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Juan 8 |
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1 |
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Y Jesús se fue al monte de los Olivos. |
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2 |
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Y muy de mañana vino otra vez al templo,
y todo el pueblo vino a Él; y sentado Él, les enseñaba. |
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3 |
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Entonces los escribas y los fariseos le
trajeron a una mujer tomada en adulterio; y poniéndola en medio, |
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4 |
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le dijeron: Maestro, esta mujer ha sido
tomada en el acto mismo de adulterio; |
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5 |
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y en la ley Moisés nos mandó apedrear a
las tales: ¿Tú, pues, qué dices? |
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6 |
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Mas esto decían tentándole, para poder
acusarle. Pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con
el dedo, como si no les oyera. |
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7 |
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Y como persistían en preguntarle, se
enderezó y les dijo: El que de vosotros esté sin pecado, sea el primero
en arrojar la piedra contra ella. |
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8 |
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Y volviéndose a inclinar hacia el suelo,
escribía en tierra. |
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9 |
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Y oyéndolo ellos, redargüidos por su
conciencia, salieron uno a uno, comenzando desde los más viejos hasta
los postreros; y quedó solo Jesús, y la mujer que estaba en medio. |
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10 |
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Y enderezándose Jesús, y no viendo a
nadie sino a la mujer, le dijo: ¿Dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno
te condenó? |
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11 |
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Y ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces
Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más. |
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12 |
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Y otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo
soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, mas
tendrá la luz de la vida. |
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13 |
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Entonces los fariseos le dijeron: Tú das
testimonio de ti mismo; tu testimonio no es verdadero. |
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14 |
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Jesús respondió y les dijo: Aunque yo
doy testimonio de mí mismo, mi testimonio es verdadero, porque sé de
dónde he venido y a dónde voy; mas vosotros no sabéis de dónde vengo, ni
a dónde voy. |
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15 |
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Vosotros juzgáis según la carne; yo no
juzgo a nadie. |
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16 |
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Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero;
porque no soy yo solo, sino yo, y el Padre que me envió. |
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17 |
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También está escrito en vuestra ley que
el testimonio de dos hombres es verdadero. |
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18 |
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Yo soy el que doy testimonio de mí mismo;
y el Padre que me envió da testimonio de mí. |
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19 |
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Entonces le dijeron: ¿Dónde está tu
Padre? Respondió Jesús: Ni a mí me conocéis, ni a mi Padre; si a mí me
conocieseis, también a mi Padre conoceríais. |
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20 |
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Estas palabras habló Jesús en el lugar
de las ofrendas, enseñando en el templo; y nadie le prendió; porque aún
no había llegado su hora. |
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21 |
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Y Jesús les dijo otra vez: Yo me voy, y
me buscaréis, mas en vuestro pecado moriréis; a donde yo voy, vosotros
no podéis venir. |
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22 |
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Decían entonces los judíos: ¿Se ha de
matar a sí mismo, pues dice: A donde yo voy, vosotros no podéis venir? |
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23 |
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Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo
soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo. |
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24 |
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Por eso os dije que moriréis en vuestros
pecados; porque si no creéis que yo soy, en vuestros pecados moriréis. |
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25 |
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Entonces le dijeron: ¿Tú quién eres? Y
Jesús les dijo: El mismo que os he dicho desde el principio. |
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26 |
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Muchas cosas tengo que decir y juzgar de
vosotros; pero el que me envió, es verdadero; y yo, lo que he oído de Él,
esto hablo al mundo. |
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27 |
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Mas no entendieron que les hablaba del
Padre. |
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28 |
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Entonces Jesús les dijo: Cuando hayáis
levantado al Hijo del Hombre, entonces entenderéis que yo soy, y que
nada hago de mí mismo; sino que como mi Padre me enseñó, así hablo. |
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29 |
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Y el que me envió, conmigo está; no me
ha dejado solo el Padre, porque yo hago siempre lo que le agrada. |
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30 |
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Hablando Él estas cosas, muchos creyeron
en Él. |
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31 |
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Y dijo Jesús a los judíos que habían
creído en Él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis
verdaderamente mis discípulos; |
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32 |
|
y conoceréis la verdad, y la verdad os
hará libres. |
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33 |
|
Le respondieron: Simiente de Abraham
somos, y jamás fuimos esclavos de nadie. ¿Cómo dices tú: Seréis libres? |
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34 |
|
Jesús les respondió: De cierto, de
cierto os digo: Todo aquel que hace pecado, esclavo es del pecado. |
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35 |
|
Y el esclavo no queda en casa para
siempre; el Hijo sí queda para siempre. |
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36 |
|
Así que, si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres. |
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37 |
|
Sé que sois simiente de Abraham, mas
procuráis matarme, porque mi palabra no tiene cabida en vosotros. |
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38 |
|
Yo hablo lo que he visto cerca de mi
Padre; y vosotros hacéis lo que habéis visto cerca de vuestro padre. |
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39 |
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Respondieron y le dijeron: Nuestro padre
es Abraham. Jesús les dijo: Si fueseis hijos de Abraham, las obras de
Abraham haríais. |
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40 |
|
Mas ahora procuráis matarme a mí, hombre
que os he hablado la verdad, la cual he oído de Dios; Abraham no hizo
esto. |
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41 |
|
Vosotros hacéis las obras de vuestro
padre. Le dijeron entonces: Nosotros no somos nacidos de fornicación; un
Padre tenemos, que es Dios. |
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42 |
|
Jesús entonces les dijo: Si Dios fuese
vuestro Padre, ciertamente me amaríais; porque yo de Dios he salido, y
he venido; pues no he venido de mí mismo, sino que Él me envió. |
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43 |
|
¿Por qué no entendéis mi lenguaje?
Porque no podéis escuchar mi palabra. |
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44 |
|
Vosotros sois de vuestro padre el diablo,
y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él ha sido homicida desde
el principio, y no permaneció en la verdad porque no hay verdad en él.
Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de
mentira. |
|
45 |
|
Y porque yo os digo la verdad, no me
creéis. |
|
46 |
|
¿Quién de vosotros me redarguye de
pecado? Y si digo la verdad, ¿por qué vosotros no me creéis? |
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47 |
|
El que es de Dios, las palabras de Dios
oye; por eso no las oís vosotros, porque no sois de Dios. |
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48 |
|
Respondieron entonces los judíos, y le
dijeron: ¿No decimos bien nosotros, que tú eres samaritano, y que tienes
demonio? |
|
49 |
|
Respondió Jesús: Yo no tengo demonio,
antes honro a mi Padre; y vosotros me deshonráis. |
|
50 |
|
Y yo no busco mi gloria, hay quien la
busca, y juzga. |
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51 |
|
De cierto, de cierto os digo, si alguno
guarda mi palabra, jamás verá muerte. |
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52 |
|
Entonces los judíos le dijeron: Ahora
conocemos que tienes demonio. Abraham murió, y los profetas; y tú dices:
El que guarde mi palabra, jamás probará muerte. |
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53 |
|
¿Eres tú mayor que nuestro padre
Abraham, el cual murió? También los profetas murieron. ¿Quién te haces a
ti mismo? |
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54 |
|
Respondió Jesús: Si yo me glorifico a mí
mismo, mi gloria nada es; mi Padre es el que me glorifica; el que
vosotros decís que es vuestro Dios. |
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55 |
|
Y no le conocéis; mas yo le conozco; y
si dijere que no le conozco, sería mentiroso como vosotros, pero le
conozco, y guardo su palabra. |
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56 |
|
Abraham vuestro padre se regocijó de ver
mi día; y lo vio, y se gozó. |
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57 |
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Le dijeron entonces los judíos: Aún no
tienes cincuenta años, ¿y has visto a Abraham? |
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58 |
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Jesús les dijo: De cierto, de cierto os
digo: Antes que Abraham fuese, yo soy. |
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59 |
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Entonces tomaron piedras para
arrojárselas; pero Jesús se encubrió, y salió del templo atravesando por
en medio de ellos, y así pasó. |
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Juan 9 |
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1 |
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Y pasando Jesús, vio a un hombre ciego
de nacimiento. |
|
2 |
|
Y sus discípulos le preguntaron,
diciendo: Rabí, ¿quién pecó, éste o sus padres para que naciese ciego? |
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3 |
|
Respondió Jesús: No es que haya pecado
éste, ni sus padres; sino para que las obras de Dios se manifestasen en
él. |
|
4 |
|
Me es necesario hacer las obras del que
me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene cuando nadie puede
obrar. |
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5 |
|
Entre tanto que estoy en el mundo, luz
soy del mundo. |
|
6 |
|
Habiendo dicho esto, escupió en tierra,
e hizo lodo con la saliva, y untó con el lodo los ojos del ciego, |
|
7 |
|
y le dijo: Ve, lávate en el estanque de
Siloé ( que interpretado significa, Enviado ). Fue entonces, y se lavó,
y regresó viendo. |
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8 |
|
Entonces los vecinos, y los que antes le
habían visto que era ciego, decían: ¿No es éste el que se sentaba y
mendigaba? |
|
9 |
|
Unos decían: Éste es; y otros: A él se
parece. Él decía: Yo soy. |
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10 |
|
Y le dijeron: ¿Cómo fueron abiertos tus
ojos? |
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11 |
|
Respondió él y dijo: El hombre que se
llama Jesús hizo lodo, y me untó los ojos, y me dijo: Ve al estanque de
Siloé, y lávate, y fui y me lavé, y recibí la vista. |
|
12 |
|
Entonces le dijeron: ¿Dónde está Él? Él
dijo: No sé. |
|
13 |
|
Llevaron ante los fariseos al que había
sido ciego. |
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14 |
|
Y era sábado cuando Jesús hizo el lodo,
y le abrió los ojos. |
|
15 |
|
Volvieron, pues, a preguntarle también
los fariseos cómo había recibido la vista. Y él les dijo: Puso lodo
sobre mis ojos, y me lavé, y veo. |
|
16 |
|
Entonces unos de los fariseos decían:
Este hombre no es de Dios, pues no guarda el sábado. Otros decían: ¿Cómo
puede un hombre pecador hacer tales milagros? Y había disensión entre
ellos. |
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17 |
|
Vuelven a decir al ciego: ¿Tú, qué dices
del que abrió tus ojos? Él dijo: Que es profeta. |
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18 |
|
Pero los judíos no creían de que él
había sido ciego, y que había recibido la vista, hasta que llamaron a
los padres del que había recibido la vista, |
|
19 |
|
y les preguntaron, diciendo: ¿Es éste
vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve
ahora? |
|
20 |
|
Respondiendo sus padres, les dijeron:
Sabemos que éste es nuestro hijo, y que nació ciego; |
|
21 |
|
pero cómo vea ahora, no lo sabemos; o
quién le haya abierto los ojos, nosotros no lo sabemos; edad tiene,
preguntadle a él; él hablará por sí mismo. |
|
22 |
|
Esto dijeron sus padres porque tenían
miedo de los judíos; porque los judíos ya habían acordado que si alguno
confesase que Él era el Cristo, debía ser expulsado de la sinagoga. |
|
23 |
|
Por eso dijeron sus padres: Edad tiene,
preguntadle a él. |
|
24 |
|
Entonces volvieron a llamar al hombre
que había sido ciego, y le dijeron: Da gloria a Dios; nosotros sabemos
que este hombre es pecador. |
|
25 |
|
Mas él respondió y dijo: Si es pecador,
no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo. |
|
26 |
|
Y le volvieron a decir: ¿Qué te hizo? ¿Cómo
te abrió los ojos? |
|
27 |
|
Él les respondió: Ya os lo he dicho
antes, y no habéis oído; ¿por qué lo queréis oír otra vez? ¿Queréis
también vosotros haceros sus discípulos? |
|
28 |
|
Entonces le injuriaron, y dijeron: Tú
eres su discípulo; pero nosotros discípulos de Moisés somos. |
|
29 |
|
Nosotros sabemos que a Moisés habló
Dios; pero Éste, no sabemos de dónde sea. |
|
30 |
|
Respondió el hombre, y les dijo: Por
cierto, cosa maravillosa es ésta, que vosotros no sepáis de dónde sea, y
a mí me abrió los ojos. |
|
31 |
|
Y sabemos que Dios no oye a los
pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a éste
oye. |
|
32 |
|
Desde el principio del mundo no fue oído
que alguno abriese los ojos de uno que nació ciego. |
|
33 |
|
Si Éste no fuera de Dios, nada podría
hacer. |
|
34 |
|
Respondieron, y le dijeron: Naciste
enteramente en pecado, ¿y tú nos enseñas? Y le expulsaron. |
|
35 |
|
Oyó Jesús que le habían expulsado; y
hallándole le dijo: ¿Crees tú en el Hijo de Dios? |
|
36 |
|
Respondió él y dijo: ¿Quién es, Señor,
para que crea en Él? |
|
37 |
|
Y Jesús le dijo: Le has visto, y el que
habla contigo, Él es. |
|
38 |
|
Y él dijo: Creo, Señor; y le adoró. |
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39 |
|
Y dijo Jesús: Para juicio yo he venido a
este mundo, para que los que no ven, vean; y los que ven, sean cegados. |
|
40 |
|
Entonces algunos de los fariseos que
estaban con Él, al oír esto, dijeron: ¿Acaso nosotros también somos
ciegos? |
|
41 |
|
Jesús les dijo: Si fuerais ciegos, no
tendríais pecado; pero ahora porque decís: Vemos; vuestro pecado
permanece. |
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Juan 10 |
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1 |
|
De cierto, de cierto os digo: El que no
entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra
parte, el tal es ladrón y salteador. |
|
2 |
|
Mas el que entra por la puerta, el
pastor de las ovejas es. |
|
3 |
|
A éste abre el portero, y las ovejas
oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. |
|
4 |
|
Y cuando ha sacado sus propias ovejas,
va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. |
|
5 |
|
Mas al extraño no seguirán, sino huirán
de él; porque no conocen la voz de los extraños. |
|
6 |
|
Esta parábola les dijo Jesús; mas ellos
no entendieron qué era lo que les decía. |
|
7 |
|
Volvió, pues, Jesús a decirles: De
cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. |
|
8 |
|
Todos los que antes de mí vinieron,
ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. |
|
9 |
|
Yo soy la puerta; el que por mí entrare,
será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. |
|
10 |
|
El ladrón no viene sino para hurtar, y
matar, y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en
abundancia. |
|
11 |
|
Yo soy el buen pastor; el buen pastor su
vida da por las ovejas. |
|
12 |
|
Mas el asalariado, y que no es el
pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las
ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. |
|
13 |
|
Así que el asalariado huye, porque es
asalariado, y no tiene cuidado de las ovejas. |
|
14 |
|
Yo soy el buen pastor; y conozco mis
ovejas, y las mías me conocen. |
|
15 |
|
Como el Padre me conoce, así también yo
conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. |
|
16 |
|
También tengo otras ovejas que no son de
este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un
rebaño, y un pastor. |
|
17 |
|
Por eso me ama el Padre, porque yo pongo
mi vida, para volverla a tomar. |
|
18 |
|
Nadie me la quita, sino que yo la pongo
de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a
tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre. |
|
19 |
|
Y volvió a haber disensión entre los
judíos por estas palabras. |
|
20 |
|
Y muchos de ellos decían: Demonio tiene,
y está fuera de sí; ¿por qué le oís? |
|
21 |
|
Otros decían: Estas palabras no son de
endemoniado: ¿Puede acaso el demonio abrir los ojos de los ciegos? |
|
22 |
|
Y en esos días se celebraba en Jerusalén
la fiesta de la dedicación; y era invierno; |
|
23 |
|
y Jesús andaba en el templo por el
pórtico de Salomón. |
|
24 |
|
Y le rodearon los judíos y le dijeron: ¿Hasta
cuándo nos has de turbar el alma? Si tú eres el Cristo, dínoslo
abiertamente. |
|
25 |
|
Jesús les respondió: Os lo he dicho, y
no creéis; las obras que yo hago en nombre de mi Padre, ellas dan
testimonio de mí; |
|
26 |
|
mas vosotros no creéis, porque no sois
de mis ovejas, como os he dicho. |
|
27 |
|
Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco,
y me siguen; |
|
28 |
|
y yo les doy vida eterna, y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. |
|
29 |
|
Mi Padre que me las dio, mayor que todos
es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. |
|
30 |
|
Yo y mi Padre uno somos. |
|
31 |
|
Entonces los judíos volvieron a tomar
piedras para apedrearle. |
|
32 |
|
Les respondió Jesús: Muchas buenas obras
os he mostrado de mi Padre, ¿por cuál de esas obras me apedreáis? |
|
33 |
|
Le respondieron los judíos, diciendo:
Por buena obra no te apedreamos, sino por la blasfemia; y porque tú,
siendo hombre, te haces Dios. |
|
34 |
|
Jesús les respondió: ¿No está escrito en
vuestra ley: Yo dije, dioses sois? |
|
35 |
|
Si llamó dioses a aquellos a los cuales
vino la palabra de Dios ( y la Escritura no puede ser quebrantada ), |
|
36 |
|
¿a quien el Padre santificó y envió al
mundo, vosotros decís: Tú blasfemas, porque dije: Yo soy el Hijo de
Dios? |
|
37 |
|
Si no hago las obras de mi Padre, no me
creáis. |
|
38 |
|
Pero si las hago, aunque a mí no me
creáis, creed a las obras; para que conozcáis y creáis que el Padre está
en mí, y yo en Él. |
|
39 |
|
Y otra vez procuraron prenderle; pero Él
se escapó de sus manos. |
|
40 |
|
Y se fue otra vez al otro lado del
Jordán, al lugar donde primero Juan bautizaba; y se estuvo allí. |
|
41 |
|
Y muchos venían a Él, y decían: Juan, a
la verdad, ningún milagro hizo, pero todo lo que Juan dijo de Éste, era
verdad. |
|
42 |
|
Y muchos creyeron en Él allí. |
|
Juan 11 |
|
|
1 |
|
Estaba entonces enfermo uno llamado
Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. |
|
2 |
|
( María, cuyo hermano Lázaro estaba
enfermo, era la que ungió al Señor con ungüento, y enjugó sus pies con
sus cabellos. ) |
|
3 |
|
Enviaron, pues, sus hermanas a Él,
diciendo: Señor, he aquí el que amas está enfermo. |
|
4 |
|
Y oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad
no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios
sea glorificado por ella. |
|
5 |
|
Y amaba Jesús a Marta, y a su hermana, y
a Lázaro. |
|
6 |
|
Cuando oyó, pues, que estaba enfermo, se
quedó aún dos días en el mismo lugar donde estaba. |
|
7 |
|
Luego, después de esto, dijo a sus
discípulos: Vamos a Judea otra vez. |
|
8 |
|
Sus discípulos le dijeron: Rabí, ahora
procuraban los judíos apedrearte, ¿y otra vez vas allá? |
|
9 |
|
Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce
horas? Si alguien anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este
mundo. |
|
10 |
|
Pero si alguien anda de noche, tropieza,
porque no hay luz en él. |
|
11 |
|
Estas cosas dijo Él; y después de esto
les dijo: Lázaro nuestro amigo duerme; mas voy a despertarle del sueño. |
|
12 |
|
Dijeron entonces sus discípulos: Señor,
si duerme, sano estará. |
|
13 |
|
Mas esto decía Jesús de su muerte; y
ellos pensaban que hablaba del reposar del sueño. |
|
14 |
|
Y entonces Jesús les dijo claramente:
Lázaro ha muerto; |
|
15 |
|
y me alegro por vosotros, que yo no haya
estado allí, para que creáis; mas vamos a él. |
|
16 |
|
Dijo entonces Tomás, el que es llamado
el Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos
con él. |
|
17 |
|
Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya
cuatro días que él estaba en el sepulcro. |
|
18 |
|
Y Betania estaba cerca de Jerusalén como
a quince estadios. |
|
19 |
|
Y muchos de los judíos habían venido a
Marta y a María, para consolarlas por su hermano. |
|
20 |
|
Entonces Marta, cuando oyó que Jesús
venía, salió a encontrarle; pero María se quedó sentada en casa. |
|
21 |
|
Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses
estado aquí, mi hermano no habría muerto. |
|
22 |
|
Mas también sé ahora que todo lo que
pidieres a Dios, Dios te lo dará. |
|
23 |
|
Jesús le dijo: Resucitará tu hermano. |
|
24 |
|
Le dijo Marta: Yo sé que resucitará en
la resurrección, en el día postrero. |
|
25 |
|
Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y
la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. |
|
26 |
|
Y todo aquel que vive y cree en mí, no
morirá eternamente. ¿Crees esto? |
|
27 |
|
Ella le dijo: Sí, Señor, yo he creído
que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios que había de venir al mundo. |
|
28 |
|
Y habiendo dicho esto, fue, y llamó en
secreto a María su hermana, diciendo: El Maestro está aquí y te llama. |
|
29 |
|
Ella, oyéndolo, se levantó aprisa y vino
a Él; |
|
30 |
|
Porque Jesús aún no había llegado a la
aldea, sino que estaba en aquel lugar donde Marta le había encontrado. |
|
31 |
|
Entonces los judíos que estaban en casa
con ella y la consolaban, cuando vieron que María se levantó aprisa y
salió, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí. |
|
32 |
|
Y cuando María llegó a donde estaba
Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses
estado aquí, mi hermano no habría muerto. |
|
33 |
|
Jesús entonces, al verla llorando, y a
los judíos que habían venido con ella, también llorando, se conmovió en
espíritu y se turbó, |
|
34 |
|
y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron:
Señor, ven y ve. |
|
35 |
|
Jesús lloró. |
|
36 |
|
Dijeron entonces los judíos: ¡Mirad
cuánto le amaba! |
|
37 |
|
Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía
Éste que abrió los ojos al ciego, hacer también que éste no muriera? |
|
38 |
|
Y Jesús, conmoviéndose otra vez en sí
mismo, vino al sepulcro. Era una cueva, la cual tenía una piedra puesta
encima. |
|
39 |
|
Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la
hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de
cuatro días. |
|
40 |
|
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si
creyeres, verás la gloria de Dios? |
|
41 |
|
Entonces quitaron la piedra de donde el
muerto había sido puesto: Y Jesús alzando sus ojos, dijo: Padre, gracias
te doy que me has oído. |
|
42 |
|
Yo sabía que siempre me oyes; pero lo
dije por causa de la gente que está alrededor, para que crean que tú me
has enviado. |
|
43 |
|
Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz:
¡Lázaro, ven fuera! |
|
44 |
|
Y el que había muerto salió, atadas las
manos y los pies con vendas; y su rostro estaba envuelto en un sudario.
Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir. |
|
45 |
|
Entonces muchos de los judíos que habían
venido a María, y habían visto lo que hizo Jesús, creyeron en Él. |
|
46 |
|
Pero algunos de ellos fueron a los
fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho. |
|
47 |
|
Entonces los príncipes de los sacerdotes
y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque
este hombre hace muchos milagros. |
|
48 |
|
Si le dejamos así, todos creerán en Él;
y vendrán los romanos y quitarán nuestro lugar y nación. |
|
49 |
|
Entonces Caifás, uno de ellos, sumo
sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; |
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50 |
|
ni consideráis que nos conviene que un
hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca. |
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51 |
|
Y esto no lo dijo de sí mismo; sino que
como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir
por la nación; |
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52 |
|
y no solamente por aquella nación, sino
también para que juntase en uno a los hijos de Dios que estaban
dispersos. |
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53 |
|
Así que, desde aquel día consultaban
juntos para matarle. |
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54 |
|
Por tanto, Jesús ya no andaba
abiertamente entre los judíos; sino que se fue de allí a la tierra que
está junto al desierto, a una ciudad que se llama Efraín; y se quedó
allí con sus discípulos. |
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55 |
|
Y la pascua de los judíos estaba cerca;
y muchos de aquella tierra subieron a Jerusalén antes de la pascua, para
purificarse. |
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56 |
|
Y buscaban a Jesús, y estando en el
templo, se preguntaban los unos a los otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá
a la fiesta? |
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57 |
|
Y los príncipes de los sacerdotes y los
fariseos habían dado orden, que si alguno supiese dónde estaba, lo
manifestase, para que le prendiesen. |
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Juan 12 |
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1 |
|
Entonces Jesús, seis días antes de la
pascua, vino a Betania, donde estaba Lázaro, el que había estado muerto,
a quien había resucitado de los muertos. |
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2 |
|
Y le hicieron allí una cena; y Marta
servía; y Lázaro era uno de los que estaban sentados a la mesa con Él. |
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3 |
|
Entonces María tomó una libra de
ungüento de nardo puro, de mucho precio, y ungió los pies de Jesús, y
los enjugó con sus cabellos; y la casa se llenó de la fragancia del
ungüento. |
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4 |
|
Entonces dijo uno de sus discípulos,
Judas Iscariote, hijo de Simón, el que le había de entregar: |
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5 |
|
¿Por qué no fue este ungüento vendido
por trescientos denarios, y dado a los pobres? |
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6 |
|
Y dijo esto, no porque tuviese cuidado
de los pobres; sino porque era ladrón, y teniendo la bolsa, sustraía de
lo que se echaba en ella. |
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7 |
|
Entonces Jesús dijo: Déjala; para el día
de mi sepultura ha guardado esto. |
|
8 |
|
Porque a los pobres siempre los tenéis
con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. |
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9 |
|
Entonces mucha gente de los judíos
supieron que Él estaba allí; y vinieron no solamente por causa de Jesús,
sino también por ver a Lázaro, a quien había resucitado de los muertos. |
|
10 |
|
Pero los príncipes de los sacerdotes
consultaron para matar también a Lázaro. |
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11 |
|
Porque por causa de él, muchos de los
judíos se apartaban y creían en Jesús. |
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12 |
|
El siguiente día, mucha gente que había
venido a la fiesta, al oír que Jesús venía a Jerusalén, |
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13 |
|
tomaron ramas de palmas, y salieron a
recibirle, y aclamaban: ¡Hosanna! ¡Bendito el Rey de Israel, que viene
en el nombre del Señor! |
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14 |
|
Y halló Jesús un asnillo, y se sentó
sobre él, como está escrito: |
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15 |
|
No temas hija de Sión: He aquí tu Rey
viene, sentado sobre un pollino de asna. |
|
16 |
|
Estas cosas no las entendieron sus
discípulos al principio; pero cuando Jesús fue glorificado, entonces se
acordaron de que estas cosas estaban escritas de Él, y que le habían
hecho estas cosas. |
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17 |
|
Y la gente que estaba con Él cuando
llamó a Lázaro del sepulcro, y le resucitó de los muertos, daba
testimonio. |
|
18 |
|
También por esta causa la gente había
venido a recibirle, porque había oído que Él había hecho este milagro. |
|
19 |
|
Pero los fariseos dijeron entre sí:
¿Veis que nada ganáis? He aquí el mundo se va tras Él. |
|
20 |
|
Y había ciertos griegos de los que
habían subido a adorar en la fiesta. |
|
21 |
|
Éstos, pues, se acercaron a Felipe, que
era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo: Señor, querríamos
ver a Jesús. |
|
22 |
|
Felipe vino y lo dijo a Andrés; y
después Andrés y Felipe lo dijeron a Jesús. |
|
23 |
|
Entonces Jesús les respondió, diciendo:
Ha llegado la hora en que el Hijo del Hombre ha de ser glorificado. |
|
24 |
|
De cierto, de cierto os digo que si el
grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere,
lleva mucho fruto. |
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25 |
|
El que ama su vida, la perderá; y el que
aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. |
|
26 |
|
Si alguno me sirve, sígame; y donde yo
estuviere, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirviere, mi
Padre le honrará. |
|
27 |
|
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué diré?
¡Padre, sálvame de esta hora! Mas para esto he venido a esta hora. |
|
28 |
|
Padre, glorifica tu nombre. Entonces
vino una voz del cielo, que decía: Lo he glorificado, y lo glorificaré
otra vez. |
|
29 |
|
Y la multitud que estaba presente, y
había oído, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha
hablado. |
|
30 |
|
Respondió Jesús y dijo: No ha venido
esta voz por causa mía, sino por causa de vosotros. |
|
31 |
|
Ahora es el juicio de este mundo; ahora
el príncipe de este mundo será echado fuera. |
|
32 |
|
Y yo, si fuere levantado de la tierra, a
todos atraeré a mí mismo. |
|
33 |
|
Y esto decía indicando de qué muerte
había de morir. |
|
34 |
|
La multitud le respondió: Nosotros hemos
oído de la ley, que el Cristo permanece para siempre: ¿Cómo, pues, dices
tú que es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado? ¿Quién es este
Hijo del Hombre? |
|
35 |
|
Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco
está la luz entre vosotros; andad entre tanto que tenéis luz, no sea que
os sorprendan las tinieblas; porque el que anda en tinieblas, no sabe a
dónde va. |
|
36 |
|
Entre tanto que tenéis luz, creed en la
luz, para que seáis hijos de luz. Estas cosas habló Jesús, y se fue y se
ocultó de ellos. |
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37 |
|
Pero a pesar de que Él había hecho
tantos milagros delante de ellos, no creían en Él; |
|
38 |
|
para que se cumpliese la palabra del
profeta Isaías, que dijo: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y
a quién se ha revelado el brazo del Señor? |
|
39 |
|
Por esto no podían creer; porque en otra
ocasión dijo Isaías: |
|
40 |
|
Cegó los ojos de ellos, y endureció su
corazón; para que no vean con los ojos, ni entiendan con el corazón, y
se conviertan, y yo los sane. |
|
41 |
|
Estas cosas dijo Isaías cuando vio su
gloria, y habló acerca de Él. |
|
42 |
|
Con todo eso, aun muchos de los
príncipes creyeron en Él; mas por causa de los fariseos no lo confesaban,
para no ser expulsados de la sinagoga. |
|
43 |
|
Porque amaban más la gloria de los
hombres que la gloria de Dios. |
|
44 |
|
Mas Jesús clamó y dijo: El que cree en
mí, no cree en mí, sino en el que me envió; |
|
45 |
|
y el que me ve, ve al que me envió. |
|
46 |
|
Yo, la luz, he venido al mundo, para que
todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas. |
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47 |
|
Y si alguno oye mis palabras, y no cree,
yo no le juzgo; porque no he venido para juzgar al mundo, sino para
salvar al mundo. |
|
48 |
|
El que me rechaza, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ésta le
juzgará en el día postrero. |
|
49 |
|
Porque yo no he hablado de mí mismo;
sino que el Padre que me envió, Él me dio mandamiento de lo que he de
decir, y de lo que he de hablar. |
|
50 |
|
Y sé que su mandamiento es vida eterna;
así que, lo que yo hablo, como el Padre me lo ha dicho, así hablo. |
|
Juan 13 |
|
|
1 |
|
Y antes de la fiesta de la pascua,
sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo
al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó
hasta el fin. |
|
2 |
|
Y cuando terminó la cena, el diablo
habiendo ya puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, que
le entregase; |
|
3 |
|
sabiendo Jesús que el Padre le había
dado todas las cosas en sus manos, y que había venido de Dios, y a Dios
iba, |
|
4 |
|
se levantó de la cena, y se quitó su
túnica, y tomando una toalla, se ciñó. |
|
5 |
|
Luego puso agua en un lebrillo, y
comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla
con que estaba ceñido. |
|
6 |
|
Entonces viene a Simón Pedro; y Pedro le
dice: Señor, ¿tú me lavas los pies? |
|
7 |
|
Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo
hago, tú no lo entiendes ahora; pero lo entenderás después. |
|
8 |
|
Pedro le dice: No me lavarás los pies
jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo. |
|
9 |
|
Simón Pedro le dice: Señor, no sólo mis
pies, sino también mis manos y mi cabeza. |
|
10 |
|
Le dijo Jesús: El que ha sido lavado, no
necesita sino que lave sus pies, porque está todo limpio; y vosotros
sois limpios, aunque no todos. |
|
11 |
|
Porque sabía quién le había de entregar,
por eso dijo: No sois limpios todos. |
|
12 |
|
Así que, después que les hubo lavado los
pies, y que hubo tomado su túnica, se sentó otra vez, y les dijo:
¿Sabéis lo que os he hecho? |
|
13 |
|
Vosotros me llamáis Maestro, y Señor, y
decís bien, porque lo soy. |
|
14 |
|
Pues si yo, vuestro Señor y Maestro, he
lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos
a los otros. |
|
15 |
|
Porque ejemplo os he dado, para que
también vosotros hagáis como yo os he hecho. |
|
16 |
|
De cierto, de cierto os digo: El siervo
no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que le envió. |
|
17 |
|
Si sabéis estas cosas, bienaventurados
sois, si las hiciereis. |
|
18 |
|
No hablo de todos vosotros; yo conozco a
los que he escogido; mas para que se cumpla la Escritura: El que come
pan conmigo, levantó contra mí su calcañar. |
|
19 |
|
Desde ahora os lo digo, antes que suceda,
para que cuando suceda, creáis que yo soy. |
|
20 |
|
De cierto, de cierto os digo: El que
recibe al que yo enviare, a mí me recibe; y el que a mí recibe, recibe
al que me envió. |
|
21 |
|
Habiendo dicho esto, Jesús se turbó en
espíritu, y testificó diciendo: De cierto, de cierto os digo, que uno de
vosotros me va a entregar. |
|
22 |
|
Entonces los discípulos se miraban unos
a otros, dudando de quién hablaba. |
|
23 |
|
Y uno de sus discípulos, al cual Jesús
amaba, estaba recostado en el pecho de Jesús. |
|
24 |
|
A éste, pues, hizo señas Simón Pedro,
para que le preguntase quién era aquel de quien hablaba. |
|
25 |
|
Él entonces, recostado en el pecho de
Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es? |
|
26 |
|
Respondió Jesús: A quien yo diere el pan
mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas Iscariote, el hijo de
Simón. |
|
27 |
|
Y tras el bocado Satanás entró en él.
Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo pronto. |
|
28 |
|
Pero ninguno de los que estaban a la
mesa entendió por qué le dijo esto. |
|
29 |
|
Porque algunos pensaban, ya que Judas
traía la bolsa, que Jesús le dijo, compra lo que necesitamos para la
fiesta; o que diese algo a los pobres. |
|
30 |
|
Entonces él, habiendo recibido el bocado,
salió luego; y era ya noche. |
|
31 |
|
Entonces, cuando él hubo salido, Jesús
dijo: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre, y Dios es glorificado en
Él. |
|
32 |
|
Si Dios es glorificado en Él, Dios
también le glorificará en sí mismo; y en seguida le glorificará. |
|
33 |
|
Hijitos, aún un poco estaré con vosotros.
Me buscaréis; pero como dije a los judíos, así digo a vosotros ahora: A
donde yo voy, vosotros no podéis venir. |
|
34 |
|
Un mandamiento nuevo os doy: Que os
améis unos a otros; que como yo os he amado, así también os améis unos a
otros. |
|
35 |
|
En esto conocerán todos que sois mis
discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. |
|
36 |
|
Simón Pedro le dijo: Señor, ¿a dónde
vas? Jesús le respondió: A donde yo voy, no me puedes seguir ahora, pero
me seguirás después. |
|
37 |
|
Pedro le dice: Señor, ¿por qué no te
puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti. |
|
38 |
|
Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por
mí? De cierto, de cierto te digo: No cantará el gallo, sin que me hayas
negado tres veces. |
|
Juan 14 |
|
|
1 |
|
No se turbe vuestro corazón; creéis en
Dios, creed también en mí. |
|
2 |
|
En la casa de mi Padre muchas mansiones
hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho. Voy, pues, a preparar
lugar para vosotros. |
|
3 |
|
Y si me fuere y os preparare lugar,
vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo; para que donde yo estoy,
vosotros también estéis. |
|
4 |
|
Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino. |
|
5 |
|
Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde
vas, ¿cómo, pues, podemos saber el camino? |
|
6 |
|
Jesús le dijo: Yo soy el camino, la
verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. |
|
7 |
|
Si me conocieseis, también a mi Padre
conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. |
|
8 |
|
Felipe le dice: Señor, muéstranos al
Padre, y nos basta. |
|
9 |
|
Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que
estoy con vosotros, y aún no me has conocido, Felipe? El que me ha visto
a mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos al Padre? |
|
10 |
|
¿No crees que yo soy en el Padre, y el
Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo de mí mismo;
sino que el Padre que mora en mí, Él hace las obras. |
|
11 |
|
Creedme que yo soy en el Padre, y el
Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. |
|
12 |
|
De cierto, de cierto os digo: El que
cree en mí, las obras que yo hago también él las hará; y mayores que
éstas hará; porque yo voy a mi Padre. |
|
13 |
|
Y todo lo que pidiereis en mi nombre,
esto haré; para que el Padre sea glorificado en el Hijo. |
|
14 |
|
Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo
haré. |
|
15 |
|
Si me amáis, guardad mis mandamientos; |
|
16 |
|
y yo rogaré al Padre, y Él os dará otro
Consolador, para que esté con vosotros para siempre: |
|
17 |
|
El Espíritu de verdad, al cual el mundo
no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; mas vosotros le
conocéis; porque está con vosotros, y morará en vosotros. |
|
18 |
|
No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros. |
|
19 |
|
Todavía un poco, y el mundo no me verá
más; mas vosotros me veréis; porque yo vivo, vosotros también viviréis. |
|
20 |
|
En aquel día vosotros conoceréis que yo
estoy en mi Padre, y vosotros en mí, y yo en vosotros. |
|
21 |
|
El que tiene mis mandamientos, y los
guarda, éste es el que me ama; y el que me ama, será amado de mi Padre,
y yo le amaré, y me manifestaré a él. |
|
22 |
|
Judas le dice ( no el Iscariote ): Señor,
¿qué hay que te has de manifestar a nosotros, y no al mundo? |
|
23 |
|
Respondió Jesús y le dijo: Si alguno me
ama, mis palabras guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y
haremos con él morada. |
|
24 |
|
El que no me ama, no guarda mis palabras;
y la palabra que habéis oído no es mía, sino del Padre que me envió. |
|
25 |
|
Estas cosas os he hablado estando con
vosotros. |
|
26 |
|
Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al
cual el Padre enviará en mi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os
recordará todo lo que os he dicho. |
|
27 |
|
La paz os dejo, mi paz os doy; no como
el mundo la da, yo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga
miedo. |
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28 |
|
Habéis oído que yo os he dicho: Voy y
vengo a vosotros. Si me amarais, os habríais regocijado, porque he dicho
que voy al Padre; porque mi Padre mayor es que yo. |
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29 |
|
Y ahora os lo he dicho antes que
acontezca, para que cuando aconteciere, creáis. |
|
30 |
|
Ya no hablaré mucho con vosotros; porque
viene el príncipe de este mundo; y no tiene nada en mí. |
|
31 |
|
Mas para que el mundo conozca que yo amo
al Padre, y como el Padre me dio mandamiento, así hago. Levantaos, vamos
de aquí. |