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Mateo 15 |
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1 |
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Entonces vinieron a Jesús ciertos
escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: |
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2 |
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¿Por qué tus discípulos quebrantan la
tradición de los ancianos? Pues no lavan sus manos cuando comen pan. |
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3 |
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Y Él respondiendo, les dijo: ¿Por qué
también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra
tradición? |
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4 |
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Porque Dios mandó, diciendo: Honra a tu
padre y a tu madre, y: El que maldijere a su padre o a su madre, muera
de muerte. |
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5 |
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Pero vosotros decís: Cualquiera que
dijere a su padre o a su madre: Es mi ofrenda todo aquello con que
pudiera ayudarte, |
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6 |
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y no honra a su padre o a su madre, será
libre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra
tradición. |
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7 |
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Hipócritas, bien profetizó de vosotros
Isaías, diciendo: |
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8 |
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Este pueblo se acerca a mí con su boca,
y de labios me honra, pero su corazón lejos está de mí. |
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9 |
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Pero en vano me honran; enseñando como
doctrinas mandamientos de hombres. |
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10 |
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Y llamó a sí a la multitud, y les dijo:
Oíd, y entended: |
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11 |
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No lo que entra en la boca contamina al
hombre; sino lo que sale de la boca, esto contamina al hombre. |
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12 |
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Entonces vinieron los discípulos, y le
dijeron: ¿Sabes que los fariseos se ofendieron cuando oyeron esta
palabra? |
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13 |
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Mas Él respondió y dijo: Toda planta que
no plantó mi Padre celestial, será desarraigada. |
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14 |
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Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y
si el ciego guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo. |
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15 |
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Entonces respondió Pedro, y le dijo:
Decláranos esta parábola. |
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16 |
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Y Jesús les dijo: ¿También vosotros sois
aún sin entendimiento? |
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17 |
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¿Aún no entendéis que todo lo que entra
en la boca va al vientre, y es arrojado en la letrina? |
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18 |
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Pero lo que sale de la boca, del corazón
sale, y esto contamina al hombre. |
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19 |
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Porque del corazón salen los malos
pensamientos, homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos
testimonios, blasfemias. |
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20 |
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Estas cosas son las que contaminan al
hombre, pero el comer con las manos sin lavar no contamina al hombre. |
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21 |
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Y saliendo Jesús de allí, se fue a las
costas de Tiro y de Sidón. |
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22 |
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Y he aquí una mujer cananea que había
salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten
misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un demonio. |
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23 |
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Mas Él no le respondió palabra. Y sus
discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces
tras nosotros. |
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24 |
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Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado
sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel. |
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25 |
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Entonces ella vino y le adoró, diciendo:
Señor, socórreme. |
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26 |
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Mas Él respondió, y dijo: No está bien
tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. |
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27 |
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Y ella dijo: Sí, Señor, mas los
perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores. |
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28 |
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Entonces respondiendo Jesús, le dijo:
¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija
fue sana desde aquella hora. |
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29 |
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Y partiendo Jesús de allí, vino junto al
mar de Galilea; y subiendo al monte, se sentó allí. |
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30 |
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Y grandes multitudes vinieron a Él,
trayendo consigo, a cojos, ciegos, mudos, mancos, y muchos otros, y los
pusieron a los pies de Jesús, y los sanó; |
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31 |
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de manera que la multitud se maravillaba,
viendo a los mudos hablar, a los mancos ser sanados, a los cojos andar,
y a los ciegos ver; y glorificaban al Dios de Israel. |
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32 |
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Y llamando Jesús a sus discípulos, dijo:
Tengo compasión de la multitud, porque hace ya tres días que están
conmigo, y no tienen qué comer; y enviarlos en ayunas no quiero, no sea
que desmayen en el camino. |
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33 |
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Entonces sus discípulos le dicen: ¿De
dónde obtendremos tanto pan en el desierto, para saciar a tan grande
multitud? |
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34 |
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Y Jesús les dice: ¿Cuántos panes tenéis?
Y ellos dijeron: Siete, y unos cuantos pececillos. |
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35 |
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Y mandó a la multitud que se recostase
en tierra. |
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36 |
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Y tomando los siete panes y los peces,
habiendo dado gracias, los partió y dio a sus discípulos, y los
discípulos a la multitud. |
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37 |
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Y todos comieron, y se saciaron; y
recogieron lo que sobró de los pedazos, siete canastos llenos. |
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38 |
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Y los que habían comido fueron cuatro
mil hombres, además de las mujeres y los niños. |
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39 |
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Entonces, despedida la multitud, entró
en una barca, y vino a las costas de Magdala. |
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Mateo 16 |
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1 |
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Y vinieron los fariseos y los saduceos
para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. |
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2 |
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Mas Él respondiendo, les dijo: Cuando
anochece, decís: Hará buen tiempo, porque el cielo tiene arreboles. |
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3 |
|
Y a la mañana: Hoy habrá tempestad,
porque el cielo tiene arreboles y está nublado. ¡Hipócritas! que sabéis
discernir la faz del cielo; ¿Mas las señales de los tiempos no podéis? |
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4 |
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La generación perversa y adúltera
demanda señal; mas señal no le será dada, sino la señal del profeta
Jonás. Y dejándolos, se fue. |
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5 |
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Y viniendo los discípulos al otro lado,
se habían olvidado de traer pan. |
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6 |
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Entonces Jesús les dijo: Mirad, y
guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. |
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7 |
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Y ellos hablaban entre sí, diciendo:
Esto dice porque no trajimos pan. |
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8 |
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Y entendiéndolo Jesús, les dijo: Hombres
de poca fe; ¿Por qué habláis entre vosotros, que no trajisteis pan? |
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9 |
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¿No entendéis aún, ni os acordáis de los
cinco panes entre cinco mil, y cuántas cestas alzasteis? |
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10 |
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¿Ni de los siete panes entre cuatro mil,
y cuántas canastas recogisteis? |
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11 |
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¿Cómo es que no entendéis que no por el
pan os dije, que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los
saduceos? |
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12 |
|
Entonces entendieron que no les había
dicho que se guardasen de la levadura de pan, sino de la doctrina de los
fariseos y de los saduceos. |
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13 |
|
Y viniendo Jesús a la región de Cesarea
de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres
que es el Hijo del Hombre? |
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14 |
|
Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista;
otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. |
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15 |
|
Él les dice: ¿Y vosotros quién decís que
soy yo? |
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16 |
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Y respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú
eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. |
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17 |
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Y respondiendo Jesús, le dijo:
Bienaventurado eres Simón hijo de Jonás; porque no te lo reveló carne ni
sangre, sino mi Padre que está en el cielo. |
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18 |
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Y yo también te digo que tú eres Pedro,
y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del infierno no
prevalecerán contra ella. |
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19 |
|
Y a ti te daré las llaves del reino de
los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en el cielo; y
todo lo que desatares en la tierra será desatado en el cielo. |
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20 |
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Entonces mandó a sus discípulos que a
nadie dijesen que Él era Jesús el Cristo. |
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21 |
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Desde aquel tiempo comenzó Jesús a
declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer
mucho de los ancianos, y de los príncipes de los sacerdotes y de los
escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día. |
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22 |
|
Y Pedro, tomándole aparte, comenzó a
reprenderle, diciendo: Señor, ten compasión de ti; en ninguna manera
esto te acontezca. |
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23 |
|
Entonces Él, volviéndose, dijo a Pedro:
Quítate de delante de mí Satanás; me eres tropiezo; porque no piensas en
las cosas de Dios, sino en las de los hombres. |
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24 |
|
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y
sígame. |
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25 |
|
Porque cualquiera que quisiere salvar su
vida, la perderá; y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la
hallará. |
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26 |
|
Porque, ¿qué aprovechará el hombre, si
ganare todo el mundo, y perdiere su alma? O, ¿qué recompensa dará el
hombre por su alma? |
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27 |
|
Porque el Hijo del Hombre vendrá en la
gloria de su Padre con sus ángeles; y entonces pagará a cada uno
conforme a sus obras. |
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28 |
|
De cierto os digo que hay algunos de los
que están aquí, que no gustarán la muerte, hasta que hayan visto al Hijo
del Hombre viniendo en su reino. |
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Mateo 17 |
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1 |
|
Y seis días después, Jesús tomó a Pedro,
y a Jacobo, y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; |
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2 |
|
y se transfiguró delante de ellos; y su
rostro resplandeció como el sol, y su vestidura se hizo blanca como la
luz. |
|
3 |
|
Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías,
hablando con Él. |
|
4 |
|
Entonces respondiendo Pedro, dijo a
Jesús: Señor, bueno es que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres
tabernáculos; uno para ti, uno para Moisés, y uno para Elías. |
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5 |
|
Y mientras Él aún hablaba, una nube
resplandeciente los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que dijo:
Éste es mi Hijo amado, en el cual tengo contentamiento; a Él oíd. |
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6 |
|
Y oyendo esto los discípulos, cayeron
sobre sus rostros, y temieron en gran manera. |
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7 |
|
Entonces Jesús vino y los tocó, y dijo:
Levantaos, y no temáis. |
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8 |
|
Y alzando ellos sus ojos a nadie vieron,
sino a Jesús solo. |
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9 |
|
Y cuando descendieron del monte, Jesús
les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del
Hombre resucite de los muertos. |
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10 |
|
Entonces sus discípulos le preguntaron,
diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías
venga primero? |
|
11 |
|
Y respondiendo Jesús, les dijo: A la
verdad, Elías vendrá primero, y restaurará todas las cosas. |
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12 |
|
Mas os digo que Elías ya vino, y no le
conocieron; sino que hicieron de él todo lo que quisieron: Así también
el Hijo del Hombre padecerá de ellos. |
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13 |
|
Entonces los discípulos entendieron que
les había hablado de Juan el Bautista. |
|
14 |
|
Y cuando llegaron a la multitud, vino a
Él un hombre, y cayendo de rodillas delante de Él, dijo: |
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15 |
|
Señor, ten misericordia de mi hijo, que
es lunático, y padece mucho, porque muchas veces cae en el fuego, y
muchas en el agua. |
|
16 |
|
Y le traje a tus discípulos, y no le
pudieron sanar. |
|
17 |
|
Entonces respondiendo Jesús, dijo: ¡Oh
generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros?
¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo acá. |
|
18 |
|
Y reprendió Jesús al demonio, el cual
salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. |
|
19 |
|
Entonces viniendo los discípulos a Jesús,
aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? |
|
20 |
|
Y Jesús les dijo: Por vuestra
incredulidad; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un
grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará;
y nada os será imposible. |
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21 |
|
Pero este género no sale sino por
oración y ayuno. |
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22 |
|
Y estando ellos en Galilea, Jesús les
dijo: El Hijo del Hombre será entregado en manos de hombres, |
|
23 |
|
y le matarán; pero al tercer día
resucitará. Y ellos se entristecieron en gran manera. |
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24 |
|
Y cuando llegaron a Capernaúm, vinieron
a Pedro los que cobraban los tributos, diciendo: ¿Vuestro maestro no
paga los tributos? |
|
25 |
|
Él dijo: Sí. Y entrando él en casa,
Jesús le habló antes, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la
tierra, ¿de quién cobran los impuestos o tributos? ¿De sus hijos, o de
los extranjeros? |
|
26 |
|
Pedro le dijo: De los extranjeros. Jesús
le dijo: Luego los hijos están francos. |
|
27 |
|
Mas para no ofenderles, ve al mar, y
echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle su
boca, hallarás un estatero; tómalo y dáselo por mí y por ti. |
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Mateo 18 |
|
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1 |
|
En aquella hora vinieron los discípulos
a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos? |
|
2 |
|
Y llamando Jesús a un niño, lo puso en
medio de ellos, |
|
3 |
|
y dijo: De cierto os digo: Si no os
volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. |
|
4 |
|
Cualquiera, pues, que se humillare como
este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos. |
|
5 |
|
Y cualquiera que recibiere en mi nombre
a un niño como éste, a mí me recibe. |
|
6 |
|
Y cualquiera que haga tropezar a uno de
estos pequeñitos que creen en mí; mejor le fuera que se le colgase al
cuello una piedra de molino de asno, y que se le sumergiese en lo
profundo del mar. |
|
7 |
|
¡Ay del mundo por los tropiezos! porque
necesario es que vengan tropiezos, mas ¡ay de aquel hombre por el cual
viene el tropiezo! |
|
8 |
|
Por tanto, si tu mano o tu pie te hacen
caer, córtalos y échalos de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o
manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno. |
|
9 |
|
Y si tu ojo te hace caer, sácalo y
échalo de ti; porque mejor te es entrar en la vida con un solo ojo, que
teniendo dos ojos ser echado en el fuego del infierno. |
|
10 |
|
Mirad que no tengáis en poco a uno de
estos pequeñitos; porque os digo que sus ángeles en el cielo ven siempre
la faz de mi Padre que está en el cielo. |
|
11 |
|
Porque el Hijo del Hombre vino a salvar
lo que se había perdido. |
|
12 |
|
¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien
ovejas, y se descarría una de ellas, ¿no deja las noventa y nueve y va
por los montes a buscar la que se ha descarriado? |
|
13 |
|
Y si acontece que la halla, de cierto os
digo que se regocija más por aquélla, que por las noventa y nueve que no
se descarriaron. |
|
14 |
|
Así, no es la voluntad de vuestro Padre
que está en el cielo, que se pierda uno de estos pequeñitos. |
|
15 |
|
Por tanto, si tu hermano pecare contra
ti, ve y repréndele estando tú y él solos; si te oyere, has ganado a tu
hermano. |
|
16 |
|
Mas si no te oyere, toma aún contigo uno
o dos, para que en boca de dos o tres testigos conste toda palabra. |
|
17 |
|
Y si no los oyere a ellos, dilo a la
iglesia, y si no oyere a la iglesia, tenle por étnico y publicano. |
|
18 |
|
De cierto os digo: Todo lo que atéis en
la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra,
será desatado en el cielo. |
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19 |
|
Otra vez os digo: Que si dos de vosotros
acordaren en la tierra, acerca de cualquiera cosa que pidieren, os será
hecha por mi Padre que está en el cielo. |
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20 |
|
Porque donde están dos o tres
congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. |
|
21 |
|
Entonces Pedro viniendo a Él, dijo:
Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que pecare contra mí? ¿Hasta
siete? |
|
22 |
|
Jesús le dijo: No te digo hasta siete,
sino aun hasta setenta veces siete. |
|
23 |
|
Por lo cual el reino de los cielos es
semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. |
|
24 |
|
Y comenzando a hacer cuentas, le fue
traído uno que le debía diez mil talentos. |
|
25 |
|
Mas a éste, no teniendo con qué pagar,
su señor mandó venderle, y a su esposa e hijos, con todo lo que tenía, y
que se le pagase. |
|
26 |
|
Entonces aquel siervo, postrado, le
adoraba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. |
|
27 |
|
Entonces el señor de aquel siervo, fue
movido a misericordia, y le soltó y le perdonó la deuda. |
|
28 |
|
Mas saliendo aquel siervo, halló a uno
de sus consiervos, que le debía cien denarios, y sujetándolo del cuello,
le dijo: Págame lo que me debes. |
|
29 |
|
Entonces su consiervo, postrándose a sus
pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. |
|
30 |
|
Pero él no quiso, sino fue y le echó en
la cárcel, hasta que pagase la deuda. |
|
31 |
|
Y cuando sus consiervos vieron lo que
pasaba, se entristecieron mucho, y viniendo, dijeron a su señor todo lo
que había pasado. |
|
32 |
|
Entonces llamándole su señor, le dijo:
Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné porque me rogaste. |
|
33 |
|
¿No debías también tú tener misericordia
de tu consiervo, como también yo tuve misericordia de ti? |
|
34 |
|
Entonces su señor se enojó, y le entregó
a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. |
|
35 |
|
Así también hará con vosotros mi Padre
celestial, si no perdonáis de vuestro corazón cada uno a su hermano sus
ofensas. |
|
Mateo 19 |
|
|
1 |
|
Y aconteció que cuando Jesús hubo
acabado estas palabras, se fue de Galilea, y vino a las costas de Judea
al otro lado del Jordán. |
|
2 |
|
Y le siguieron grandes multitudes, y los
sanó allí. |
|
3 |
|
Entonces vinieron a Él los fariseos,
tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su esposa por
cualquier causa? |
|
4 |
|
Él respondiendo, les dijo: ¿No habéis
leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo? |
|
5 |
|
Y dijo: Por esto dejará el hombre a su
padre y a su madre, y se unirá a su esposa, y los dos serán una sola
carne. |
|
6 |
|
Así que no son ya más dos, sino una sola
carne. Por tanto, lo que Dios unió, no lo separe el hombre. |
|
7 |
|
Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés
dar carta de divorcio, y repudiarla? |
|
8 |
|
Él les dijo: Por la dureza de vuestro
corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras esposas; pero al
principio no fue así. |
|
9 |
|
Y yo os digo: Cualquiera que repudiare a
su esposa, a no ser por causa de fornicación, y se casare con otra,
adultera; y el que se casare con la repudiada, adultera. |
|
10 |
|
Le dicen sus discípulos: Si así es la
condición del hombre con su esposa, no conviene casarse. |
|
11 |
|
Entonces Él les dijo: No todos pueden
recibir esta palabra, sino aquellos a quienes es dado. |
|
12 |
|
Porque hay eunucos que nacieron así del
vientre de su madre; y hay eunucos que fueron hechos eunucos por los
hombres, y hay eunucos que a sí mismos se hicieron eunucos por causa del
reino de los cielos. El que sea capaz de recibir esto, que lo reciba. |
|
13 |
|
Entonces le fueron presentados unos
niños, para que pusiese las manos sobre ellos, y orase; y los discípulos
les reprendieron. |
|
14 |
|
Pero Jesús dijo: Dejad a los niños venir
a mí, y no se los impidáis, porque de los tales es el reino de los
cielos. |
|
15 |
|
Y habiendo puesto sus manos sobre ellos,
partió de allí. |
|
16 |
|
Y he aquí, vino uno y le dijo: Maestro
bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? |
|
17 |
|
Y Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno?
Ninguno hay bueno, sino uno, Dios. Y si quieres entrar en la vida,
guarda los mandamientos. |
|
18 |
|
Él le dijo: ¿Cuáles? Y Jesús dijo: No
matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás. No dirás falso testimonio. |
|
19 |
|
Honra a tu padre y a tu madre; y: Amarás
a tu prójimo como a ti mismo. |
|
20 |
|
El joven le dice: Todo esto he guardado
desde mi juventud. ¿Qué más me falta? |
|
21 |
|
Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto,
ve, vende lo que tienes, y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo;
y ven y sígueme. |
|
22 |
|
Y oyendo el joven esta palabra, se fue
triste, porque tenía muchas posesiones. |
|
23 |
|
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De
cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los
cielos. |
|
24 |
|
Y otra vez os digo: Es más fácil pasar
un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de
Dios. |
|
25 |
|
Al oír esto, sus discípulos se
asombraron en gran manera, diciendo: ¿Quién, entonces, podrá ser salvo? |
|
26 |
|
Mas Jesús, mirándoles, les dijo: Con los
hombres esto es imposible, pero con Dios todo es posible. |
|
27 |
|
Entonces respondiendo Pedro, le dijo: He
aquí, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué, pues,
tendremos? |
|
28 |
|
Y Jesús les dijo: De cierto os digo: En
la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su
gloria, vosotros que me habéis seguido os sentaréis sobre doce tronos,
para juzgar a las doce tribus de Israel. |
|
29 |
|
Y cualquiera que haya dejado casas, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o esposa, o hijos, o tierras por
mi nombre, recibirá cien tantos, y heredará la vida eterna. |
|
30 |
|
Pero muchos primeros serán postreros, y
postreros, primeros. |
|
Mateo 20 |
|
|
1 |
|
Porque el reino de los cielos es
semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a
contratar obreros para su viña. |
|
2 |
|
Y habiendo acordado con los obreros en
un denario al día, los envió a su viña. |
|
3 |
|
Y saliendo cerca de la hora tercera, vio
a otros en la plaza que estaban ociosos, |
|
4 |
|
y les dijo: Id también vosotros a mi
viña, y os daré lo que sea justo. Y ellos fueron. |
|
5 |
|
Salió otra vez cerca de las horas sexta
y novena, e hizo lo mismo. |
|
6 |
|
Y saliendo cerca de la hora undécima,
halló a otros que estaban ociosos, y les dijo: ¿Por qué estáis aquí todo
el día ociosos? |
|
7 |
|
Ellos le dicen: Porque nadie nos ha
contratado. Él les dijo: Id también vosotros a la viña, y recibiréis lo
que sea justo. |
|
8 |
|
Y cuando cayó la tarde, el señor de la
viña dijo a su mayordomo: Llama a los obreros y págales el jornal,
comenzando desde los postreros hasta los primeros. |
|
9 |
|
Y viniendo los que habían ido cerca de
la hora undécima, recibieron cada uno un denario. |
|
10 |
|
Y cuando vinieron los primeros, pensaban
que habían de recibir más, pero ellos también recibieron cada uno un
denario. |
|
11 |
|
Y al recibirlo, murmuraban contra el
padre de familia, |
|
12 |
|
diciendo: Estos postreros han trabajado
sólo una hora, y los has hecho iguales a nosotros, que hemos llevado la
carga y el calor del día. |
|
13 |
|
Mas él respondiendo, dijo a uno de
ellos: Amigo, no te hago agravio; ¿no acordaste conmigo por un denario? |
|
14 |
|
Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero
dar a este postrero igual que a ti. |
|
15 |
|
¿No me es lícito hacer lo que quiero con
lo mío? ¿O es malo tu ojo porque yo soy bueno? |
|
16 |
|
Así, los primeros serán postreros, y los
postreros, primeros: Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos. |
|
17 |
|
Y subiendo Jesús a Jerusalén, tomó a sus
doce discípulos aparte en el camino, y les dijo: |
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18 |
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He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo
del Hombre será entregado a los príncipes de los sacerdotes y a los
escribas, y le condenarán a muerte; |
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19 |
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y le entregarán a los gentiles para ser
escarnecido, azotado, y crucificado, mas al tercer día resucitará. |
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20 |
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Entonces vino a Él la madre de los hijos
de Zebedeo con sus hijos, adorándole y pidiéndole algo. |
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21 |
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Y Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo:
Concede que en tu reino se sienten estos mis dos hijos, el uno a tu mano
derecha, y el otro a tu izquierda. |
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22 |
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Entonces Jesús respondiendo, dijo: No
sabéis lo que pedís: ¿Podéis beber la copa que yo he de beber, y ser
bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado? Ellos le dijeron:
Podemos. |
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23 |
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Y Él les dice: A la verdad de mi copa
beberéis, y seréis bautizados con el bautismo que yo soy bautizado, pero
el sentaros a mi mano derecha y a mi izquierda, no es mío darlo, sino a
aquellos para quienes está aparejado por mi Padre. |
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24 |
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Y oyéndolo los diez, se indignaron
contra los dos hermanos. |
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25 |
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Entonces Jesús, llamándolos, dijo:
Sabéis que los príncipes de los gentiles se enseñorean sobre ellos, y
los que son grandes ejercen sobre ellos autoridad. |
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26 |
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Mas entre vosotros no será así, sino que
el que quisiere ser grande entre vosotros, sea vuestro servidor, |
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27 |
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y el que quisiere ser el primero entre
vosotros, sea vuestro servidor, |
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28 |
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así como el Hijo del Hombre no vino para
ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos. |
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29 |
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Y saliendo ellos de Jericó, una gran
multitud les seguía. |
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30 |
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Y he aquí, dos ciegos sentados junto al
camino, cuando oyeron que Jesús pasaba, clamaron, diciendo: ¡Señor, Hijo
de David, ten misericordia de nosotros! |
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31 |
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Y la multitud les reprendía para que
callasen; pero ellos más clamaban, diciendo: ¡Señor, Hijo de David, ten
misericordia de nosotros! |
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32 |
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Y deteniéndose Jesús, los llamó, y les
dijo: ¿Qué queréis que os haga? |
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33 |
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Ellos le dijeron: Señor, que sean
abiertos nuestros ojos. |
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34 |
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Entonces Jesús, teniendo compasión de
ellos, tocó sus ojos, y al instante sus ojos recibieron la vista; y le
siguieron. |
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Mateo 21 |
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1 |
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Y cuando se acercaron a Jerusalén, y
vinieron a Betfagé, al monte de los Olivos; entonces Jesús envió dos
discípulos, |
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2 |
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diciéndoles: Id a la aldea que está
delante de vosotros, y luego hallaréis una asna atada, y un pollino con
ella; desatadla, y traédmelos. |
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3 |
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Y si alguno os dijere algo, decid: El
Señor los necesita; y luego los enviará. |
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4 |
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Todo esto fue hecho para que se
cumpliese lo que fue dicho por el profeta, que dijo: |
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5 |
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Decid a la hija de Sión: He aquí tu Rey
viene a ti, manso, y sentado sobre una asna, y un pollino hijo de animal
de yugo. |
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6 |
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Y los discípulos fueron, e hicieron como
Jesús les mandó; |
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7 |
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y trajeron el asna y el pollino, y
pusieron sobre ellos sus mantos, y le sentaron encima. |
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8 |
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Y la multitud, que era muy numerosa,
tendía sus mantos en el camino, y otros cortaban ramas de los árboles y
las tendían en el camino. |
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9 |
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Y las multitudes que iban delante y los
que iban detrás aclamaban, diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito
el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas! |
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10 |
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Y entrando Él en Jerusalén, toda la
ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es Éste? |
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11 |
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Y la multitud decía: Éste es Jesús el
profeta, de Nazaret de Galilea. |
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12 |
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Y entró Jesús en el templo de Dios, y
echó fuera a todos los que vendían y compraban en el templo, y trastornó
las mesas de los cambistas, y las sillas de los que vendían palomas; |
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13 |
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y les dijo: Escrito está: Mi casa, casa
de oración será llamada, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones. |
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14 |
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Y los ciegos y los cojos venían a Él en
el templo, y los sanaba. |
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15 |
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Y cuando los príncipes de los sacerdotes
y los escribas vieron las maravillas que hacía, y a los muchachos
aclamando en el templo y diciendo: ¡Hosanna al Hijo de David! se
indignaron, |
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16 |
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y le dijeron: ¿Oyes lo que éstos dicen?
Y Jesús les dice: Sí: ¿Nunca leísteis: De la boca de los niños y de los
que maman perfeccionaste la alabanza? |
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17 |
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Y dejándolos, salió fuera de la ciudad,
a Betania; y posó allí. |
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18 |
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Y por la mañana volviendo a la ciudad,
tuvo hambre. |
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19 |
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Y viendo una higuera cerca del camino,
vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente, y le dijo:
Nunca más nazca fruto de ti, por siempre. Y al instante se secó la
higuera. |
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20 |
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Y viéndolo los discípulos, maravillados
dijeron: ¡Cómo es que tan pronto se secó la higuera! |
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21 |
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Y respondiendo Jesús les dijo: De cierto
os digo que si tuviereis fe, y no dudareis, no sólo haréis esto de la
higuera, sino que si a este monte dijereis: Quítate y échate en el mar,
será hecho. |
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22 |
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Y todo lo que pidieres en oración,
creyendo, lo recibiréis. |
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23 |
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Y cuando vino al templo, mientras
enseñaba, vinieron los príncipes de los sacerdotes y los ancianos del
pueblo, diciendo: ¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Y quién te dio
esta autoridad? |
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24 |
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Y respondiendo Jesús, les dijo: Yo
también os preguntaré una cosa, la cual si me respondiereis, también yo
os diré con qué autoridad hago estas cosas. |
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25 |
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El bautismo de Juan, ¿de dónde era? ¿Del
cielo, o de los hombres? Ellos entonces hablaban entre sí, diciendo: Si
dijéremos del cielo, nos dirá: ¿Por qué, pues, no le creísteis? |
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26 |
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Y si dijéremos, de los hombres, tememos
al pueblo; porque todos tienen a Juan por profeta. |
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27 |
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Y respondiendo a Jesús, dijeron: No
sabemos. Y Él les dijo: Tampoco yo os digo con qué autoridad hago estas
cosas. |
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28 |
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Mas, ¿qué os parece? Un hombre tenía dos
hijos, y llegando al primero le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. |
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29 |
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Y respondiendo él, dijo: No quiero; pero
después, arrepentido, fue. |
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30 |
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Y vino al segundo, y le dijo de la misma
manera; y respondiendo él, dijo: Yo señor, voy, y no fue. |
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31 |
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¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su
padre? Ellos le dijeron: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo,
que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de
Dios. |
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32 |
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Porque vino a vosotros Juan en camino de
justicia, y no le creísteis; y los publicanos y las rameras le creyeron;
y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle. |
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33 |
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Oíd otra parábola: Hubo un hombre, padre
de familia, el cual plantó una viña, y la cercó de vallado, y cavó en
ella un lagar, y edificó una torre, y la arrendó a labradores, y se fue
lejos. |
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34 |
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Y cuando se acercó el tiempo de los
frutos, envió sus siervos a los labradores, para que recibiesen sus
frutos. |
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35 |
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Mas los labradores, tomando a los
siervos, golpearon a uno, y a otro mataron, y a otro apedrearon. |
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36 |
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Otra vez, envió otros siervos, más que
los primeros; e hicieron con ellos de la misma manera. |
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37 |
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Y a la postre les envió su hijo,
diciendo: Respetarán a mi hijo. |
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38 |
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Mas los labradores cuando vieron al hijo,
dijeron entre sí: Éste es el heredero, venid, matémosle, y apoderémonos
de su heredad. |
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39 |
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Y tomándole, le echaron fuera de la viña,
y le mataron. |
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40 |
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Cuando viniere, pues, el señor de la
viña, ¿qué hará a aquellos labradores? |
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41 |
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Ellos le dijeron: A los malos destruirá
sin misericordia, y su viña arrendará a otros labradores, que le paguen
el fruto a su tiempo. |
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42 |
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Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las
Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, ha venido a ser
cabeza de ángulo: El Señor ha hecho esto, y es cosa maravillosa en
nuestros ojos? |
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43 |
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Por tanto os digo: El reino de Dios será
quitado de vosotros, y será dado a una nación que produzca los frutos de
él. |
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44 |
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Y el que cayere sobre esta piedra, será
quebrantado; y sobre quien ella cayere, le desmenuzará. |
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45 |
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Y oyendo sus parábolas los príncipes de
los sacerdotes y los fariseos, entendieron que hablaba de ellos. |
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46 |
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Pero cuando buscaron cómo echarle mano,
temieron al pueblo; porque le tenían por profeta. |