Salmos 71-80


 
Salmos 71
 
  1   En ti, oh Jehová, he esperado; no sea yo avergonzado jamás.
  2   Hazme escapar, y líbrame en tu justicia; inclina a mí tu oído y sálvame.
  3   Sé tú mi roca de refugio, adonde recurra yo continuamente; has dado mandamiento para salvarme; porque tú eres mi Roca, y mi fortaleza.
  4   Dios mío, líbrame de la mano del impío, de la mano del perverso y violento.
  5   Porque tú, oh Señor Jehová, eres mi esperanza; seguridad mía desde mi juventud.
  6   Por ti he sido sustentado desde el vientre; de las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; de ti será siempre mi alabanza.
  7   Como prodigio he sido a muchos; y tú mi refugio fuerte.
  8   Sea llena mi boca de tu alabanza, de tu gloria todo el día.
  9   No me deseches en el tiempo de la vejez; cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.
  10   Porque mis enemigos hablan contra mí; y los que acechan mi alma, consultaron juntamente.
  11   Diciendo: Dios lo ha dejado: Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.
  12   Oh Dios, no estés lejos de mí: Dios mío, apresúrate a socorrerme.
  13   Sean avergonzados, perezcan los adversarios de mi alma; sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.
  14   Mas yo esperaré siempre, y aún te alabaré más y más.
  15   Mi boca publicará tu justicia y tu salvación todo el día, aunque no sé su número.
  16   Iré en la fortaleza del Señor Jehová: Haré mención de tu justicia, que es sólo tuya.
  17   Oh Dios, me has enseñado desde mi juventud; y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
  18   Y aun hasta la vejez y las canas; oh Dios, no me desampares, hasta que muestre tu fortaleza a esta generación, y tu poder a todos los que han de venir.
  19   Y tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Tú has hecho grandes cosas. Oh Dios, ¿quién como tú?
  20   Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males, volverás a darme vida, y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
  21   Aumentarás mi grandeza, y volverás a consolarme.
  22   Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, oh Dios mío: tu verdad cantaré a ti con el arpa, oh Santo de Israel.
  23   Mis labios se alegrarán cuando a ti cante, y mi alma, la cual redimiste.
  24   Mi lengua hablará también de tu justicia todo el día; por cuanto fueron avergonzados, porque fueron confundidos los que mi mal procuraban.

 
Salmos 72
 
  1   «Para Salomón» Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey.
  2   Él juzgará a tu pueblo con justicia, y a tus afligidos con juicio.
  3   Los montes llevarán paz al pueblo, y los collados justicia.
  4   Juzgará a los afligidos del pueblo, salvará los hijos del menesteroso, y quebrantará al violento.
  5   Te temerán mientras duren el sol y la luna, de generación en generación.
  6   Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada; como el rocío que destila sobre la tierra.
  7   En sus días florecerá la justicia, y muchedumbre de paz, hasta que no haya luna.
  8   Y dominará de mar a mar, y desde el río hasta los confines de la tierra.
  9   Los que habitan el desierto se postrarán delante de él; y sus enemigos lamerán la tierra.
  10   Los reyes de Tarsis y de las islas traerán presentes; los reyes de Seba y de Sabá ofrecerán dones,
  11   y todos los reyes se postrarán delante de él; todas las naciones le servirán.
  12   Porque él librará al menesteroso que clamare, y al afligido que no tuviere quien le socorra.
  13   Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso, y salvará las almas de los pobres.
  14   De engaño y de violencia redimirá sus almas; y la sangre de ellos será preciosa en sus ojos.
  15   Y vivirá, y se le dará del oro de Seba; y se orará por él continuamente; todo el día se le bendecirá.
  16   Será echado un puño de grano en tierra, en las cumbres de los montes; su fruto hará ruido como el Líbano, y los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
  17   Su nombre será para siempre, perpetuado será su nombre mientras dure el sol; y benditas serán en él todas las naciones; lo llamarán bienaventurado.
  18   Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, sólo Él hace maravillas.
  19   Y bendito sea su nombre glorioso para siempre; y toda la tierra sea llena de su gloria. Amén y amén.
  20   Terminan las oraciones de David, hijo de Isaí.

 
Salmos 73
 
  1   «Salmo de Asaf. » Ciertamente bueno es Dios a Israel, a los limpios de corazón.
  2   En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos.
  3   Porque tuve envidia de los insensatos, viendo la prosperidad de los impíos.
  4   Porque no hay dolores en su muerte; antes su fortaleza está entera.
  5   No sufren trabajos como los demás mortales; ni son azotados como el resto de los hombres.
  6   Por tanto soberbia los corona; la violencia los cubre como un manto.
  7   Sus ojos se les saltan de gordura; logran con creces los antojos del corazón.
  8   Blasfeman, y hablan con maldad de hacer violencia; hablan con altanería.
  9   Ponen en el cielo su boca, y su lengua pasea la tierra.
  10   Por eso su pueblo vuelve aquí, y aguas de abundancia son extraídas para ellos.
  11   Y dicen: ¿Cómo sabe Dios? ¿Y hay conocimiento en lo alto?
  12   He aquí estos impíos, sin ser turbados del mundo, alcanzaron riquezas.
  13   Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia;
  14   Pues he sido azotado todo el día, y castigado cada mañana.
  15   Si dijera yo, discurriré de esa suerte; he aquí habría traicionado la generación de tus hijos:
  16   Cuando pensé para saber esto; fue duro trabajo para mí,
  17   hasta que entré en el santuario de Dios, entonces entendí la postrimería de ellos.
  18   Ciertamente los has puesto en deslizaderos; en asolamientos los harás caer.
  19   ¡Cómo han sido asolados de repente! Fueron enteramente consumidos de terrores.
  20   Como sueño del que despierta, así, Señor, cuando despertares, menospreciarás su apariencia.
  21   Mi corazón fue atribulado, y en mis riñones sentía punzadas.
  22   Tan torpe era yo, y no entendía; era como una bestia delante de ti.
  23   Con todo, yo siempre estuve contigo; Me tomaste de mi mano derecha.
  24   Me has guiado según tu consejo, y después me recibirás en gloria.
  25   ¿A quién tengo yo en los cielos, sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra.
  26   Mi carne y mi corazón desfallecen; mas la Roca de mi corazón y mi porción es Dios para siempre.
  27   Porque he aquí, los que se alejan de ti perecerán: Tú cortarás a todo aquel que fornicando, se aparta de ti.
  28   Y en cuanto a mí, el acercarme a Dios es el bien; he puesto en el Señor Jehová mi esperanza, para contar todas tus obras.

 
Salmos 74
 
  1   «Masquil de Asaf» ¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? ¿Por qué humea tu furor contra las ovejas de tu prado?
  2   Acuérdate de tu congregación, que adquiriste de antiguo, la vara de tu heredad, la cual redimiste; este monte de Sión, donde has habitado.
  3   Levanta tus pies a los asolamientos eternos; a toda la maldad que el enemigo ha hecho en el santuario.
  4   Tus enemigos vociferan en medio de tus asambleas; han puesto sus banderas por señales.
  5   Cualquiera se hacía famoso según que había levantado el hacha sobre los gruesos maderos.
  6   Y ahora con hachas y martillos han quebrado todas sus entalladuras.
  7   Han puesto a fuego tus santuarios, han profanado el tabernáculo de tu nombre echándolo a tierra.
  8   Dijeron en su corazón: Destruyámoslos de una vez; han quemado todas las sinagogas de Dios en la tierra.
  9   No vemos ya nuestras señales; no hay más profeta; ni con nosotros hay quien sepa hasta cuándo.
  10   ¿Hasta cuándo, oh Dios, el angustiador nos afrentará? ¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu nombre?
  11   ¿Por qué retraes tu mano, y tu diestra? ¿Por qué la escondes dentro de tu seno?
  12   Pero Dios es mi Rey ya de antiguo; el que obra salvación en medio de la tierra.
  13   Tú dividiste el mar con tu poder; quebrantaste cabezas de dragones en las aguas.
  14   Tú machacaste las cabezas del leviatán; lo diste por comida al pueblo de los desiertos.
  15   Tú abriste fuente y río; tú secaste ríos impetuosos.
  16   Tuyo es el día, tuya también es la noche; tú estableciste la luna y el sol.
  17   Tú estableciste todos los términos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste.
  18   Acuérdate de esto; que el enemigo ha afrentado a Jehová, y que el pueblo insensato ha blasfemado tu nombre.
  19   No entregues a las bestias el alma de tu tórtola; y no olvides para siempre la congregación de tus afligidos.
  20   Mira al pacto; porque los lugares tenebrosos de la tierra están llenos de habitaciones de violencia.
  21   No vuelva avergonzado el oprimido; el pobre y el necesitado alaben tu nombre.
  22   Levántate, oh Dios, aboga tu causa; acuérdate de cómo el insensato te injuria cada día.
  23   No olvides las voces de tus enemigos; el alboroto de los que se levantan contra ti sube continuamente.

 
Salmos 75
 
  1   «Al Músico principal: sobre No destruyas: Salmo de Asaf: Cántico» Te damos gracias, oh Dios, gracias te damos; porque cercano está tu nombre: Tus maravillas declaramos.
  2   Cuando reciba la congregación, yo juzgaré rectamente.
  3   Arruinada está la tierra y sus moradores; yo sostengo sus columnas. ( Selah )
  4   Dije a los insensatos: No os infatuéis; y a los impíos: No levantéis el cuerno:
  5   No levantéis en alto vuestro cuerno; no habléis con cerviz erguida.
  6   Porque ni de oriente, ni de occidente, ni del sur viene el enaltecimiento.
  7   Mas Dios es el Juez; a éste humilla, y a aquél enaltece.
  8   Porque el cáliz está en la mano de Jehová, y el vino es tinto, lleno de mixtura; y Él derrama del mismo; los asientos del mismo tomarán y beberán todos los impíos de la tierra.
  9   Mas yo siempre anunciaré y cantaré alabanzas al Dios de Jacob.
  10   Y quebraré todos los cuernos de los pecadores; mas los cuernos de los justos serán exaltados.

 
Salmos 76
 
  1   «Al Músico principal: sobre Neginot: Salmo de Asaf: Canción» Dios es conocido en Judá; en Israel es grande su nombre.
  2   Y en Salem está su tabernáculo, y su habitación en Sión.
  3   Allí quebró las saetas del arco, el escudo, y la espada, y las armas de guerra. ( Selah )
  4   Ilustre eres tú; Majestuoso, más que los montes de caza.
  5   Los fuertes de corazón fueron despojados, durmieron su sueño; y ninguno de los varones fuertes pudo usar sus manos.
  6   A tu reprensión, oh Dios de Jacob, el carro y el caballo fueron entorpecidos.
  7   Tú, temible eres tú: ¿Y quién permanecerá de pie delante de ti, al desatarse tu ira?
  8   Desde los cielos hiciste oír juicio; la tierra tuvo temor y quedó suspensa,
  9   cuando te levantaste, oh Dios, al juicio, para salvar a todos los mansos de la tierra. ( Selah )
  10   Ciertamente la ira del hombre te alabará; tú reprimirás el resto de las iras.
  11   Prometed, y pagad a Jehová vuestro Dios; todos los que están alrededor de Él, traigan presentes al Temible.
  12   Él cortará el espíritu de los príncipes; terrible es a los reyes de la tierra.

 
Salmos 77
 
  1   «Al Músico principal: para Jedutún: Salmo de Asaf» Con mi voz clamé a Dios, a Dios clamé, y Él me escuchó.
  2   Al Señor busqué en el día de mi angustia; mi mal corría de noche y no cesaba; mi alma rehusó el consuelo.
  3   Me acordaba de Dios, y me turbaba; me quejaba, y desmayaba mi espíritu. ( Selah )
  4   Detenías los párpados de mis ojos: Estaba yo quebrantado, y no hablaba.
  5   Consideraba los días desde el principio, los años de los siglos.
  6   Me acordaba de mis canciones de noche; meditaba con mi corazón, y mi espíritu inquiría.
  7   ¿Desechará el Señor para siempre, y no volverá más a sernos propicio?
  8   ¿Ha cesado para siempre su misericordia? ¿Se ha acabado perpetuamente su promesa?
  9   ¿Ha olvidado Dios el tener misericordia? ¿Ha encerrado con ira sus piedades? ( Selah )
  10   Y dije: Enfermedad mía es ésta; traeré, pues, a la memoria los años de la diestra del Altísimo.
  11   Me acordaré de las obras de Jehová; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas.
  12   Y meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos.
  13   Oh Dios, en santidad es tu camino: ¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?
  14   Tú eres el Dios que hace maravillas; hiciste notorio en los pueblos tu poder.
  15   Con tu brazo redimiste a tu pueblo, a los hijos de Jacob y de José. ( Selah )
  16   Te vieron las aguas, oh Dios; te vieron las aguas, y temieron; y temblaron los abismos.
  17   Las nubes echaron inundaciones de aguas; tronaron los cielos, y discurrieron tus rayos.
  18   Anduvo en derredor el sonido de tus truenos; los relámpagos alumbraron el mundo; se estremeció y tembló la tierra.
  19   En el mar fue tu camino, y tus sendas en las muchas aguas; y tus pisadas no fueron conocidas.
  20   Condujiste a tu pueblo como ovejas, por mano de Moisés y de Aarón.

 
Salmos 78
 
  1   «Masquil de Asaf» Escucha, pueblo mío, mi ley; inclinad vuestro oído a las palabras de mi boca.
  2   Abriré mi boca en parábolas; hablaré cosas escondidas desde la antigüedad;
  3   las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron.
  4   No las encubriremos a sus hijos, contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su fortaleza, y las maravillas que hizo.
  5   Él estableció testimonio en Jacob, y puso ley en Israel; la cual mandó a nuestros padres que la enseñasen a sus hijos;
  6   para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; y los que se levantarán, lo cuenten a sus hijos;
  7   a fin de que pongan en Dios su confianza, y no se olviden de las obras de Dios, sino que guarden sus mandamientos;
  8   y no sean como sus padres, generación contumaz y rebelde; generación que no apercibió su corazón, y cuyo espíritu no fue fiel para con Dios.
  9   Los hijos de Efraín, arqueros armados, volvieron la espalda el día de la batalla.
  10   No guardaron el pacto de Dios, ni quisieron andar en su ley;
  11   antes se olvidaron de sus obras, y de sus maravillas que les había mostrado.
  12   Delante de sus padres hizo maravillas en la tierra de Egipto, en el campo de Zoán.
  13   Dividió el mar, y los hizo pasar; y detuvo las aguas como en un montón.
  14   Y los guió de día con nube, y toda la noche con resplandor de fuego.
  15   Hendió las peñas en el desierto; y les dio a beber como de grandes abismos;
  16   pues sacó de la peña corrientes, e hizo descender aguas como ríos.
  17   Pero aún siguieron pecando contra Él, provocando al Altísimo en el desierto.
  18   Pues tentaron a Dios en su corazón, pidiendo comida a su gusto.
  19   Y hablaron contra Dios, diciendo: ¿Podrá Dios poner mesa en el desierto?
  20   He aquí ha herido la peña, y brotaron aguas, y arroyos salieron ondeando: ¿Podrá también dar pan? ¿Podrá proveer carne para su pueblo?
  21   Por tanto, oyó Jehová, y se indignó: y se encendió el fuego contra Jacob, y el furor subió también contra Israel;
  22   por cuanto no habían creído a Dios, ni habían confiado en su salvación;
  23   a pesar de que mandó a las nubes de arriba, y abrió las puertas de los cielos,
  24   e hizo llover sobre ellos maná para comer, y les dio trigo de los cielos.
  25   Pan de nobles comió el hombre; les envió comida hasta saciarles.
  26   Hizo que soplase el viento del este en el cielo, y trajo con su poder el viento del sur.
  27   E hizo llover sobre ellos carne como polvo, y aves de alas como la arena del mar.
  28   Las hizo caer en medio de su campamento, alrededor de sus tiendas.
  29   Y comieron, y se saciaron mucho; les cumplió, pues, su deseo.
  30   No habían quitado de sí su deseo, aún estaba la comida en su boca,
  31   cuando vino sobre ellos el furor de Dios, y mató los más robustos de ellos, y derribó los escogidos de Israel.
  32   Con todo esto, pecaron aún, y no dieron crédito a sus maravillas.
  33   Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación.
  34   Si los hería de muerte, entonces buscaban a Dios; entonces se volvían solícitos en busca suya.
  35   Y se acordaban que Dios era su refugio; y el Dios Altísimo su Redentor.
  36   Mas le lisonjeaban con su boca, y con su lengua le mentían;
  37   pues sus corazones no eran rectos para con Él, ni estuvieron firmes en su pacto.
  38   Pero Él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; y apartó muchas veces su ira, y no despertó todo su enojo.
  39   Y se acordó de que eran carne; soplo que va y no vuelve.
  40   ¡Cuántas veces lo provocaron en el desierto, lo enojaron en la soledad!
  41   Y volvían, y tentaban a Dios, y ponían límite al Santo de Israel.
  42   No se acordaron de su mano, del día que los redimió de angustia;
  43   cuando puso en Egipto sus señales, y sus maravillas en el campo de Zoán;
  44   y volvió sus ríos en sangre, y sus corrientes, para que no bebiesen.
  45   Envió entre ellos enjambres de moscas que los devoraban, y ranas que los destruyeron.
  46   Dio también al pulgón sus frutos, y sus trabajos a la langosta.
  47   Sus viñas destruyó con granizo, y sus higuerales con escarcha;
  48   y entregó al granizo sus bestias, y a los rayos sus ganados.
  49   Envió sobre ellos el furor de su ira, enojo, indignación y angustia, enviándoles ángeles destructores.
  50   Dispuso camino a su furor; no eximió la vida de ellos de la muerte, sino que entregó su vida a la mortandad;
  51   e hirió a todo primogénito en Egipto, las primicias de su fuerza en las tiendas de Cam.
  52   Pero hizo salir a su pueblo como ovejas, y los llevó por el desierto, como un rebaño.
  53   Y los guió con seguridad, de modo que no tuvieran miedo; y el mar cubrió a sus enemigos.
  54   Los metió después en los términos de su santuario, en este monte que adquirió su diestra.
  55   Y echó a las naciones de delante de ellos, y con cuerdas les repartió sus tierras por heredad; e hizo habitar en sus tiendas a las tribus de Israel.
  56   Mas ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, y no guardaron sus testimonios;
  57   sino que se volvieron, y se rebelaron como sus padres; se volvieron como arco engañoso,
  58   y lo enojaron con sus lugares altos, y lo provocaron a celo con sus esculturas.
  59   Lo oyó Dios, y se enojó, y en gran manera aborreció a Israel.
  60   Dejó por tanto el tabernáculo de Silo, la tienda en que habitó entre los hombres;
  61   y entregó al cautiverio su poder, y su gloria en mano del enemigo.
  62   Entregó también su pueblo a la espada, y se airó contra su heredad.
  63   El fuego devoró sus jóvenes, y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.
  64   Sus sacerdotes cayeron a espada, y sus viudas no hicieron lamentación.
  65   Entonces despertó el Señor como de un sueño, como un valiente que grita excitado del vino;
  66   e hirió a sus enemigos en las partes posteriores; les dio afrenta perpetua.
  67   Y desechó el tabernáculo de José, y no escogió la tribu de Efraín.
  68   Sino que escogió la tribu de Judá, el monte de Sión, al cual amó.
  69   Y edificó su santuario a manera de eminencia, como la tierra que cimentó para siempre.
  70   Y eligió a David su siervo, y lo tomó de las majadas de las ovejas;
  71   de tras las paridas lo trajo, para que apacentase a Jacob su pueblo, y a Israel su heredad.
  72   Y los apacentó conforme a la integridad de su corazón; y los pastoreó con la pericia de sus manos.

 
Salmos 79
 
  1   «Salmo de Asaf» Oh Dios, vinieron los gentiles a tu heredad; el templo de tu santidad han contaminado; pusieron a Jerusalén en montones.
  2   Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos; la carne de tus santos a las bestias de la tierra.
  3   Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén; y no hubo quien los enterrase.
  4   Somos afrentados de nuestros vecinos, escarnecidos y burlados de los que están en nuestros alrededores.
  5   ¿Hasta cuándo, oh Jehová? ¿Estarás airado para siempre? ¿Arderá como fuego tu celo?
  6   Derrama tu ira sobre las gentes que no te conocen, y sobre los reinos que no invocan tu nombre.
  7   Porque han consumido a Jacob, y su morada han asolado.
  8   No recuerdes contra nosotros las iniquidades antiguas: Anticípennos presto tus misericordias, porque estamos muy abatidos.
  9   Ayúdanos, oh Dios, salvación nuestra, por la gloria de tu nombre; y líbranos, y aplácate sobre nuestros pecados por amor de tu nombre.
  10   Porque dirán las gentes: ¿Dónde está su Dios? Sea notoria en las gentes, delante de nuestros ojos, la venganza de la sangre de tus siervos que fue derramada.
  11   Entre ante tu presencia el gemido de los presos; conforme a la grandeza de tu brazo preserva a los sentenciados a muerte.
  12   Y da a nuestros vecinos en su seno siete tantos de su infamia, con que te han deshonrado, oh Jehová.
  13   Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, te alabaremos para siempre: De generación en generación cantaremos tus alabanzas.

 
Salmos 80
 
  1   «Al Músico principal: sobre Sosanim-edut: Salmo de Asaf» Oh Pastor de Israel, escucha: Tú que pastoreas como a ovejas a José, que habitas entre querubines, resplandece.
  2   Despierta tu poder delante de Efraín, y de Benjamín, y de Manasés, y ven a salvarnos.
  3   Oh Dios, restáuranos; y haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
  4   Jehová, Dios de los ejércitos, ¿Hasta cuándo mostrarás indignación contra la oración de tu pueblo?
  5   Les diste a comer pan de lágrimas, y les diste a beber lágrimas en gran abundancia.
  6   Nos pusiste por contienda a nuestros vecinos; y nuestros enemigos se burlan entre sí.
  7   Oh Dios de los ejércitos, restáuranos; haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.
  8   Hiciste venir una vid de Egipto; echaste las gentes, y la plantaste.
  9   Preparaste el terreno delante de ella, e hiciste arraigar sus raíces, y llenó la tierra.
  10   Los montes fueron cubiertos de su sombra; y sus sarmientos fueron como cedros de Dios.
  11   Extendió sus vástagos hasta el mar, y hasta el río sus renuevos.
  12   ¿Por qué has derribado sus vallados, de modo que la vendimien todos los que pasan por el camino?
  13   La estropea el puerco montés, y la devora la bestia del campo.
  14   Oh Dios de los ejércitos, vuelve ahora: Mira desde el cielo, y considera, y visita esta viña,
  15   y la planta que plantó tu diestra, y el renuevo que para ti afirmaste.
  16   Está quemada a fuego, asolada: ¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!
  17   Sea tu mano sobre el varón de tu diestra, sobre el hijo del hombre que para ti corroboraste.
  18   Así no nos apartaremos de ti: Vida nos darás, e invocaremos tu nombre.
  19   Oh Jehová, Dios de los ejércitos, ¡restáuranos! Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos.

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