ha dicho Jehová: Mañana es el santo sábado, el reposo de Jehová: lo que hubiereis de cocer, cocedlo hoy, y lo que hubiereis de cocinar, cocinadlo; y todo lo que os sobrare, guardadlo para mañana.
  24   Y ellos lo guardaron hasta la mañana, según Moisés había mandado, y no se pudrió, ni hubo en él gusano.
  25   Y dijo Moisés: Comedlo hoy, porque hoy es sábado de Jehová: hoy no hallaréis en el campo.
  26   En los seis días lo recogeréis; mas el séptimo día es sábado, en el cual no se hallará.
  27   Y aconteció que algunos del pueblo salieron en el séptimo día a recoger, y no hallaron.
  28   Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo no querréis guardar mis mandamientos y mis leyes?
  29   Mirad que Jehová os dio el sábado, y por eso os da en el sexto día pan para dos días. Estése, pues, cada uno en su estancia, y nadie salga de su lugar en el séptimo día.
  30   Así el pueblo reposó el séptimo día.
  31   Y la casa de Israel lo llamó Maná; y era como semilla de culantro, blanco, y su sabor como de hojuelas con miel.
  32   Y dijo Moisés: Esto es lo que Jehová ha mandado: Llenarás un gomer de él para que se guarde para vuestros descendientes, a fin de que vean el pan que yo os di a comer en el desierto, cuando yo os saqué de la tierra de Egipto.
  33   Y dijo Moisés a Aarón: Toma un vaso y pon en él un gomer lleno de maná, y ponlo delante de Jehová, para que sea guardado para vuestros descendientes.
  34   Y Aarón lo puso delante del Testimonio para guardarlo, como Jehová lo mandó a Moisés.
  35   Así comieron los hijos de Israel maná cuarenta años, hasta que entraron en la tierra habitada; maná comieron hasta que llegaron al término de la tierra de Canaán.
  36   Y un gomer es la décima parte del efa.

 
Éxodo 17
 
  1   Y toda la congregación de los hijos de Israel partió del desierto de Sin, por sus jornadas, al mandamiento de Jehová, y acamparon en Refidim; y no había agua para que el pueblo bebiese.
  2   Y altercó el pueblo con Moisés, y dijeron: Danos agua que bebamos. Y Moisés les dijo: ¿Por qué altercáis conmigo? ¿Por qué tentáis a Jehová?
  3   Así que el pueblo tuvo allí sed de agua, y murmuró contra Moisés, y dijo: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para matarnos de sed a nosotros, y a nuestros hijos y a nuestros ganados?
  4   Entonces clamó Moisés a Jehová, diciendo: ¿Qué haré con este pueblo? de aquí a un poco me apedrearán.
  5   Y Jehová dijo a Moisés: Pasa delante del pueblo, y toma contigo de los ancianos de Israel; y toma también en tu mano tu vara, con que golpeaste el río, y ve.
  6   He aquí que yo estoy delante de ti allí sobre la peña en Horeb; y herirás la peña, y saldrán de ella aguas, y beberá el pueblo. Y Moisés lo hizo así en presencia de los ancianos de Israel.
  7   Y llamó el nombre de aquel lugar Masah y Meriba, por la rencilla de los hijos de Israel, y porque tentaron a Jehová, diciendo: ¿Está, pues, Jehová entre nosotros, o no?
  8   Y vino Amalec y peleó con Israel en Refidim.
  9   Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal, pelea con Amalec: mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano.
  10   E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando con Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado.
  11   Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec.
  12   Y las manos de Moisés estaban pesadas; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, uno de un lado y el otro del otro lado; así hubo firmeza en sus manos hasta que se puso el sol.
  13   Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
  14   Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en un libro, y di a Josué que del todo tengo de raer la memoria de Amalec de debajo del cielo.
  15   Y Moisés edificó un altar, y llamó su nombre Jehová-nisi;
  16   y dijo: Por cuanto Jehová lo ha jurado: Jehová tendrá guerra contra Amalec de generación en generación.

 
Éxodo 18
 
  1   Y oyó Jetro, sacerdote de Madián, suegro de Moisés, todas las cosas que Dios había hecho con Moisés, y con Israel su pueblo, y cómo Jehová había sacado a Israel de Egipto:
  2   Y tomó Jetro, suegro de Moisés a Séfora la esposa de Moisés, después que él la envió,
  3   Y a sus dos hijos; el uno se llamaba Gersón, porque dijo: Peregrino he sido en tierra ajena;
  4   y el otro se llamaba Eliezer, porque dijo: El Dios de mi padre me ayudó, y me libró de la espada de Faraón.
  5   Y vino Jetro, suegro de Moisés, con los hijos y la esposa de Moisés al desierto, donde éste estaba acampado junto al monte de Dios;
  6   y dijo a Moisés: Yo tu suegro Jetro vengo a ti, con tu esposa, y sus dos hijos con ella.
  7   Y Moisés salió a recibir a su suegro, y se inclinó, y lo besó; y se preguntaron el uno al otro cómo estaban, y vinieron a la tienda.
  8   Y Moisés contó a su suegro todas las cosas que Jehová había hecho a Faraón y a los egipcios por amor de Israel, y todos los trabajos que habían pasado en el camino, y cómo los había librado Jehová.
  9   Y se alegró Jetro de todo el bien que Jehová había hecho a Israel, que lo había librado de mano de los egipcios.
  10   Y Jetro dijo: Bendito sea Jehová, que os libró de mano de los egipcios, y de la mano de Faraón, y que libró al pueblo de la mano de los egipcios.
  11   Ahora conozco que Jehová es más grande que todos los dioses; hasta en lo que se ensoberbecieron, Él fue sobre ellos.
  12   Y tomó Jetro, suegro de Moisés, holocaustos y sacrificios para Dios: y vino Aarón y todos los ancianos de Israel a comer pan con el suegro de Moisés delante de Dios.
  13   Y aconteció que otro día se sentó Moisés a juzgar al pueblo; y el pueblo estuvo delante de Moisés desde la mañana hasta la tarde.
  14   Y viendo el suegro de Moisés todo lo que él hacía con el pueblo, dijo: ¿Qué es esto que haces tú con el pueblo? ¿Por qué te sientas tú solo, y todo el pueblo está delante de ti desde la mañana hasta la tarde?
  15   Y Moisés respondió a su suegro: Porque el pueblo viene a mí para consultar a Dios:
  16   Cuando tienen negocios, vienen a mí; y yo juzgo entre el uno y el otro, y declaro las ordenanzas de Dios y sus leyes.
  17   Entonces el suegro de Moisés le dijo: No haces bien:
  18   Desfallecerás del todo, tú, y también este pueblo que está contigo; porque el asunto es demasiado pesado para ti; no podrás hacerlo tú solo.
  19   Oye ahora mi voz; yo te aconsejaré, y Dios será contigo. Está tú por el pueblo delante de Dios, y somete tú los asuntos a Dios.
  20   Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde anden, y lo que han de hacer.
  21   Además escoge tú de entre todo el pueblo varones de virtud, temerosos de Dios, varones de verdad, que aborrezcan la avaricia; y constituirás a éstos sobre ellos caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta y sobre diez.
  22   Los cuales juzgarán al pueblo en todo tiempo; y será que todo asunto grave lo traerán a ti, y ellos juzgarán todo asunto pequeño. Así te será ligera la carga, y ellos la llevarán contigo.
  23   Si esto hicieres, y Dios te lo mandare, tú podrás persistir, y todo este pueblo se irá también en paz a su lugar.
  24   Y oyó Moisés la voz de su suegro, e hizo todo lo que dijo.
  25   Y escogió Moisés varones de virtud de todo Israel, y los puso por cabezas sobre el pueblo, caporales sobre mil, sobre ciento, sobre cincuenta, y sobre diez.
  26   Y juzgaban al pueblo en todo tiempo: el asunto difícil lo traían a Moisés, y ellos juzgaban todo asunto pequeño.
  27   Y despidió Moisés a su suegro, y éste se fue a su tierra.

 
Éxodo 19
 
  1   En el mes tercero de la salida de los hijos de Israel de la tierra de Egipto, en ese mismo día llegaron al desierto de Sinaí.
  2   Porque partieron de Refidim, y llegaron al desierto de Sinaí, y acamparon en el desierto; y acampó allí Israel delante del monte.
  3   Y Moisés subió a Dios; y Jehová lo llamó desde el monte, diciendo: Así dirás a la casa de Jacob, y anunciarás a los hijos de Israel:
  4   Vosotros visteis lo que hice a los egipcios, y cómo os tomé sobre alas de águilas, y os he traído a mí.
  5   Ahora pues, si obedeciereis mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra.
  6   Y vosotros me seréis un reino de sacerdotes, y nación santa. Éstas son las palabras que dirás a los hijos de Israel.
  7   Entonces vino Moisés, y llamó a los ancianos del pueblo, y propuso en presencia de ellos todas estas palabras que Jehová le había mandado.
  8   Y todo el pueblo respondió a una, y dijeron: Todo lo que Jehová ha dicho haremos. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.
  9   Y Jehová dijo a Moisés: He aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre. Y Moisés refirió las palabras del pueblo a Jehová.
  10   Y Jehová dijo a Moisés: Ve al pueblo, y santifícalos hoy y mañana, y laven sus vestiduras;
  11   Y estén apercibidos para el día tercero, porque al tercer día Jehová descenderá, a ojos de todo el pueblo, sobre el monte de Sinaí.
  12   Y señalarás término al pueblo en derredor, diciendo: Guardaos, no subáis al monte, ni toquéis a su término: cualquiera que tocare el monte, de seguro morirá:
  13   No le tocará mano, mas será apedreado o asaeteado; sea animal o sea hombre, no vivirá. Cuando suene largamente la trompeta, ellos subirán al monte.
  14   Y descendió Moisés del monte al pueblo, y santificó al pueblo; y lavaron sus vestiduras.
  15   Y dijo al pueblo: Estad apercibidos para el tercer día; no entréis a vuestras esposas.
  16   Y aconteció al tercer día cuando vino la mañana, que vinieron truenos y relámpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de trompeta muy fuerte; y se estremeció todo el pueblo que estaba en el campamento.
  17   Y Moisés sacó del campamento al pueblo para ir a encontrarse conDios; y se pusieron al pie del monte.
  18   Y todo el monte de Sinaí humeaba, porque Jehová había descendido sobre él en fuego: y el humo de él subía como el humo de un horno, y todo el monte se estremeció en gran manera.
  19   Y el sonido de la trompeta iba aumentándose en extremo: Moisés hablaba, y Dios le respondía en voz.
  20   Y descendió Jehová sobre el monte de Sinaí, sobre la cumbre del monte: y llamó Jehová a Moisés a la cumbre del monte, y Moisés subió.
  21   Y Jehová dijo a Moisés: Desciende, ordena al pueblo que no traspasen el término para ver a Jehová, porque caerá multitud de ellos.
  22   Y también los sacerdotes que se acercan a Jehová, se santifiquen, para que Jehová no haga en ellos estrago.
  23   Y Moisés dijo a Jehová: El pueblo no podrá subir al monte de Sinaí, porque tú nos has mandado diciendo: Señala términos al monte, y santifícalo.
  24   Y Jehová le dijo: Ve, desciende, y subirás tú, y Aarón contigo: mas los sacerdotes y el pueblo no traspasen el término para subir a Jehová, para que no haga en ellos estrago.
  25   Entonces Moisés descendió al pueblo y habló con ellos.

 
Éxodo 20
 
  1   Y habló Dios todas estas palabras, diciendo:
  2   Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de siervos.
  3   No tendrás dioses ajenos delante de mí.
  4   No te harás imagen, ni ninguna semejanza de cosa que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra:
  5   No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos, hasta la tercera y cuarta generación, de los que me aborrecen,
  6   Y que hago misericordia en millares a los que me aman, y guardan mis mandamientos.
  7   No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.
  8   Te acordarás del día de reposo, para santificarlo:
  9   Seis días trabajarás, y harás toda tu obra;
  10   Mas el séptimo día será reposo para Jehová tu Dios: no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas:
  11   Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra, y el mar y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo día; por tanto Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó.
  12   Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
  13   No matarás.
  14   No cometerás adulterio.
  15   No hurtarás.
  16   No hablarás contra tu prójimo falso testimonio.
  17   No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la esposa de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.
  18   Todo el pueblo percibía los truenos y los relámpagos, y el sonido de la trompeta, y el monte que humeaba. Y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos.
  19   Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, que nosotros oiremos; mas no hable Dios con nosotros, para que no muramos.
  20   Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; que para probaros vino Dios, y para que su temor esté en vuestra presencia y no pequéis.
  21   Entonces el pueblo se puso de lejos, y Moisés se acercó a la oscuridad en la cual estaba Dios.
  22   Y Jehová dijo a Moisés: Así dirás a los hijos de Israel: Vosotros habéis visto que he hablado desde el cielo con vosotros.
  23   No hagáis conmigo dioses de plata, ni dioses de oro os haréis.
  24   Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas: en cualquier lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti, y te bendeciré.
  25   Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; porque si alzares tu pico sobre él, tú lo profanarás.
  26   Y no subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no sea descubierta sobre él.

 
Éxodo 21
 
  1   Y éstos son los decretos que les propondrás.
  2   Si comprares siervo hebreo, seis años servirá; mas al séptimo saldrá libre de balde.
  3   Si entró solo, solo saldrá: si estaba casado, saldrá él y su esposa con él.
  4   Si su amo le hubiere dado esposa, y ella le hubiere dado a luz hijos o hijas, la esposa y sus hijos serán de su amo, y él saldrá solo.
  5   Y si el siervo dijere: Yo amo a mi señor, a mi esposa y a mis hijos, no saldré libre:
  6   Entonces su amo lo traerá ante los jueces; y lo traerá a la puerta o al poste; y su amo le horadará la oreja con lesna, y será su siervo para siempre.
  7   Y cuando alguno vendiere su hija por sierva, no saldrá ella como suelen salir los siervos.
  8   Si no agradare a su señor, por lo cual no la tomó por esposa, le permitirá que sea redimida, y no la podrá vender a pueblo extraño cuando la desechare.
  9   Mas si la hubiere desposado con su hijo, hará con ella según la costumbre de las hijas.
  10   Si le tomare otra, no disminuirá su alimento, ni su vestido, ni el deber conyugal.
  11   Y si ninguna de estas tres cosas hiciere, ella saldrá de gracia sin dinero.
  12   El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá.
  13   Mas el que no armó asechanzas, sino que Dios lo puso en sus manos, entonces yo te señalaré lugar al cual ha de huir.
  14   Además, si alguno se ensoberbeciere contra su prójimo, y lo matare con alevosía, de mi altar lo quitarás para que muera.
  15   Y el que hiriere a su padre o a su madre, morirá.
  16   Asimismo el que robare una persona, y la vendiere, o se hallare en sus manos, morirá.
  17   Igualmente el que maldijere a su padre o a su madre, morirá.
  18   Además, si algunos riñeren, y alguno hiriere a su prójimo con piedra o con el puño, y no muriere, pero cayere en cama;
  19   si se levantare y anduviere fuera sobre su báculo, entonces el que le hirió será absuelto; solamente le compensará por el tiempo perdido, y hará que le curen.
  20   Y si alguno hiriere a su siervo o a su sierva con palo, y muriere bajo de su mano, será castigado:
  21   Mas si durare por un día o dos, no será castigado, porque su dinero es.
  22   Si algunos riñeren, e hiriesen a mujer embarazada, y ésta abortare, pero sin haber otro daño, será penado conforme a lo que le impusiere el marido de la mujer, y pagará según determinen los jueces.
  23   Mas si hubiere algún otro daño, entonces pagarás vida por vida,
  24   ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie,
  25   quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
  26   Y si alguno hiriere el ojo de su siervo, o el ojo de su sierva, y lo dañare, le dará libertad por razón de su ojo.
  27   Y si sacare el diente de su siervo, o el diente de su sierva, por su diente le dejará ir libre.
  28   Si un buey acorneare hombre o mujer, y a causa de ello muriere, el buey será apedreado, y no se comerá su carne; mas el dueño del buey será absuelto.
  29   Pero si el buey ya había acorneado en el pasado, y a su dueño se le había amonestado, y no lo había guardado, y matare hombre o mujer, el buey será apedreado, y también su dueño morirá.
  30   Si le fuere impuesto rescate, entonces dará por el rescate de su persona cuanto le fuere impuesto.
  31   Haya acorneado hijo, o haya acorneado hija, conforme a este juicio se hará con él.
  32   Si el buey acorneare siervo o sierva, pagará treinta siclos de plata su señor, y el buey será apedreado.
  33   Y si alguno abriere hoyo, o cavare cisterna, y no la cubriere, y cayere allí buey o asno,
  34   el dueño de la cisterna pagará el dinero, resarciendo a su dueño, y lo que fue muerto será suyo.
  35   Y si el buey de alguno hiriere al buey de su prójimo, y éste muriere, entonces venderán el buey vivo, y partirán el dinero de él, y también partirán el muerto.
  36   Mas si era notorio que el buey era acorneador en tiempo pasado, y su dueño no lo hubiere guardado, pagará buey por buey, y el muerto será suyo.

 
Éxodo 22
 
  1   Cuando alguno hurtare buey u oveja, y le degollare o vendiere, por aquel buey pagará cinco bueyes, y por aquella oveja, cuatro ovejas.
  2   Si el ladrón fuere hallado forzando una casa, y fuere herido y muriere, el que le hirió no será culpado de su muerte.
  3   Y si el sol ya había salido sobre él; el matador será reo de homicidio. El ladrón hará completa restitución; si no tuviere con qué, será vendido por su hurto.
  4   Si fuere hallado con el hurto en la mano, sea buey o asno u oveja vivos, pagará el doble.
  5   Si alguno hiciere pacer campo o viña, y metiere su bestia, y comiere la tierra de otro, de lo mejor de su tierra y de lo mejor de su viña, pagará restitución.
  6   Cuando un fuego se extendiere y tomare espinas, y quemare gavillas amontonadas, o en pie, o campo, el que encendió el fuego pagará lo quemado.
  7   Cuando alguno diere a su prójimo plata o alhajas a guardar, y fuere hurtado de la casa de aquel hombre, si el ladrón se hallare, pagará el doble.
  8   Si el ladrón no se hallare, entonces el dueño de la casa será presentado a los jueces, para ver si ha metido su mano en la hacienda de su prójimo.
  9   Sobre todo negocio de fraude, sobre buey, sobre asno, sobre oveja, sobre vestido, sobre toda cosa perdida, cuando uno dijere: Esto es mío, la causa de ambos vendrá delante de los jueces; y el que los jueces condenaren, pagará el doble a su prójimo.
  10   Si alguno hubiere dado a su prójimo asno, o buey, u oveja, o cualquier otro animal a guardar, y se muriere o se perniquebrare, o fuere llevado sin verlo nadie;
  11   Juramento de Jehová tendrá lugar entre ambos de que no echó su mano a los bienes de su prójimo: y su dueño lo aceptará, y el otro no pagará.
  12   Mas si le hubiere sido hurtado, resarcirá a su dueño.
  13   Y si le hubiere sido arrebatado por fiera, le traerá testimonio, y no pagará lo arrebatado.
  14   Pero si alguno hubiere tomado prestada bestia de su prójimo, y fuere estropeada o muerta, ausente su dueño, deberá pagarla.
  15   Si el dueño estaba presente, no la pagará. Si era alquilada, él vendrá por su alquiler.
  16   Y si alguno engañare a alguna doncella que no fuere desposada, y se acostare con ella, deberá dotarla y tomarla por esposa.
  17   Si su padre no quisiere dársela, él le pesará plata conforme al dote de las vírgenes.
  18   No dejarás que viva la hechicera.
  19   Cualquiera que tuviere ayuntamiento con bestia, morirá.
  20   El que sacrificare a dioses, excepto a sólo Jehová, será muerto.
  21   Y al extranjero no engañarás, ni angustiarás, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.
  22   A ninguna viuda ni huérfano afligiréis.
  23   Que si tú llegas a afligirle, y él a mí clamare, ciertamente oiré yo su clamor;
  24   y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras esposas quedarán viudas, y huérfanos vuestros hijos.
  25   Si prestares dinero a algún pobre de los de mi pueblo que está contigo, no serás usurero para con él; no le impondrás usura.
  26   Si tomares en prenda la vestidura de tu prójimo, a la puesta del sol se lo volverás:
  27   Porque sólo aquella es su cubierta, es la vestidura para cubrir su piel. ¿En qué dormirá? Y será que cuando él a mí clamare, yo entonces le oiré, porque soy misericordioso.
  28   A los jueces no injuriarás, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo.
  29   No demorarás en dar la primicia de tu cosecha, ni de tu lagar. Me darás el primogénito de tus hijos.
  30   Así harás con el de tu buey y de tu oveja; siete días estará con su madre, y al octavo día me lo darás.
  31   Y habéis de serme varones santos: y no comeréis carne arrebatada de las fieras en el campo; a los perros la echaréis.

 
Éxodo 23
 
  1   No admitirás falso rumor. No te concertarás con el impío para ser testigo falso.
  2   No seguirás a los muchos para mal hacer; ni responderás en litigio inclinándote a los más para hacer agravios;
  3   ni al pobre distinguirás en su causa.
  4   Si encontrares el buey de tu enemigo o su asno extraviado, vuelve a llevárselo.
  5   Si vieres el asno del que te aborrece caído debajo de su carga, ¿le dejarás entonces desamparado? Sin falta le ayudarás a levantarlo.
  6   No pervertirás el derecho de tu mendigo en su pleito.
  7   De palabra de mentira te alejarás, y no matarás al inocente y justo; porque yo no justificaré al impío.
  8   No recibirás presente; porque el presente ciega a los que ven, y pervierte las palabras del justo.
  9   Y no angustiarás al extranjero: pues vosotros sabéis cómo se halla el alma del extranjero, ya que extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto.
  10   Seis años sembrarás tu tierra, y recogerás su cosecha:
  11   Mas el séptimo la dejarás en reposo, y libre, para que coman los pobres de tu pueblo; y de lo que quedare comerán las bestias del campo. Lo mismo harás con tu viña y con tu olivar.
  12   Seis días harás tus trabajos, y al séptimo día reposarás, a fin que descanse tu buey y tu asno, y tome refrigerio el hijo de tu sierva, y el extranjero.
  13   Y en todo lo que os he dicho seréis avisados. Y nombre de otros dioses no mencionaréis, ni se oirá de vuestra boca.
  14   Tres veces en el año me celebraréis fiesta.
  15   La fiesta de los panes sin levadura guardarás: Siete días comerás los panes sin levadura, como yo te mandé, en el tiempo del mes de Abib; porque en él saliste de Egipto: y ninguno se presentará delante de mí con las manos vacías:
  16   También la fiesta de la siega, los primeros frutos de tus labores que hubieres sembrado en el campo; y la fiesta de la cosecha a la salida del año, cuando hayas recogido tus labores del campo.
  17   Tres veces en el año se presentarán todos tus varones delante del Señor Jehová.
  18   No ofrecerás con pan leudo la sangre de mi sacrificio, ni la grosura de mi sacrificio quedará de la noche hasta la mañana.
  19   Las primicias de los primeros frutos de tu tierra traerás a la casa de Jehová tu Dios. No guisarás el cabrito con la leche de su madre.
  20   He aquí yo envío el Ángel delante de ti para que te guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.
  21   Guárdate delante de Él, y oye su voz; no le seas rebelde; porque Él no perdonará vuestra rebelión: porque mi nombre está en Él.
  22   Pero si en verdad oyeres su voz, e hicieres todo lo que yo te dijere, seré enemigo a tus enemigos, y afligiré a los que te afligieren.
  23   Porque mi Ángel irá delante de ti, y te introducirá al amorreo, y al heteo, y al ferezeo, y al cananeo, y al heveo, y al jebuseo, a los cuales yo destruiré.
  24   No te inclinarás a sus dioses, ni los servirás, ni harás como ellos hacen; antes los destruirás del todo, y quebrarás enteramente sus estatuas.
  25   Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y Él bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti.
  26   No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo cumpliré el número de tus días.
  27   Yo enviaré mi terror delante de ti, y consternaré a todo pueblo donde tú entrares, y te daré la cerviz de todos tus enemigos.
  28   Yo enviaré la avispa delante de ti, que eche fuera al heveo, y al cananeo, y al heteo, de delante de ti:
  29   No los echaré de delante de ti en un año, para que no quede la tierra desierta, y se aumenten contra ti las bestias del campo.
  30   Poco a poco los echaré de delante de ti, hasta que te multipliques y tomes la tierra por heredad.
  31   Y yo fijaré tu término desde el Mar Rojo hasta el mar de los filisteos, y desde el desierto hasta el río: porque pondré en vuestras manos los moradores de la tierra, y tú los echarás de delante de ti.
  32   No harás alianza con ellos, ni con sus dioses.
  33   En tu tierra no habitarán, no sea que te hagan pecar contra mí sirviendo a sus dioses: porque te será de tropiezo.

 
Éxodo 24
 
  1   Y dijo a Moisés: Sube ante Jehová, tú, y Aarón, Nadab, y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel; y os inclinaréis desde lejos.
  2   Mas Moisés solo se acercará a Jehová; y ellos no se acerquen, ni suba con él el pueblo.
  3   Y Moisés vino y contó al pueblo todas las palabras de Jehová, y todos los derechos: y todo el pueblo respondió a una voz, y dijeron: Ejecutaremos todas las palabras que Jehová ha dicho.
  4   Y Moisés escribió todas las palabras de Jehová, y levantándose de mañana edificó un altar al pie del monte, y doce columnas, según las doce tribus de Israel.
  5   Y envió a unos jóvenes de los hijos de Israel, los cuales ofrecieron holocaustos y becerros como sacrificios de paz a Jehová.
  6   Y Moisés tomó la mitad de la sangre, y la puso en tazones, y esparció la otra mitad de la sangre sobre el altar.
  7   Y tomó el libro de la alianza, y leyó a oídos del pueblo, el cual dijo: Haremos todas las cosas que Jehová ha dicho, y obedeceremos.
  8   Entonces Moisés tomó la sangre, y roció sobre el pueblo, y dijo: He aquí la sangre del pacto que Jehová ha hecho con vosotros sobre todas estas cosas.
  9   Y subieron Moisés y Aarón, Nadab y Abiú, y setenta de los ancianos de Israel;
  10   Y vieron al Dios de Israel; y había debajo de sus pies como un embaldosado de zafiro, semejante al cielo cuando está sereno.
  11   Mas no extendió su mano sobre los príncipes de los hijos de Israel: y vieron a Dios, y comieron y bebieron.
  12   Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarlos.
  13   Y se levantó Moisés, y Josué su ministro; y Moisés subió al monte de Dios.
  14   Y dijo a los ancianos: Esperadnos aquí hasta que volvamos a vosotros: y he aquí Aarón y Hur están con vosotros: el que tuviere asuntos, venga a ellos.
  15   Entonces Moisés subió al monte, y una nube cubrió el monte.
  16   Y la gloria de Jehová reposó sobre el monte Sinaí, y la nube lo cubrió por seis días: y al séptimo día llamó a Moisés de en medio de la nube.
  17   Y el parecer de la gloria de Jehová era como un fuego abrasador en la cumbre del monte, a los ojos de los hijos de Israel.
  18   Y entró Moisés en medio de la nube, y subió al monte: y estuvo Moisés en el monte cuarenta días y cuarenta noches.

 
Éxodo 25
 
  1   Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
  2   Di a los hijos de Israel que tomen para mí ofrenda: de todo varón que la diere de su voluntad, de corazón, tomaréis mi ofrenda.
  3   Y ésta es la ofrenda que tomaréis de ellos: Oro, plata, bronce,
  4   azul, púrpura, carmesí, lino fino, pelo de cabras,
  5   pieles de carneros teñidos de rojo, pieles de tejones y madera de acacia;
  6   aceite para la luminaria, especias para el aceite de la unción, y para el incienso aromático;
  7   piedras de ónice, y piedras de engastes para el efod y para el pectoral.
  8   Y que me hagan un santuario, para que yo habite entre ellos.
  9   Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.
  10   Harán también un arca de madera de acacia, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio, y su altura de codo y medio.
  11   Y la cubrirás de oro puro; por dentro y por fuera la cubrirás; y harás sobre ella una cornisa de oro alrededor.
  12   Y fundirás para ella cuatro anillos de oro, que pondrás a sus cuatro esquinas; dos anillos a un lado de ella, y dos anillos al otro lado.
  13   Y harás unas varas de madera de acacia, las cuales cubrirás de oro.
  14   Y meterás las varas por los anillos a los lados del arca, para llevar el arca con ellas.
  15   Las varas se estarán en los anillos del arca: no se quitarán de ella.
  16   Y pondrás en el arca el testimonio que yo te daré.
  17   Y harás un propiciatorio de oro fino, cuya longitud será de dos codos y medio, y su anchura de codo y medio.
  18   Harás también dos querubines de oro, labrados a martillo los harás, en los dos extremos del propiciatorio.
  19   Harás, pues, un querubín en un extremo, y un querubín en el otro extremo: de una pieza con el propiciatorio harás los querubines en sus dos extremos.
  20   Y los querubines extenderán por encima las alas, cubriendo con sus alas el propiciatorio: sus rostros uno enfrente del otro, mirando al propiciatorio los rostros de los querubines.
  21   Y pondrás el propiciatorio sobre del arca, y en el arca pondrás el testimonio que yo te daré.
  22   Y de allí me encontraré contigo, y hablaré contigo de sobre el propiciatorio, de entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, todo lo que yo te mandare para los hijos de Israel.
  23   Harás también una mesa de madera de acacia: su longitud será de dos codos, y de un codo su anchura, y su altura de codo y medio.
  24   Y la cubrirás de oro puro, y le harás una cornisa de oro alrededor.
  25   Le harás también una moldura alrededor, de un palmo de ancho, y harás a la moldura una cornisa de oro alrededor.
  26   Y le harás cuatro anillos de oro, los cuales pondrás a las cuatro esquinas que corresponden a sus cuatro patas.
  27   Los anillos estarán junto a la moldura, para lugares de las varas, para llevar la mesa.
  28   Y harás las varas de madera de acacia, y las cubrirás de oro, y con ellas será llevada la mesa.
  29   Harás también sus platos, y sus cucharas, y sus cubiertas, y sus tazones, con que se libará: de oro fino los harás.
  30   Y pondrás sobre la mesa el pan de la proposición delante de mí continuamente.
  31   Harás además un candelero de oro puro; labrado a martillo se hará el candelero: su pie, y su caña, sus copas, sus manzanas, y sus flores, serán de lo mismo:
  32   Y saldrán seis brazos de sus lados: tres brazos del candelero a un lado, y tres brazos del candelero al otro lado:
  33   Tres copas en forma de flor de almendro en un brazo, una manzana y una flor; y tres copas, figura de flor de almendro en otro brazo, una manzana y una flor: así pues, en los seis brazos que salen del candelero:
  34   Y en el candelero cuatro copas en forma de flor de almendro, sus manzanas y sus flores.
  35   Habrá una manzana debajo de los dos brazos del mismo, otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, y otra manzana debajo de los otros dos brazos del mismo, en conformidad a los seis brazos que salen del candelero.
  36   Sus manzanas y sus brazos serán del mismo, todo ello una pieza labrada a martillo, de oro puro.
  37   Y les harás siete candilejas, las cuales encenderás para que alumbren a la parte de su delantera:
  38   También sus despabiladeras y sus platillos, de oro puro.
  39   De un talento de oro fino lo harás, con todos estos vasos.
  40   Y mira, y hazlos conforme a su modelo, que te ha sido mostrado en el monte.

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