Números 19-27


 
Números 19
 
  1   Y Jehová habló a Moisés y a Aarón, diciendo:
  2   Ésta es la ordenanza de la ley que Jehová ha prescrito, diciendo: Di a los hijos de Israel que te traigan una vaca alazana, perfecta, en la cual no haya falta, sobre la cual no se haya puesto yugo:
  3   Y la daréis a Eleazar el sacerdote, y él la sacará fuera del campo, y la hará degollar en su presencia.
  4   Y tomará Eleazar el sacerdote de su sangre con su dedo, y rociará hacia la delantera del tabernáculo de la congregación con la sangre de ella siete veces;
  5   Y hará quemar la vaca ante sus ojos: su cuero y su carne y su sangre, con su estiércol, hará quemar.
  6   Luego tomará el sacerdote madera de cedro, e hisopo, y escarlata, y lo echará en medio del fuego en que arde la vaca.
  7   Entonces el sacerdote lavará sus vestiduras, lavará también su carne con agua, y después entrará en el campamento; y el sacerdote será inmundo hasta la tarde.
  8   Asimismo el que la quemó, lavará sus vestiduras en agua, también lavará en agua su carne, y será inmundo hasta la tarde.
  9   Y un hombre limpio recogerá las cenizas de la vaca, y las pondrá fuera del campamento en lugar limpio, y las guardará la congregación de los hijos de Israel para el agua de separación: es una expiación.
  10   Y el que recogió las cenizas de la vaca, lavará sus vestiduras, y será inmundo hasta la tarde: y será para los hijos de Israel, y para el extranjero que peregrina entre ellos, por estatuto perpetuo.
  11   El que tocare el cadáver de cualquier persona, siete días será inmundo:
  12   Éste se purificará al tercer día con esta agua, y al séptimo día será limpio; y si al tercer día no se purificare, no será limpio al séptimo día.
  13   Cualquiera que tocare un cadáver, de cualquier persona que estuviere muerta, y no se purificare, el tabernáculo de Jehová contaminó; y aquella persona será cortada de Israel: por cuanto el agua de la separación no fue rociada sobre él, inmundo será; y su inmundicia será sobre él.
  14   Ésta es la ley para cuando alguno muriere en la tienda: cualquiera que entrare en la tienda y todo lo que estuviere en ella, será inmundo siete días.
  15   Y todo vaso abierto, sobre el cual no hubiere tapadera bien ajustada, será inmundo.
  16   Y cualquiera que en campo abierto tocare a alguno que ha sido muerto a espada, o un cuerpo muerto, o hueso humano, o sepulcro, siete días será inmundo.
  17   Y para el inmundo tomarán de la ceniza de la vaca quemada de la expiación, y echarán sobre ella agua viva en un vaso:
  18   Y un hombre limpio tomará hisopo, y lo mojará en el agua, y rociará sobre la tienda, y sobre todos los muebles, y sobre las personas que allí estuvieren, y sobre aquel que hubiere tocado el hueso, o el asesinado, o el muerto, o el sepulcro:
  19   Y el limpio rociará sobre el inmundo al tercero y al séptimo día: y cuando lo habrá purificado al día séptimo, él lavará luego sus vestiduras, y a sí mismo se lavará con agua, y será limpio a la tarde.
  20   Y el que fuere inmundo, y no se purificare, la tal persona será cortada de entre la congregación, por cuanto contaminó el tabernáculo de Jehová: no fue rociada sobre él el agua de separación, es inmundo.
  21   Y les será por estatuto perpetuo: también el que rociare el agua de la separación lavará sus vestiduras; y el que tocare el agua de la separación, será inmundo hasta la tarde.
  22   Y todo lo que el inmundo tocare, será inmundo: y la persona que lo tocare, será inmunda hasta la tarde.

 
Números 20
 
  1   Y llegaron los hijos de Israel, toda la congregación, al desierto de Zin, en el mes primero, y asentó el pueblo en Cades; y allí murió Miriam, y allí fue sepultada.
  2   Y como no hubiese agua para la congregación, se juntaron contra Moisés y Aarón.
  3   Y altercó el pueblo con Moisés, y hablaron diciendo: ¡Fuera bueno que nosotros hubiéramos muerto cuando perecieron nuestros hermanos delante de Jehová!
  4   Y ¿por qué hiciste venir la congregación de Jehová a este desierto, para que muramos aquí nosotros y nuestras bestias?
  5   ¿Y por qué nos has hecho subir de Egipto, para traernos a este mal lugar? No es lugar de sementera, de higueras, de viñas, ni granadas: ni siquiera de agua para beber.
  6   Y se fueron Moisés y Aarón de delante de la congregación a la puerta del tabernáculo de la congregación, y se postraron sobre sus rostros; y la gloria de Jehová apareció sobre ellos.
  7   Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
  8   Toma la vara y reúne la congregación, tú y Aarón tu hermano, y hablad a la roca en ojos de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás aguas de la roca, y darás de beber a la congregación, y a sus bestias.
  9   Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como Él le mandó.
  10   Y Moisés y Aarón reunieron a la congregación delante de la roca, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de sacar aguas de esta roca?
  11   Entonces alzó Moisés su mano, e hirió la roca con su vara dos veces: y salieron muchas aguas, y bebió la congregación, y sus bestias.
  12   Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Por cuanto no me creísteis, para santificarme delante de los hijos de Israel, por tanto, no meteréis esta congregación en la tierra que les he dado.
  13   Éstas son las aguas de la rencilla, por las cuales contendieron los hijos de Israel con Jehová, y Él se santificó en ellos.
  14   Y Moisés envió embajadores al rey de Edom desde Cades, diciendo: Así dice Israel tu hermano: Tú has sabido todo el trabajo que nos ha venido:
  15   Cómo nuestros padres descendieron a Egipto, y estuvimos en Egipto largo tiempo, y los egipcios nos maltrataron, y a nuestros padres;
  16   Y clamamos a Jehová, el cual oyó nuestra voz, y envió el Ángel, y nos sacó de Egipto; y he aquí estamos en Cades, ciudad al extremo de tus confines.
  17   Te rogamos que pasemos por tu tierra; no pasaremos por labranza, ni por viña, ni beberemos agua de pozos: por el camino real iremos, sin apartarnos a la derecha ni a la izquierda, hasta que hayamos pasado tu término.
  18   Y Edom le respondió: No pasarás por mi país, de otra manera saldré contra ti armado.
  19   Y los hijos de Israel dijeron: Por el camino real iremos; y si bebiéremos tus aguas yo y mis ganados, daré el precio de ellas; y sin hacer otra cosa, pasaremos a pie.
  20   Y él respondió: No pasarás. Y salió Edom contra él con mucho pueblo, y mano fuerte.
  21   No quiso, pues, Edom dejar pasar a Israel por su término, y se apartó Israel de él.
  22   Y los hijos de Israel, toda la congregación, partieron de Cades, y vinieron al monte de Hor.
  23   Y Jehová habló a Moisés y Aarón en el monte de Hor, en los confines de la tierra de Edom, diciendo:
  24   Aarón será reunido a su pueblo; pues no entrará en la tierra que yo di a los hijos de Israel, por cuanto fuisteis rebeldes a mi mandamiento en las aguas de la rencilla.
  25   Toma a Aarón y a Eleazar su hijo, y hazlos subir al monte de Hor;
  26   Y haz desnudar a Aarón sus vestiduras, y viste de ellos a Eleazar su hijo; porque Aarón será reunido con su pueblo, y allí morirá.
  27   Y Moisés hizo como Jehová le mandó: y subieron al monte de Hor a ojos de toda la congregación.
  28   Y Moisés hizo desnudar a Aarón de sus vestiduras y se las vistió a Eleazar su hijo: y Aarón murió allí en la cumbre del monte: y Moisés y Eleazar descendieron del monte.
  29   Y cuando toda la congregación vio que Aarón había muerto, le hicieron duelo por treinta días todas las familias de Israel.

 
Números 21
 
  1   Y oyendo el rey Arad, el cananeo, el cual habitaba en el Neguev, que Israel venía por el camino de los centinelas, peleó con Israel, y tomó de él prisioneros.
  2   Entonces Israel hizo voto a Jehová, y dijo: Si en efecto entregares a este pueblo en mi mano, yo destruiré sus ciudades.
  3   Y Jehová escuchó la voz de Israel, y entregó al cananeo, y los destruyó a ellos y a sus ciudades; y llamó el nombre de aquel lugar Horma.
  4   Y partieron del monte de Hor, camino del Mar Rojo, para rodear la tierra de Edom; y se abatió el ánimo del pueblo por el camino.
  5   Y habló el pueblo contra Dios y Moisés: ¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan, ni agua, y nuestra alma tiene fastidio de este pan tan liviano.
  6   Y Jehová envió entre el pueblo serpientes ardientes, que mordían al pueblo: y murió mucho pueblo de Israel.
  7   Entonces el pueblo vino a Moisés, y dijeron: Hemos pecado por haber hablado contra Jehová, y contra ti: ruega a Jehová que quite de nosotros estas serpientes. Y Moisés oró por el pueblo.
  8   Y Jehová dijo a Moisés: Hazte una serpiente ardiente, y ponla sobre un asta; y será que cualquiera que fuere mordido y mirare a ella, vivirá.
  9   Y Moisés hizo una serpiente de bronce, y la puso sobre un asta, y sucedía que cuando alguna serpiente mordía a alguno, miraba a la serpiente de bronce, y vivía.
  10   Y partieron los hijos de Israel, y acamparon en Obot.
  11   Y habiendo partido de Obot acamparon en Ije-abarim, en el desierto que está delante de Moab, al nacimiento del sol.
  12   Partiendo de allí, acamparon en el valle de Zered.
  13   De allí se movieron, y acamparon al otro lado de Arnón, que está en el desierto, y que sale del término del amorreo; porque Arnón es frontera de Moab, entre Moab y el amorreo.
  14   Por tanto se dice en el libro de las batallas de Jehová: Lo que hizo en el Mar Rojo, y en los arroyos de Arnón;
  15   y a la corriente de los arroyos que va a parar en Ar, y descansa en el término de Moab.
  16   Y de allí vinieron a Beer; éste es el pozo del cual Jehová dijo a Moisés: Junta al pueblo, y les daré agua.
  17   Entonces cantó Israel esta canción: Sube, oh pozo; a él cantad:
  18   Pozo, el cual cavaron los señores; lo cavaron los príncipes del pueblo, y el legislador, con sus báculos. Y del desierto se fueron a Mataná,
  19   y de Mataná a Nahaliel; y de Nahaliel a Bamot;
  20   y de Bamot al valle que está en los campos de Moab, y a la cumbre de Pisga, que mira a Jesimón.
  21   Y envió Israel embajadores a Sehón, rey de los amorreos, diciendo:
  22   Pasaré por tu tierra: no nos apartaremos por los labrados, ni por las viñas; no beberemos las aguas de los pozos: por el camino real iremos, hasta que pasemos tu término.
  23   Mas Sehón no dejó pasar a Israel por su término: antes juntó Sehón todo su pueblo, y salió contra Israel en el desierto; y vino a Jahaza, y peleó contra Israel.
  24   Y lo hirió Israel a filo de espada, y tomó su tierra desde Arnón hasta Jaboc, hasta los hijos de Amón: porque el término de los hijos de Amón era fuerte.
  25   Y tomó Israel todas estas ciudades, y habitó Israel en todas las ciudades de los amorreos, en Hesbón y en todas sus aldeas.
  26   Porque Hesbón era la ciudad de Sehón, rey de los amorreos; el cual había tenido guerra antes con el rey de Moab, y tomado de su poder toda su tierra hasta Arnón.
  27   Por tanto, dicen los proverbistas: Venid a Hesbón, edifíquese y repárese la ciudad de Sehón:
  28   Que fuego salió de Hesbón, y llama de la ciudad de Sehón, y consumió a Ar de Moab, a los señores de los lugares altos de Arnón.
  29   ¡Ay de ti, Moab! Has perecido, pueblo de Quemos: A sus hijos que escaparon, y sus hijas, dio a cautividad, a Sehón rey de los amorreos.
  30   Mas devastamos el reino de ellos; pereció Hesbón hasta Dibón, y destruimos hasta Nofa y Medeba.
  31   Así habitó Israel en la tierra del amorreo.
  32   Y envió Moisés a reconocer a Jazer; y tomaron sus aldeas, y echaron al amorreo que estaba allí.
  33   Y volvieron, y subieron camino de Basán, y salió contra ellos Og rey de Basán, él y todo su pueblo, para pelear en Edrei.
  34   Entonces Jehová dijo a Moisés: No le tengas miedo, que en tu mano lo he dado, a él y a todo su pueblo, y a su tierra; y harás de él como hiciste de Sehón, rey de los amorreos, que habitaba en Hesbón.
  35   E hirieron a él, y a sus hijos, y a toda su gente, sin que le quedara uno, y poseyeron su tierra.

 
Números 22
 
  1   Y partieron los hijos de Israel, y acamparon en la llanura de Moab, de este lado del Jordán, frente a Jericó.
  2   Y vio Balac, hijo de Zipor, todo lo que Israel había hecho al amorreo.
  3   Y Moab temió mucho a causa del pueblo que era mucho; y se angustió Moab a causa de los hijos de Israel.
  4   Y dijo Moab a los ancianos de Madián: Ahora lamerá esta gente todos nuestros contornos, como lame el buey la grama del campo. Y Balac, hijo de Zipor, era entonces rey de Moab.
  5   Por tanto envió mensajeros a Balaam hijo de Beor, a Petor, que está junto al río en la tierra de los hijos de su pueblo, para que lo llamasen, diciendo: Un pueblo ha salido de Egipto, y he aquí cubre la faz de la tierra, y habita delante de mí:
  6   Ven pues ahora, te ruego, maldíceme este pueblo, porque es más fuerte que yo: quizá podré yo herirlo, y echarlo de la tierra. Porque yo sé que el que tú bendijeres, será bendito, y el que tú maldijeres, será maldito.
  7   Y fueron los ancianos de Moab, y los ancianos de Madián, con las dádivas de adivinación en su mano, y llegaron a Balaam, y le dijeron las palabras de Balac.
  8   Y él les dijo: Reposad aquí esta noche, y yo os referiré las palabras, como Jehová me hablare. Así los príncipes de Moab se quedaron con Balaam.
  9   Y vino Dios a Balaam, y le dijo: ¿Qué varones son estos que están contigo?
  10   Y Balaam respondió a Dios: Balac hijo de Zipor, rey de Moab, ha enviado a mí diciendo:
  11   He aquí este pueblo que ha salido de Egipto, cubre la faz de la tierra: ven pues ahora, y maldícemelo; quizá podré pelear con él, y echarlo.
  12   Entonces dijo Dios a Balaam: No vayas con ellos, ni maldigas al pueblo; porque es bendito.
  13   Así Balaam se levantó por la mañana, y dijo a los príncipes de Balac: Volveos a vuestra tierra, porque Jehová no me quiere dejar ir con vosotros.
  14   Y los príncipes de Moab se levantaron, y vinieron a Balac, y dijeron: Balaam no quiso venir con nosotros.
  15   Y Balac envió aun otra vez más príncipes, y más honorables que los otros.
  16   Los cuales vinieron a Balaam, y le dijeron: Así dice Balac, hijo de Zipor: Te ruego que no dejes de venir a mí;
  17   Porque sin duda te honraré mucho, y haré todo lo que me dijeres: ven, pues, ahora, maldíceme a este pueblo.
  18   Y Balaam respondió, y dijo a los siervos de Balac: Aunque Balac me diese su casa llena de plata y de oro, no puedo traspasar la palabra de Jehová mi Dios, para hacer cosa chica ni grande.
  19   Os ruego por tanto ahora, que reposéis aquí esta noche, para que yo sepa qué me vuelve a decir Jehová.
  20   Y vino Dios a Balaam de noche, y le dijo: Si vinieren a llamarte hombres, levántate y ve con ellos; pero harás lo que yo te dijere.
  21   Así Balaam se levantó por la mañana, y cinchó su asna, y fue con los príncipes de Moab.
  22   Y el furor de Dios se encendió porque él iba; y el Ángel de Jehová se puso en el camino por adversario suyo. Iba, pues, él montado sobre su asna, y con él dos mozos suyos.
  23   Y el asna vio al Ángel de Jehová, que estaba en el camino con su espada desnuda en su mano; y se apartó el asna del camino, e iba por el campo. Y Balaam azotó al asna para hacerla volver al camino.
  24   Mas el Ángel de Jehová se puso en una senda de viñas que tenía pared de un lado y pared del otro.
  25   Y viendo el asna al Ángel de Jehová, se pegó a la pared, y apretó contra la pared el pie de Balaam: y él volvió a azotarla.
  26   Y el Ángel de Jehová pasó más allá, y se puso en una angostura, donde no había camino para apartarse ni a derecha ni a izquierda.
  27   Y viendo el asna al Ángel de Jehová, se echó debajo de Balaam; y se enojó Balaam, y golpeó al asna con un palo.
  28   Entonces Jehová abrió la boca al asna, la cual dijo a Balaam: ¿Qué te he hecho, que me has herido estas tres veces?
  29   Y Balaam respondió al asna: Porque te has burlado de mí: ¡Bueno fuera que tuviera espada en mi mano, ahora mismo te mataría!
  30   Y el asna dijo a Balaam: ¿No soy yo tu asna? sobre mí has cabalgado desde que tú me tienes hasta este día; ¿he acostumbrado a hacerlo así contigo? Y él respondió: No.
  31   Entonces Jehová abrió los ojos a Balaam, y vio al Ángel de Jehová que estaba en el camino, y tenía su espada desnuda en su mano. Y Balaam hizo reverencia, y se inclinó sobre su rostro.
  32   Y el Ángel de Jehová le dijo: ¿Por qué has herido tu asna estas tres veces? he aquí yo he salido para contrarrestarte, porque tu camino es perverso delante de mí:
  33   El asna me ha visto, y se ha apartado luego de delante de mí estas tres veces; y si de mí no se hubiera apartado, yo también ahora te mataría a ti, y a ella dejaría viva.
  34   Entonces Balaam dijo al Ángel de Jehová: He pecado, pues no sabía que tú te ponías delante de mí en el camino; mas ahora, si te parece mal, yo me volveré.
  35   Y el Ángel de Jehová dijo a Balaam: Ve con esos hombres; pero la palabra que yo te dijere, esa hablarás. Así Balaam fue con los príncipes de Balac.
  36   Y oyendo Balac que Balaam venía, salió a recibirlo a la ciudad de Moab, que está junto a la frontera de Arnón, que es el límite de su territorio.
  37   Y Balac dijo a Balaam: ¿No envié yo a ti a llamarte? ¿Por qué no has venido a mí? ¿No puedo yo honrarte?
  38   Y Balaam respondió a Balac: He aquí yo he venido a ti: mas ¿podré ahora hablar alguna cosa? La palabra que Dios pusiere en mi boca, esa hablaré.
  39   Y fue Balaam con Balac, y vinieron a la ciudad de Husot.
  40   Y Balac hizo matar bueyes y ovejas, y envió a Balaam, y a los príncipes que estaban con él.
  41   Y el día siguiente Balac tomó a Balaam, y lo hizo subir a los altos de Baal, y desde allí vio un extremo del pueblo.

 
Números 23
 
  1   Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
  2   Y Balac hizo como le dijo Balaam: y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.
  3   Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré: quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me mostrare, te la haré saber. Y se fue a un monte.
  4   Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero.
  5   Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y has de hablar así.
  6   Y volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y todos los príncipes de Moab.
  7   Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, rey de Moab, de los montes del oriente: Ven, maldíceme a Jacob; y ven, execra a Israel.
  8   ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?
  9   Porque de la cumbre de las peñas lo veré, y desde los collados lo miraré: He aquí un pueblo que habitará confiado, y no será contado entre las naciones.
  10   ¿Quién contará el polvo de Jacob, o el número de la cuarta parte de Israel? Muera mi persona de la muerte de los rectos, y mi postrimería sea como la suya.
  11   Entonces Balac dijo a Balaam: ¿Qué me has hecho? Te tomé para que maldigas a mis enemigos, y he aquí has proferido bendiciones.
  12   Y él respondió, y dijo: ¿No observaré yo lo que Jehová pusiere en mi boca para decirlo?
  13   Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente verás un extremo de ellos, y no los verás todos; y desde allí me lo maldecirás.
  14   Y lo llevó al campo de Sofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.
  15   Entonces él dijo a Balac: Ponte aquí junto a tu holocausto, y yo iré a encontrar a Dios allí.
  16   Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y así has de decir.
  17   Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab: y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?
  18   Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor:
  19   Dios no es hombre, para que mienta; ni hijo de hombre para que se arrepienta: Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?
  20   He aquí, yo he recibido orden de bendecir; Él bendijo, y no podré revocarlo.
  21   No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel: Jehová su Dios es con él, y júbilo de rey en él.
  22   Dios los ha sacado de Egipto; tiene fuerzas como de unicornio.
  23   Porque en Jacob no hay agüero, ni adivinación en Israel: Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios!
  24   He aquí el pueblo, que como león se levantará, y como león se erguirá: No se echará hasta que coma la presa, y beba la sangre de los muertos.
  25   Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas.
  26   Y Balaam respondió, y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me dijere, aquello tengo de hacer?
  27   Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas.
  28   Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia Jesimón.
  29   Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros.
  30   Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

 
Números 24
 
  1   Y cuando vio Balaam que agradó a Jehová el bendecir a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;
  2   y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él.
  3   Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, y dijo el varón de ojos abiertos;
  4   dijo el que oyó los dichos de Dios, el que vio la visión del Omnipotente; caído, mas con sus ojos abiertos:
  5   ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel!
  6   Como arroyos están extendidas, como huertos junto al río, como lináloes plantados por Jehová, como cedros junto a las aguas.
  7   De sus manos destilarán aguas, y su simiente será en muchas aguas; y se enaltecerá su rey más que Agag, y su reino será engrandecido.
  8   Dios lo sacó de Egipto; tiene fuerzas como de unicornio; comerá a las naciones sus enemigas, y desmenuzará sus huesos, y asaeteará con sus saetas.
  9   Se encorvará para echarse como león, y como leona; ¿quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren, y malditos los que te maldijeren.
  10   Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus palmas le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has resueltamente bendecido ya tres veces.
  11   Por tanto huye ahora a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra.
  12   Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:
  13   Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el mandamiento de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio; mas lo que Jehová hablare, eso diré yo?
  14   He aquí yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días.
  15   Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, dijo el varón de ojos abiertos;
  16   dijo el que oyó los dichos de Jehová, y el que sabe la ciencia del Altísimo, el que vio la visión del Omnipotente; caído, mas abiertos los ojos.
  17   Lo veré, mas no ahora; lo miraré, mas no de cerca: Saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá los cantones de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.
  18   Y será tomada Edom, también Seir será tomada por sus enemigos, e Israel se portará varonilmente.
  19   Y de Jacob vendrá el que dominará, y destruirá de la ciudad al que quedare.
  20   Y viendo a Amalec, tomó su parábola, y dijo: Amalec, cabeza de naciones; mas su postrimería perecerá para siempre.
  21   Y viendo al cineo, tomó su parábola, y dijo: Fuerte es tu habitación, pon en la roca tu nido:
  22   Que el cineo será echado, cuando Asiria te llevará cautivo.
  23   Todavía tomó su parábola, y dijo: ¡Ay! ¿Quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas?
  24   Y vendrán navíos de la costa de Quitim, y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; mas él también perecerá para siempre.
  25   Entonces se levantó Balaam, y se fue, y se volvió a su lugar: y también Balac se fue por su camino.

 
Números 25
 
  1   Y habitó Israel en Sitim, y el pueblo comenzó a fornicar con las hijas de Moab;
  2   las cuales llamaron al pueblo a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.
  3   Y se acercó el pueblo a Baal-peor; y el furor de Jehová se encendió contra Israel.
  4   Y Jehová dijo a Moisés: Toma todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos a Jehová delante del sol; y la ira del furor de Jehová se apartará de Israel.
  5   Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los suyos que se han juntado a Baal-peor.
  6   Y he aquí un varón de los hijos de Israel vino y trajo una madianita a sus hermanos, a ojos de Moisés y de toda la congregación de los hijos de Israel, que estaban llorando a la puerta del tabernáculo de la congregación.
  7   Y lo vio Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, y se levantó de en medio de la congregación, y tomó una lanza en su mano:
  8   Y fue tras el varón de Israel a la tienda, y los alanceó a ambos, al varón de Israel, y a la mujer por su vientre. Y cesó la mortandad de los hijos de Israel.
  9   Y murieron de aquella mortandad veinticuatro mil.
  10   Entonces Jehová habló a Moisés, diciendo:
  11   Finees, hijo de Eleazar, hijo de Aarón el sacerdote, ha hecho tornar mi furor de los hijos de Israel, llevado de celo entre ellos: por lo cual yo no he consumido en mi celo a los hijos de Israel.
  12   Por tanto diles: He aquí yo establezco mi pacto de paz con él;
  13   Y tendrá él, y su simiente después de él, el pacto del sacerdocio perpetuo; por cuanto tuvo celo por su Dios, e hizo expiación por los hijos de Israel.
  14   Y el nombre del varón muerto, que fue muerto con la madianita, era Zimri hijo de Salu, jefe de una familia de la tribu de Simeón.
  15   Y el nombre de la mujer madianita muerta, era Cozbi, hija de Zur, príncipe de pueblos, padre de familia en Madián.
  16   Y Jehová habló a Moisés, diciendo:
  17   Hostilizaréis a los madianitas, y los heriréis:
  18   Por cuanto ellos os afligieron a vosotros con sus ardides, con que os han engañado en el asunto de Peor, y en el asunto de Cozbi, hija del príncipe de Madián, su hermana, la cual fue muerta el día de la mortandad por causa de Peor.

 
Números 26
 
  1   Y aconteció después de la mortandad, que Jehová habló a Moisés, y a Eleazar hijo del sacerdote Aarón, diciendo:
  2   Tomad la suma de toda la congregación de los hijos de Israel, de veinte años para arriba, por las casas de sus padres, todos los que puedan salir a la guerra en Israel.
  3   Y Moisés y Eleazar el sacerdote hablaron con ellos en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó, diciendo:
  4   Contaréis el pueblo de veinte años para arriba, como mandó Jehová a Moisés y a los hijos de Israel, que habían salido de tierra de Egipto.
  5   Rubén primogénito de Israel: los hijos de Rubén: Enoc, del cual era la familia de los enoquitas; de Falú, la familia de los faluitas;
  6   De Hezrón, la familia de los hezronitas; de Carmi, la familia de los carmitas.
  7   Éstas son las familias de los rubenitas; y sus contados fueron cuarenta y tres mil setecientos treinta.
  8   Y los hijos de Falú: Eliab.
  9   Y los hijos de Eliab: Nemuel, y Datán, y Abiram. Éstos son aquel Datán y Abiram, que eran famosos en la congregación, que se rebelaron contra Moisés y Aarón con el grupo de Coré, cuando se rebelaron contra Jehová,
  10   y la tierra abrió su boca y los tragó a ellos y a Coré, cuando aquel grupo murió, cuando consumió el fuego a doscientos cincuenta varones, los cuales fueron por señal.
  11   Mas los hijos de Coré no murieron.
  12   Los hijos de Simeón por sus familias: de Nemuel, la familia de los nemuelitas; de Jamín, la familia de los jaminitas; de Jaquín, la familia de los jaquinitas;
  13   De Zera, la familia de los zeraítas; de Saul, la familia de los saulitas.
  14   Éstas son las familias de los simeonitas, veintidós mil doscientos.
  15   Los hijos de Gad por sus familias: de Zefón, la familia de los zefonitas; de Hagui, la familia de los haguitas; de Suni, la familia de los sunitas;
  16   De Ozni, la familia de los oznitas; de Eri, la familia de los eritas;
  17   De Arod, la familia de los aroditas; de Areli, la familia de los arelitas.
  18   Éstas son las familias de Gad, por sus contados, cuarenta mil quinientos.
  19   Los hijos de Judá: Er y Onán; y Er y Onán murieron en la tierra de Canaán.
  20   Y fueron los hijos de Judá por sus familias: de Sela, la familia de los selaítas; de Fares, la familia de los faresitas; de Zera, la familia de los zeraítas.
  21   Y fueron los hijos de Fares: de Hezrón, la familia de los hezronitas; de Hamul, la familia de los hamulitas.
  22   Éstas son las familias de Judá, por sus contados, setenta y seis mil quinientos.
  23   Los hijos de Isacar por sus familias: de Tola, la familia de los tolaítas; de Fúa la familia de los funitas;
  24   de Jasub, la familia de los jasubitas; de Simrón, la familia de los simronitas.
  25   Éstas son las familias de Isacar, por sus contados, sesenta y cuatro mil trescientos.
  26   Los hijos de Zabulón por sus familias: de Sered, la familia de los sereditas; de Elón, la familia de los elonitas; de Jahleel, la familia de los jahleelitas.
  27   Éstas son las familias de los zabulonitas, por sus contados, sesenta mil quinientos.
  28   Los hijos de José por sus familias: Manasés y Efraín.
  29   Los hijos de Manasés: de Maquir, la familia de los maquiritas; y Maquir engendró a Galaad; de Galaad, la familia de los galaaditas.
  30   Éstos son los hijos de Galaad: de Jezer, la familia de los jezeritas; de Helec, la familia de los helequitas;
  31   de Asriel, la familia de los asrielitas: de Siquem, la familia de los siquemitas;
  32   De Semida, la familia de los semidaítas; de Hefer, la familia de los heferitas.
  33   Y Zelofehad, hijo de Hefer, no tuvo hijos sino hijas: y los nombres de las hijas de Zelofehad fueron Maala, y Noa, y Hogla, y Milca, y Tirsa.
  34   Éstas son las familias de Manasés; y sus contados, cincuenta y dos mil setecientos.
  35   Éstos son los hijos de Efraín por sus familias; de Sutela, la familia de los sutelaítas; de Bequer, la familia de los bequeritas; de Tahán, la familia de los tahanitas.
  36   Y éstos son los hijos de Sutela: de Herán, la familia de los heranitas.
  37   Éstas son las familias de los hijos de Efraín, por sus contados, treinta y dos mil quinientos. Éstos son los hijos de José por sus familias.
  38   Los hijos de Benjamín por sus familias; de Bela, la familia de los belaítas; de Asbel, la familia de los asbelitas; de Ahiram, la familia de los ahiramitas;
  39   de Sufam, la familia de los sufamitas; de Hufam, la familia de los hufamitas.
  40   Y los hijos de Bela fueron Ard y Naamán: de Ard, la familia de los arditas; de Naamán, la familia de los naamanitas.
  41   Éstos son los hijos de Benjamín por sus familias; y sus contados, cuarenta y cinco mil seiscientos.
  42   Éstos son los hijos de Dan por sus familias: de Suham, la familia de los suhamitas. Éstas son las familias de Dan por sus familias.
  43   Todas las familias de los suhamitas, por sus contados, sesenta y cuatro mil cuatrocientos.
  44   Los hijos de Aser por sus familias; de Imna, la familia de los imnaítas; de Isúi, la familia de los isuitas; de Bería, la familia de los beriaítas.
  45   Los hijos de Bería; de Heber, la familia de los heberitas; de Malquiel, la familia de los malquielitas.
  46   Y el nombre de la hija de Aser fue Sera.
  47   Éstas son las familias de los hijos de Aser, por sus contados, cincuenta y tres mil cuatrocientos.
  48   Los hijos de Neftalí por sus familias: de Jahzeel, la familia de los jahzeelitas; de Guni, la familia de los gunitas;
  49   de Jezer, la familia de los jezeritas; de Silem, la familia de los silemitas.
  50   Éstas son las familias de Neftalí por sus familias; y sus contados, cuarenta y cinco mil cuatrocientos.
  51   Éstos son los contados de los hijos de Israel, seiscientos un mil setecientos treinta.
  52   Y habló Jehová a Moisés, diciendo:
  53   A éstos se repartirá la tierra en heredad, por la cuenta de los nombres.
  54   A los más darás mayor heredad, y a los menos, menor; y a cada uno se le dará su heredad conforme a sus contados.
  55   Pero la tierra será repartida por suerte; y por los nombres de las tribus de sus padres heredarán.
  56   Conforme a la suerte será repartida su heredad entre el grande y el pequeño.
  57   Y los contados de los levitas por sus familias son estos: de Gersón, la familia de los gersonitas; de Coat, la familia de los coatitas; de Merari, la familia de los meraritas.
  58   Éstas son las familias de los levitas: la familia de los libnitas, la familia de los hebronitas, la familia de los mahalitas, la familia de los musitas, la familia de los coreítas. Y Coat engendró a Amram.
  59   Y la esposa de Amram se llamó Jocabed, hija de Leví, la cual nació a Leví en Egipto: ésta dio a luz de Amram a Aarón y a Moisés, y a Miriam su hermana.
  60   Y a Aarón nacieron Nadab y Abiú, Eleazar e Itamar.
  61   Mas Nadab y Abiú murieron, cuando ofrecieron fuego extraño delante de Jehová.
  62   Y los contados de los levitas fueron veintitrés mil, todos varones de un mes para arriba: porque no fueron contados entre los hijos de Israel, por cuanto no les había de ser dada heredad entre los hijos de Israel.
  63   Éstos son los contados por Moisés y Eleazar el sacerdote, los cuales contaron los hijos de Israel en los campos de Moab, junto al Jordán frente a Jericó.
  64   Y entre éstos ninguno hubo de los contados por Moisés y Aarón el sacerdote, los cuales contaron a los hijos de Israel en el desierto de Sinaí.
  65   Porque Jehová les dijo: Han de morir en el desierto; y no quedó varón de ellos, sino Caleb hijo de Jefone, y Josué hijo de Nun.

 
Números 27
 
  1   Y las hijas de Zelofehad, hijo de Hefer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de las familias de Manasés, hijo de José, los nombres de las cuales eran Maala, y Noa, y Hogla, y Milca, y Tirsa, llegaron;
  2   Y se presentaron delante de Moisés, y delante del sacerdote Eleazar, y delante de los príncipes, y de toda la congregación, a la puerta del tabernáculo de la congregación, y dijeron:
  3   Nuestro padre murió en el desierto, el cual no estuvo en la junta que se reunió contra Jehová en la compañía de Coré: sino que en su pecado murió, y no tuvo hijos.
  4   ¿Por qué será quitado el nombre de nuestro padre de entre su familia, por no haber tenido hijo? Danos heredad entre los hermanos de nuestro padre.
  5   Y Moisés llevó su causa delante de Jehová.
  6   Y Jehová respondió a Moisés, diciendo:
  7   Bien dicen las hijas de Zelofehad; les darás la posesión de una heredad entre los hermanos de su padre; y traspasarás la heredad de su padre a ellas.
  8   Y a los hijos de Israel hablarás, diciendo: Cuando alguno muriere sin hijos, traspasaréis su herencia a su hija:
  9   Y si no tuviere hija, daréis su herencia a sus hermanos,
  10   y si no tuviere hermanos, daréis su herencia a los hermanos de su padre.
  11   Y si su padre no tuviere hermanos, daréis su herencia a su pariente más cercano de su linaje, el cual la poseerá: y será a los hijos de Israel por estatuto de derecho, como Jehová mandó a Moisés.
  12   Y Jehová dijo a Moisés: Sube a este monte Abarim, y verás la tierra que he dado a los hijos de Israel.
  13   Y después que la hayas visto, tú también serás reunido a tu pueblo, como fue reunido Aarón tu hermano;
  14   pues fuisteis rebeldes a mi mandato en el desierto de Zin, en la rencilla de la congregación, para santificarme en las aguas a ojos de ellos. Éstas son las aguas de la rencilla de Cades en el desierto de Zin.
  15   Entonces respondió Moisés a Jehová, diciendo:
  16   Ponga Jehová, Dios de los espíritus de toda carne, varón sobre la congregación,
  17   que salga delante de ellos, y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca; para que la congregación de Jehová no sea como ovejas sin pastor.
  18   Y Jehová dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual está el Espíritu, y pondrás tu mano sobre él;
  19   Y lo pondrás delante de Eleazar el sacerdote, y delante de toda la congregación; y le darás órdenes en presencia de ellos.
  20   Y pondrás de tu dignidad sobre él, para que toda la congregación de los hijos de Israel le obedezcan.
  21   Y él estará delante de Eleazar el sacerdote, y a él preguntará por el juicio del Urim delante de Jehová; a su palabra saldrán, y a su palabra entrarán, él, y todos los hijos de Israel con él, y toda la congregación.
  22   Y Moisés hizo como Jehová le había mandado; que tomó a Josué, y le puso delante de Eleazar el sacerdote, y de toda la congregación:
  23   Y puso sobre él sus manos, y le dio órdenes, como Jehová había mandado por mano de Moisés.

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