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Mateo 1 |
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1 |
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El libro de la generación de Jesucristo,
hijo de David, hijo de Abraham. |
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2 |
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Abraham engendró a Isaac; e Isaac
engendró a Jacob; y Jacob engendró a Judá y a sus hermanos; |
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3 |
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y Judá engendró de Tamar a Fares y a
Zara: Y Fares engendró a Esrom, y Esrom engendró a Aram; |
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4 |
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y Aram engendró a Aminadab; y Aminadab
engendró a Naasón; y Naasón engendró a Salmón; |
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5 |
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y Salmón engendró de Rahab a Boaz; y
Boaz engendró a Obed de Ruth; y Obed engendró a Isaí; |
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6 |
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e Isaí engendró al rey David; y el rey
David engendró a Salomón de la que fue esposa de Urías, |
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7 |
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y Salomón engendró a Roboam; y Roboam
engendró a Abía; y Abía engendró a Asa; |
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8 |
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y Asa engendró a Josafat; y Josafat
engendró a Joram; y Joram engendró a Ozías; |
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9 |
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y Ozías engendró a Jotam; y Jotam
engendró a Acaz; y Acaz engendró a Ezequías; |
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10 |
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y Ezequías engendró a Manasés; y Manasés
engendró a Amón; y Amón engendró a Josías; |
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11 |
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y Josías engendró a Jeconías y a sus
hermanos, en el tiempo en que fueron expatriados a Babilonia. |
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12 |
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Y después que fueron traídos a Babilonia,
Jeconías engendró a Salatiel; y Salatiel engendró a Zorobabel; |
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13 |
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y Zorobabel engendró a Abiud; y Abiud
engendró a Eliaquim; y Eliaquim engendró a Azor; |
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14 |
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y Azor engendró a Sadoc; y Sadoc
engendró a Aquim; y Aquim engendró a Eliud; |
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15 |
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y Eliud engendró a Eleazar; y Eleazar
engendró a Matán; y Matán engendró a Jacob; |
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16 |
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y Jacob engendró a José esposo de María,
de la cual nació Jesús, quien es llamado Cristo. |
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17 |
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De manera que todas las generaciones
desde Abraham hasta David son catorce generaciones; y de David hasta la
expatriación a Babilonia son catorce generaciones; y desde la
expatriación a Babilonia hasta Cristo son catorce generaciones. |
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18 |
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El nacimiento de Jesucristo fue así:
Estando María su madre desposada con José, antes que se juntasen, se
halló que había concebido del Espíritu Santo, |
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19 |
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y José su marido, como era hombre justo,
y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. |
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20 |
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Y pensando él en esto, he aquí el ángel
del Señor le apareció en un sueño, diciendo: José hijo de David, no
temas recibir a María tu esposa; porque lo que en ella es engendrado,
del Espíritu Santo es. |
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21 |
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Y dará a luz un hijo, y llamarás su
nombre JESÚS; porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. |
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22 |
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Todo esto aconteció para que se
cumpliese lo que fue dicho del Señor, por el profeta que dijo: |
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23 |
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He aquí una virgen concebirá y dará a
luz un hijo, y llamarás su nombre Emmanuel, que interpretado es: Dios
con nosotros. |
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24 |
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Y despertando José del sueño, hizo como
el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su esposa, |
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25 |
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pero no la conoció hasta que dio a luz a
su hijo primogénito; y llamó su nombre JESÚS. |
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Mateo 2 |
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1 |
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Y cuando Jesús nació en Belén de Judea
en días del rey Herodes, he aquí unos hombres sabios del oriente
vinieron a Jerusalén, |
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2 |
|
diciendo: ¿Dónde está el Rey de los
judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y
venimos a adorarle. |
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3 |
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Oyendo esto el rey Herodes, se turbó, y
toda Jerusalén con él; |
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4 |
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y convocando a todos los príncipes de
los sacerdotes, y a los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de
nacer el Cristo; |
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5 |
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y ellos le dijeron: En Belén de Judea;
porque así está escrito por el profeta: |
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6 |
|
Y tú Belén, de la tierra de Judá, no
eres la más pequeña entre los príncipes de Judá; porque de ti saldrá un
Guiador, que apacentará a mi pueblo Israel. |
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7 |
|
Entonces Herodes, llamando en secreto a
los sabios, inquirió de ellos diligentemente el tiempo de la aparición
de la estrella; |
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8 |
|
y enviándolos a Belén, dijo: Id y
preguntad con diligencia por el niño; y cuando le hubiereis hallado,
hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. |
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9 |
|
Y ellos, habiendo oído al rey, se fueron;
y he aquí la estrella que habían visto en el oriente iba delante de
ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño. |
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10 |
|
Y al ver la estrella, se regocijaron con
muy grande gozo. |
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11 |
|
Y entrando en la casa, vieron al niño
con María su madre, y postrándose lo adoraron; y abriendo sus tesoros,
le ofrecieron dones, oro, incienso y mirra. |
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12 |
|
Y siendo avisados por Dios en un sueño
que no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino. |
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13 |
|
Y habiendo ellos partido, he aquí el
ángel del Señor apareció en un sueño a José, diciendo: Levántate, toma
al niño y a su madre, y huye a Egipto, y quédate allá hasta que yo te
diga; porque Herodes buscará al niño para matarlo. |
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14 |
|
Y despertando él, tomó de noche al niño
y a su madre y se fue a Egipto; |
|
15 |
|
y estuvo allá hasta la muerte de Herodes;
para que se cumpliese lo que fue dicho del Señor por el profeta,
diciendo: De Egipto llamé a mi Hijo. |
|
16 |
|
Herodes entonces, al verse burlado de
los sabios, se llenó de ira, y mandó matar a todos los niños de dos años
para abajo que había en Belén y en todos sus alrededores, conforme al
tiempo que había inquirido de los sabios. |
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17 |
|
Entonces se cumplió lo que fue dicho por
el profeta Jeremías, que dijo: |
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18 |
|
Voz fue oída en Ramá, lamentación, lloro
y gemido grande, Raquel que llora a sus hijos, y no quiso ser consolada,
porque perecieron. |
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19 |
|
Y muerto Herodes, he aquí, un ángel del
Señor apareció en un sueño a José en Egipto, |
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20 |
|
diciendo: Levántate, toma al niño y a su
madre, y vete a la tierra de Israel; porque han muerto los que
procuraban la muerte del niño. |
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21 |
|
Entonces él se levantó, y tomó al niño y
a su madre, y vino a tierra de Israel. |
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22 |
|
Mas oyendo que Arquelao reinaba en Judea
en lugar de Herodes su padre, temió ir allá. Y siendo avisado por Dios
en un sueño, se fue a la región de Galilea, |
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23 |
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y vino y habitó en la ciudad que se
llama Nazaret; para que se cumpliese lo dicho por los profetas, que
habría de ser llamado nazareno. |
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Mateo 3 |
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1 |
|
En aquellos días vino Juan el Bautista
predicando en el desierto de Judea, |
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2 |
|
y diciendo: Arrepentíos, porque el reino
de los cielos se ha acercado. |
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3 |
|
Porque éste es aquél de quien habló el
profeta Isaías, diciendo: Voz del que clama en el desierto: Aparejad el
camino del Señor: Enderezad sus sendas. |
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4 |
|
Y Juan mismo tenía su vestidura de pelo
de camello, y un cinto de cuero alrededor de sus lomos; y su comida era
langostas y miel silvestre. |
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5 |
|
Entonces salía a él Jerusalén, y toda
Judea, y toda la región de alrededor del Jordán; |
|
6 |
|
y eran bautizados por él en el Jordán,
confesando sus pecados. |
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7 |
|
Y al ver él que muchos de los fariseos y
de los saduceos venían a su bautismo, les decía: Generación de víboras,
¿quién os enseñó a huir de la ira que vendrá? |
|
8 |
|
Haced, pues, frutos dignos de
arrepentimiento, |
|
9 |
|
y no penséis decir dentro de vosotros
mismos: A Abraham tenemos por padre; porque yo os digo que Dios puede
levantar hijos a Abraham aun de estas piedras. |
|
10 |
|
Y ya también el hacha está puesta a la
raíz de los árboles; y todo árbol que no da buen fruto es cortado y
echado en el fuego. |
|
11 |
|
Yo a la verdad os bautizo en agua para
arrepentimiento; mas el que viene tras mí, es más poderoso que yo; cuyo
calzado no soy digno de llevar; Él os bautizará con el Espíritu Santo, y
con fuego. |
|
12 |
|
Su aventador está en su mano, y limpiará
su era; y recogerá su trigo en el alfolí, y quemará la paja en fuego que
nunca se apagará. |
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13 |
|
Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al
Jordán, para ser bautizado por él. |
|
14 |
|
Pero Juan le resistía, diciendo: Yo
necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? |
|
15 |
|
Pero Jesús respondió, y le dijo: Deja
ahora; porque nos es preciso cumplir así toda justicia. Entonces le dejó. |
|
16 |
|
Y Jesús, después que fue bautizado,
subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al
Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre Él. |
|
17 |
|
Y he aquí una voz del cielo que decía:
Éste es mi Hijo amado, en quien tengo contentamiento. |
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Mateo 4 |
|
|
1 |
|
Entonces Jesús fue llevado por el
Espíritu al desierto, para ser tentado por el diablo. |
|
2 |
|
Y después que hubo ayunado cuarenta días
y cuarenta noches, tuvo hambre. |
|
3 |
|
Y vino a Él el tentador, y le dijo: Si
eres el Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. |
|
4 |
|
Mas Él respondiendo dijo: Escrito está:
No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la
boca de Dios. |
|
5 |
|
Entonces el diablo le lleva a la santa
ciudad, y le pone sobre el pináculo del templo, |
|
6 |
|
y le dice: Si eres el Hijo de Dios,
échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y
en sus manos te sostendrán para que no tropieces con tu pie en piedra. |
|
7 |
|
Jesús le dijo: Escrito está también: No
tentarás al Señor tu Dios. |
|
8 |
|
Otra vez el diablo le lleva a un monte
muy alto, y le muestra todos los reinos del mundo, y la gloria de ellos, |
|
9 |
|
y le dice: Todo esto te daré, si
postrado me adorares. |
|
10 |
|
Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás,
que escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a Él sólo servirás. |
|
11 |
|
Entonces el diablo le dejó, y he aquí,
ángeles vinieron y le servían. |
|
12 |
|
Y cuando Jesús oyó que Juan había sido
encarcelado, se fue a Galilea; |
|
13 |
|
y dejando Nazaret, vino y habitó en
Capernaúm, ciudad marítima, en los confines de Zabulón y Neftalí; |
|
14 |
|
para que se cumpliese lo dicho por el
profeta Isaías, que dijo: |
|
15 |
|
Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; |
|
16 |
|
El pueblo asentado en tinieblas vio gran
luz: Y a los asentados en región y sombra de muerte: Luz les
resplandeció. |
|
17 |
|
Desde entonces comenzó Jesús a predicar,
y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. |
|
18 |
|
Y andando Jesús junto al mar de Galilea,
vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que
echaban la red en el mar; porque eran pescadores. |
|
19 |
|
Y les dijo: Venid en pos de mí, y yo os
haré pescadores de hombres. |
|
20 |
|
Ellos entonces, dejando luego las redes,
le siguieron. |
|
21 |
|
Y pasando de allí, vio a otros dos
hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con
Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. |
|
22 |
|
Y ellos, dejando luego la barca y a su
padre, le siguieron. |
|
23 |
|
Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando
en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y
sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. |
|
24 |
|
Y corría su fama por toda Siria. Y le
traían a todos los enfermos que eran tomados de diversas enfermedades y
tormentos; los endemoniados, los lunáticos y los paralíticos; y los
sanaba. |
|
25 |
|
Y le seguían grandes multitudes de
Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. |
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Mateo 5 |
|
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1 |
|
Y viendo las multitudes, subió al monte;
y sentándose, sus discípulos vinieron a Él. |
|
2 |
|
Y abriendo su boca, les enseñaba,
diciendo: |
|
3 |
|
Bienaventurados los pobres en espíritu;
porque de ellos es el reino de los cielos. |
|
4 |
|
Bienaventurados los que lloran; porque
ellos serán consolados. |
|
5 |
|
Bienaventurados los mansos; porque ellos
heredarán la tierra. |
|
6 |
|
Bienaventurados los que tienen hambre y
sed de justicia; porque ellos serán saciados. |
|
7 |
|
Bienaventurados los misericordiosos;
porque ellos alcanzarán misericordia. |
|
8 |
|
Bienaventurados los de limpio corazón;
porque ellos verán a Dios. |
|
9 |
|
Bienaventurados los pacificadores;
porque ellos serán llamados hijos de Dios. |
|
10 |
|
Bienaventurados los que padecen
persecución por causa de la justicia; porque de ellos es el reino de los
cielos. |
|
11 |
|
Bienaventurados sois cuando por mi causa
os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros,
mintiendo. |
|
12 |
|
Regocijaos y alegraos; porque vuestro
galardón es grande en el cielo; porque así persiguieron a los profetas
que fueron antes de vosotros. |
|
13 |
|
Vosotros sois la sal de la tierra; pero
si la sal perdiere su sabor, ¿con qué será salada? No sirve más para
nada, sino para ser echada fuera y ser hollada de los hombres. |
|
14 |
|
Vosotros sois la luz del mundo. Una
ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. |
|
15 |
|
Ni se enciende un candil y se pone
debajo del almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que
están en casa. |
|
16 |
|
Así alumbre vuestra luz delante de los
hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro
Padre que está en el cielo. |
|
17 |
|
No penséis que he venido para abrogar la
ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. |
|
18 |
|
Porque de cierto os digo que hasta que
pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley,
hasta que todo sea cumplido. |
|
19 |
|
De manera que cualquiera que quebrantare
uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñare a los hombres,
muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que
los hiciere y enseñare, éste será llamado grande en el reino de los
cielos. |
|
20 |
|
Porque os digo que si vuestra justicia
no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el
reino de los cielos. |
|
21 |
|
Oísteis que fue dicho por los antiguos:
No matarás; y cualquiera que matare estará expuesto a juicio. |
|
22 |
|
Mas yo os digo que cualquiera que sin
razón se enojare contra su hermano, estará en peligro del juicio; y
cualquiera que dijere a su hermano: Raca, estará en peligro del
concilio; mas cualquiera que le dijere: Fatuo, estará expuesto al
infierno de fuego. |
|
23 |
|
Por tanto, si trajeres tu ofrenda al
altar, y allí te acordares que tu hermano tiene algo contra ti; |
|
24 |
|
deja allí tu ofrenda delante del altar,
y ve, y reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta
tu ofrenda. |
|
25 |
|
Concíliate presto con tu adversario,
entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te
entregue al juez, y el juez te entregue al alguacil, y seas echado en la
cárcel. |
|
26 |
|
De cierto te digo que no saldrás de allí,
hasta que pagues el último cuadrante. |
|
27 |
|
Oísteis que fue dicho por los antiguos:
No cometerás adulterio. |
|
28 |
|
Mas yo os digo que cualquiera que mira a
una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. |
|
29 |
|
Por tanto, si tu ojo derecho te es
ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda
uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno. |
|
30 |
|
Y si tu mano derecha te es ocasión de
caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que uno de tus miembros
se pierda, y no que todo tu cuerpo sea lanzado al infierno. |
|
31 |
|
También fue dicho: Cualquiera que
repudiare a su esposa, déle carta de divorcio. |
|
32 |
|
Pero yo os digo que cualquiera que
repudiare a su esposa, salvo por causa de fornicación, hace que ella
adultere; y el que se casa con la divorciada, comete adulterio. |
|
33 |
|
Además, oísteis que fue dicho por los
antiguos: No perjurarás; mas cumplirás al Señor tus juramentos. |
|
34 |
|
Pero yo os digo: No juréis en ninguna
manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; |
|
35 |
|
ni por la tierra, porque es el estrado
de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. |
|
36 |
|
Ni por tu cabeza jurarás, porque no
puedes hacer blanco o negro un solo cabello. |
|
37 |
|
Mas sea vuestro hablar: Sí, sí: No, no;
porque lo que es más de esto, de mal procede. |
|
38 |
|
Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y
diente por diente. |
|
39 |
|
Pero yo os digo: No resistáis el mal;
antes a cualquiera que te hiriere en la mejilla derecha, vuélvele
también la otra; |
|
40 |
|
y a cualquiera que te demandare ante la
ley y tomare tu túnica, déjale tomar también la capa; |
|
41 |
|
y cualquiera que te obligare a ir una
milla, ve con él dos. |
|
42 |
|
Al que te pidiere, dale; y al que
quisiere tomar de ti prestado, no le rehúses. |
|
43 |
|
Oísteis que fue dicho: Amarás a tu
prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. |
|
44 |
|
Pero yo os digo: Amad a vuestros
enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os
aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; |
|
45 |
|
para que seáis hijos de vuestro Padre
que está en el cielo; porque Él hace que su sol salga sobre malos y
buenos; y envía lluvia sobre justos e injustos. |
|
46 |
|
Porque si amáis a los que os aman, ¿qué
recompensa tendréis? ¿No hacen también así los publicanos? |
|
47 |
|
Y si saludáis sólo a vuestros hermanos,
¿qué hacéis de más? ¿No hacen también así los publicanos? |
|
48 |
|
Sed, pues, vosotros perfectos, como
vuestro Padre que está en el cielo es perfecto. |
|
Mateo 6 |
|
|
1 |
|
Mirad que no hagáis vuestras limosnas
delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no
tenéis recompensa de vuestro Padre que está en el cielo. |
|
2 |
|
Cuando, pues, des limosna, no hagas
tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas
y en las calles, para ser alabados de los hombres; de cierto os digo: Ya
tienen su recompensa. |
|
3 |
|
Mas cuando tú des limosna, no sepa tu
mano izquierda lo que hace tu mano derecha. |
|
4 |
|
Que tu limosna sea en secreto, y tu
Padre que ve en lo secreto, Él te recompensará en público. |
|
5 |
|
Y cuando ores, no seas como los
hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las
esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres. De cierto os
digo: Ya tienen su recompensa. |
|
6 |
|
Mas tú, cuando ores, entra en tu alcoba,
y cerrada tu puerta ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que
ve en lo secreto, te recompensará en público. |
|
7 |
|
Y cuando ores, no uses vanas
repeticiones, como hacen los gentiles; que piensan que por su parlería
serán oídos. |
|
8 |
|
No seáis, pues, semejantes a ellos;
porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que
vosotros le pidáis. |
|
9 |
|
Vosotros, pues, oraréis así: Padre
nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre. |
|
10 |
|
Venga tu reino. Hágase tu voluntad en la
tierra, así como en el cielo. |
|
11 |
|
El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. |
|
12 |
|
Y perdónanos nuestras deudas, como
también nosotros perdonamos a nuestros deudores. |
|
13 |
|
Y no nos metas en tentación, mas
líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por
siempre. Amén. |
|
14 |
|
Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros. |
|
15 |
|
Mas si no perdonáis a los hombres sus
ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. |
|
16 |
|
Y cuando ayunéis, no seáis austeros,
como los hipócritas; que demudan sus rostros para parecer a los hombres
que ayunan. De cierto os digo que ya tienen su recompensa. |
|
17 |
|
Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y
lava tu rostro; |
|
18 |
|
para no parecer a los hombres que ayunas,
sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto, te
recompensará en público. |
|
19 |
|
No os hagáis tesoros en la tierra, donde
la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan. |
|
20 |
|
Mas haceos tesoros en el cielo, donde ni
la polilla, ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. |
|
21 |
|
Porque donde esté vuestro tesoro, allí
estará también vuestro corazón. |
|
22 |
|
La lámpara del cuerpo es el ojo; así que,
si tu ojo fuere sincero, todo tu cuerpo estará lleno de luz. |
|
23 |
|
Mas si tu ojo fuere maligno, todo tu
cuerpo estará en oscuridad. Así que, si la luz que hay en ti es
tinieblas, ¿cuánto más lo serán las mismas tinieblas? |
|
24 |
|
Ninguno puede servir a dos señores;
porque o aborrecerá al uno, y amará al otro; o apreciará al uno, y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. |
|
25 |
|
Por tanto os digo: No os afanéis por
vuestra vida, qué habéis de comer, o qué habéis de beber; ni por vuestro
cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el
cuerpo más que el vestido? |
|
26 |
|
Mirad las aves del cielo, que no
siembran, ni siegan, ni recogen en alfolíes; y vuestro Padre celestial
las alimenta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas? |
|
27 |
|
¿Y quién de vosotros podrá, por mucho
que se afane, añadir a su estatura un codo? |
|
28 |
|
Y por el vestido, ¿por qué os afanáis?
Considerad los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; |
|
29 |
|
pero os digo, que ni aun Salomón con
toda su gloria se vistió como uno de ellos. |
|
30 |
|
Y si a la hierba del campo que hoy es, y
mañana es echada en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por
vosotros, hombres de poca fe? |
|
31 |
|
Por tanto, no os afanéis, diciendo: ¿Qué
comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? |
|
32 |
|
Porque los gentiles buscan todas estas
cosas; mas vuestro Padre celestial sabe que de todas estas cosas tenéis
necesidad. |
|
33 |
|
Mas buscad primeramente el reino de Dios
y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. |
|
34 |
|
Así que, no os afanéis por el mañana,
que el mañana traerá su afán. Bástele al día su propio mal. |
|
Mateo 7 |
|
|
1 |
|
No juzguéis, para que no seáis juzgados. |
|
2 |
|
Porque con el juicio con que juzgáis,
seréis juzgados, y con la medida con que medís, os volverán a medir. |
|
3 |
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¿Y por qué miras la paja que está en el
ojo de tu hermano, y no consideras la viga que está en tu propio ojo? |
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4 |
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¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar
la paja de tu ojo, y he aquí, una viga en tu propio ojo? |
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5 |
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¡Hipócrita! saca primero la viga de tu
propio ojo, entonces mirarás claramente para sacar la paja del ojo de tu
hermano. |
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6 |
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No deis lo santo a los perros; ni echéis
vuestras perlas delante de los puercos, no sea que las pisoteen, y se
vuelvan y os despedacen. |
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7 |
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Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. |
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8 |
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Porque todo aquel que pide, recibe; y el
que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. |
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9 |
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¿Y qué hombre hay de vosotros, a quien
si su hijo le pidiere pan, le daría una piedra? |
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10 |
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¿O si le pidiere un pez, le daría una
serpiente? |
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11 |
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Y si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en
el cielo dará buenas cosas a los que le pidan? |
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12 |
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Así que, todas las cosas que queráis que
los hombres os hagan, así también haced vosotros a ellos; porque esto es
la ley y los profetas. |
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13 |
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Entrad por la puerta estrecha; porque
ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a perdición y muchos
son los que entran por ella. |
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14 |
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Porque estrecha es la puerta, y angosto
el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. |
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15 |
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Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros vestidos de ovejas, mas por dentro son lobos rapaces. |
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16 |
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Por sus frutos los conoceréis. ¿Se
recogen uvas de los espinos, o higos de los abrojos? |
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17 |
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Así todo buen árbol da buenos frutos,
mas el árbol malo da malos frutos. |
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18 |
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El árbol bueno no puede dar frutos malos,
ni el árbol malo dar frutos buenos. |
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19 |
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Todo árbol que no da buen fruto es
cortado y echado en el fuego. |
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20 |
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Así que, por sus frutos los conoceréis. |
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21 |
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No todo el que me dice: Señor, Señor,
entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi
Padre que está en el cielo. |
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22 |
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Muchos me dirán en aquel día: Señor,
Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera
demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? |
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23 |
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Y entonces les protestaré: Nunca os
conocí; apartaos de mí, obradores de maldad. |
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24 |
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Cualquiera, pues, que oye estas mis
palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su
casa sobre la roca. |
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25 |
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Y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque
estaba fundada sobre la roca. |
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26 |
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Y todo el que oye estas mis palabras y
no las hace, será comparado al hombre insensato, que edificó su casa
sobre la arena; |
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27 |
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y descendió lluvia, y vinieron ríos, y
soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó; y fue
grande su ruina. |
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28 |
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Y fue que, cuando Jesús hubo acabado
estas palabras, la gente se maravillaba de su doctrina; |
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29 |
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porque les enseñaba como quien tiene
autoridad, y no como los escribas. |