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Lucas 1 |
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1 |
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Puesto que ya muchos han intentado poner
en orden la historia de las cosas que entre nosotros son ciertísimas, |
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2 |
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así como nos lo enseñaron los que desde
el principio lo vieron con sus ojos, y fueron ministros de la palabra; |
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3 |
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me ha parecido también a mí, después de
haber entendido perfectamente todas las cosas desde el principio,
escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, |
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4 |
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para que conozcas la certeza de las
cosas en las que has sido instruido. |
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5 |
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Hubo en los días de Herodes, rey de
Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la clase de Abías; y su esposa
era de las hijas de Aarón, llamada Elisabet. |
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6 |
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Y ambos eran justos delante de Dios,
andando irreprensibles en todos los mandamientos y estatutos del Señor. |
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7 |
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Y no tenían hijo, porque Elisabet era
estéril, y ambos eran ya de edad avanzada. |
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8 |
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Y aconteció que ejerciendo Zacarías el
sacerdocio delante de Dios en el orden de su clase, |
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9 |
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conforme a la costumbre del sacerdocio,
le tocó en suerte encender el incienso entrando en el templo del Señor. |
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10 |
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Y toda la multitud del pueblo estaba
fuera orando a la hora del incienso. |
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11 |
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Y se le apareció un ángel del Señor
puesto en pie a la derecha del altar del incienso. |
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12 |
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Y viéndole, se turbó Zacarías, y cayó
temor sobre él. |
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13 |
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Mas el ángel le dijo: Zacarías, no temas;
porque tu oración ha sido oída, y tu esposa Elisabet te dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre Juan. |
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14 |
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Y tendrás gozo y alegría, y muchos se
gozarán de su nacimiento. |
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15 |
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Porque será grande delante del Señor; y
no beberá vino ni sidra, y será lleno del Espíritu Santo, aun desde el
vientre de su madre. |
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16 |
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Y a muchos de los hijos de Israel
convertirá al Señor Dios de ellos. |
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17 |
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Porque él irá delante de Él en el
espíritu y el poder de Elías, para hacer volver los corazones de los
padres a los hijos, y los desobedientes a la sabiduría de los justos,
para aparejar un pueblo preparado para el Señor. |
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18 |
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Y dijo Zacarías al ángel: ¿En qué
conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi esposa de edad avanzada. |
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19 |
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Y respondiendo el ángel le dijo: Yo soy
Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte y a darte
estas buenas nuevas. |
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20 |
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Y he aquí estarás mudo y no podrás
hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste a mis
palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo. |
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21 |
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Y el pueblo estaba esperando a Zacarías,
y se maravillaban de que él se demorase en el templo. |
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22 |
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Y saliendo, no les podía hablar; y
entendieron que había visto visión en el templo, porque les hablaba por
señas, y quedó mudo. |
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23 |
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Y aconteció que cumpliéndose los días de
su ministerio, se fue a su casa. |
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24 |
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Y después de aquellos días concibió su
esposa Elisabet, y se encubrió por cinco meses, diciendo: |
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25 |
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Así me ha hecho el Señor en los días en
que miró para quitar mi afrenta entre los hombres. |
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26 |
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Y al sexto mes, el ángel Gabriel fue
enviado de Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, |
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27 |
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a una virgen desposada con un varón que
se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. |
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28 |
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Y entrando el ángel a donde ella estaba,
dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las
mujeres. |
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29 |
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Mas ella, cuando le vio, se turbó de sus
palabras, y pensaba qué salutación sería ésta. |
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30 |
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Entonces el ángel le dijo: María, no
temas, porque has hallado gracia delante de Dios. |
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31 |
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Y he aquí, concebirás en tu vientre, y
darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. |
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32 |
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Éste será grande, y será llamado Hijo
del Altísimo; y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: |
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33 |
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Y reinará sobre la casa de Jacob por
siempre; y de su reino no habrá fin. |
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34 |
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Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será
esto? pues no conozco varón. |
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35 |
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Y respondiendo el ángel le dijo: El
Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado
el Hijo de Dios. |
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36 |
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Y he aquí Elisabet tu parienta, ella
también ha concebido hijo en su vejez; y éste es el sexto mes para ella,
que era llamada la estéril: |
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37 |
|
Porque con Dios nada será imposible. |
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38 |
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Entonces María dijo: He aquí la sierva
del Señor; hágase a mí conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de ella. |
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39 |
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Y en aquellos días levantándose María,
se fue aprisa a la montaña, a una ciudad de Judá; |
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40 |
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y entró en casa de Zacarías, y saludó a
Elisabet. |
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41 |
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Y aconteció que cuando oyó Elisabet la
salutación de María, la criatura saltó en su vientre; y Elisabet fue
llena del Espíritu Santo, |
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42 |
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y exclamó a gran voz, y dijo: Bendita tú
entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. |
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43 |
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¿Y de dónde esto a mí, que la madre de
mi Señor venga a mí? |
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44 |
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Porque he aquí, como llegó la voz de tu
salutación a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. |
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45 |
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Y bienaventurada la que creyó, porque se
cumplirán las cosas que le fueron dichas de parte del Señor. |
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46 |
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Entonces María dijo: Mi alma engrandece
al Señor; |
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47 |
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Y mi espíritu se regocijó en Dios mi
Salvador, |
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48 |
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porque ha mirado la bajeza de su sierva;
y he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones. |
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49 |
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Porque me ha hecho grandes cosas el
Poderoso; y santo es su nombre. |
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50 |
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Y su misericordia es en los que le temen,
de generación en generación. |
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51 |
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Hizo valentía con su brazo: Esparció a
los soberbios en las imaginaciones de sus corazones. |
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52 |
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Derribó de los tronos a los poderosos, y
exaltó a los humildes. |
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53 |
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A los hambrientos colmó de bienes, y a
los ricos envió vacíos. |
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54 |
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Socorrió a Israel su siervo, acordándose
de su misericordia. |
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55 |
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Como habló a nuestros padres, a Abraham,
y a su simiente para siempre. |
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56 |
|
Y se quedó María con ella como tres
meses, y se volvió a su casa. |
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57 |
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Y a Elisabet se le cumplió el tiempo de
su alumbramiento, y dio a luz un hijo. |
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58 |
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Y oyeron sus vecinos y sus parientes que
Dios había hecho para con ella grande misericordia, y se regocijaron con
ella. |
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59 |
|
Y aconteció que al octavo día vinieron
para circuncidar al niño; y le llamaban del nombre de su padre, Zacarías. |
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60 |
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Y respondiendo su madre, dijo: No; sino
Juan será llamado. |
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61 |
|
Y le dijeron: ¿Por qué? Nadie hay en tu
parentela que se llame con ese nombre. |
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62 |
|
Entonces hicieron señas a su padre,
preguntándole cómo le quería llamar. |
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63 |
|
Y pidiendo una tablilla, escribió,
diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. |
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64 |
|
Y luego fue abierta su boca y suelta su
lengua, y habló bendiciendo a Dios. |
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65 |
|
Y vino temor sobre todos sus vecinos; y
en todas las montañas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas. |
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66 |
|
Y todos los que las oían las guardaban
en su corazón, diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del Señor era
con él. |
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67 |
|
Y Zacarías su padre fue lleno del
Espíritu Santo, y profetizó, diciendo: |
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68 |
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Bendito el Señor Dios de Israel, que ha
visitado y ha redimido a su pueblo, |
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69 |
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y nos alzó cuerno de salvación en la
casa de David su siervo, |
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70 |
|
como habló por boca de sus santos
profetas que fueron desde el principio del mundo; |
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71 |
|
Que habríamos de ser salvos de nuestros
enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecen; |
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72 |
|
para hacer misericordia con nuestros
padres, y acordarse de su santo pacto; |
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73 |
|
Del juramento que hizo a Abraham nuestro
padre, |
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74 |
|
que nos habría de conceder, que
liberados de la mano de nuestros enemigos, sin temor le serviríamos, |
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75 |
|
en santidad y justicia delante de Él,
todos los días de nuestra vida. |
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76 |
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Y tú, niño, profeta del Altísimo serás
llamado; porque irás delante de la faz del Señor, para aparejar su
camino; |
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77 |
|
para dar conocimiento de salvación a su
pueblo, para remisión de sus pecados, |
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78 |
|
por la entrañable misericordia de
nuestro Dios, con que la aurora nos visitó de lo alto, |
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79 |
|
para dar luz a los que habitan en
tinieblas y sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de
paz. |
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80 |
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Y el niño crecía, y se fortalecía en
espíritu; y estuvo en el desierto hasta el día que se mostró a Israel. |
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Lucas 2 |
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1 |
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Y aconteció en aquellos días que salió
un edicto de parte de Augusto César, que todo el mundo fuese empadronado. |
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2 |
|
Este empadronamiento primero fue hecho
siendo Cirenio gobernador de Siria. |
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3 |
|
E iban todos para ser empadronados, cada
uno a su ciudad. |
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4 |
|
Y subió también José de Galilea, de la
ciudad de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que se llama Belén,
por cuanto era de la casa y familia de David; |
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5 |
|
para ser empadronado con María su esposa,
desposada con él, la cual estaba a punto de dar a luz. |
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6 |
|
Y aconteció que estando ellos allí, se
cumplieron los días de su alumbramiento. |
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7 |
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Y dio a luz a su hijo primogénito, y le
envolvió en pañales, y le acostó en un pesebre, porque no había lugar
para ellos en el mesón. |
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8 |
|
Y había pastores en la misma región, que
velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño. |
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9 |
|
Y he aquí, el ángel del Señor vino sobre
ellos, y la gloria del Señor los cercó de resplandor; y tuvieron gran
temor. |
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10 |
|
Mas el ángel les dijo: No temáis; porque
he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: |
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11 |
|
Que os ha nacido hoy, en la ciudad de
David, un Salvador, que es Cristo el Señor. |
|
12 |
|
Y esto os será por señal; hallaréis al
niño envuelto en pañales, acostado en un pesebre. |
|
13 |
|
Y repentinamente fue con el ángel una
multitud de los ejércitos celestiales, que alababan a Dios, y decían: |
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14 |
|
Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra paz, buena voluntad para con los hombres. |
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15 |
|
Y aconteció que cuando los ángeles se
fueron de ellos al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: Pasemos,
pues, hasta Belén, y veamos esto que ha sucedido, que el Señor nos ha
manifestado. |
|
16 |
|
Y vinieron aprisa, y hallaron a María, y
a José, y al niño acostado en el pesebre. |
|
17 |
|
Y al verlo, hicieron notorio lo que les
había sido dicho acerca del niño. |
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18 |
|
Y todos los que oyeron, se maravillaron
de lo que los pastores les decían. |
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19 |
|
Pero María guardaba todas estas cosas,
meditándolas en su corazón. |
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20 |
|
Y se volvieron los pastores glorificando
y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto, como se
les había dicho. |
|
21 |
|
Y cumplidos los ocho días para
circuncidar al niño, llamaron su nombre JESÚS; como fue llamado por el
ángel antes que Él fuese concebido en el vientre. |
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22 |
|
Y cuando se cumplieron los días de la
purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a
Jerusalén para presentarle al Señor |
|
23 |
|
( Como está escrito en la ley del Señor:
Todo varón que abriere la matriz, será llamado santo al Señor ), |
|
24 |
|
y para ofrecer sacrificio, conforme a lo
que está dicho en la ley del Señor; un par de tórtolas, o dos palominos. |
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25 |
|
Y he aquí había en Jerusalén un hombre
llamado Simeón, y este hombre, justo y piadoso, esperaba la consolación
de Israel; y el Espíritu Santo era sobre él. |
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26 |
|
Y le había sido revelado por el Espíritu
Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor. |
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27 |
|
Y vino por el Espíritu al templo. Y
cuando sus padres metieron al niño Jesús en el templo, para hacer por Él
conforme a la costumbre de la ley, |
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28 |
|
él entonces le tomó en sus brazos, y
bendijo a Dios, diciendo: |
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29 |
|
Señor, ahora despides a tu siervo en
paz, conforme a tu palabra; |
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30 |
|
Porque han visto mis ojos tu salvación, |
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31 |
|
La cual has aparejado en presencia de
todos los pueblos; |
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32 |
|
luz para revelación a los gentiles, y la
gloria de tu pueblo Israel. |
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33 |
|
Y José y su madre estaban maravillados
de las cosas que se decían de Él. |
|
34 |
|
Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre
María: He aquí, Éste es puesto para caída y levantamiento de muchos en
Israel; y por señal a la que será contradicho |
|
35 |
|
( Y una espada traspasará también tu
misma alma ), para que sean revelados los pensamientos de muchos
corazones. |
|
36 |
|
Estaba también allí Ana, profetisa, hija
de Fanuel, de la tribu de Aser; la cual era grande de edad, y había
vivido con su marido siete años desde su virginidad; |
|
37 |
|
y era viuda como de ochenta y cuatro
años, que no se apartaba del templo, sirviendo a Dios de noche y de día
con ayunos y oraciones. |
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38 |
|
Y ésta, viniendo en la misma hora,
también daba gracias al Señor, y hablaba de Él a todos los que esperaban
la redención en Jerusalén. |
|
39 |
|
Y cuando cumplieron todas las cosas
según la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. |
|
40 |
|
Y el niño crecía, y se fortalecía en
espíritu, lleno de sabiduría; y la gracia de Dios era sobre Él. |
|
41 |
|
E iban sus padres todos los años a
Jerusalén en la fiesta de la pascua. |
|
42 |
|
Y cuando tuvo doce años, subieron ellos
a Jerusalén conforme a la costumbre de la fiesta. |
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43 |
|
Y cuando cumplieron los días, regresando
ellos, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo José y su madre. |
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44 |
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Y pensando que estaba en la compañía,
anduvieron camino de un día; y le buscaban entre los parientes y entre
los conocidos; |
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45 |
|
y como no le hallaron, volvieron a
Jerusalén buscándole. |
|
46 |
|
Y aconteció que tres días después le
hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y
preguntándoles. |
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47 |
|
Y todos los que le oían, se admiraban de
su inteligencia, y de sus respuestas. |
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48 |
|
Y cuando le vieron, se asombraron; y le
dijo su madre: Hijo, ¿por qué nos has hecho así? He aquí, tu padre y yo
te hemos buscado con angustia. |
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49 |
|
Entonces Él les dijo: ¿Por qué me
buscabais? ¿No sabíais que en los negocios de mi Padre me es necesario
estar? |
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50 |
|
Mas ellos no entendieron las palabras
que les habló. |
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51 |
|
Y descendió con ellos, y vino a Nazaret,
y estaba sujeto a ellos. Y su madre guardaba todas estas cosas en su
corazón. |
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52 |
|
Y Jesús crecía en sabiduría y en
estatura, y en gracia para con Dios y los hombres. |
|
Lucas 3 |
|
|
1 |
|
Y en el año quince del imperio de
Tiberio César, siendo gobernador de Judea Poncio Pilato, y Herodes
tetrarca de Galilea, y su hermano Felipe tetrarca de Iturea y de la
provincia de Traconite, y Lisanias tetrarca de Abilinia, |
|
2 |
|
siendo sumos sacerdotes Anás y Caifás,
vino palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. |
|
3 |
|
Y él vino por toda la tierra alrededor
del Jordán predicando el bautismo del arrepentimiento para la remisión
de pecados, |
|
4 |
|
como está escrito en el libro de las
palabras del profeta Isaías que dice: Voz del que clama en el desierto:
Aparejad el camino del Señor; Enderezad sus sendas. |
|
5 |
|
Todo valle será llenado, y se bajará
todo monte y collado; y lo torcido será enderezado, y los caminos
ásperos serán allanados; |
|
6 |
|
y toda carne verá la salvación de Dios. |
|
7 |
|
Y decía a las multitudes que salían para
ser bautizadas por él: ¡Oh generación de víboras! ¿Quién os enseñó a
huir de la ira que vendrá? |
|
8 |
|
Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento, y no comencéis a decir en vosotros mismos: Tenemos a
Abraham por padre; porque os digo que Dios puede levantar hijos a
Abraham aun de estas piedras. |
|
9 |
|
Y ya también el hacha está puesta a la
raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es
cortado y echado en el fuego. |
|
10 |
|
Y la gente le preguntaba, diciendo: ¿Qué,
pues, haremos? |
|
11 |
|
Y respondiendo, les dijo: El que tiene
dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo. |
|
12 |
|
Y vinieron también publicanos para ser
bautizados, y le dijeron: Maestro, ¿qué haremos? |
|
13 |
|
Y él les dijo: No exijáis más de lo que
os está ordenado. |
|
14 |
|
Y le preguntaron también los soldados,
diciendo: Y nosotros, ¿qué haremos? Y les dice: No hagáis extorsión a
nadie ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario. |
|
15 |
|
Y el pueblo estaba en expectativa, y se
preguntaban todos en sus corazones en cuanto a Juan, si él sería el
Cristo. |
|
16 |
|
Respondió Juan, diciendo a todos: Yo a
la verdad os bautizo en agua; pero viene quien es más poderoso que yo,
de quien no soy digno de desatar la correa de su calzado: Él os
bautizará con el Espíritu Santo y fuego. |
|
17 |
|
Su aventador está en su mano, y limpiará
su era, y juntará el trigo en su alfolí, y quemará la paja en fuego que
nunca se apagará. |
|
18 |
|
Y así, muchas otras cosas predicaba al
pueblo en su exhortación. |
|
19 |
|
Entonces Herodes el tetrarca, siendo
reprendido por él a causa de Herodías, esposa de Felipe su hermano, y de
todas las maldades que Herodes había hecho, |
|
20 |
|
sobre todas ellas, añadió además ésta;
que encerró a Juan en la cárcel. |
|
21 |
|
Y aconteció que cuando todo el pueblo se
bautizaba, también Jesús fue bautizado; y orando, el cielo se abrió, |
|
22 |
|
y descendió el Espíritu Santo sobre Él
en forma corporal, como paloma, y vino una voz del cielo que decía: Tú
eres mi Hijo amado, en ti tengo complacencia. |
|
23 |
|
Y el mismo Jesús comenzaba a ser como de
treinta años, siendo ( como se creía ) hijo de José, hijo de Elí, |
|
24 |
|
hijo de Matat, hijo de Leví, hijo de
Melqui, hijo de Jana, hijo de José, |
|
25 |
|
hijo de Matatías, hijo de Amós, hijo de
Nahúm, hijo de Esli, hijo de Nagai, |
|
26 |
|
hijo de Maat, hijo de Matatías, hijo de
Simeí, hijo de José, hijo de Judá, |
|
27 |
|
hijo de Joana, hijo de Rhesa, hijo de
Zorobabel, hijo de Salatiel, hijo de Neri, |
|
28 |
|
hijo de Melqui, hijo de Abdi, hijo de
Cosam, hijo de Elmodam, hijo de Er, |
|
29 |
|
hijo de José, hijo de Eliezer, hijo de
Joreim, hijo de Matat, hijo de Leví, |
|
30 |
|
hijo de Simeón, hijo de Judá, hijo de
José, hijo de Jonán, hijo de Eliaquim, |
|
31 |
|
hijo de Melea, hijo de Mainán, hijo de
Matata, hijo de Natán, hijo de David, |
|
32 |
|
hijo de Isaí, hijo de Obed, hijo de
Boaz, hijo de Salmón, hijo de Naasón, |
|
33 |
|
hijo de Aminadab, hijo de Aram, hijo de
Esrom, hijo de Fares, hijo de Judá, |
|
34 |
|
hijo de Jacob, hijo de Isaac, hijo de
Abraham, hijo de Taré, hijo de Nacor, |
|
35 |
|
hijo de Serug, hijo de Reu, hijo de
Peleg, hijo de Heber, hijo de Sala, |
|
36 |
|
hijo de Cainán, hijo de Arfaxad, hijo de
Sem, hijo de Noé, hijo de Lamec, |
|
37 |
|
hijo de Matusalén, hijo de Enoc, hijo de
Jared, hijo de Mahalaleel, hijo de Cainán, |
|
38 |
|
hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán,
hijo de Dios. |
|
Lucas 4 |
|
|
1 |
|
Y Jesús, lleno del Espíritu Santo,
volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto |
|
2 |
|
por cuarenta días, y era tentado por el
diablo. Y no comió nada en aquellos días; pasados los cuales, luego tuvo
hambre. |
|
3 |
|
Entonces el diablo le dijo: Si eres el
Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan. |
|
4 |
|
Y Jesús, respondiéndole, dijo: Escrito
está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios. |
|
5 |
|
Y le llevó el diablo a un monte alto, y
le mostró en un momento de tiempo todos los reinos de la tierra. |
|
6 |
|
Y le dijo el diablo: A ti te daré toda
esta potestad, y la gloria de ellos; porque a mí me es entregada, y a
quien quiero la doy. |
|
7 |
|
Si tú, pues, me adorares, todos serán
tuyos. |
|
8 |
|
Y respondiendo Jesús, le dijo: Quítate
de delante de mí, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios
adorarás, y a Él solo servirás. |
|
9 |
|
Y le llevó a Jerusalén, y le puso sobre
las almenas del templo, y le dijo: Si eres el Hijo de Dios, échate de
aquí abajo; |
|
10 |
|
porque escrito está: A sus ángeles
mandará acerca de ti, que te guarden; |
|
11 |
|
y: En sus manos te sostendrán, para que
no tropieces tu pie en piedra. |
|
12 |
|
Y respondiendo Jesús, le dijo: Dicho
está: No tentarás al Señor tu Dios. |
|
13 |
|
Y cuando el diablo hubo acabado toda
tentación, se apartó de Él por un tiempo. |
|
14 |
|
Y Jesús volvió en el poder del Espíritu
a Galilea, y salió su fama por toda la tierra de alrededor. |
|
15 |
|
Y Él enseñaba en las sinagogas de ellos,
y era glorificado de todos. |
|
16 |
|
Y vino a Nazaret, donde había sido
criado; y entró el día sábado en la sinagoga, conforme a su costumbre, y
se levantó a leer. |
|
17 |
|
Y le fue dado el libro del profeta
Isaías. Y abriendo el libro, halló el lugar donde estaba escrito: |
|
18 |
|
El Espíritu del Señor está sobre mí: Por
cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres: Me ha enviado
para sanar a los quebrantados de corazón: Para predicar libertad a los
cautivos: Y a los ciegos vista: Para poner en libertad a los
quebrantados: |
|
19 |
|
Para predicar el año agradable del Señor. |
|
20 |
|
Y enrollando el libro, lo dio al
ministro, y se sentó: Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos
en Él. |
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21 |
|
Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido
esta Escritura en vuestros oídos. |
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22 |
|
Y todos le daban testimonio, y estaban
maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían:
¿No es Éste el hijo de José? |
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23 |
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Y les dijo: Sin duda me diréis este
refrán: Médico, cúrate a ti mismo; de tantas cosas que hemos oído haber
sido hechas en Capernaúm, haz también aquí en tu tierra. |
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24 |
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Y dijo: De cierto os digo, que ningún
profeta es acepto en su tierra. |
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25 |
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Pero en verdad os digo que muchas viudas
había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por
tres años y seis meses, en que hubo una gran hambre en toda la tierra; |
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26 |
|
pero a ninguna de ellas fue enviado
Elías, sino a Sarepta de Sidón, a una mujer viuda. |
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27 |
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Y muchos leprosos había en Israel en
tiempo del profeta Eliseo; pero ninguno de ellos fue limpio, sino Naamán
el sirio. |
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28 |
|
Entonces todos en la sinagoga fueron
llenos de ira, oyendo estas cosas; |
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29 |
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y levantándose, le echaron fuera de la
ciudad, y le llevaron hasta la cumbre del monte sobre el cual la ciudad
de ellos estaba edificada, para despeñarle. |
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30 |
|
Pero Él, pasando por en medio de ellos,
se fue. |
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31 |
|
Y descendió a Capernaúm, ciudad de
Galilea; y les enseñaba en los sábados. |
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32 |
|
Y se maravillaban de su doctrina, porque
su palabra era con autoridad. |
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33 |
|
Y estaba en la sinagoga un hombre que
tenía un espíritu de un demonio inmundo, el cual exclamó a gran voz, |
|
34 |
|
diciendo: Déjanos, ¿qué tenemos contigo
Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Yo te conozco quién eres, el
Santo de Dios. |
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35 |
|
Y Jesús le reprendió, diciendo: Enmudece,
y sal de él. Entonces el demonio, derribándole en medio, salió de él, y
no le hizo daño alguno. |
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36 |
|
Y todos estaban asombrados, y hablaban
entre sí, diciendo: ¿Qué palabra es ésta, que con autoridad y poder
manda a los espíritus inmundos, y salen? |
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37 |
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Y su fama se divulgaba por todos los
lugares contiguos. |
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38 |
|
Y levantándose, salió de la sinagoga, y
entró en casa de Simón; y la suegra de Simón estaba con una gran fiebre;
y le rogaron por ella. |
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39 |
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Y acercándose a ella, reprendió a la
fiebre; y la fiebre la dejó; y ella levantándose luego, les servía. |
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40 |
|
Y a la puesta del sol, todos aquellos
que tenían enfermos de diversas enfermedades, los traían a Él; y Él
ponía las manos sobre cada uno de ellos, y los sanaba. |
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41 |
|
Y también salían demonios de muchos,
dando voces y diciendo: Tú eres Cristo, el Hijo de Dios. Mas
reprendiéndolos no les dejaba hablar; porque sabían que Él era el
Cristo. |
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42 |
|
Y siendo ya de día, salió y se fue a un
lugar desierto; y la gente le buscaba, y llegando hasta Él; le detenían
para que no se fuera de ellos. |
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43 |
|
Pero Él les dijo: Es necesario que
también a otras ciudades yo predique el evangelio del reino de Dios;
porque para esto he sido enviado. |
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44 |
|
Y predicaba en las sinagogas de Galilea. |
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Lucas 5 |
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1 |
|
Y aconteció, que estando Él junto al
lago de Genezaret, la multitud se agolpaba sobre Él para oír la palabra
de Dios. |
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2 |
|
Y vio dos barcas que estaban cerca de la
orilla del lago; y los pescadores, habiendo descendido de ellas, lavaban
sus redes. |
|
3 |
|
Y entrado en una de estas barcas, la
cual era de Simón, le rogó que la apartase de tierra un poco; y
sentándose, enseñaba desde la barca a la multitud. |
|
4 |
|
Y cuando terminó de hablar, dijo a Simón:
Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar. |
|
5 |
|
Y respondiendo Simón, le dijo: Maestro,
hemos trabajado toda la noche, y nada hemos pescado; mas en tu palabra
echaré la red. |
|
6 |
|
Y habiéndolo hecho, encerraron gran
cantidad de peces, y su red se rompía. |
|
7 |
|
E hicieron señas a los compañeros que
estaban en la otra barca para que viniesen a ayudarles; y vinieron, y
llenaron ambas barcas, de tal manera que se hundían. |
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8 |
|
Lo cual viendo Simón Pedro, cayó de
rodillas ante Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy hombre
pecador. |
|
9 |
|
Porque temor le había rodeado, y a todos
los que estaban con él, a causa de la presa de los peces que habían
tomado; |
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10 |
|
y asimismo a Jacobo y a Juan, hijos de
Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: No temas;
desde ahora pescarás hombres. |
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11 |
|
Y cuando trajeron las barcas a tierra,
dejándolo todo, le siguieron. |
|
12 |
|
Y aconteció que estando en una ciudad,
he aquí un hombre lleno de lepra, el cual viendo a Jesús, se postró
sobre su rostro, y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes
limpiarme. |
|
13 |
|
Y extendiendo su mano, le tocó,
diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. |
|
14 |
|
Y Él le mandó que no lo dijese a nadie;
mas ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu limpieza, como
mandó Moisés, para testimonio a ellos. |
|
15 |
|
Pero su fama mucho más se extendía, y
grandes multitudes se juntaban para oírle y ser sanados por Él de sus
enfermedades. |
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16 |
|
Mas Él se apartaba al desierto, y oraba. |
|
17 |
|
Y aconteció un día, que Él estaba
enseñando, y los fariseos y doctores de la ley estaban sentados; los
cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y
Jerusalén: Y el poder del Señor estaba allí para sanarlos. |
|
18 |
|
Y he aquí unos hombres que traían sobre
un lecho a un hombre que estaba paralítico; y procuraban meterle, y
ponerle delante de Él. |
|
19 |
|
Y no hallando por donde meterle a causa
de la multitud, subieron a la azotea, y por el tejado le bajaron con el
lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. |
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20 |
|
Y al ver Él la fe de ellos, le dijo:
Hombre, tus pecados te son perdonados. |
|
21 |
|
Entonces los escribas y los fariseos
comenzaron a murmurar, diciendo: ¿Quién es Éste que habla blasfemias? ¿Quién
puede perdonar pecados sino sólo Dios? |
|
22 |
|
Y Jesús, percibiendo los pensamientos de
ellos, respondió y les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones? |
|
23 |
|
¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te
son perdonados, o decir: Levántate y anda? |
|
24 |
|
Pues para que sepáis que el Hijo del
Hombre tiene potestad en la tierra de perdonar pecados ( dijo al
paralítico ): A ti digo, levántate, toma tu lecho, y vete a tu casa. |
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25 |
|
Y al instante, se levantó en presencia
de ellos, y tomando el lecho en que había estado acostado, se fue a su
casa, glorificando a Dios. |
|
26 |
|
Y todos estaban asombrados, y
glorificaban a Dios; y llenos de temor, decían: Hoy hemos visto
maravillas. |
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27 |
|
Y después de estas cosas salió, y vio a
un publicano llamado Leví, sentado al banco de los tributos públicos, y
le dijo: Sígueme. |
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28 |
|
Y dejándolo todo, se levantó, y le
siguió. |
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29 |
|
Y Leví hizo un gran banquete en su casa;
y había mucha compañía de publicanos y de otros que estaban sentados a
la mesa con ellos. |
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30 |
|
Y los escribas y los fariseos murmuraban
contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con los
publicanos y pecadores? |
|
31 |
|
Respondiendo Jesús, les dijo: Los que
están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos. |
|
32 |
|
No he venido a llamar a justos, sino a
pecadores al arrepentimiento. |
|
33 |
|
Entonces ellos le dijeron: ¿Por qué los
discípulos de Juan ayunan muchas veces y hacen oraciones, y asimismo los
de los fariseos, pero tus discípulos comen y beben? |
|
34 |
|
Y Él les dijo: ¿Podéis hacer que los que
están de bodas ayunen, entre tanto que el esposo está con ellos? |
|
35 |
|
Pero los días vendrán cuando el esposo
les será quitado; entonces, en aquellos días ayunarán. |
|
36 |
|
Y les dijo también una parábola: Nadie
pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; de otra manera el nuevo lo
rompe, y el remiendo sacado del nuevo no armoniza con el viejo. |
|
37 |
|
Y nadie echa vino nuevo en odres viejos;
de otra manera el vino nuevo romperá los odres, y el vino se derramará,
y los odres se perderán. |
|
38 |
|
Mas el vino nuevo en odres nuevos se ha
de echar; y ambos se conservan. |
|
39 |
|
Y ninguno que bebiere el añejo, quiere
luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor. |
|
Lucas 6 |
|
|
1 |
|
Y aconteció en el segundo sábado después
del primero, que pasando Él por los sembradíos, sus discípulos
arrancaban espigas, y comían, restregándolas con las manos. |
|
2 |
|
Y algunos de los fariseos les dijeron: ¿Por
qué hacéis lo que no es lícito hacer en los sábados? |
|
3 |
|
Respondiendo Jesús les dijo: ¿Ni aun
esto habéis leído, lo que hizo David cuando tuvo hambre él, y los que
con él estaban; |
|
4 |
|
cómo entró en la casa de Dios, y tomó
los panes de la proposición, de los cuales no es lícito comer sino sólo
a los sacerdotes, y comió, y dio también a los que estaban con él? |
|
5 |
|
Y les decía: El Hijo del Hombre es Señor
aun del sábado. |
|
6 |
|
Y aconteció también en otro sábado, que
Él entró en la sinagoga y enseñaba; y estaba allí un hombre que tenía
seca la mano derecha. |
|
7 |
|
Y le acechaban los escribas y los
fariseos, si sanaría en sábado, para hallar de qué acusarle. |
|
8 |
|
Mas Él conocía los pensamientos de
ellos; y dijo al hombre que tenía seca la mano: Levántate, y ponte en
medio. Y él, levantándose, se puso en pie. |
|
9 |
|
Entonces Jesús les dice: Os preguntaré
una cosa: ¿Es lícito en sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la
vida, o quitarla? |
|
10 |
|
Y mirándolos a todos alrededor, dice al
hombre: Extiende tu mano. Y él lo hizo así, y su mano fue restaurada,
sana como la otra. |
|
11 |
|
Y ellos se llenaron de ira; y hablaban
entre sí de qué harían a Jesús. |
|
12 |
|
Y aconteció en aquellos días, que fue al
monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. |
|
13 |
|
Y cuando fue de día, llamó a sus
discípulos, y escogió doce de ellos, a los cuales también llamó
apóstoles. |
|
14 |
|
A Simón, al cual también llamó Pedro, y
a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y Bartolomé, |
|
15 |
|
Mateo y Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, y
Simón el que se llama Zelotes; |
|
16 |
|
Judas hermano de Jacobo, y Judas
Iscariote, que también fue el traidor. |
|
17 |
|
Y descendió con ellos, y se detuvo en un
lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de
gente de toda Judea y de Jerusalén, y de la costa de Tiro y de Sidón,
que habían venido para oírle, y para ser sanados de sus enfermedades; |
|
18 |
|
y los que habían sido atormentados de
espíritus inmundos; y fueron sanados. |
|
19 |
|
Y toda la multitud procuraba tocarle;
porque poder salía de Él, y sanaba a todos. |
|
20 |
|
Y alzando Él los ojos hacia sus
discípulos, decía: Bienaventurados vosotros los pobres; porque vuestro
es el reino de Dios. |
|
21 |
|
Bienaventurados los que ahora tenéis
hambre; porque seréis saciados. Bienaventurados los que ahora lloráis,
porque reiréis. |
|
22 |
|
Bienaventurados seréis, cuando los
hombres os aborrecieren, y cuando os apartaren de sí, y os vituperaren,
y desecharen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre. |
|
23 |
|
Regocijaos en aquel día, y saltad de
gozo; porque he aquí vuestro galardón es grande en el cielo; porque así
hacían sus padres a los profetas. |
|
24 |
|
Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque
tenéis vuestro consuelo. |
|
25 |
|
¡Ay de vosotros, los que estáis llenos!
porque tendréis hambre. ¡Ay de vosotros, los que ahora reís! porque
lamentaréis y lloraréis. |
|
26 |
|
¡Ay de vosotros, cuando todos los
hombres hablaren bien de vosotros! Porque así hacían sus padres a los
falsos profetas. |
|
27 |
|
Mas a vosotros los que oís, digo: Amad a
vuestros enemigos, haced bien a los que os aborrecen; |
|
28 |
|
Bendecid a los que os maldicen, y orad
por los que os calumnian. |
|
29 |
|
Y al que te hiriere en una mejilla, dale
también la otra; y al que te quitare la capa, no le impidas llevar aun
la túnica. |
|
30 |
|
Y a cualquiera que te pidiere, dale; y
al que tomare lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva. |
|
31 |
|
Y como queréis que os hagan los hombres,
así también hacedles vosotros: |
|
32 |
|
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
gracia tendréis? Porque también los pecadores aman a los que los aman. |
|
33 |
|
Y si hacéis bien a los que os hacen bien,
¿qué gracia tendréis? Porque también los pecadores hacen lo mismo. |
|
34 |
|
Y si prestáis a aquellos de quienes
esperáis recibir, ¿qué gracia tendréis? Porque también los pecadores
prestan a los pecadores, para recibir otro tanto. |
|
35 |
|
Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced
bien, y prestad, no esperando nada a cambio; y vuestro galardón será
grande, y seréis hijos del Altísimo; porque Él es benigno para con los
ingratos y malos. |
|
36 |
|
Sed, pues, misericordiosos, como también
vuestro Padre es misericordioso. |
|
37 |
|
No juzguéis, y no seréis juzgados: No
condenéis, y no seréis condenados: Perdonad, y seréis perdonados. |
|
38 |
|
Dad, y se os dará; medida buena,
apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la
misma medida con que midiereis, se os volverá a medir. |
|
39 |
|
Y les dijo una parábola: ¿Puede el ciego
guiar al ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo? |
|
40 |
|
El discípulo no es mayor que su maestro;
mas todo el que es perfecto, será como su Maestro. |
|
41 |
|
¿Y por qué miras la paja que está en el
ojo de tu hermano, y la viga que está en tu propio ojo no consideras? |
|
42 |
|
¿O cómo puedes decir a tu hermano:
Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga
que está en tu ojo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano. |
|
43 |
|
Porque no es buen árbol el que da mal
fruto; ni árbol malo el que da buen fruto. |
|
44 |
|
Porque cada árbol por su fruto es
conocido. Porque no cosechan higos de los espinos, ni vendimian uvas de
las zarzas. |
|
45 |
|
El hombre bueno del buen tesoro de su
corazón saca lo bueno; y el hombre malo del mal tesoro de su corazón
saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca. |
|
46 |
|
¿Por qué me llamáis, Señor, Señor, y no
hacéis lo que yo digo? |
|
47 |
|
Todo aquel que viene a mí, y oye mis
palabras, y las hace, os enseñaré a quién es semejante: |
|
48 |
|
Semejante es al hombre que edificó una
casa, y cavó profundo, y puso el fundamento sobre la roca; y cuando vino
un torrente, el río dio con ímpetu contra aquella casa, mas no la pudo
mover; porque estaba fundada sobre la roca. |
|
49 |
|
Mas el que oye y no hace, es semejante
al hombre que edificó su casa sobre tierra, sin fundamento; contra la
cual el río dio con ímpetu, y cayó luego; y fue grande la ruina de
aquella casa. |