Ezequiel 17-24


 
Ezequiel 17
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   Hijo de hombre, propón una enigma, y relata una parábola a la casa de Israel.
  3   Y dirás: Así dice Jehová el Señor: Una gran águila, de grandes alas y de largos miembros, llena de plumas de diversos colores, vino al Líbano, y tomó el cogollo del cedro;
  4   arrancó el más alto de sus renuevos, y lo llevó a la tierra de comerciantes, y lo puso en una ciudad de mercaderes.
  5   Tomó también de la simiente de la tierra, y la puso en un campo bueno para sembrar, la plantó junto a aguas abundantes, la puso como un sauce.
  6   Y creció, y se hizo una vid de mucho ramaje, baja de estatura, que sus ramas miraban al águila, y sus raíces estaban debajo de ella; así que se hizo una vid, y arrojó renuevos, y echó sarmientos.
  7   Hubo también otra gran águila, de grandes alas y de muchas plumas; y he aquí que esta vid juntó cerca de ella sus raíces, y extendió hacia ella sus ramas, para ser regada por ella por los surcos de su plantío.
  8   En un buen campo, junto a aguas abundantes fue plantada, para que echase ramas y llevase fruto, y para que fuese vid robusta.
  9   Di: Así dice Jehová el Señor: ¿Será prosperada? ¿No arrancará sus raíces, y destruirá su fruto, y se secará? Todas sus hojas lozanas se secarán, y no con gran poder ni con mucha gente para arrancarla de sus raíces.
  10   Y he aquí que estando plantada, ¿será prosperada? ¿No se secará del todo cuando el viento solano la tocare? En los surcos de su verdor se secará.
  11   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  12   Di ahora a la casa rebelde: ¿No habéis entendido qué significan estas cosas? Diles: He aquí que el rey de Babilonia vino a Jerusalén, y tomó tu rey y sus príncipes, y los llevó consigo a Babilonia.
  13   Tomó también de la simiente del reino, e hizo pacto con él, y le trajo a juramento; y tomó a los poderosos de la tierra,
  14   para que el reino fuese abatido y no se levantase, sino que guardase su alianza y estuviese en ella.
  15   Pero se rebeló contra él enviando sus embajadores a Egipto para que le diese caballos y mucha gente. ¿Será prosperado, escapará el que hace tales cosas? ¿Podrá romper el pacto y escapar?
  16   Vivo yo, dice Jehová el Señor, que morirá en medio de Babilonia, en el lugar del rey que le hizo reinar, cuyo juramento menospreció, y cuyo pacto hecho con él rompió.
  17   Y no con grande ejército, ni con mucha compañía hará por él Faraón en la batalla, cuando funden baluarte y edifiquen bastiones para cortar muchas vidas.
  18   Por cuanto menospreció el juramento, para invalidar el pacto cuando he aquí que había dado su mano, e hizo todas estas cosas, no escapará.
  19   Por tanto, así dice Jehová el Señor: Vivo yo, que el juramento mío que menospreció, y mi pacto que ha quebrantado, haré recaer sobre su cabeza.
  20   Y extenderé sobre él mi red, y será preso en mi malla; y lo haré venir a Babilonia, y allí estaré a juicio con él, por su prevaricación con que contra mí se ha rebelado.
  21   Y todos sus fugitivos con todos sus escuadrones caerán a espada, y los que quedaren serán esparcidos a todos los vientos; y sabréis que yo Jehová he hablado.
  22   Así dice Jehová el Señor: Y yo tomaré el más alto de los renuevos de aquel alto cedro, y lo plantaré; del principal de sus renuevos cortaré un tallo, y lo plantaré sobre un monte alto y sublime.
  23   En el monte alto de Israel lo plantaré, y alzará ramas, y llevará fruto, y se hará magnífico cedro; y todas las especies de aves habitarán debajo de él, a la sombra de sus ramas habitarán.
  24   Y sabrán todos los árboles del campo que yo Jehová abatí el árbol sublime, levanté el árbol bajo, hice secar el árbol verde, e hice reverdecer el árbol seco. Yo Jehová hablé e hice.

 
Ezequiel 18
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   ¿Qué pensáis vosotros, vosotros que usáis este refrán sobre la tierra de Israel, diciendo: Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos tienen la dentera?
  3   Vivo yo, dice Jehová el Señor, que nunca más tendréis por qué usar este refrán en Israel.
  4   He aquí que todas las almas son mías; como el alma del padre, así el alma del hijo es mía; el alma que pecare, esa morirá.
  5   Y el hombre que fuere justo, e hiciere juicio y justicia;
  6   que no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel, ni deshonrare a la esposa de su prójimo, ni se llegare a la mujer menstruosa,
  7   ni oprimiere a ninguno; al deudor devolviere su prenda, no cometiere robo, diere de su pan al hambriento, y cubriere con ropa al desnudo,
  8   el que no diere a usura, ni prestare a interés; de la maldad retrajere su mano, e hiciere juicio de verdad entre hombre y hombre,
  9   en mis estatutos caminare, y guardare mis ordenanzas para hacer rectamente, éste es justo; éste vivirá, dice Jehová el Señor.
  10   Mas si engendrare hijo ladrón, derramador de sangre, o que haga alguna cosa de éstas,
  11   y que no haga las otras; antes comiere sobre los montes, o deshonrare a la esposa de su prójimo,
  12   al pobre y menesteroso oprimiere, cometiere robos, no devolviere la prenda, o alzare sus ojos a los ídolos, e hiciere abominación,
  13   diere a usura y prestare a interés: ¿vivirá éste? No vivirá. Todas estas abominaciones hizo; de cierto morirá; su sangre será sobre él.
  14   Pero si éste engendrare hijo, el cual viere todos los pecados que su padre hizo, y viéndolos no hiciere según ellos;
  15   no comiere sobre los montes, ni alzare sus ojos a los ídolos de la casa de Israel; a la esposa de su prójimo no deshonrare,
  16   ni oprimiere a nadie; la prenda no empeñare, ni cometiere robos; al hambriento diere de su pan, y cubriere de ropa al desnudo;
  17   apartare su mano del pobre, usura e interés no recibiere; hiciere mis derechos, y anduviere en mis estatutos, éste no morirá por la maldad de su padre; de cierto vivirá.
  18   Su padre, por cuanto hizo agravio, despojó violentamente al hermano, e hizo en medio de su pueblo lo que no es bueno, he aquí que él morirá por su maldad.
  19   Y si dijereis: ¿Por qué el hijo no llevará el pecado de su padre? Porque el hijo hizo juicio y justicia, guardó todos mis estatutos, y los hizo, de cierto vivirá.
  20   El alma que pecare, esa morirá. El hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él.
  21   Mas si el impío se apartare de todos sus pecados que hizo, y guardare todas mis estatutos, e hiciere juicio y justicia, de cierto vivirá; no morirá.
  22   Todas sus rebeliones que cometió, no le serán recordadas; en su justicia que hizo vivirá.
  23   ¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos?
  24   Mas si el justo se apartare de su justicia, y cometiere maldad, e hiciere conforme a todas las abominaciones que el impío hizo; ¿vivirá él? Ninguna de las justicias que hizo le serán recordadas; por su rebelión con que prevaricó, y por su pecado que cometió, por ello morirá.
  25   Y si dijereis: No es recto el camino del Señor: Oíd ahora, casa de Israel: ¿No es recto mi camino? ¿No son torcidos vuestros caminos?
  26   Cuando el justo se apartare de su justicia, e hiciere iniquidad, él morirá por ello; por su iniquidad que hizo, morirá.
  27   Y cuando el impío se apartare de su impiedad que hizo, e hiciere juicio y justicia, hará vivir su alma.
  28   Porque miró, y se apartó de todas sus prevaricaciones que hizo, de cierto vivirá, no morirá.
  29   Si aún dijere la casa de Israel: No es recto el camino del Señor: ¿No son rectos mis caminos, casa de Israel? Cierto, vuestros caminos no son rectos.
  30   Por tanto, yo os juzgaré a cada uno según sus caminos, oh casa de Israel, dice el Señor Jehová. Convertíos, y volveos de todas vuestras iniquidades; y no os será la iniquidad causa de ruina.
  31   Echad de vosotros todas vuestras iniquidades con que habéis prevaricado, y haceos corazón nuevo y espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis, casa de Israel?
  32   Porque yo no quiero la muerte del que muere, dice el Señor Jehová, convertíos, pues, y viviréis.

 
Ezequiel 19
 
  1   Y tú levanta endecha sobre los príncipes de Israel.
  2   Y dirás: ¡Cómo se echó entre los leones tu madre la leona! entre los leoncillos crió sus cachorros.
  3   E hizo subir uno de sus cachorros; vino a ser leoncillo, y aprendió a capturar presa, y a devorar hombres.
  4   Y las naciones oyeron de él; fue capturado en la trampa de ellas, y lo llevaron con grillos a la tierra de Egipto.
  5   Y viendo ella que había esperado mucho tiempo, y que se perdía su esperanza, tomó otro de sus cachorros, y lo puso por leoncillo.
  6   Y él andaba entre los leones; se hizo leoncillo, aprendió a capturar la presa, devoró hombres.
  7   Y conoció sus lugares desolados, y arrasó sus ciudades; y fue desolada la tierra y su abundancia, a la voz de su rugido.
  8   Y arremetieron contra él las gentes de las provincias de su alrededor, y extendieron sobre él su red; y en su foso fue capturado.
  9   Y lo pusieron en jaula con cadenas, y lo llevaron al rey de Babilonia; lo metieron en fortalezas, para que su voz no se oyese más sobre los montes de Israel.
  10   Tu madre es como una vid en tu sangre, plantada junto a las aguas, dando fruto y echando vástagos a causa de las muchas aguas.
  11   Y ella tuvo varas fuertes para cetros de señores; y se levantó su estatura por encima entre las ramas, y fue vista en su altura, y con la multitud de sus sarmientos.
  12   Pero fue arrancada con ira, derribada en tierra, y viento solano secó su fruto; fueron quebradas y se secaron sus varas fuertes; las consumió el fuego.
  13   Y ahora está plantada en el desierto, en tierra de sequedad y de aridez.
  14   Y ha salido fuego de la vara de sus ramas, ha consumido su fruto, y no ha quedado en ella vara fuerte, cetro para señorear. Endecha es ésta, y de endecha servirá.

 
Ezequiel 20
 
  1   Y aconteció en el año séptimo, en el mes quinto, a los diez del mes, que vinieron algunos de los ancianos de Israel a consultar a Jehová, y se sentaron delante de mí.
  2   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  3   Hijo de hombre, habla a los ancianos de Israel, y diles: Así dice Jehová el Señor: ¿A consultarme venís vosotros? Vivo yo, que yo no os responderé, dice Jehová el Señor.
  4   ¿Quieres tú juzgarlos? ¿Los quieres juzgar tú, hijo de hombre? Hazles saber las abominaciones de sus padres;
  5   y diles: Así dice Jehová el Señor: El día que escogí a Israel, e hice juramento a la simiente de la casa de Jacob, y que fui conocido de ellos en la tierra de Egipto, cuando alcé mi mano a ellos y les juré, diciendo: Yo soy Jehová vuestro Dios;
  6   Aquel día que les alcé mi mano, jurando así que los sacaría de la tierra de Egipto a la tierra que les había provisto, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
  7   entonces les dije: Cada uno eche de sí las abominaciones de sus ojos, y no os contaminéis con los ídolos de Egipto. Yo soy Jehová vuestro Dios.
  8   Mas ellos se rebelaron contra mí, y no quisieron obedecerme; no echó de sí cada uno las abominaciones de sus ojos, ni dejaron los ídolos de Egipto; y dije que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo en ellos en medio de la tierra de Egipto.
  9   Pero actué por causa de mi nombre, para que no se infamase ante los ojos de las naciones en medio de las cuales estaban, en cuyos ojos me di a conocer sacándolos de la tierra de Egipto.
  10   Los saqué, pues, de la tierra de Egipto, y los traje al desierto;
  11   y les di mis ordenanzas, y les declaré mis decretos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos.
  12   Y les di también mis sábados que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.
  13   Mas se rebeló contra mí la casa de Israel en el desierto; no anduvieron en mis ordenanzas, y desecharon mis decretos, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos; y mis sábados profanaron en gran manera; dije, por tanto, que había de derramar sobre ellos mi ira en el desierto para consumirlos.
  14   Pero actué por causa de mi nombre, para que éste no se infamase a vista de las naciones, delante de cuyos ojos los saqué.
  15   Y también yo les alcé mi mano en el desierto, jurando que no los metería en la tierra que les había dado, que fluye leche y miel, la cual es la más hermosa de todas las tierras;
  16   porque desecharon mis decretos, y no anduvieron en mis ordenanzas, y mis sábados profanaron; porque tras sus ídolos iba su corazón.
  17   Con todo, los perdonó mi ojo, no matándolos, ni los consumí en el desierto;
  18   antes dije en el desierto a sus hijos: No andéis en las ordenanzas de vuestros padres, ni guardéis sus leyes, ni os contaminéis con sus ídolos.
  19   Yo soy Jehová vuestro Dios; andad en mis estatutos, y guardad mis decretos, y ponedlos por obra;
  20   y santificad mis sábados, y sean por señal entre mí y vosotros, para que sepáis que yo soy Jehová vuestro Dios.
  21   Sin embargo los hijos se rebelaron contra mí; no anduvieron en mis estatutos, ni guardaron mis decretos para ponerlos por obra, los cuales el hombre que los hiciere, vivirá por ellos; profanaron mis sábados. Dije entonces que derramaría mi ira sobre ellos, para cumplir mi enojo contra ellos en el desierto.
  22   Mas retraje mi mano, y actué por causa de mi nombre, para que no se infamase a la vista de las naciones, delante de cuyos ojos los saqué.
  23   Y también les alcé yo mi mano en el desierto, jurando que los dispersaría entre las naciones, y que los esparciría por las tierras;
  24   porque no pusieron por obra mis decretos, y desecharon mis ordenanzas, y profanaron mis sábados, y tras los ídolos de sus padres se les fueron sus ojos.
  25   Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir.
  26   Y los contaminé en sus ofrendas cuando hacían pasar por el fuego a todo primogénito, para desolarlos, a fin de que supiesen que yo soy Jehová.
  27   Por tanto, hijo de hombre, habla a la casa de Israel, y diles: Así dice Jehová el Señor: Aun en esto me afrentaron vuestros padres cuando cometieron contra mí rebelión.
  28   Porque yo los metí en la tierra sobre la cual había alzado mi mano jurando que había de dársela, y miraron a todo collado alto, y a todo árbol frondoso, y allí sacrificaron sus víctimas, y allí presentaron la provocación de sus ofrendas, allí pusieron también el olor de su suavidad, y allí derramaron sus libaciones.
  29   Y yo les dije: ¿Qué es ese lugar alto adonde vosotros vais? Y fue llamado su nombre Bama hasta el día de hoy.
  30   Di, pues, a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: ¿No os contamináis vosotros a la manera de vuestros padres, y fornicáis tras sus abominaciones?
  31   Porque ofreciendo vuestras ofrendas, haciendo pasar vuestros hijos por el fuego, os habéis contaminado con todos vuestros ídolos hasta hoy; ¿y he de ser consultado por vosotros, oh casa de Israel? Vivo yo, dice Jehová el Señor, que no os responderé.
  32   Y no ha de ser lo que habéis pensado. Porque vosotros decís: Seamos como las naciones, como las familias de las tierras, que sirven a la madera y a la piedra.
  33   Vivo yo, dice Jehová el Señor, que con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado, he de reinar sobre vosotros;
  34   y os sacaré de entre los pueblos, y os juntaré de las tierras en que estáis esparcidos, con mano fuerte, y brazo extendido, y enojo derramado;
  35   y os traeré al desierto de los pueblos, y allí entraré en juicio con vosotros cara a cara.
  36   Como entré a juicio con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así entraré en juicio con vosotros, dice Jehová el Señor.
  37   Y os haré pasar bajo la vara y os haré entrar en el vínculo del pacto;
  38   y apartaré de entre vosotros a los rebeldes, y a los que se rebelaron contra mí; de la tierra de sus peregrinaciones los sacaré, mas a la tierra de Israel no entrarán, y sabréis que yo soy Jehová.
  39   Y vosotros, oh casa de Israel, así dice Jehová el Señor: Andad cada uno tras sus ídolos, y servidles, pues que a mí no me obedecéis; y no profanéis más mi santo nombre con vuestras ofrendas, y con vuestros ídolos.
  40   Porque en mi santo monte, en el alto monte de Israel, dice Jehová el Señor, allí me servirá toda la casa de Israel, toda ella en la tierra; allí los aceptaré, y allí demandaré vuestras ofrendas, y las primicias de vuestros dones, con todas vuestras cosas consagradas.
  41   En olor de suavidad os aceptaré, cuando os hubiere sacado de entre los pueblos, y os hubiere reunido de entre las tierras en que estáis esparcidos; y seré santificado en vosotros a los ojos de las naciones.
  42   Y sabréis que yo soy Jehová, cuando os hubiere metido en la tierra de Israel, en la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a vuestros padres.
  43   Y allí os acordaréis de vuestros caminos, y de todos vuestros hechos en que os contaminasteis; y os detestaréis a vosotros mismos por todos vuestros pecados que cometisteis.
  44   Y sabréis que yo soy Jehová cuando haga con vosotros por amor de mi nombre, no según vuestros malos caminos, ni según vuestras perversas obras, oh casa de Israel, dice Jehová el Señor.
  45   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  46   Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el sur, y derrama tu palabra hacia la parte austral, y profetiza contra el bosque de la región del sur.
  47   Y dirás al bosque del sur: Oye palabra de Jehová: Así dice Jehová el Señor: He aquí que yo enciendo en ti fuego, el cual consumirá en ti todo árbol verde, y todo árbol seco; no se apagará la llama del fuego; y serán quemados en ella todos los rostros, desde el sur hasta el norte.
  48   Y verá toda carne que yo Jehová lo encendí; no se apagará.
  49   Y dije: ¡Ah, Señor Jehová! ellos dicen de mí: ¿No profiere éste parábolas?

 
Ezequiel 21
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   Hijo de hombre, pon tu rostro contra Jerusalén, y derrama palabra sobre los santuarios, y profetiza contra la tierra de Israel.
  3   Y dirás a la tierra de Israel: Así dice Jehová: He aquí, que yo contra ti, y sacaré mi espada de su vaina, y cortaré de ti al justo y al impío.
  4   Y por cuanto he de cortar de ti al justo y al impío, por tanto, mi espada saldrá de su vaina contra toda carne, desde el sur hasta el norte.
  5   Y sabrá toda carne que yo Jehová saqué mi espada de su vaina; no volverá más a su vaina.
  6   Y tú, hijo de hombre, gime con quebrantamiento de tus lomos, y con amargura; gime delante de los ojos de ellos.
  7   Y será, que cuando te dijeren: ¿Por qué gimes tú? dirás: Por la noticia que viene; y todo corazón desfallecerá, y toda mano se debilitará, y se angustiará todo espíritu, y toda rodilla será débil como el agua; he aquí que viene, y se hará, dice Jehová el Señor.
  8   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  9   Hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice Jehová el Señor: Di: La espada, la espada está afilada, y también pulida.
  10   Para degollar víctimas está afilada, pulida está para que relumbre. ¿Hemos de alegrarnos? Al cetro de mi hijo ha menospreciado como a una vara cualquiera.
  11   Y la dio a pulir para tenerla a mano: la espada está afilada, y pulida está ella, para entregarla en mano del matador.
  12   Clama y gime, oh hijo de hombre; porque ésta será sobre mi pueblo, será ella sobre todos los príncipes de Israel. Temores de espada serán a mi pueblo: por tanto, hiere el muslo;
  13   porque está probado. ¿Y qué, si la espada desprecia aun el cetro? Él no será más, dice Jehová el Señor.
  14   Tú, pues, hijo de hombre, profetiza y bate una mano con otra, y se duplicará la espada la tercera vez, la espada de muertos; ésta es la espada de la gran matanza que los traspasará,
  15   para que el corazón desmaye, y los estragos se multipliquen; en todas las puertas de ellos he puesto espanto de espada. ¡Ah! dispuesta está para que relumbre, y preparada para degollar.
  16   Ponte a una parte, ya sea a la derecha, o a la izquierda, hacia donde tu rostro se determine.
  17   Y yo también batiré mi mano con mi mano, y haré reposar mi ira. Yo Jehová he hablado.
  18   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  19   Y tú, hijo de hombre, señálate dos caminos por donde venga la espada del rey de Babilonia; de una misma tierra salgan ambos; y elige un lugar; escógelo en el principio del camino que conduce a la ciudad.
  20   El camino señalarás por donde venga la espada a Rabá de los hijos de Amón, y a Judá contra Jerusalén la fortificada.
  21   Porque el rey de Babilonia se paró en una encrucijada, al principio de dos caminos, para tomar adivinación; acicaló las saetas, consultó en ídolos, miró el hígado.
  22   La adivinación señaló a su mano derecha, sobre Jerusalén, para poner capitanes, para abrir la boca a la matanza, para levantar la voz en grito de guerra, para poner arietes contra las puertas, para levantar baluarte, y edificar fuerte.
  23   Y les será como adivinación mentirosa en sus ojos, por estar juramentados con juramento a ellos; pero él trae a la memoria la maldad de ellos, para prenderlos.
  24   Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto habéis hecho venir en memoria vuestras maldades, manifestando vuestras traiciones, y descubriendo vuestros pecados en todas vuestras obras; por cuanto habéis venido en memoria, seréis apresados por su mano.
  25   Y tú, profano e impío príncipe de Israel, cuyo día vino en el tiempo de la consumación de la maldad;
  26   así dice Jehová el Señor: Depón la mitra, quita la corona; ésta ya no será la misma; sea exaltado lo bajo, y lo alto sea humillado.
  27   La derribaré, derribaré, derribaré, y ya no será más, hasta que venga Aquél cuyo es el derecho, y se la entregaré.
  28   Y tú, hijo de hombre, profetiza, y di: Así dice Jehová el Señor sobre los hijos de Amón, y su oprobio. Dirás, pues: La espada, la espada está desenvainada para degollar, para consumir; pulida con resplandor.
  29   Te profetizan vanidad, y te adivinan mentira, para entregarte con los cuellos de los malos sentenciados a muerte, cuyo día vino en tiempo de la consumación de la maldad.
  30   ¿La volveré a su vaina? En el lugar donde te criaste, en la tierra donde has vivido, te juzgaré.
  31   Y derramaré sobre ti mi ira; el fuego de mi enojo haré encender sobre ti, y te entregaré en mano de hombres temerarios, artífices de destrucción.
  32   Serás pasto para el fuego; tu sangre quedará en medio de la tierra, y no habrá más memoria de ti; porque yo Jehová he hablado.

 
Ezequiel 22
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   Y tú, hijo de hombre, ¿no juzgarás tú, no juzgarás tú a la ciudad derramadora de sangre, y le mostrarás todas sus abominaciones?
  3   Dirás, pues: Así dice Jehová el Señor: ¡Ciudad derramadora de sangre en medio de sí, para que venga su hora, y que hizo ídolos contra sí misma para contaminarse!
  4   En tu sangre que derramaste has pecado, y te has contaminado en tus ídolos que hiciste; y has hecho acercar tus días, y has llegado al término de tus años; por tanto, te he dado en oprobio a las naciones, y en escarnio a todas las tierras.
  5   Las que están cerca de ti y las que están lejos se reirán de ti, que eres amancillada de nombre, y de grande turbación.
  6   He aquí que los príncipes de Israel, cada uno según su poder, estuvieron en ti para derramar sangre.
  7   Despreciaron en ti al padre y a la madre; al extranjero trataron con violencia en medio de ti; y despojaron en ti al huérfano y a la viuda.
  8   Has menospreciado mis cosas sagradas, y mis sábados has profanado.
  9   Calumniadores hubo en ti para derramar sangre; y sobre los montes comieron en ti; hicieron en medio de ti perversidades.
  10   La desnudez del padre descubrieron en ti; la inmundicia de menstruo humillaron en ti.
  11   Y cada uno hizo abominación con la esposa de su prójimo; y otro contaminó pervertidamente a su nuera; y en ti otro humilló a su hermana, hija de su padre.
  12   Precio recibieron en ti para derramar sangre; interés y usura tomaste, y a tus prójimos defraudaste con violencia; te olvidaste de mí, dice Jehová el Señor.
  13   Y he aquí, que golpeé mi mano a causa de tu avaricia que cometiste, y a causa de la sangre que derramaste en medio de ti.
  14   ¿Estará firme tu corazón? ¿Tus manos serán fuertes en los días que yo actúe contra ti? Yo Jehová he hablado, y lo haré.
  15   Y yo te dispersaré por las naciones, y te esparciré por las tierras; y haré fenecer de ti tu inmundicia.
  16   Y tomarás heredad para ti a los ojos de las naciones; y sabrás que yo soy Jehová.
  17   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  18   Hijo de hombre, la casa de Israel se me ha vuelto en escoria; todos ellos son bronce y estaño y hierro y plomo en medio del horno; y en escorias de plata se volvieron.
  19   Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto todos vosotros os habéis vuelto en escorias, por tanto, he aquí que yo os juntaré en medio de Jerusalén.
  20   Como quien junta plata y bronce y hierro y plomo y estaño en medio del horno, para encender fuego en él para fundir; así os juntaré en mi furor y en mi ira, y os dejaré allí, y os fundiré.
  21   Yo os juntaré y soplaré sobre vosotros en el fuego de mi furor, y en medio de él seréis fundidos.
  22   Como se funde la plata en medio del horno, así seréis fundidos en medio de él; y sabréis que yo Jehová habré derramado mi furor sobre vosotros.
  23   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  24   Hijo de hombre, di a ella: Tú no eres tierra limpia, ni rociada con lluvia en el día del furor.
  25   Hay conspiración de sus profetas en medio de ella, como león rugiente que arrebata presa; devoraron almas, tomaron haciendas y honra, aumentaron sus viudas en medio de ella.
  26   Sus sacerdotes quebrantaron mi ley, y contaminaron mis santuarios; entre lo santo y lo profano no hicieron diferencia, ni distinguieron entre inmundo y limpio; y de mis sábados escondieron sus ojos, y yo he sido profanado en medio de ellos.
  27   Sus príncipes en medio de ella como lobos que arrebataban presa, derramando sangre, para destruir las almas, para obtener ganancia deshonesta.
  28   Y sus profetas los recubrieron con lodo suelto, profetizándoles vanidad, y adivinándoles mentira, diciendo: Así dice Jehová el Señor; y Jehová no había hablado.
  29   El pueblo de la tierra usaba de opresión y cometía robo, y al pobre y menesteroso hacían violencia, y al extranjero oprimían sin derecho.
  30   Y busqué entre ellos hombre que hiciese vallado y que se pusiese en la brecha delante de mí por la tierra, para que yo no la destruyese; y no lo hallé.
  31   Por tanto derramé sobre ellos mi ira; con el fuego de mi ira los consumí: hice recaer el camino de ellos sobre su cabeza, dice el Señor Jehová.

 
Ezequiel 23
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  2   Hijo de hombre, hubo dos mujeres, hijas de una madre,
  3   las cuales se prostituyeron en Egipto; en su juventud se prostituyeron. Allí fueron apretados sus pechos, y allí fueron estrujados los pechos de su virginidad.
  4   Y se llamaban, la mayor, Ahola, y su hermana, Aholiba; las cuales fueron mías, y dieron a luz hijos e hijas. Y llamaron a Samaria, Ahola; y Jerusalén, Aholiba.
  5   Y Ahola se prostituyó aun cuando era mía; y se enamoró de sus amantes, los asirios sus vecinos,
  6   vestidos de púrpura, capitanes y príncipes, todos ellos jóvenes codiciables, jinetes que montaban a caballo.
  7   Y se prostituyó con ellos, con todos los más escogidos de los hijos de los asirios, y con todos aquellos de quienes se enamoró; se contaminó con todos los ídolos de ellos.
  8   Y no dejó sus prostituciones traídas de Egipto; porque con ella se echaron en su juventud, y ellos estrujaron los pechos de su virginidad, y derramaron sobre ella su prostitución.
  9   Por lo cual la entregué en mano de sus amantes, en mano de los hijos de los asirios, de quienes se había enamorado.
  10   Ellos descubrieron su desnudez, tomaron sus hijos y sus hijas, y a ella mataron a espada; y vino a ser famosa entre las mujeres, pues en ella ejecutaron juicios.
  11   Y lo vio su hermana Aholiba, y se corrompió en sus deseos más que ella; y sus prostituciones, fueron más que las prostituciones de su hermana.
  12   Y se enamoró de los hijos de los asirios, sus vecinos, capitanes y príncipes, vestidos en perfección, jinetes que andaban a caballo, todos ellos jóvenes codiciables.
  13   Y vi que se había contaminado; un mismo camino era el de ambas.
  14   Y aumentó sus prostituciones; pues cuando vio hombres pintados en la pared, imágenes de caldeos pintadas de color,
  15   ceñidos de talabartes por sus lomos, y turbantes de colores en sus cabezas, teniendo todos ellos parecer de capitanes, a la manera de los hombres de Babilonia, nacidos en tierra de caldeos,
  16   al verlos se enamoró de ellos, y les envió mensajeros a la tierra de los caldeos.
  17   Y entraron a ella los hombres de Babilonia, al lecho de amores, y la contaminaron con su prostitución; y ella también se contaminó con ellos, y su deseo se sació de ellos.
  18   Así hizo patentes sus prostituciones, y descubrió su desnudez; por lo cual mi alma se hastió de ella, como se había ya hastiado mi alma de su hermana.
  19   Aun multiplicó sus prostituciones trayendo en memoria los días de su juventud, en los cuales se había prostituido en la tierra de Egipto.
  20   Y se enamoró de sus rufianes, cuya carne es como carne de asnos, y cuyo flujo como flujo de caballos.
  21   Así trajiste a la memoria la lujuria de tu juventud, cuando los egipcios comprimieron tus pechos, los pechos de tu juventud.
  22   Por tanto, Aholiba, así dice Jehová el Señor: He aquí que yo despierto tus amantes contra ti, de los cuales se sació tu deseo, y yo les haré venir contra ti en derredor;
  23   Los de Babilonia, y todos los caldeos, mayordomos, y príncipes, y capitanes, todos los de Asiria con ellos: jóvenes todos ellos codiciables, capitanes y príncipes, nobles y principales, que montan a caballo todos ellos.
  24   Y vendrán contra ti carros, carretas, y ruedas, y multitud de pueblos. Escudos, y paveses, y yelmos pondrán contra ti en derredor; y yo daré el juicio delante de ellos, y por sus leyes te juzgarán.
  25   Y pondré mi celo contra ti, y obrarán contigo con furor; te quitarán tu nariz y tus orejas, y lo que te quedare caerá a espada. Ellos tomarán a tus hijos y a tus hijas, y tu remanente será consumido por el fuego.
  26   Y te despojarán de tus vestidos, y tomarán tus hermosas joyas.
  27   Y haré cesar de ti tu suciedad, y tu prostitución de la tierra de Egipto; y no levantarás más a ellos tus ojos, ni nunca más te acordarás de Egipto.
  28   Porque así dice Jehová el Señor: He aquí, yo te entrego en mano de aquellos que tú aborreciste, en mano de aquellos de los cuales se hastió tu alma;
  29   los cuales obrarán contigo con odio, y tomarán todo lo que tú trabajaste, y te dejarán desnuda y descubierta; y se descubrirá la vergüenza de tus prostituciones; tanto tu lujuria como tus prostituciones.
  30   Estas cosas se harán contigo, porque te prostituiste en pos de las naciones, en las cuales te contaminaste con sus ídolos.
  31   En el camino de tu hermana anduviste; yo, pues, pondré su cáliz en tu mano.
  32   Así dice Jehová el Señor: Beberás el hondo y ancho cáliz de tu hermana; de ti se mofarán las gentes, y te escarnecerán; de grande cabida es.
  33   Serás llena de embriaguez y de dolor por el cáliz de soledad y desolación, por el cáliz de tu hermana Samaria.
  34   Lo beberás, pues, y lo agotarás, y quebrarás sus tiestos; y rasgarás tus pechos; porque yo he hablado, dice Jehová el Señor.
  35   Por tanto, así dice Jehová el Señor: Por cuanto te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas, por eso, lleva tú también tu lujuria y tus prostituciones.
  36   Y me dijo Jehová: Hijo de hombre, ¿no juzgarás tú a Ahola, y a Aholiba, y les denunciarás sus abominaciones?
  37   Porque han adulterado, y hay sangre en sus manos, y han cometido adulterio con sus ídolos; y aun sus hijos que habían dado a luz para mí, hicieron pasar por el fuego, quemándolos.
  38   Además me hicieron esto: contaminaron mi santuario en aquel día, y profanaron mis sábados;
  39   pues habiendo sacrificado sus hijos a sus ídolos, entraban en mi santuario el mismo día para contaminarlo; y he aquí, así hicieron en medio de mi casa.
  40   Y aun más, enviaron por hombres que viniesen de lejos, a los cuales había sido enviado mensajero; y he aquí vinieron; y por amor de ellos te lavaste, y pintaste tus ojos, y te ataviaste con adornos;
  41   y te sentaste sobre suntuoso estrado, y fue aderezada mesa delante de él, y sobre ella pusiste mi incienso y mi óleo.
  42   Y se oyó en ella voz de compañía en holganza; y con los varones de la gente común fueron traídos los sabeos del desierto; y pusieron brazaletes sobre sus manos, y hermosas coronas sobre sus cabezas.
  43   Y dije acerca de la envejecida en adulterios: ¿Cometerán ahora prostituciones con ella, y ella con ellos?
  44   Porque han venido a ella como quien viene a mujer ramera; así vinieron a Ahola y a Aholiba, mujeres depravadas.
  45   Por tanto, hombres justos las juzgarán por la ley de las adúlteras, y por la ley de las que derraman sangre; porque son adúlteras, y sangre hay en sus manos.
  46   Por lo que así dice Jehová el Señor: Yo haré subir contra ellas compañías, las entregaré a turbación y a rapiña,
  47   y la multitud las apedreará, y las atravesarán con sus espadas; matarán a sus hijos y a sus hijas, y a sus casas consumirán con fuego.
  48   Y haré cesar la depravación de la tierra, y escarmentarán todas las mujeres, y no harán según vuestra depravación.
  49   Y sobre vosotras pondrán vuestra depravación, y llevaréis el pecado de adorar vuestros ídolos; y sabréis que yo soy Jehová el Señor.

 
Ezequiel 24
 
  1   Y vino a mí palabra de Jehová en el noveno año, en el mes décimo, a los diez del mes, diciendo:
  2   Hijo de hombre, escríbete la fecha de este día; el rey de Babilonia se puso contra Jerusalén este mismo día.
  3   Y pronuncia una parábola a la casa rebelde, y diles: Así dice Jehová el Señor: Pon una olla, ponla, y echa también agua en ella;
  4   junta sus piezas de carne en ella; todas buenas piezas, pierna y espalda; llénala de huesos escogidos.
  5   Toma una oveja escogida; y también enciende los huesos debajo de ella; haz que hierva bien; cuece también sus huesos dentro de ella.
  6   Pues así dice Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria, de la olla enmohecida, y cuyo moho no salió de ella! Por sus piezas, por sus piezas sácala; no caiga suerte sobre ella.
  7   Porque su sangre está en medio de ella; sobre una roca alisada la derramó; no la derramó sobre la tierra para que fuese cubierta con polvo.
  8   Habiendo, pues, hecho subir la ira para hacer venganza, yo pondré su sangre sobre la roca alisada, para que no sea cubierta.
  9   Por tanto, así dice Jehová el Señor: ¡Ay de la ciudad sanguinaria! Pues también haré yo grande la hoguera,
  10   multiplicando la leña, encendiendo el fuego, para consumir la carne y hacer la salsa; y los huesos serán quemados.
  11   Asentando después la olla vacía sobre sus brasas, para que se caldee, y se queme su fondo, y se funda en ella su suciedad, y se consuma su herrumbre.
  12   En vano se cansó, y no salió de ella su mucha herrumbre. En fuego su herrumbre será consumida.
  13   En tu suciedad perversa padecerás; porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu suciedad; nunca más te limpiarás, hasta que yo haga que mi ira repose sobre ti.
  14   Yo Jehová he hablado; vendrá, y lo haré. No me volveré atrás, ni tendré misericordia, ni me arrepentiré; según tus caminos y tus obras te juzgarán, dice Jehová el Señor.
  15   Y vino a mí palabra de Jehová, diciendo:
  16   Hijo de hombre, he aquí que yo te quito de golpe el deleite de tus ojos; no endeches, ni llores, ni corran tus lágrimas.
  17   Reprime el suspirar, no hagas luto de mortuorios; ata tu mitra sobre ti, y pon tus zapatos en tus pies, y no te cubras con rebozo, ni comas pan de hombres.
  18   Y hablé al pueblo por la mañana, y a la tarde murió mi esposa; y a la mañana hice como me fue mandado.
  19   Y me dijo el pueblo: ¿No nos enseñarás qué significan para nosotros estas cosas que tú haces?
  20   Y yo les dije: La palabra de Jehová vino a mí, diciendo:
  21   Di a la casa de Israel: Así dice Jehová el Señor: He aquí yo profano mi santuario, la gloria de vuestra fortaleza, el deseo de vuestros ojos, y el deleite de vuestra alma; vuestros hijos y vuestras hijas que dejasteis caerán a espada.
  22   Y haréis de la manera que yo hice: no os cubriréis con rebozo, ni comeréis pan de hombres;
  23   Y vuestras mitras estarán sobre vuestras cabezas, y vuestros zapatos en vuestros pies; no endecharéis ni lloraréis, sino que os consumiréis a causa de vuestras maldades, y gemiréis unos con otros.
  24   Ezequiel, pues, os será por señal; según todas las cosas que él hizo, haréis; cuando esto suceda, entonces sabréis que yo soy Jehová el Señor.
  25   Y tú, hijo de hombre, el día que yo quite de ellos su fortaleza, el gozo de su gloria, el deleite de sus ojos, y el anhelo de sus almas, sus hijos y sus hijas,
  26   ese día vendrá a ti uno que haya escapado para traer la noticia.
  27   En aquel día se abrirá tu boca para hablar con el que haya escapado, y hablarás, y no estarás más mudo; y les serás por señal, y sabrán que yo soy Jehová.

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