Salmos 1-10


 
Salmos 1
 
  1   «El piadoso será prosperado, el impío perecerá» Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado;
  2   antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.
  3   Y será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto en su tiempo, y su hoja no cae; y todo lo que hace, prosperará.
  4   No así los malos, que son como el tamo que arrebata el viento.
  5   Por tanto, no se levantarán los malos en el juicio, ni los pecadores en la congregación de los justos.
  6   Porque Jehová conoce el camino de los justos; mas la senda de los malos perecerá.

 
Salmos 2
 
  1   ¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan vanidad?
  2   Se levantan los reyes de la tierra, y los príncipes consultan unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
  3   Rompamos sus coyundas, y echemos de nosotros sus cuerdas.
  4   El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos.
  5   Entonces hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
  6   Mas yo he puesto mi Rey sobre Sión, mi santo monte.
  7   Yo publicaré el decreto: Jehová me ha dicho: Mi Hijo eres tú; yo te engendré hoy.
  8   Pídeme, y te daré por heredad las naciones, y por posesión tuya los confines de la tierra.
  9   Los quebrantarás con vara de hierro; como vaso de alfarero los desmenuzarás.
  10   Y ahora, reyes, entended: Admitid corrección, jueces de la tierra.
  11   Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.
  12   Besad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino, cuando se encendiere un poco su furor. Bienaventurados todos los que en Él confían.

 
Salmos 3
 
  1   «Salmo de David, cuando huía de adelante de Absalón su hijo» ¡Oh Jehová, cuánto se han multiplicado mis enemigos! Muchos se levantan contra mí.
  2   Muchos dicen de mi vida: No hay para él salvación en Dios. ( Selah )
  3   Pero tú, oh Jehová, eres escudo alrededor de mí, mi gloria, y el que levanta mi cabeza.
  4   Con mi voz clamé a Jehová, y Él me respondió desde su monte santo. ( Selah )
  5   Yo me acosté, y dormí, y desperté; porque Jehová me sostuvo.
  6   No temeré de diez millares de pueblos, que pusieren sitio contra mí.
  7   Levántate, oh Jehová; sálvame, oh Dios mío; porque tú heriste a todos mis enemigos en la quijada; los dientes de los malos quebrantaste.
  8   De Jehová es la salvación: Sobre tu pueblo es tu bendición. ( Selah )

 
Salmos 4
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de David» Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; estando en angustia, tú me hiciste ensanchar; ten misericordia de mí, y oye mi oración.
  2   Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia? ¿Hasta cuándo amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira? ( Selah )
  3   Sabed, pues, que Jehová hizo apartar al piadoso para sí; Jehová oirá cuando yo a Él clamare.
  4   Temblad, y no pequéis: Meditad en vuestro corazón sobre vuestra cama, y callad. ( Selah )
  5   Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en Jehová.
  6   Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien? Alza sobre nosotros, oh Jehová, la luz de tu rostro.
  7   Tú diste alegría a mi corazón, más que la de ellos en el tiempo que se multiplicó su grano y su mosto.
  8   En paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque solo tú, Jehová, me haces estar confiado.

 
Salmos 5
 
  1   «Al Músico principal: sobre Nehilot: Salmo de David» Escucha, oh Jehová, mis palabras; considera mi meditación.
  2   Está atento a la voz de mi clamor, Rey mío y Dios mío, porque a ti oraré.
  3   Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana presentaré mi oración delante de ti, y esperaré.
  4   Porque tú no eres un Dios que se complace en la maldad; el malo no habitará junto a ti.
  5   Los insensatos no estarán delante de tus ojos; aborreces a todos los que obran iniquidad.
  6   Destruirás a los que hablan mentira; al hombre sanguinario y engañador abominará Jehová.
  7   Y yo por la multitud de tu misericordia entraré en tu casa; y adoraré hacia tu santo templo en tu temor.
  8   Guíame, Jehová, en tu justicia a causa de mis enemigos; endereza delante de mí tu camino.
  9   Porque en su boca no hay rectitud; sus entrañas son perversidad; sepulcro abierto es su garganta; con su lengua lisonjean.
  10   Destrúyelos, oh Dios; caigan por sus propios consejos; por la multitud de sus transgresiones échalos fuera, porque se rebelaron contra ti.
  11   Pero alégrense todos los que en ti confían; para siempre den voces de júbilo, porque tú los defiendes: En ti se regocijen los que aman tu nombre.
  12   Porque tú, oh Jehová, bendecirás al justo; lo rodearás de benevolencia como con un escudo.

 
Salmos 6
 
  1   «Al Músico principal: en Neginot sobre Seminit: Salmo de David» Oh Jehová, no me reprendas en tu furor, ni me castigues con tu ira.
  2   Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque yo estoy debilitado; sáname, oh Jehová, porque mis huesos están conmovidos.
  3   Mi alma asimismo está muy turbada: y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
  4   Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma; sálvame por tu misericordia.
  5   Porque en la muerte no hay memoria de ti; en el sepulcro, ¿quién te alabará?
  6   Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi cama, riego mi lecho con mis lágrimas.
  7   Mis ojos están consumidos de sufrir; se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
  8   Apartaos de mí, todos los obradores de iniquidad; porque Jehová ha oído la voz de mi lloro.
  9   Jehová ha oído mi ruego; ha recibido Jehová mi oración.
  10   Sean avergonzados y muy aterrados todos mis enemigos; que se vuelvan y súbitamente sean avergonzados.

 
Salmos 7
 
  1   «Sigaión de David, que cantó a Jehová sobre las palabras de Cus, hijo de Benjamín. » Jehová Dios mío, en ti he confiado: Sálvame de todos los que me persiguen, y líbrame;
  2   no sea que arrebaten mi alma, cual león, despedazándola, sin que haya quien libre.
  3   Jehová Dios mío, si yo he hecho esto, si hay en mis manos iniquidad;
  4   si di mal pago al que estaba en paz conmigo ( Hasta he libertado al que sin causa era mi enemigo ),
  5   persiga el enemigo mi alma, y alcáncela; y pise en tierra mi vida, y mi honra ponga en el polvo. ( Selah )
  6   Levántate, oh Jehová, en tu ira; levántate a causa de la furia de mis angustiadores, y despierta en favor mío el juicio que mandaste.
  7   Y te rodeará congregación de pueblos; por amor a ellos vuelve a levantarte en alto.
  8   Jehová juzgará a los pueblos: Júzgame, oh Jehová, conforme a mi justicia y conforme a mi integridad.
  9   Termine ahora la maldad de los impíos, pero establece tú al justo; pues el Dios justo prueba la mente y el corazón.
  10   Mi defensa está en Dios, que salva a los rectos de corazón.
  11   Dios es el que juzga al justo; y Dios está airado todos los días contra el impío.
  12   Si no se convierte, Él afilará su espada: Armado tiene ya su arco, y lo ha preparado.
  13   Asimismo ha aparejado para él armas de muerte; ha labrado sus saetas para los que persiguen.
  14   He aquí, el impío ha gestado iniquidad; concibió maldad, y dio a luz engaño.
  15   Pozo ha cavado, y lo ha ahondado; y en el hoyo que hizo caerá.
  16   Su maldad se volverá sobre su cabeza, y su agravio caerá sobre su propia coronilla.
  17   Alabaré a Jehová conforme a su justicia, y cantaré al nombre de Jehová el Altísimo.

 
Salmos 8
 
  1   «Al Músico principal: sobre Gitit: Salmo de David» Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán grande es tu nombre en toda la tierra, que has puesto tu gloria sobre los cielos!
  2   De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza, a causa de tus enemigos, para hacer cesar al enemigo, y al vengativo.
  3   Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste:
  4   Digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites?
  5   Le has hecho un poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra.
  6   Le hiciste señorear sobre las obras de tus manos; todo lo pusiste debajo de sus pies;
  7   ovejas, y bueyes, todo ello; y asimismo las bestias del campo,
  8   las aves de los cielos y los peces del mar; todo cuanto pasa por los senderos del mar.
  9   Oh Jehová, Señor nuestro, ¡Cuán grande es tu nombre en toda la tierra!

 
Salmos 9
 
  1   «Al Músico principal: sobre Mutlaben: Salmo de David» Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas.
  2   Me alegraré y me regocijaré en ti; cantaré a tu nombre, oh Altísimo;
  3   mis enemigos volvieron atrás; caerán y perecerán delante de ti.
  4   Porque has sostenido mi juicio y mi causa; te sentaste en el trono juzgando con justicia.
  5   Reprendiste naciones, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos eternamente y para siempre.
  6   Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos, y las ciudades que derribaste; su memoria pereció con ellas.
  7   Mas Jehová permanecerá para siempre; ha dispuesto su trono para juicio.
  8   Y Él juzgará el mundo con justicia; y juzgará a los pueblos con rectitud.
  9   Jehová será refugio al oprimido, refugio en los tiempos de angustia.
  10   En ti confiarán los que conocen tu nombre; por cuanto tú, oh Jehová, no desamparaste a los que te buscaron.
  11   Cantad a Jehová, que habita en Sión; proclamad entre los pueblos sus obras.
  12   Cuando demandó la sangre, se acordó de ellos; no se olvidó del clamor de los pobres.
  13   Ten misericordia de mí, oh Jehová; mira mi aflicción que padezco de los que me aborrecen, tú que me levantas de las puertas de la muerte;
  14   Para que cuente yo todas tus alabanzas en las puertas de la hija de Sión, y me goce en tu salvación.
  15   Se hundieron las naciones en la fosa que hicieron; en la red que escondieron fue atrapado su pie.
  16   Jehová es conocido por el juicio que hizo; en la obra de sus propias manos fue enlazado el malo. ( Higaion. Selah )
  17   Los malos serán trasladados al infierno, y todas las gentes que se olvidan de Dios.
  18   Porque no para siempre será olvidado el pobre; ni la esperanza de los pobres perecerá perpetuamente.
  19   Levántate, oh Jehová; no se fortalezca el hombre; sean juzgadas las gentes delante de ti.
  20   Pon, oh Jehová, temor en ellos; conozcan las gentes que no son sino hombres. ( Selah )

 
Salmos 10
 
  1   ¿Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?
  2   Con arrogancia el malo persigue al pobre; sean atrapados en los artificios que han ideado.
  3   Porque el malo se jacta del deseo de su corazón, y bendice al codicioso al cual aborrece Jehová.
  4   El malo, por la altivez de su rostro, no busca a Dios; no hay Dios en ninguno de sus pensamientos.
  5   Sus caminos son torcidos en todo tiempo; tus juicios los tiene muy lejos de su vista, y desprecia a todos sus enemigos.
  6   Dice en su corazón: No seré movido: Nunca me alcanzará el infortunio.
  7   Su boca está llena de maldición, de engaño y de fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad.
  8   Se sienta al acecho en las aldeas; en los escondrijos mata al inocente; sus ojos están acechando al pobre.
  9   Acecha en oculto, como el león desde su cueva; acecha para arrebatar al pobre; arrebata al pobre trayéndolo a su red.
  10   Se encoge, se agacha, y caen en sus garras muchos desdichados.
  11   Dice en su corazón: Dios ha olvidado, ha encubierto su rostro; nunca lo verá.
  12   Levántate, oh Jehová Dios, alza tu mano, no te olvides de los pobres.
  13   ¿Por qué irrita el malo a Dios? En su corazón ha dicho: Tú no lo inquirirás.
  14   Tú lo has visto; porque tú miras la maldad y la vejación, para cobrar venganza con tu mano: En ti se refugia el pobre, tú eres el amparo del huérfano.
  15   Quiebra tú el brazo del impío y del maligno; persigue su maldad hasta que no halles ninguna.
  16   Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones.
  17   El deseo de los humildes oíste, oh Jehová: Tú dispones su corazón, y haces atento tu oído;
  18   Para juzgar al huérfano y al oprimido, a fin de que no vuelva más a hacer violencia el hombre de la tierra.

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