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Lucas 13 |
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1 |
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Y en este mismo tiempo estaban allí unos
que le contaban acerca de los galileos, cuya sangre Pilato había
mezclado con sus sacrificios. |
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2 |
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Y respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis
que estos galileos, porque han padecido tales cosas, eran más pecadores
que todos los galileos? |
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3 |
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Os digo: No, antes si no os arrepentís,
todos pereceréis igualmente. |
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4 |
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O aquellos dieciocho sobre los cuales
cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que ellos eran más
pecadores que todos los hombres que habitan en Jerusalén? |
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5 |
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Os digo: No, antes si no os arrepentís,
todos pereceréis igualmente. |
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6 |
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Dijo también esta parábola: Un hombre
tenía una higuera plantada en su viña, y vino a buscar fruto en ella, y
no lo halló. |
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7 |
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Y dijo al viñador: He aquí estos tres
años he venido a buscar fruto en esta higuera, y no lo hallo; córtala, ¿para
qué ocupa aún la tierra? |
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8 |
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Él entonces respondiendo, le dijo: Señor,
déjala aún este año, hasta que cave a su alrededor, y la estercole. |
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9 |
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Y si diere fruto, bien; y si no, la
cortarás después. |
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10 |
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Y enseñaba en una sinagoga en sábado. |
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11 |
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Y he aquí había una mujer que tenía un
espíritu de enfermedad dieciocho años, y andaba encorvada, y en ninguna
manera se podía enderezar. |
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12 |
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Y cuando Jesús la vio, la llamó, y le
dijo: Mujer, libre eres de tu enfermedad. |
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13 |
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Y puso sus manos sobre ella; y luego se
enderezó, y glorificaba a Dios. |
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14 |
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Pero el príncipe de la sinagoga
respondió indignado porque Jesús hubiese sanado en sábado, y dijo a la
gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y
sed sanados, y no en día de sábado. |
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15 |
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Entonces el Señor respondió, y le dijo:
Hipócrita, cada uno de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su asno
del pesebre y lo lleva a beber? |
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16 |
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Y esta hija de Abraham, que he aquí
Satanás la había atado dieciocho años, ¿no debía de ser desatada de esta
ligadura en día de sábado? |
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17 |
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Y diciendo Él estas cosas, se
avergonzaban todos sus adversarios. Y todo el pueblo se regocijaba de
todas las cosas gloriosas que eran hechas por Él. |
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18 |
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Y dijo: ¿A qué es semejante el reino de
Dios, y a qué le compararé? |
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19 |
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Semejante es al grano de mostaza, que
tomándolo un hombre lo sembró en su huerto; y creció, y fue hecho árbol
grande, y las aves del cielo anidaron en sus ramas. |
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20 |
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Y otra vez dijo: ¿A qué compararé el
reino de Dios? |
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21 |
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Semejante es a la levadura, que una
mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue
leudado. |
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22 |
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Y pasaba por todas las ciudades y aldeas,
enseñando, y avanzando hacia Jerusalén. |
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23 |
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Y le dijo uno: Señor, ¿son pocos los que
se salvan? Y Él les dijo: |
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24 |
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Porfiad a entrar por la puerta angosta;
porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. |
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25 |
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Después que el padre de familia se
levantare y cerrare la puerta, y estando afuera comenzareis a tocar la
puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y Él respondiendo os dirá: No
os conozco de dónde seáis. |
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26 |
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Entonces comenzaréis a decir: Delante de
ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste. |
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27 |
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Pero Él dirá: Os digo que no sé de dónde
seáis; apartaos de mí todos vosotros, hacedores de maldad. |
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28 |
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Allí será el lloro y el crujir de
dientes, cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los
profetas en el reino de Dios, y vosotros excluidos. |
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29 |
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Y vendrán del oriente y del occidente,
del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. |
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30 |
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Y he aquí, hay postreros que serán
primeros; y primeros que serán postreros. |
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31 |
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Aquel mismo día vinieron unos fariseos,
diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar. |
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32 |
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Y Él les dijo: Id, y decid a aquella
zorra: He aquí, echo fuera demonios y hago sanidades hoy y mañana, y al
tercer día seré consumado. |
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33 |
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Sin embargo, es necesario que camine hoy,
y mañana, y pasado mañana; porque no es posible que un profeta muera
fuera de Jerusalén. |
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34 |
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¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los
profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise
juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas,
y no quisiste! |
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35 |
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He aquí, vuestra casa os es dejada
desierta; y de cierto os digo que no me veréis hasta que venga el tiempo
cuando digáis: Bendito el que viene en el nombre del Señor. |
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Lucas 14 |
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1 |
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Y aconteció un día sábado, que yendo a
comer pan en casa de un príncipe de los fariseos, ellos le acechaban. |
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2 |
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Y he aquí un hombre hidrópico estaba
delante de Él. |
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3 |
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Y respondiendo Jesús, habló a los
doctores de la ley y a los fariseos, diciendo: ¿Es lícito sanar en
sábado? |
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4 |
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Y ellos callaron. Entonces Él tomándole,
le sanó, y le despidió. |
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5 |
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Y les respondió, diciendo: ¿Quién de
vosotros, si su asno o su buey cayere en un pozo, no lo sacará luego en
día de sábado? |
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6 |
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Y no le podían replicar a estas cosas. |
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7 |
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Y observando cómo escogían los primeros
asientos a la mesa, relató una parábola a los convidados, diciéndoles: |
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8 |
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Cuando fueres convidado de alguno a
bodas, no te sientes en el primer lugar, no sea que otro más distinguido
que tú esté convidado por él, |
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9 |
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y el que te convidó a ti y a él, venga y
te diga: Da lugar a éste; y entonces comiences con vergüenza a tomar el
último lugar. |
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10 |
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Mas cuando fueres convidado, ve, y
siéntate en el postrer lugar; para que cuando viniere el que te llamó,
te diga: Amigo, sube más arriba; entonces tendrás gloria delante de los
que juntamente se sientan a la mesa. |
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11 |
|
Porque cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla, será enaltecido. |
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12 |
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Y dijo también al que le había
convidado: Cuando haces comida o cena, no llames a tus amigos, ni a tus
hermanos, ni a tus parientes, ni a vecinos ricos; no sea que también
ellos te vuelvan a convidar, y te sea hecha recompensa. |
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13 |
|
Mas cuando haces banquete, llama a los
pobres, los mancos, los cojos, los ciegos; |
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14 |
|
y serás bienaventurado; porque ellos no
te pueden recompensar; mas te será recompensado en la resurrección de
los justos. |
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15 |
|
Y oyendo esto uno de los que estaban
sentados con Él a la mesa, le dijo: Bienaventurado el que coma pan en el
reino de Dios. |
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16 |
|
Él entonces le dijo: Un hombre hizo una
gran cena, y convidó a muchos. |
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17 |
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Y a la hora de la cena envió a su siervo
a decir a los convidados: Venid, que ya todo está aparejado. |
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18 |
|
Y comenzaron todos a una a excusarse. El
primero le dijo: He comprado una hacienda, y necesito ir a verla; te
ruego que me excuses. |
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19 |
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Y el otro dijo: He comprado cinco yuntas
de bueyes, y voy a probarlos; te ruego que me excuses. |
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20 |
|
Y el otro dijo: Acabo de casarme, y por
tanto no puedo ir. |
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21 |
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Y vuelto el siervo, hizo saber estas
cosas a su señor. Entonces enojado el padre de familia, dijo a su siervo:
Ve presto por las plazas y las calles de la ciudad, y mete acá a los
pobres, los mancos, los cojos, y los ciegos. |
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22 |
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Y dijo el siervo: Señor, hecho es como
mandaste, y aún hay lugar. |
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23 |
|
Y dijo el señor al siervo: Ve por los
caminos y por los vallados, y fuérzalos a entrar, para que se llene mi
casa. |
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24 |
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Porque os digo que ninguno de aquellos
hombres que fueron convidados, gustará mi cena. |
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25 |
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Y grandes multitudes iban con Él; y
volviéndose les dijo: |
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26 |
|
Si alguno viene a mí, y no aborrece a su
padre, y madre, y esposa, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también
su propia vida, no puede ser mi discípulo. |
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27 |
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Y cualquiera que no trae su cruz y viene
en pos de mí, no puede ser mi discípulo. |
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28 |
|
Porque ¿cuál de vosotros, queriendo
edificar una torre, no se sienta primero y cuenta el costo, si tiene lo
que necesita para acabarla? |
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29 |
|
No sea que después que haya puesto el
fundamento, y no pueda acabarla, todos los que lo vieren comiencen a
hacer burla de él, |
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30 |
|
diciendo: Este hombre comenzó a edificar,
y no pudo acabar. |
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31 |
|
¿O qué rey, yendo a hacer guerra contra
otro rey, no se sienta primero y consulta si con diez mil puede salir al
encuentro del que viene contra él con veinte mil? |
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32 |
|
De otra manera, cuando el otro aún está
lejos, le envía embajadores pidiéndole condiciones de paz. |
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33 |
|
Así, pues, cualquiera de vosotros que no
renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo. |
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34 |
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Buena es la sal; mas si la sal perdiere
su sabor, ¿con qué se sazonará? |
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35 |
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Ni para la tierra, ni para el muladar es
buena; la arrojan fuera. El que tiene oídos para oír, oiga. |
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Lucas 15 |
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1 |
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Y se acercaban a Él todos los publicanos
y pecadores para oírle. |
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2 |
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Y murmuraban los fariseos y los
escribas, diciendo: Éste a los pecadores recibe, y con ellos come. |
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3 |
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Y Él les relató esta parábola, diciendo: |
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4 |
|
¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien
ovejas, si perdiere una de ellas, no deja las noventa y nueve en el
desierto, y va tras la que se perdió, hasta encontrarla? |
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5 |
|
Y hallándola, la pone sobre sus hombros
con gozo; |
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6 |
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y viniendo a casa, reúne a sus amigos y
a sus vecinos, diciéndoles: Regocijaos conmigo, porque he hallado mi
oveja que se había perdido. |
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7 |
|
Os digo, que así habrá más gozo en el
cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos,
que no necesitan arrepentimiento. |
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8 |
|
¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si
perdiere una dracma, no enciende el candil, y barre la casa, y busca con
diligencia hasta encontrarla? |
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9 |
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Y cuando la halla, reúne a sus amigas y
a sus vecinas, diciendo: Regocijaos conmigo, porque he hallado la dracma
que había perdido. |
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10 |
|
Así os digo que hay gozo delante de los
ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente. |
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11 |
|
Y dijo: Un hombre tenía dos hijos; |
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12 |
|
y el menor de ellos dijo a su padre:
Padre, dame la parte de los bienes que me pertenece. Y él les repartió
sus bienes. |
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13 |
|
Y no muchos días después, juntándolo
todo el hijo menor, partió lejos a una provincia apartada; y allí
desperdició sus bienes viviendo perdidamente. |
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14 |
|
Y cuando todo lo hubo malgastado, vino
una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. |
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15 |
|
Y fue y se arrimó a uno de los
ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que
apacentase puercos. |
|
16 |
|
Y deseaba llenar su vientre de las
algarrobas que comían los puercos; mas nadie le daba. |
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17 |
|
Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos
jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí
perezco de hambre! |
|
18 |
|
Me levantaré, e iré a mi padre, y le
diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; |
|
19 |
|
ya no soy digno de ser llamado tu hijo;
hazme como a uno de tus jornaleros. |
|
20 |
|
Y levantándose, vino a su padre. Y
cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, y fue movido a misericordia; y
corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. |
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21 |
|
Y el hijo le dijo: Padre, he pecado
contra el cielo, y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. |
|
22 |
|
Pero el padre dijo a sus siervos: Traed
la mejor vestidura, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado
en sus pies; |
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23 |
|
y traed el becerro grueso, y matadlo, y
comamos y hagamos fiesta; |
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24 |
|
porque este mi hijo muerto era, y ha
revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse. |
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25 |
|
Y su hijo mayor estaba en el campo; el
cual cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; |
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26 |
|
y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello. |
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27 |
|
Y él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu
padre ha matado el becerro grueso, por haberle recibido sano y salvo. |
|
28 |
|
Entonces se enojó, y no quería entrar.
Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. |
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29 |
|
Pero él respondiendo, dijo a su padre:
He aquí tantos años te he servido, no habiendo desobedecido jamás tu
mandamiento, y nunca me has dado un cabrito para gozarme con mis amigos. |
|
30 |
|
Pero cuando vino éste, tu hijo, que ha
consumido tus bienes con rameras, has matado para él el becerro grueso. |
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31 |
|
Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre
estás conmigo, y todo lo que tengo es tuyo. |
|
32 |
|
Mas era necesario hacer fiesta y
gozarnos, porque éste, tu hermano, muerto era, y ha revivido; se había
perdido, y es hallado. |
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Lucas 16 |
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1 |
|
Y dijo también a sus discípulos: Había
un hombre rico, el cual tenía un mayordomo, y éste fue acusado ante él
de que había disipado sus bienes. |
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2 |
|
Y le llamó, y le dijo: ¿Qué es esto que
oigo de ti? Da cuenta de tu mayordomía, porque ya no podrás ser
mayordomo. |
|
3 |
|
Entonces el mayordomo dijo dentro de sí:
¿Qué haré? Porque mi señor me quita la mayordomía. Cavar, no puedo;
mendigar, tengo vergüenza. |
|
4 |
|
Ya sé lo que haré para que cuando fuere
quitado de la mayordomía, me reciban en sus casas. |
|
5 |
|
Y llamando a cada uno de los deudores de
su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? |
|
6 |
|
Y él dijo: Cien barriles de aceite. Y le
dijo: Toma tu cuenta, y siéntate presto, y escribe cincuenta. |
|
7 |
|
Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto
debes? Y él dijo: Cien medidas de trigo. Y él le dijo: Toma tu cuenta, y
escribe ochenta. |
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8 |
|
Y alabó el señor al mayordomo malo por
haber hecho astutamente; porque los hijos de este siglo son en su
generación más astutos que los hijos de luz. |
|
9 |
|
Y yo os digo: Haceos amigos de las
riquezas de maldad, para que cuando fallareis, os reciban en las moradas
eternas. |
|
10 |
|
El que es fiel en lo muy poco, también
en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es injusto, también en lo más
es injusto. |
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11 |
|
Pues si en las riquezas injustas no
fuisteis fieles, ¿quién os confiará lo verdadero? |
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12 |
|
Y si en lo ajeno no fuisteis fieles, ¿quién
os dará lo que es vuestro? |
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13 |
|
Ningún siervo puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. |
|
14 |
|
Y oían también todas estas cosas los
fariseos, los cuales eran avaros, y se burlaban de Él. |
|
15 |
|
Y les dijo: Vosotros sois los que os
justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce
vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen en alta estima,
delante de Dios es abominación. |
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16 |
|
La ley y los profetas fueron hasta Juan;
desde entonces el reino de Dios es predicado, y todos se esfuerzan por
entrar en él. |
|
17 |
|
Pero es más fácil que pasen el cielo y
la tierra, que fallar una tilde de la ley. |
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18 |
|
Cualquiera que repudia a su esposa, y se
casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido,
adultera. |
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19 |
|
Había un hombre rico, que se vestía de
púrpura y de lino fino, y hacía cada día banquete con esplendidez. |
|
20 |
|
Había también un mendigo llamado Lázaro,
el cual estaba echado a la puerta de él, lleno de llagas, |
|
21 |
|
y deseaba saciarse de las migajas que
caían de la mesa del rico; y aun los perros venían y le lamían las
llagas. |
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22 |
|
Y aconteció que murió el mendigo, y fue
llevado por los ángeles al seno de Abraham. Y murió también el rico, y
fue sepultado. |
|
23 |
|
Y en el infierno alzó sus ojos, estando
en tormentos, y vio a Abraham de lejos, y a Lázaro en su seno. |
|
24 |
|
Entonces él, dando voces, dijo: Padre
Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro que moje la punta de
su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque soy atormentado en esta
llama. |
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25 |
|
Y Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que
recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro también males; mas ahora éste
es consolado, y tú atormentado. |
|
26 |
|
Y además de todo esto, una gran sima
está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieren
pasar de aquí a vosotros, no pueden, ni de allá pasar acá. |
|
27 |
|
Y dijo: Te ruego, pues, padre, que le
envíes a la casa de mi padre, |
|
28 |
|
porque tengo cinco hermanos, para que
les testifique, para que no vengan ellos también a este lugar de
tormento. |
|
29 |
|
Y Abraham le dijo: A Moisés y a los
profetas tienen; óiganlos. |
|
30 |
|
Él entonces dijo: No, padre Abraham; mas
si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. |
|
31 |
|
Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés
y a los profetas, tampoco se persuadirán, aunque alguno se levantare de
los muertos. |
|
Lucas 17 |
|
|
1 |
|
Entonces dijo a los discípulos:
Imposible es que no vengan tropiezos; mas ¡ay de aquél por quien vienen! |
|
2 |
|
Mejor le fuera si se le atase al cuello
una piedra de molino, y se le lanzase en el mar, que hacer tropezar a
uno de estos pequeñitos. |
|
3 |
|
Mirad por vosotros. Si pecare contra ti
tu hermano, repréndele; y si se arrepintiere, perdónale. |
|
4 |
|
Y si siete veces al día pecare contra ti,
y siete veces al día se volviere a ti, diciendo: Me arrepiento;
perdónale. |
|
5 |
|
Y los apóstoles dijeron al Señor:
Auméntanos la fe. |
|
6 |
|
Y el Señor dijo: Si tuvieres fe como un
grano de mostaza, podríais decir a este sicómoro: Desarráigate, y
plántate en el mar; y os obedecería. |
|
7 |
|
¿Y quién de vosotros teniendo un siervo
que ara o apacienta ganado, al volver él del campo le dice luego: Pasa,
siéntate a la mesa? |
|
8 |
|
¿No le dice más bien: Adereza qué cene,
y cíñete, y sírveme hasta que haya comido y bebido; y después de esto,
come y bebe tú? |
|
9 |
|
¿Da gracias al siervo porque hizo lo que
le había sido mandado? Pienso que no. |
|
10 |
|
Así también vosotros, cuando hubiereis
hecho todo lo que os es mandado, decid: Siervos inútiles somos, porque
lo que debíamos hacer, hicimos. |
|
11 |
|
Y aconteció que yendo Él a Jerusalén,
pasó por medio de Samaria y de Galilea. |
|
12 |
|
Y entrando en una aldea, le vinieron al
encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos, |
|
13 |
|
y alzaron la voz, diciendo: Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros. |
|
14 |
|
Y cuando Él los vio, les dijo: Id,
mostraos a los sacerdotes. Y aconteció, que yendo ellos, fueron limpios. |
|
15 |
|
Entonces uno de ellos, viendo que había
sido sanado, volvió, glorificando a Dios a gran voz; |
|
16 |
|
y se postró sobre su rostro a sus pies,
dándole gracias; y éste era samaritano. |
|
17 |
|
Y respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez
los que fueron limpios? ¿Y los nueve dónde están? |
|
18 |
|
¿No hubo quien volviese y diese gloria a
Dios sino este extranjero? |
|
19 |
|
Y le dijo: Levántate, vete; tu fe te ha
sanado. |
|
20 |
|
Y preguntándole los fariseos, cuándo
había de venir el reino de Dios, respondió y les dijo: El reino de Dios
no vendrá con advertencia; |
|
21 |
|
ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque
he aquí el reino de Dios entre vosotros está. |
|
22 |
|
Y dijo a sus discípulos: Tiempo vendrá,
cuando desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no lo veréis. |
|
23 |
|
Y os dirán: Helo aquí, o helo allí. No
vayáis tras ellos, ni los sigáis. |
|
24 |
|
Porque como el relámpago, que
resplandeciendo, alumbra de un extremo al otro bajo del cielo, así
también será el Hijo del Hombre en su día. |
|
25 |
|
Pero primero es necesario que padezca
mucho, y sea rechazado de esta generación. |
|
26 |
|
Y como fue en los días de Noé, así
también será en los días del Hijo del Hombre. |
|
27 |
|
Comían, bebían, se casaban y se daban en
casamiento, hasta el día que Noé entró en el arca; y vino el diluvio, y
destruyó a todos. |
|
28 |
|
Asimismo también como fue en los días de
Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; |
|
29 |
|
mas el día que Lot salió de Sodoma,
llovió del cielo fuego y azufre, y destruyó a todos. |
|
30 |
|
Así también será el día en que el Hijo
del Hombre se manifieste. |
|
31 |
|
En aquel día, el que estuviere en la
azotea, y sus pertenencias en casa, no descienda a tomarlas; y el que en
el campo, asimismo no vuelva atrás. |
|
32 |
|
Acordaos de la esposa de Lot. |
|
33 |
|
Cualquiera que procurare salvar su vida,
la perderá; y cualquiera que la perdiere, la salvará. |
|
34 |
|
Os digo que en aquella noche estarán dos
en una cama; uno será tomado, y el otro será dejado. |
|
35 |
|
Dos mujeres estarán moliendo juntas; la
una será tomada, y la otra dejada. |
|
36 |
|
Dos estarán en el campo; el uno será
tomado, y el otro dejado. |
|
37 |
|
Y respondiendo, le dicen: ¿Dónde, Señor?
Y Él les dijo: Donde estuviere el cuerpo, allí se juntarán también las
águilas. |
|
Lucas 18 |
|
|
1 |
|
Y les dijo también una parábola sobre
que es necesario orar siempre, y no desmayar, |
|
2 |
|
diciendo: Había un juez en una ciudad,
el cual ni temía a Dios, ni respetaba a hombre. |
|
3 |
|
Había también en aquella ciudad una
viuda, la cual venía a él diciendo: Hazme justicia de mi adversario. |
|
4 |
|
Y él no quiso por algún tiempo; pero
después de esto dijo dentro de sí: Aunque no temo a Dios, ni tengo
respeto a hombre, |
|
5 |
|
mas, porque esta viuda me es molesta, le
haré justicia, no sea que viniendo, al fin me fastidie. |
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6 |
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Y dijo el Señor: Oíd lo que dice el juez
injusto. |
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7 |
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¿Y no cobrará Dios venganza por sus
escogidos, que claman a Él día y noche, aunque sea longánimo para con
ellos? |
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8 |
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Os digo que presto cobrará venganza por
ellos. Pero cuando el Hijo del Hombre viniere, ¿hallará fe en la tierra? |
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9 |
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Y también dijo esta parábola a unos que
confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros: |
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10 |
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Dos hombres subieron al templo a orar;
uno era fariseo, y el otro publicano. |
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11 |
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El fariseo, puesto en pie, oró consigo
mismo de esta manera: Dios, te doy gracias, que no soy como los otros
hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; |
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12 |
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ayuno dos veces a la semana, doy diezmos
de todo lo que poseo. |
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13 |
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Mas el publicano estando lejos no quería
ni aun alzar los ojos al cielo, sino que golpeaba su pecho, diciendo:
Dios, sé propicio a mí, pecador. |
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14 |
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Os digo que éste descendió a su casa
justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será
humillado; y el que se humilla, será enaltecido. |
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15 |
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Y también le traían los niños para que
los tocase; lo cual viendo los discípulos, les reprendían. |
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16 |
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Mas Jesús llamándolos, dijo: Dejad los
niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino
de Dios. |
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17 |
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De cierto os digo, que el que no
recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él. |
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18 |
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Y le preguntó un príncipe, diciendo:
Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? |
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19 |
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Y Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas
bueno? Ninguno hay bueno sino sólo Dios. |
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20 |
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Los mandamientos sabes: No matarás. No
adulterarás: No hurtarás: No dirás falso testimonio: Honra a tu padre y
a tu madre. |
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21 |
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Y él dijo: Todo esto lo he guardado
desde mi juventud. |
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22 |
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Y cuando Jesús, oyó esto, le dijo: Aún
te falta una cosa: Vende todo lo que tienes, y da a los pobres, y
tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. |
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23 |
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Entonces él, al oír esto, se puso muy
triste, porque era muy rico. |
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24 |
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Y viendo Jesús que se había entristecido
mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que
tienen riquezas! |
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25 |
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Porque es más fácil pasar un camello por
el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios. |
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26 |
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Y los que oyeron esto, dijeron: ¿Quién,
entonces, podrá ser salvo? |
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27 |
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Y Él les dijo: Lo que es imposible para
los hombres, posible es para Dios. |
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28 |
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Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros
lo hemos dejado todo, y te hemos seguido. |
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29 |
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Y Él les dijo: De cierto os digo, que
nadie hay que haya dejado casa, padres, o hermanos, o esposa, o hijos,
por el reino de Dios, |
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que no haya de recibir mucho más en este
tiempo, y en el mundo venidero la vida eterna. |
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31 |
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Y tomando a los doce, les dijo: He aquí
subimos a Jerusalén, y serán cumplidas todas las cosas que fueron
escritas por los profetas, acerca del Hijo del Hombre. |
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32 |
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Porque será entregado a los gentiles, y
será escarnecido, e injuriado, y escupido. |
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33 |
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Y después que le hubieren azotado, le
matarán; mas al tercer día resucitará. |
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34 |
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Pero ellos no entendían nada de estas
cosas, y esta palabra les era encubierta, y no entendían lo que se decía. |
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35 |
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Y aconteció que acercándose Él a Jericó,
un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; |
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y oyendo a la multitud que pasaba,
preguntó qué era aquello. |
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Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. |
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Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús,
Hijo de David, ten misericordia de mí! |
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Y los que iban delante, le reprendían
para que callase; mas él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten
misericordia de mí! |
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Jesús entonces deteniéndose, mandó
traerle a sí; y cuando él llegó, le preguntó, |
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diciendo: ¿Qué quieres que te haga? Y él
dijo: Señor, que reciba la vista. |
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42 |
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Y Jesús le dijo: Recibe la vista, tu fe
te ha salvado. |
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43 |
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Y al instante recibió la vista, y le
seguía, glorificando a Dios. Y todo el pueblo cuando lo vio, dio
alabanza a Dios. |